Capitulo 4. — Presente.

Penelope se levantó de la banca orgullosa de su hermano, había ganado el combate, la gente vitoreaba a Carlo con alegría, está avanzo hasta las escaleras donde su hermano bajaba alzando los brazos esperando a su hermana, esta se lanzó a él, saltando y enrollando sus piernas a su caderas, abrazaba a su hermano riendo como una niña, su hermano la abrazaba muy feliz después de haber ganado su última pelea, esto a los ojos de Ares era satisfactorio verlo, ellos juntos se veían felices, eran hermanos y así lo demostraban pero ¿Que pasaba con sus padres? La intriga aumentaba por momentos cuanto más lo veía, esperaría la información con expectación.

No le quito la mirada a Penelope.

Penelope bajo de su hermano y le quito los guantes, guardándolos en una mochila que Carlo siempre traía con todo lo necesario, estos se quedaron un rato hablando con la gente, Ares debía marcharse, así que paso cerca de ellos pero por la multitud no tanto como le habría gustado, este busco la mirada de Penelope y la encontró, esta vio cómo se marchaba, Ares le hizo un gesto con la mano indicándole un adiós, Penelope solo levanto la mano tímidamente su hermano se percató de lo que sucedía y miro a su hermana curioso, después de un rato se marcharon hacia el vestuario.

Se ha despedido de ti o ha sido imaginación mía. — Dijo Carlo con una expresión confusa. — Si, Lo ha hecho. — Penelope le quitaba las vendas de las manos y le curaba las heridas, intentando que Carlo lo dejara pasar, al ver su expresión sabía que quería una explicación así que siguió hablando. — Se ha acercado a mi mientras peleabas, porque le sorprendía que estuviera aquí, supongo que ... sí conoce a Marcos estaba claro que estuviera sorprendido, solo esperemos que no se lo cuente. — Carlo rio. — ¿Y qué más da? Si ya no vamos a volver, los dos estaremos en la academia de policía, nos iremos de esa casa, estaremos más tranquilos, además, con el dinero que he sacado hoy tienes para este curso, así que tranquila, estudiaras mientras estamos allí. — A l parecer Carlo ya había pensado en el futuro de ambos, Penelope negó con la cabeza. — No ... Carlo es tu dinero, encontrare un trabajo y yo... — Carlo levanto la mano haciendo que se callara. — Penelope, harás todo eso, pero te quedaras con el dinero y estarás más tranquila, no hay más discusión. — Carlo se terminó de vestir y salieron en busca del organizador, cuando este pago a Carlo, Penelope quedo impresionada con la gran cantidad de dinero que se podia ganar por un combate, se despidieron de él pues ya no sabían cuando volverían a este lugar y salieron del sitio, se montaron en el coche y fueron a casa.

No les extraño cuando llegaron y todos estaban durmiendo, así que ellos también fueron a dormir.

Ares llego al garaje donde estaban preparando el cargamento y las motos, miro y preparo su propia moto, era una Yamaha MT-125, era una de sus favoritas para este tipo de trabajo, las tres eran negras para que los policías no pudieran diferenciarlo o saber si él estaba llevando el cargamento, siempre debían coger a uno de sus hombres antes que, a él, sus trabajos eran rápidos y eficientes, si no hubiera sido así no hubiera ascendido como lo hizo ganándose la confianza de sus hombres, aunque el negocio lo hubiera heredado de sus padres, era el mejor en esto y así lo demostraba cada día. Cuando termino dio las directrices del plan y se marchó a casa. Su gran mansión estaba a las afueras de Londres, en la parte más alta y rica, donde la policía no iba nunca, era la zona más segura ya que contaba con guardia privada y cámaras, alarmas, aunque con él se bastaba solo.

La casa estaba rodeaba de un muro de ladrillo naranja que no dejaba ver mucho del interior, la puerta de entrada era grande y de metal negro, este estaba entrelazado formando bonitos dibujos, la puerta se abrió dejándolos pasar, avanzaron por el camino ancho y recto, en el centro había una pequeña fuente, la fachada de la casa también era de ladrillo naranja, a pesar de que la casa tenía bastantes años todo estaba en perfecto estado, por la magnitud de ventanas se podía ver que era muy grande por dentro, en el lado izquierdo quedaba el gran garaje que cabían tres coches al menos, entro con la camioneta y la aparco cerrando el garaje, entro por la puerta del garaje que daba a la gran cocina, es lo único que había modificado de aquella casa tan antigua, la anterior estaba demasiado antigua para ser funcional, Ares daba mucha importancia a la alimentación, saludo a Ximena, su nana y cocinera, era como su segunda madre allí, era Italiana siempre había estado con la familia Rossi.

Ragazzo, le he dejado la cena en el frigorífico, me voy a dormir ya, no se acueste tarde mi niño, Buona Notte. — Buenas noches Ximena descanse, recuerde que mañana tu y las chicas tenéis el día libre. — Cada vez que Ares tenía un cargamento despejaba la casa, Ximena era la única que sabía por qué y se preocupaba mucho por él. — Lleve cuidado, es muy joven para esto, debería buscar una mujer, una familia. — Ve a descansar, todo estará bien. — Ximena se marchó a su habitación dejándolo solo Ares pensaba en lo que Ximena le había dicho mientras sacaba su cena y la calentaba en el microondas, mientras esperaba se apoyó en la encimera central y paso sus manos por su pelo, ¿Quién se enamoraría de él? Dedicándose a lo que se dedicaba ... Le parecía casi imposible encontrar una mujer que no lo quisiera por su dinero, sino por el mismo, nunca había pensado en algo así, siempre conseguía a alguna mujer para pasar la noche, pero nunca había pensado en tener a una a su lado de forma amorosa, no sabía porque, pero le vino a la mente Penelope, hasta su nombre lo atraía de una manera inexplicable, era una belleza que nunca se había fijado mucho, no había visto a una mujer que su naturalidad fuera tan sensual como la que Penelope desprendía, siempre se había fijado en mujeres exuberantes y morenas, rubias parecidas a muñecas pero no en alguien tan espontaneo, era más bella que cualquier mujer que había conocido y eso lo hizo preocuparse por el mismo.

En este momento el estaría pensando en cómo dar el mejor golpe mañana y no en Penelope... Necesitaba investigarla, aunque tenía un trato con Marcos iba a romperlo por ella, , quería saber más de ella, en este mismo momento, pero era un iluso si una mujer como ella de alta sociedad se fijaba en un narco con todas las letras, ella no se merecía eso, esta vida tan sacrificada a huir cada cierto tiempo, ella iba a ingresar en la academia de policía por obligación o no, lo que complicaba más las cosas, el pitido del microondas, lo desvió de sus pensamientos, este borro todo lo que había estado pensando, era imposible que algo así sucediera, debía dejar el tema y dejarla tranquila, no estaban destinados ... Quizá ya no se volvería a cruzar con ella, debería olvidarse de ella.

Penelope abrió los ojos pues el sol que entraba por su ventana le molestaba, se dio la vuelta intentando dormir un rato más, pero iba a ser imposible su hermano entro en la habitación y se tiro sobre ella aplastándola, Penelope se quejaba debajo de él. — Vamos debemos ir a la universidad, debes coger plaza y debemos ir a por los libros, mañana nos vamos a la academia a las cuatro de la mañana. — Carlo lo dijo rápido esperando la reacción de su hermana, Penélope se levantó sobresaltada. — ¿¡A las cuatro!? — Así es, así que andando. — Este salió de su habitación riendo para que Penelope se preparara, Penelope bufo fue a su armario sin ganas, eligió una camisa blanca de manga larga con una falda corta de cuadros con tablas naranja, un jersey de lana también naranja, pero este no llevaba mangas y tenía un escote en pico, con esto elegido se fue a darse una ducha rápida, salió con rapidez y se puso la ropa interior blanca y la ropa, termino su atuendo con unos calcetines altos a media pierna y unas zapatillas blancas. Se sentó en su tocador y se maquillo sencilla, un poco de colorete y rímel, se aplicó un gloss rosado, soltó su cabello largo, este le brillaba porque le estaba dando el sol, solo se hizo un moñete y lo demás lo dejo suelto, cogió un pequeño bolso blanco y guardo sus pertenencias, bajo en busca de su hermano que ya estaba desayunando, esta cogió una manzana guardándola en su bolso, su hermano, se levantó rápidamente dando el ultimo bocado a su desayuno y se disponían a marcharse cuando su madre intento hablarles. — Chicos ... ¿Dónde vais tan temprano? — Estos dos la miraron sin creer que se interesara por ellos, Penelope se dirigió hacia la puerta sin decir nada, Carlo si le contesto. — Vamos a dar una vuelta mañana nos vamos y estaremos sin tiempo libre solo ... aprovechamos. — Su madre asintió y le susurro que llevaran cuidado Carlo salió por la puerta dejándola sola, esta con amargura se quedó parada en medio de la cocina, sabía que había perdido a sus hijos hace mucho pero no era tan fácil cuando la vida de sus hijos estaba en juego, Marco tenía muchos trapos sucios, sus negocios eran turbios y luego estaba la mafia, ella había intentado llevarse a sus hijos, pero Ares y su padre también tienen mucho que ver en eso...

Estos se subieron al coche y no dijeron nada sobre lo que acababa de ocurrir, Penelope saco la manzana y le dio un bocado, lo que no habían visto era la camioneta negra que estaba aparcada justo delante de su casa, en la sombra se encontraba Ares de nuevo, que quedo más asombrado al ver el atuendo de Penelope, estaba preciosa, este carraspeo desviando sus pensamientos, ya tenía en su poder toda la información sobre los Harrison, dejo la carpeta a un lado, guardándose en su agenda de contactos el número de Penelope, se marchó a un lugar donde pudiera desayunar si la mirada indiscreta de otros y así poder leer todo bien.

Penelope pudo pagar todo lo que necesitaba para empezar con el curso la próxima semana, aunque estuviera en la academia, ahora solo debía buscar un trabajo para poder mantenerse, así que su hermano la llevo de cafetería en cafetería hasta que encontró uno en un Starbucks, contentos por haber conseguido todo hoy, se fueron a comer juntos y decidieron pasar todo el resto del día en casa, simplemente no haciendo nada.

Los dos hermanos veían la tele cuando un alerta salto a las siete y media en la radio de su padre, este no estaba en el salón así que no la pudo escuchar, Carlo se levantó y fue en busca de su padre que estaba en la cocina junto a su madre, hablando por teléfono muy acalorado, este se quedó un poco escondido escuchando la conversación, mientras que Penelope se había quedado en el salón escuchando la radio.

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