Capítulo 1.

No hay nada peor que el síndrome del corazón roto.

Odio el amor en todo su esplendor.

¿Por qué fui tan ilusa?

Tres malditos años de mi vida estuve al lado de un hombre dándole mi completo amor y dedicación para que el muy bastardo me engañara con media población femenina de Chicago, Jacob Park rompió mi corazón por completo, dudo que alguien pueda unir cada una de sus piezas. No pienso ser tan ilusa para volver a confiar en ningún espécimen masculino, todos son iguales, cortados por la misma tijera, es por lo que de ahora en adelante me dedicaré a disfrutar del trabajo y de usar a los tipos como ellos hacen con nosotras, no pienso caer en las garras de ningún hombre voy a vivir la vida a pleno sin problemas y prejuicios.

Después de quince días en exilio en Milán, ahogando mis penas en la semana de la moda, siendo una fría y cínica persona era momento de volver a mi país, aunque no quería debía enfrentar la realidad, además necesito un poco de amor de mis locos amigos. Ellos infinidades de veces me advirtieron que Jacob no era el tipo de hombre que necesitaba en mi vida, pero cuando una confía en su pareja y sobre todo está enamorada de él, las palabras de mis amigos las sentía como una especie de complot contra mi felicidad, eso me hizo alejarme de ellos varias veces.

¡Que ilusa!                                                                                  

Cuando bajé del avión, note que tenía el celular apagado y la verdad me asuste al prenderlo encontrando doce llamadas pérdida de Juliana, que automáticamente marque su número.

Algo andaba mal.

— Juli — digo apenas atiende. Juliana Anderson, es una de las mejores personas que Isabel pudo integrar a nuestra vida, la conoció en el mismo lugar de trabajo, ella es nuestra hermana perdida y somos unidas desde el momento en que nos conocimos.

Cata — dice angustiada. — Izzy está en el hospital — mi mundo se detiene al escuchar sus palabras.

Isabel es mi mejor amiga de toda la vida, nos criamos juntas porque nuestros padres eran muy cercanos. Ella es mi fortaleza y yo la suya, cuando me di cuenta de la injusticia que los señores Clayton quería hacer con mi amiga, no dude ni un segundo en sacarla de Los Ángeles para impedir ese insulso matrimonio arreglado al cual querían condenarla.

— ¿Qué pasó Juliana? — pregunto asustada.

Solo salí del país dos semanas, ella se había preocupado por mi estado de ánimo que todas las noches no podía salir de fiesta sin antes recibir sus llamadas preguntando como estaba o escuchando sus quejas de su estúpido jefe. La última vez que hablamos fue hace tres días, la llame varias veces, pero supuse que estaba lidiada con su trabajo y es por lo que no podía devolver mis llamadas.

No lo sé, Cata — solloza. — Nuestro jefe me acaba de llamar diciendo que está en el Hospital Central de Chicago — me informa con rapidez.

Al cortar la comunicación, no dude en tomar el primer taxi que tuve cerca, necesitaba llegar a ver como estaba mi mejor amiga, porque las respuestas de Juliana no decían nada. Nadie sabía con exactitud que le sucedía y eso me asustaba. Iba en mi mundo pensando en los años de amistad que tengo con la rubia de mi amiga, somos inseparables, la única que la cuida desde que su hermano Jayden se fue a vivir a España. Isabel es mi familia desde el momento en que mis padres dejaron este mundo luego de un trágico accidente, no tengo a nadie más y siempre hemos sido nosotras solas contra el mundo.

Entre desesperada al hospital, siguiendo la indicación de la recepcionista buscaba el cuarto donde Isabel estaba internada. La figura de un hombre vestido de traje y con cara de preocupación igual a la mía llamo mi completa atención. Lo reconocí, porque lo he visto en algún evento que hemos coincidido o de esas revistas de la prensa amarillista donde hablaban del gran arquitecto de Chicago que no solo enamoraba con su trabajo, sino que su belleza era un arma de doble filo.

— ¿Eres Nicholas Salvatore? — pregunto al acercarme. Me observo algo desconfiado, pero luego movió su cabeza afirmando a mi pregunta. — jefe de Isabel — agrego para terminar de confirmar mi suposiciones.

 — Soy su novio — declara tomándome por sorpresa.

¿Novio?

¿Cuándo sucedió todo esto?

La última vez que hablé con mi mejor amiga, solo escuché cosas malas de su jefe, que lo odiaba por ser un narcisista malhumorado y que si pudiera matarlo no iba a dudar en hacerlo. Pero al parecer las cosas no eran tan así, siempre sentí que entre ellos había demasiada tensión sexual y es por lo que ambos decían que no podían soportarse mutuamente.

— No tenía idea que son novios — frunce su ceño desconcertado. — perdón Catalina Duran, su mejor amiga — tiendo la mano en forma de presentación. —Juliana no supo decirme que sucedió, ¿podría explicarme? — le pido preocupada.

— No se — suspira. — no estaba por ir a la oficina hoy, pero algo me llevo a hacer todo lo contrario, cuando subí al piso donde trabajamos, la encontré tirada en el suelo y con esas jodidas marcas …

— ¿Qué marcas? — consulto nerviosa.

Sus ojos claros me observan con impotencia. — La estrangularon hasta el límite de dejarla inconsciente — me cuenta dejándome completamente helada por su relato.

— ¿Sabe quién lo hizo? — murmuro.

— Por el momento no, ni siquiera quiero moverme de su lado porque quiero respuestas, ella debe saber quién la ataco — acota suspirando.

Solo había una sola persona que quería dañar a Isabel y algo me decía que él estaba detrás de todo esto.

 — ¿Su empresa tiene cámaras de seguridad no? — asiente desconcertado a mi pregunta. — Por favor necesito que me muestre las grabaciones, si mi intuición no me falla tengo un presentimiento de quien puede estar detrás de todo esto — digo cabreada.

Si ese hijo de puta de Antonio nos había encontrado no iba a dudar de nuevo en subir a mi mejor amiga en un avión e irnos bien lejos, no dejare que le vuelvan a hacer daño, no de nuevo.

— ¡Que! — grita Nicholas a mi lado. — Quiero saber ahora mismo quien le hizo esto a mi novia porque lo pagara demasiado caro — sentencia con seguridad.

— Espero no estar equivocada, solo existe una sola persona que quiere hacerle mal a Izzy y ese es su exnovio — comento bufando. Maldigo el maldito día que el padre de mi amiga puso en su vida al infeliz de Antonio, solo arruino gran parte de su juventud tratándola de la peor forma.

La cara del jefe de mi amiga se deforma, la mirada de furia que tiene es difícil de explicar con exactitud. — Señorita Duran, un amigo mío vendrá para acompañarla hasta mi empresa y pueda ver las cámaras de seguridad y si es como dice hoy mismo meteré a ese bastardo tras las rejas — sentencia furioso.

Nunca había visto un hombre tan seguro de sus palabras y sobre todo que busque cuidar a mi amiga como lo estaba haciendo, podía decir que en primera instancia Nicholas Salvatore, comenzaba a caerme bastante bien.

Este hombre no paraba de caminar y maldecir por el pasillo de ese hospital, no podíamos verla todavía y eso nos estaba poniendo bastante intensos a ambos.

— Puede quedarse quieto — le pido molesta.

Bufa y toma asiento a mi lado, ambos estamos preocupados por ella. — Lo siento — pasa sus manos por el cabello desesperado. — Necesito verla para asegurarme que este bien, nadie nos dice nada — agrega suspirando cansado.

Lo miro a la cara buscando indicios de alguna mentira, pero solo veía su preocupación, seguía sin poder creer que ese hombre sea el que Isabel tanto se quejaba todos los días. Definitivamente debía tener una ardua conversación con mi mejor amiga.

¿Cómo puedo ocultarme esto?

Tal vez recién empezaban, Izzy no es una chica de relaciones ocasionales y para que este hombre jure y perjure que son parejas llevaban varias meses juntos, ahora mi lado curioso quería saber cómo pasaron del supuesto odio a ser novios, en menos de quince días que estuve ausente.

La verdad en cierto punto perdí la noción del tiempo, estuvimos en silencio hasta que la voz de un hombre provoco que vuelva a la realidad y por eso levanté mi vista para toparme con los ojos curiosos de ese desconocido. Su intensa forma de mirarme, sus ojos color cafés me dejaron sin palabras, ellos hablaban, pero no dejaba de observarme, su cabello castaño, ese traje azul que le asentaba tan bien y su prominente nuez de Adam que solo daban ganas de pasar mi lengua por ese lugar …

¿Qué demonios sucedía conmigo?

— Ella es Catalina Duran — nos presenta Nicholas. El desconocido tiende su mano y la acepto, un grave error porque todo mi cuerpo recibió una descarga eléctrica ante ese simple toque que nos dejó a ambos completamente sorprendidos.

— Julián De Luca — se auto presenta sin dejar de mirarme con esos intensos ojos color café.  

Me sentía confundida y rara con su presencia, debía comenzar a tranquilizarme porque no podía volver a caer en los encantos de otro hombre, está claro que él no iba hacer la excepción a mi propósito.

— Es la mejor amiga de Isabel, quiero que la lleves a la Constructora, la gente que se encarga de las cámaras de vigilancia los están esperando para que verifiques …

— ¿Podrían contarme algo más? — interrumpe su amigo frunciendo el ceño.

— Catalina tiene cierta teoría que el que ataco a Isabel fue su exnovio. Es por lo que quiero que vayas con ella, si son ciertas las suposiciones quiero que esta misma tarde se esté pudriendo en una celda — sentencia Nicholas con contundencia.

— ¿Eres abogado? — consulto.

— Uno de los mejores abogados penalistas de Chicago — afirma provocando una media sonrisa de mi parte, debido a su petulante arrogancia.

Con elegancia me guía a su auto último modelo, abre la puerta para que ingrese, mostrando su porte de caballero y sin decir nada se incorpora en la avenida rumbo a Constructoras Salvatore, el lugar de trabajo de mi amiga.

— ¿Te encuentras bien? — pregunta sacándome de mis pensamientos.

— No — musito con muchas ganas de llorar. — Mi mejor amiga está en un maldito hospital — ahogo un sollozo, no me había dado cuenta de que ya estábamos estacionados en el subterráneo de la Constructora Salvatore.

Tomo mi mano. — Oye, tranquila, linda — con delicadeza pasa su pulgar por mi mejilla limpiando mis traicioneras lagrimas — tiene al mejor doctor a su lado, Nick cuidara de ella mientras no estamos y nosotros pondremos un bastardo detrás de la rejas, no llores más, Catalina — solo asentí a sus palabras mirando a sus ojos me daba la certeza que no mentía.

— Gracias — digo apenada por el bochornoso momento.

— No

 es nada linda, ahora entremos para confirmar los hechos — nos bajamos del autos rumbo a la central de seguridad de la empresa.

Mas de una mujer suspiro al verlo entrar, sin dudas es un conquistador nato, su belleza es impresionante y sin dudas es un mujeriego con todas las letras, desde lejos se podía notar que le encanta que las mujeres caigan rendidas sus pies.

Como sospechaba el maldito bastardo de Antonio había atacado a mi mejor amiga, el muy desgraciado la estrangulo sin compasión. Como dice el refrán, una imagen vale más que mil palabras, gracias a esas benditas cámaras de seguridad todo quedo absolutamente grabado, no iba a poder salir ileso de esto. Nadie lo iba a permitir. Con solo mostrar la filmación a la policía dieron la orden de captura, ahora podía estar un poco más tranquila, de igual forma no permitiría que se vuelva acercar porque no dudaría en matarlo con mis propias manos.

— Eres mucho más linda con una sonrisa — acota Julián. Ambos estábamos nuevamente en el Hospital Central, ansiaba ver a mi amiga. Ante su halago me limite a rodar los ojos, no me equivocaba es un galán. — Y mucho más sexy ignorándome — agrega con diversión.

Lo miro a los ojos. — Lo sé, De Luca — acoto siguiendo su juego.

— ¿Qué piensas de mi lindura? — inquiere deteniendo nuestros pasos.

Lo miro detenidamente y sonríe solo paga seguir con sus jueguitos de seducción. — Nada mal, tienes unas belleza muy …

Sonríe. — Lo sé, todas mueren por mi — comenta con arrogancia.

— Vaya ego, lástima que cada cosa que digas son inmunes para mí, lindo — le contesto con la misma arrogancia que él estaba utilizando.

— Ninguna mujer me había rechazado — dice serio. Quería reírme de su cara, pero estábamos en un hospital y había que respetar el lugar público en donde nos encontramos.

— Siempre hay primera vez para todo, abogado — acoto divertida. Me encanta su cara desencajada, observo la entrada del hospital y veo a Jacob entrar. ¿Qué demonios hacia mi ex acá? — ¡Mierda! — exclamo sin poder creerlo, de todos los lugares que hay en esta jodida ciudad y venía a este, la verdad no estaba lista para enfrentarlo como se debía. — Bésame — le ordeno a Julián. El me mira sorprendido, pero no me importaba nada, no quería ver a mi ex en este jodido momento.

— ¿Qué? — cuestiona confundido.

Pobre de él, no tenía a nadie más cerca y lamento usarlo como lo estaba por hacer en ese preciso instante.

— Que me beses, hombre — repito. Julián seguía sin hacer nada, por lo que tome su corbata para acercarlo y en puntita de pie para llegar un poco a su altura junte mi boca con la suya, él ni lerdo ni perezoso se apegó mucho más a mi cuerpo y comenzó a besarme de una manera tan intensa que no podría describirlo. Su labios y lengua se movía acoplados a los míos de una manera única, esto sí que es un buen beso, del cual no quería terminar, pero no podía seguir con esto.

Cuando nos separamos, supe que este beso sería un gran problema.

— No eres una excepción, eres una completa perdición — murmura muy cerca de mis labios.

¡Mierda!

Quería volver a besarlo.

No me atreví a contestar porque no tenía idea que decirlo, había complicado las cosas con el mejor amigo del novio de mi mejor amiga. Parecía un trabalenguas, pero definitivamente la complique en todos los sentidos. Con la poca dignidad que tengo comienzo a alejarme de él, lo necesito muy lejos, no podía permitir caer otra vez ante un vil mujeriego, me he prometido estar sola, descubrir un poco la vida sin ataduras disfrutando el momento, Julián sin dudas no iba ser la excepción a mi propósito de total soltería.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo