Capítulo 5

Bryce se estiró un poco, y se levantó de la silla. Tenía al menos tres horas de estar trabajando, y ya eran las  ocho y media. Había quedado con Nicole que desayunaría después de las ocho, o eso creía. “Bueno, en caso de que todavía no haya hecho el desayuno, comeré cualquier cosa, porque tengo mucha hambre” se dijo. Pero cuando subió el olor a café recién hecho y a huevos revueltos con tocino, se sentía por todo el lugar.

—Buenos días, Nicole.

—Buenos días, ella lo saludó—ya casi está el desayuno. Por favor tome asiento y en un minuto le sirvo.

—Está bien— ¿Y cómo dormiste?

—Muy bien. No puedo negar que sea maravilloso despertar y que lo primero que uno escuche sea el canto de los pájaros.

—Sí, es cierto. De las mejores cosas que hay. Este lugar me gusta por eso; es muy tranquilo y alejado de todo.

— ¿Este lugar es de su familia desde hace mucho?

—Era de la familia de mi padre—dijo en tono adusto—cuando mi madre murió nuestros abuelos nos trajeron para conocerlo, y desde entonces se volvió como un parque de diversiones para mi hermano y para mí. Solíamos jugar aquí y divertirnos hasta más no poder. Y eso es lo que quiero para mis hijos si los tengo algún día.

Nicole lo observó desayunar, mientras atendía mensajes de texto o veía correos. Luego hizo mala cara—Creo que voy a necesitar que busques uno documentos de la firma Dante, los que estuvieron en la última reunión conmigo, antes de viajar para acá.

—Los recuerdo.

—Y si puedes llevar esos documentos a mi estudio, te lo agradecería. También voy a  necesitar que hagas algunas llamadas.

—Por supuesto—respondió ella diligentemente.

Él miró a la bebé— ¿Podrás hacerlo con tu hija en brazos?

—La pondré en un corral y haré eso inmediatamente. ¿Hay algún lugar donde necesite que haga todo esto, o puede ser aquí en la cabaña?

—Donde te quede mejor, lo importante es que hagas esas llamadas hoy mismo—cargó a la niña de repente dejándola con el corazón en vilo. Conocía a Chloe, esas cosas no le gustaban y menos de gente que no conocía bien. Se preparó para el grito que daría la bebé, pero este jamás llegó— ¿Qué te parece si Chloe y yo damos una vuelta? Seguro le gustará, y cuando regresemos estará más que relajada. Incluso puedes aprovechar el tiempo para adelantar lo que debas.

 La bebé estaba tranquila y lo miraba entusiasmada como si supiera de lo que él hablaba. Los pequeñines a veces veían la energía de las personas, mejor que los adultos, y lo que fuera que ella estaba viendo, le agradaba.

—Yo…—ella no sabía que decir. Jamás le había dejado a alguien a su pequeña. Pero antes de que dijera algo, ambos se fueron felices como dos buenos amigos que se conocían de toda la vida. Su Chloe iba riendo de oreja a oreja, y solo la miró un breve instante como diciendo “Tranquila mami, todo estará bien”

*****

Nicole comenzó adelantando las llamadas y algunos archivos que su jefe le había pedido. Pero era imposible concentrarse del todo sabiendo que su niña estaba con otra persona que no era ella. No desconfiaba de él, sabía que no era un mal hombre, y no le haría daño a Chloe. Sin embargo, su pequeña tenía un temperamento fuerte y cuando ya se aburría, sus pulmones se dejaban escuchar por todo lado. Nicole decidió trabajar mejor desde el estudio de Bryce porque era más cómodo. Ya llevaban media hora y de vez en cuando ella se asomaba a ver dónde estaban.

Como si supiera que ella estaría más tranquila si los estaba viendo, Bryce todo el tiempo estuvo paseando a la bebé en una parte donde sabía que ella podía observarlos. Nicole se asomaba de vez en cuando por la ventana, veía a la niña feliz y riendo, y volvía a sus tareas. Terminó de hacer la última llamada y escribió su informe, para luego ir al estudio y dejarlo imprimiéndose. De allí se fue enseguida a la puerta principal donde observó más detenidamente a Bryce y a Chloe. Hablaba con ella, y le señalaba un lago artificial donde tenían peces de colores. Se veían cómodos los dos. Él la sujetaba como si lo hubiera hecho toda la vida, y le hablaba con gestos suaves, y aunque no escuchaba su tono de voz, sabía que también era muy suave para no asustarla. Ella lo miraba y reía ante lo que él le decía, y parecía estar muy concentrada en aquella conversación.

Es que si le hubieran dicho que ese era su jefe, ella habría tildado de loco al que fuera. Porque el hombre imponente, vestido de punta en blanco y peinado pulcramente, que iba a la oficina todos los días. Ese que algunos tachaban de ogro cuando se molestaba y que no admitía errores, ahora se mostraba como alguien totalmente opuesto. ¡Y que Dios la ayudara! Porque  ella le gustaba ese hombre que veía ahora.

En algún momento la niña comenzó a tocar su cabello como si fuera lo más interesante del mundo. Él le dijo algo, e hizo una cara chistosa, que la hizo reír y luego juntar su cabecita con la de él. Entonces el besó su frente en un gesto completamente inesperado para Nicole. Era lindo verlo portarse tan afectuoso con su bebé y le llamó la atención que no se hubiera casado y tuviera hijos, pues parecía algo muy natural para él.

Bryce escogió ese momento para voltearse como presintiendo la mirada de ella. La saludó y le hizo señas para que se acercara.

—Veo que la están pasando bien—le comentó.

—Oh si, Chloe es una excelente compañía.

La boca de Nicole se curvó en una sonrisa ante aquella afirmación —He dejado los archivos en el estudio y ahora se están imprimiendo algunas hojas con la información de los adelantos en la campaña de Calvin Klein.

—Muy bien. Me encargaré de leerlos más tarde.

La niña extendió los brazos a su madre—Creo que ya se cansó de mí—dijo Bryce fingiendo tristeza.

—No lo creo—sonrió—de hecho estoy algo celosa. Hasta ahora siempre he sido yo, a la que le da sus más lindas sonrisas y con la que siempre quiere estar. Realmente me ha sorprendido que haya estado tanto tiempo contigo y no se haya echado a llorar. —de repente se dio cuenta de lo que había hecho—Oh perdón señor Powell, no quise hablarle de tu.

—No te disculpes. Quiero que lo hagas. Me siento extraño escuchándote decirme señor Powell cuando solo estamos tú y yo en esta enorme casa.

— ¿Está seguro?

—Lo estoy. Podemos dejar los formalismos para la oficina.

—Está bien, gracias.

— ¿Te gustan los peces?—preguntó de repente.

—Solo si están vivos y en un estanque como esos.

— ¿Y si están fritos en un plato?—la miraba divertido.

—Oh bueno…entonces no—ambos se echaron a reír.

—Te quería invitar a pescar, pero ya veo que no será una actividad que disfrutes mucho.

—No lo creo. Pero estamos en un lugar precioso. Cuando no estés trabajando y quieras caminar, podemos hacerlo. Sé que a Chloe le encantará también.

Ambos se quedaron en silencio y el momento se hizo algo incómodo.

—Bueno…tengo que volver a trabajar.

—Oh si…por supuesto—ella no supo por qué, pero no quería que se fuera. Le habría gustado estar más tiempo allí con él.

                                                           *****

Pasaron dos semanas y tanto Nicole como Bryce habían adquirido una especie de rutina. Él se levantaba muy temprano y siempre tenía su café listo en la máquina. Después trabajaba un largo rato y cuando veía que eran más o menos las ocho y media subía para desayunar con Nicole y con Chloe. Después leía el periódico, veía sus correos y volvía a su estudio.

En la tarde casi siempre el seguía de largo y ella le dejaba algo en la cocina para calentar cuando sintiera hambre. Pero la hora de la cena, era la mejor, pues ambos comían juntos y podían hablar un rato, hasta que ella veía la hora y se disculpaba por tener que irse. Por lo general esa era la hora en la que Chloe tenía sueño y Nicole iba a acostarla. Era una rutina organizada y bastante tranquila, que definitivamente él disfrutaba.

Tenía dos campañas que hacía en conjunto con su grupo creativo, y la mayor parte del tiempo estaba conectado en video llamadas hablando de lo que habían adelantado. Se sentía satisfecho porque habían sido días de mucho provecho y sabía que sería así desde que tomó la decisión de irse a las afueras de la ciudad. El aire libre y la vegetación, eran detonantes perfectos para su inspiración cuando quería de verdad impactar en campañas tan importantes como en las que estaba trabajando.

Sin embargo no podía negar que muchas veces mientras trabajaba se encontraba pensando en Nicole y en la pequeña. Preguntándose que estarían haciendo a esa hora. Seguro estarían jugando un rato, o tal vez la niña dormía, y ella había salido a caminar un poco por la propiedad. De repente dejó el lápiz que tenía en sus manos y fue hacia la puerta. Había trabajado bastante y podía darse un pequeño descanso, así que saldría un rato a despejarse.

Pasó por la cocina y no vio a nadie, luego salió y tampoco. Se imaginó que tal vez descansaba un rato con su hija, en la cabaña de huéspedes. No quiso interrumpir, así que  fue a caminar un poco. Cuando regresaba, a la casa, escuchó gritos y risas y fue a ver de qué se trataba, Venían de la piscina y escuchó claramente a Nicole alentando a Chloe para que moviera sus piernas. Cuando llegó allí se encontró con un cuadro que no esperó ver.

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