Capítulo 1

Siempre he odiado el verano, pero en este año lo odio más que nunca. Odio que mis padres quisieran mudarse de Geneva para comprar un hotel en el estado de Uri, y como si eso no fuera lo peor, mudarnos precisamente a un pueblo tan pequeño y aburrido como lo es Altdorf.

Estoy parada en el balcón de una de las habitaciones del hotel.  Juego con una de las ligas que tapan una de las cicatrices de mis muñecas, ya no se notan tanto como antes.

Fijo mi vista al frente, lo que veo es el banco y el correo, doy un respiro antes de volver a entrar a la habitación que estoy limpiando.

El viento frío se cuela por las ventanas, y no es de extrañar; Suiza es un país muy frío y casi siempre llueve.

 —Y eso, que apenas estamos a inicios de agosto—dije para mi misma. 

Cierro  las puertas del balcón y termino de organizar la habitación.

Este hotel se la pasado lleno de turistas y toda esa gente que baja de las montañas.

«Es raro que las personas quieran visitar a un pueblo tan aburrido y hospedarse en nuestro hotel»

Cierro la puerta de la habitación y continúo por el pasillo con el carrito donde llevo los detergentes y toallas. Me pongo los audífonos  y empiezo a escuchar música.

Algunos huéspedes me saludan al pasar y otros solamente me miran, como siempre; con cara de asco.

Cuando termino de limpiar las habitaciones asignadas, me dirijo a la recepción, dónde le entregó todas la llave maestra a mi hermana y busco con la mirada a mi hermano que, como era de esperar, está coqueteándole a alguna chica para variar. En ese momento nuestras miradas se cruzaron y negué con la cabeza. 

Me encamino a la oficina, cuando abro la puerta, me encuentro con mi papá; al verme me dedica una sonrisa, eso significa que quiere que le haga un favor.

Cuando mi papá te da esa sonrisa que crees que se le va a partir la cara y no hay motivos de celebración, sólo significa una sola cosa: Quiere Algo De Ti.

—¿Qué pasa, papá? Alice dijo que querías verme.—me apoye en el marco de la puerta. 

—Bueno, nena.— dijo con esa sonrisa un poco tímida que utiliza antes de pedir un favor.

—Suéltalo ya estoy cansada papá.—dije sin emoción alguna.

—¿Recuerdas que hoy es el festival por la independencia? Y sabes que el pueblo hace una gran fiesta, y, por supuesto, tenemos que poner nuestro puesto.—papá me miraba , buscando algún tipo de entendimiento de mi parte, se aclara la garganta y continúa con su parloteo.

«Verás; tu mamá y yo no podemos dejar el hotel solo hoy y tus hermanos están trabajando. Lo que quiero es que te quedes en el puesto por nosotros, le hagas promoción al hotel y vendas todo lo que hay en la mesa.

Tomo un par de bocanadas de aire. Se suponía que me iba a dedicar a  mis cosas, no estas estupideces

—Sin importar qué diga, igual lo tengo que hacer.—salí de la oficina dando un portazo y sin esperar lo que diría mi padre. 

Odio mi vida Aveces, solo quisiera desaparecer, irme de este maldito lugar o morirme, desearía mil veces volver a esa noche y ser yo la que estuviera muerta.

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