CAPÍTULO 3

Serena no podía sacar de su mente la extraña sensación que su cuerpo sentía al recordar la magnífica imagen que tuvo de su nuevo vecino, su cuerpo,… fue tanto para ella que al pensar en esa imagen pegada en su mente la hacía imaginarse así misma con él tocando y disfrutando de sus caricias.

—¡Señorita Hernández!

—¡Si… claro que quiero… 

—¿Ahh, así que quiere el castigo entonces?. 

Serena reacciona asustada cuando ve la cara de su profesor de biología frente a ella, el profesor mota las mejillas sonrojadas de su alumna y se da cuenta de lo que estaba soñando despierta. 

—Deje sus fantasías para cuando esté en casa señorita Hernández, si se repite aunque sea nueva, la enviaré a dos horas de castigo escribiendo que “no debo soñar despierta en clases”

Todos comenzaron a reírse sutilmente haciendo que Serena se avergonzara por la advertencia de su profesor. Al salir de clases mientras caminaba por los pasillos pudo ver a Dalton a lo lejos, “parece que no es difícil para él hacer amigos y cambiar de preparatoria”

—Aquí estas. —dando un brinco de susto Serena observa a oliver. Frunce el ceño molesta —¿Porqué te fuiste anoche? Te perdiste de lo mejor de la fiesta.

—Pudrete. —escupió con rabia pero para oliver eso no fue de su agrado —¡Sueltame!... 

—Pero mira que agresiva la zorrita, no puedo imaginarte así en la cama. 

Sus palabras le causaron repulsión y Serena le dio una patada en sus partes y sin pensarlo dos veces salió despavorida hacia su última clase. “Por favor que no me encuentre con él” al salir de las instalaciones, Serena vió un auto clásico “Ford mostang” lo recordaba porque su bisabuelo tuvo uno igual, pero el auto que estaba observando se veía como nuevo, impecable

—Tú debes ser nuestra nueva vecina. 

—¡Ahh! —Serena volteó tan rápido como pudo y se lleva su mano derecha hacia su pecho por el susto que se llevó. —¡Maldición!... ¿Y tú quien… eres?

Serena se veía atraída por el extraño que tenía frente a ella, su palidez era la misma que la de Dalton y su madre, pero se veía hipnotizada por sus ojos marrones sin olvidar su seductora sonrisa ladeada “Pero que Dios griego es este”.

—¿Qué haces aquí Antton?. 

La voz de Dalton hace que Serena salga de su trance. Observa al chico malhumorado que espera una respuesta del que acaba de llamas Antton. 

—¿Acaso debo rendirte explicaciones de lo que hago,.. hermanito?.

—No me llames como si fuera un niño. —refuta molesto —Vamos que muero de hambre.

Serena se encontraba observando al hermano mayor de Dalton, su cuerpo tiembla al verlo fijamente, tenía miedo de que sus piernas le fallaran cuando lo vio acercarse a ella, siente que hay algo de él que la inquieta demasiado

—¿Quieres que te lleve?. Despues de todo, vivimos… cerca. 

Su inquietud creció al ver que no podía moverse, aprieta sus labios cuando sus ojos se posan sobre lo suyos, “¿Qué me esta pasando?” deseos,… un fuerte impulso que la hace imaginar cosas que nunca antes ha experimentado, sexo. 

—¡Serena!.... 

Al sentir la mano de su padre sobre su hombre, volteó y se dio cuenta que no había sido su imaginación. 

—Vamos. Hay que ir a casa —Serena se sorprendió al ver que Antton y su hermano ya no estaban. “¿Qué pasó?... —Hija, vamos que está oscureciendo. 

Intentando descubrir lo que había pasado, lo joven adolescente no deja de observar la casa de los Baltimore, “Era el quién estaba en la ventana” el rostro de Serena se tiñe de rojo al recordar que la había visto anoche. 

Su padre otra vez se encontraba de turno en la estación de policía así que Serena se asegura de que las puertas de su casa estuvieran cerradas, aún faltaba poco para el anochecer, tomó su laptop, su celular y se quedó encerrada en su habitación con palomitas mientras veía una película en su laptop “Cómo si fuera cierto”.  

Casi cerrando sus ojos Serena escucho voces desde su ventana que la hicieron despertar por completo, en especial porque una de ellas le fue familiar. Estaba con un chico y ambos se adentraron al bosque que rodea las pocas casas que habían. Quiso seguirlos con su vista pero desapareció curiosa de saber lo que planeaba con ese chico, tomó su celular y sus llaves para luego salir corriendo y seguirlo desde lejos pero fue difícil para ella conseguirlo ya que cada vez que lo escuchaba cerca e intentaba verlo, no podía verlo como.si estuviera huyendo de ella.

—¿Qué demonios hago aquí?. 

El frío cala su cuerpo, el miedo comienza a invadirla al ver que se estaba adentrando demasiado al bosque. Al verse perdida y no encontrar rastros de nadie decidió regresar a casa pero un grito aterrador la hizo voltear rápidamente, tragando grueso Serena se queda inmóvil al no saber que hacer “¡Estúpida corre a casa!” 

—Tonta, Tonta… 

Comenzó a caminar hacia donde provenían los gritos, se detuvo al ver una casa de dos plantas muy vieja, al intentar acercarse detuvo sus pasos cuando vio al mismo chico que vio junto Antton salir caminando hacia el bosque, su miedo crece al ver que tenía sangre sobre su camisa y su hombro derecho

—¡Oh por dios estas!... 

Serena se oculta nuevamente al ver que Antton sale caminando, las ramas crucen en el suelo con cada paso que da, se da cuenta que camina de una forma diferente a la de un hombre de su edad, un porte elegante extraño, una sombría expresión como si estuviera cazando. “¿El le hizo eso, a ese chico?” 

Serena lo reconoció como el chico que la molestaba, se sentaba detrás de ella en todas sus clases.

—Por favor… no me mate…

—Pequeña rata, ¿Crees que puedes robarle a un Baltimore?. 

El rostro de la chica palideció totalmente como una hoja en blanco cuando vio los ojos rojos de su atacante, totalmente petrificada observa como Antton se alimenta del chico, “No,… Los vampiros no existen”

Horrorizda por lo que vio, se forzó a reaccionar para salir corriendo antes de que la viera, pero se tropieza al voltear. 

—¡Mierda! —susurra. Voltea y se da cuenta que Antton ya no estaba. —¡Maldición!. 

—Querida vecina, —Serena se congela cuando ve a Antton a centímetros de su rostro —Sabes que hay un dicho que dice “la curiosidad mató al gato”.

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