Gabriel

Los días pasaban y Boris seguía encerrada bajo la tierra, atada a los caprichos de su maestro Luzbel. Había veces en las que la muchacha se detenía a observarlo, percatándose del intenso dolor que el emo sentía. 

Boris solía sorprenderlo con la mirada perdida, fija en la nada cargada de un intenso dolor. Eran esos los momentos en que su desesperación cedía y podía conversar con Luzbel como las personas civilizadas que eran.

Boris se vió obligada a usar la ropa que allí había, pero elegía las oscuras. Ese día tuvo que colocarse una de las camisas rojas que había allí. En verdad se sentía extraño con ese color. 

Tenía tanto frío que se colocó el pulover rojo por ser el más calentito. Pero cuando Luzbel la vio, sus ojos se humedecieron con las lágrimas. 

Corrió a ella y la abrazó con tanta ternura que Boris se sorprendió, sentía que la acariciaba por cada sector de su cuerpo incomodándola. 

— Perdoname....por favor mi amor...fue mi culpa. Todo fue mi culpa...por no....por no cuidarte mejor....mi amor.

Le susurraba Luzbel con un dolor tan grande que a Boris le partía el alma. Fue en esos momentos en que lo sintió, muy dentro suyo , en lo más profundo de su propio ser, lo pudo ver con los ojos su alma.

En un sector de su mente rodeado de luz y tranquilidad, reflejado por el alma de Boris, allí se encontraba Gabriel de pie frente a Boris. 

Gabriel vestía un elegante pantalón negro, camisa roja y campera roja y negra. Sus rubios cabellos estaban alborotados. Se encontraba pálido y cansado. 

Tenía pocas fuerzas, como si hubiese estado luchando contra un poderoso enemigo. Lo miraba con gran tristeza y desolación. Lloraba, eso Boris podía notarlo. 

— ¿Gabriel? — él asintió con la cabeza — ¿Estás....dentro de....de mí? — él volvió a asentir con la cabeza — ¿Qué sucedió? ¿Por qué estás en mi cuerpo? ¿Acaso tú....planeas matarme? — para alivio de Boris, vió que Gabriel negó con su cabeza.

La luz del mismo Boris envolvió a Gabriel devolviendole las energías perdidas. Visiblemente fue notorio su cambio, la palidez abandonó su rostro y su respiración se normalizó.

— Gracias Boris, muchas gracias.

— ¿Por qué me agradeces?

— Me salvaste, me cobijaste en tu cuerpo y me protegiste. Tu luz me curó las múltiples heridas y me drvolviste la fuerza. Tengo mucho que agradecerte....hija.

—¿Hija? 

— Soy tu padre, soy Gabriel tu padre biológico hija. — Aquello asombró a Boris — Pude ver tu vida desde aquí en tus recuerdos. Lo lamento hija, no sabía de tu existencia. 

— ¿Cómo....?

— Tu madre trabajaba en éste teatro, podrás ver sus fotos entre los recuerdos de Luzbel. Ella....ella me violó más de una vez ¿sabes? 

— ¿Por qué te hizo eso....papá?

— Para alejarme de Luzbel. Quería traumarme, pero no funcionó y terminó siendo despedida de éste lugar. Nunca más la volví a ver.

— ¿O sea que....soy producto de tu violación? ¿Mi existencia te ocasionó intensos dolores y traumas.....papá? 

Comenzaba a llorar, le resultó tan injusto aquello, pero Gabriel negó con la cabeza. 

— No hija, nada tienes que ver con mi dolor. De haber sabido de tu existencia yo habría ido a buscarte. Lamento por lo que pasaste hija, y por lo que ahora Luzbel te está haciendo. Pero él....él solo desea volver a mí.

— Él te ama a tí papá, lo sé pero....pero....me secuestró y...me tiene encerrada....por dios papá ayúdame.

—Lo sé hija pero....deseo estar a su lado.

— Papá por favor, me estoy enloqueciendo además yo...

— Amas a Miguel, lo sé. 

—¿Me ayudarás entonces? 

— Si hija, pero antes debo hablar con él. 

— No me controles por favor.

— Descuida, no volveré a anular tu conciencia.

— ¿Entonces fuiste tú....?

— Si, lo siento pero necesitaba volver a Luzbel. No estás loca Boris

Boris sabía lo que su padre sentía y viceversa debido a que compartían un mismo cuerpo. Gabriel al haberse recuperado del todo, tomó el control aflorando a la superficie pero permitiendo que su hija vea y escuche todo. 

Por eso cuando Luzbel la abrazaba y le pedía perdón mientras la acariciaba, el dolor del emo le llegó a su misma alma.

"Papá por favor, no soporto que me toque así. Detenlo Gabriel, por favor te lo pido".

"Tranquila hija"

Gabriel detuvo a Luzbel sujetándole la mano mientras lo apartaba de ese cuerpo. Lo miró a los ojos perdiéndose una vez más en esos oscuros y aterciopelados ojos. 

— Gabriel, mi amor. No la lamentes más. Nada de lo sucedido fue tu culpa ¿entiendes?

—¿Gabriel? — preguntó asonbrado el emo y el rubio asintió con la cabeza — Lo sabía, pude percibir tu presencia en esta muchacha. 

— Te amo Luzbel, siempre te amaré y deseo volver a tí mi amor solo que...desconozco la forma de conseguirlo. 

—Tu cuerpo mi amor, está intacto.

—¿Qué dices?

— Lo encontré esa noche y con solo verlo me pude dar cuenta que fuiste emboscado y obligado a dejarlo .

— Sus malditos conjuros me arrancaron de mi cuerpo — dijo el rubio llorando — Quisieron aprisionarme en una vasija sagrada pero senti a ésta muchacha cerca. Por aquel entonces Boris tenía seis años. Su espiritu es muy poderoso y su luz intensa. 

— Así fue como escapaste entonces

— Si, la luz del espiritu de Boris me guió a ella salvandome. Me cobijó en su interior y me protegió. 

Gabriel le contó cómo se sintió todos esos años y cómo estaba en esos momentos. Luzbel lo abrazó con fuerza mientras lo escuchaba.

— Pero debes dejarla ir mi amor

— ¿Qué dices?

— Ella no es yo

—Te perdí una vez, no volveré a perderte. Además debo indagar cómo hacer para regresarte a tu cuerpo.

— Está bien que hagas eso, pero libera a Boris. Por favor

—¿Por qué me pides eso?

– Porque ella es mi hija

Luzbel quedó en una pieza al oír aquello. 

—¿Fue por....aquel secuestro?

— Si

— Te violó durante esos dos días que te tuvo encerrado ¿cierto?

— Si 

Luzbel la abrazó con fuerza y la besó. En ésta ocasión Boris no pudo hacer nada porque no solo Luzbel la dominó sino Gabriel también lo hizo impidiendole salir. Súbditamente la encerró, para que no intervenga. 

"¡No! ¡Padre no me hagas ésto! "

"Lo siento Boris pero amo y deseo a Luzbel con cada fibra de mi ser".

"¡Por dios no!"

"Duerme hija, dejanos a Luzbel y a mi solos"

"¡No! ¡Es mi cuerpo maldita sea!"

Pero Boris nada pudo hacer y su conciencia fue anulada. No supo nada más. Cuando Gabriel se hubo adueñado del cuerpo de su hija otra vez, se volvió más hambiento e insaciable.

Ambos se deslizaron a la cama donde tantas veces se amaron y ahora se amarían una vez más. Ambos estaban necesitados el un del otro mienttas que Boris gritaba y suplicaba a su padre Gabriel que se detenga.


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