Reino Witther
Los días habían pasado y con ello los recuerdos de aquel encuentro, Esmeralda no había sido castigada pues nadie la había descubierto.
Ella solo huyó de ahí, dejando al príncipe confundido y feliz.
Maximiliano soñó con su compañera, pensó en su dulce mirada y el miedo que reflejaba.
Fue imposible poder ocultarlo, así que tuvo que confesarlo a su nana quien se emocionó por aquello, pero él fue muy claro.
—No puedes decirle esto a ella, es un secreto. Por eso te pido tu discreción y tu apoyo. Cuídala y no dejes que nadie se enteré de esto. Debo cumplir mi venganza y guardar este secreto.
Para él era difícil, los días siguientes de su encuentro no dejaba de observar a su compañera y le era difícil no enloquecer por aquel dulce aroma. Todo el castillo estaba impregnado con su aroma.
El sol brillaba y el pueblo se alistaba para la coronación.
Maximiliano observaba desde su balcón como las grandes rejas eran abiertas y decoradas. A su mente la imagen de sus padres fue imposible de retener, los extrañaba.
El gran salón era decorado con mucho esmero, las nuevas cocineras fueron llevabas ahí para ayudar en aquella labor.
Esmeralda hacia su mayor esfuerzo, mientras su mente gritaba de miedo. Luego de aquel encuentro solo quería olvidarlo, pero le fue imposible, su corazón se contrajo al enterarse que el hombre misterioso era el próximo rey.
Pregunto con curiosidad a Lisa, su supervisora, como se llamaba el príncipe a lo que ella amablemente respondió.
—Se llama Maximiliano, como su bisabuelo. Pero es un joven triste y cerrado, —Esmeralda quedó impactada— desde la muerte de sus padres, él se alejó de todos y ahora solo busca al asesino de sus padres
—Debe sentirse solo —susurró tristemente Esmeralda
Luego simplemente ya no quiso hablar, se concentró en sus labores intentando olvidar aquella extraña sensación en su corazón.
El trono del rey brillaba y en medio de este el escudo de un lobo aullando. El símbolo del reino Witther.
Y al caer la noche los carruajes empezaron a llegar, primero llegó el rey de Priswer, su mirada fría y oscura intimidaba a todos. Se llamaba Dorian Priswer, su linaje era de brujos Zafiro, un clan puro de antiguos brujos que según la historia fueron los primeros fieles seguidores de la Diosa Atenea, pero se rebelaron para liberarse de ser extinguidos.
Los llamaron traidores, pero ellos solo buscaban seguir con su descendencia.
Dorian solía ser muy frío al hablar, nunca nadie lo vio sonreír y nadie quería establecer una conversación con él por el miedo a ser rechazado o ignorado.
Pero ahora caminaba a su lugar con un aire de grandeza, una capa negra y su corona. Detrás de él iba su segundo al mando quien cuidaba y respaldaba a su rey.
Maximiliano tendría un respectivo beta, pero aún no había sido escogido.
El segundo carruaje fue del reino Thusrek, el segundo al mando, Josep llegaba en representación de su rey.
Y lo demás carruajes fueron de los 16 consejeros de Witther, aquellos que se encargaron del reino hasta el día de hoy.
Su labor era muy importante, pero no podían interferir en mayoría ante cualquier decisión del rey, solo debían evitar el caos en el reino.
El pueblo festejaba y esperaba a que la mañana llegará para escuchar a su rey. Era una tradición que el nuevo rey se comunicara ante su reino para establecer confianza y respeto.
Cuando la hora se acercaba, las sirvientas se colocaban en sus posiciones respectivas, algunas al lado de la gran mesa de postres y otras en las esquinas. Llevaban nuevos trajes con mandiles blancos.
Y frente al trono yacía la puerta por donde entraría Maximiliano.
Solo quedaban unos minutos para poder entrar, miraba la pintura de sus padres. María estaba a su lado, observando con orgullo a su pequeño niño.
Colocando una mano en su hombro le mostró su apoyo.
—Ellos están orgullosos de ti, siempre lo estarán. No olvides lo que te enseñaron, el dolor no es permanente, tú podrás salir adelante y ser feliz. Ahora la tienes a ella —Maximiliano agradeció aquellas palabras con un suave abrazo
Su nana tenía razón, tenía que luchar por su compañera y la memoria de sus padres.
Las grandes puertas fueron abiertas captando la atención de todos, los aplausos empezaron y Maximiliano entró con un traje azul.
Esmeralda sintió su corazón palpitar fuertemente, aquel hombre removía algo en su interior.
El padre esperaba, hizo reverencia y la ceremonia empezó. Todos guardaron silencio.
Hablo sobre los antiguos licántropos, luego sostuvo la corona entre sus manos y con unas firmes palabras Maximiliano juro.
—¿Jurad por los antiguos licántropos servir y proteger al reino de Witther?
—Lo juro
—¿Jurad que ante la adversidad nunca abandonará el reino de Witther?
—Lo juro
—Entonces ante la voluntad, las creencias y su descendencia lo coronó como nuestro rey.
Colocó la corona y el nuevo rey fue aplaudido por los presentes.
Maximiliano no pudo evitar observar a su compañera, su rostro angelical mostraba una sonrisa que luego fue borrada para agachar la cabeza sonrojada.
Estaba a un lado de la mesa de postres.
Es tan hermosa —pensó el rey y sus fosas nasales captaron su dulce aroma
Reino Witther • Maximiliano • El silencio reino durante unos largos minutos, ninguno de los dos dijo nada. Él al igual que yo lucíamos impactados, la última vez que lo vi fue tras aquella discusión y mi tonta reacción. Lo trate mal sabiendo que él no tiene la culpa de nada. Habían pasado 3 meses desde mi coronación, al principio fue difícil adaptarme, pero ahora ya estoy controlando más el reino. Y ella, suelo verla contemplar las flores del jardín por unos largos minutos, posee una sonrisa inocente y dulce. Muchas veces su aroma interrumpe mis pensamientos, le pedí a mi nana un pequeño favor, cada vez que mi desayuno, almuerzo o cena sea llevado a mi despacho ella debe traérmelo. Me gusta su aroma. Es tan exquisito y me da calma. Y no hay sospechas, pues la encargada es mi nana así que el personal le hace caso. Sigo investigando, pero no encuentro alguna pista. H
En alguna parte • Felipe • Su sonrisa se ensanchó más, a veces parecía un demente y en ocasiones un hombre inteligente, pero ahora mismo ante mis ojos era un desconocido. Ya no lo conocía. ¿En qué se había convertido? Ya no lucia cansado, ahora su apariencia era mágica y perfecta. Su rostro sin ninguna marca de guerra que antes poseía, su piel relucía firme. Caminaba de un lado al otro con aquella sonrisa, sabía lo que pensaba. Y era mi error, mi traición. —¿Entonces qué más deseas que haga? —este asintió suavemente ante mi pregunta —Muy buen trabajo Felipe —susurró, dejó de caminar y me observó, ambos permanecimos frente a frente. Él a un lado de su trono y yo abajo, como su sirviente Asentí. —Maximiliano es aún muy débil, ya tengo algo a mi favor debo averiguar si tiene algo más —observé sus ojos detenidamente, permanecían oscuros
Reino Witther • Maximiliano • "Sobre nuestras razas hay mucho que contar, cada uno emergía en las sombras. Evitan ser vistos, pero tarde o temprano serían vistos. Los primeros en ser vistos fueron los felinos, cuentan que fue la hija del jefe quien corrió aquel riesgo. Era apenas una cría cuando salió del bosque, una de las reglas principales era mantenerse en su nido hasta que sus padres vuelvan de cazar, pero ella era muy traviesa. La curiosidad fue más grande y rompió la regla, camino escuchando todo a su alrededor y jugueteando, pero no había visto a un humano observarla. Aquel humano prepara en silencio su lanza para poder acabar con aquella presa, pero fue un Alfa quien la salvo, asesinando al humano. Días después los humanos se alteraron, ya sabían de bestias que asesinaban en el bosque. Nuestras razas corrían riesgo. Así que tuvimos que actuar, form
Reino Witther • Maximiliano • —Vigila a Esmeralda. —susurró, regresábamos de las cabañas donde dejamos a mi compañera para que ella descansará— Que mañana se tomé el día libre, debe descansar y no hacer esfuerzo ya que podría lastimarse o abrirse la herida nuevamente. Así que por favor cuida... —me detengo al escuchar la puerta cerrase con fuerza, giró encontrándome con Daniel quien me observa impresionado. Dirige su mirada a mi nana y ella agacha la mirada avergonzada —¿Estas preocupado por una humana? —pregunto Daniel alzando una ceja —Daniel buenas noches —susurró con sarcasmo, sabe que odio que entre a mi alcoba sin mi permiso —Responde —pide con voz firme, algo está sospechando —Sabes que Maximiliano es una persona bondadosa y desea apoyar a los empleados —este asiente, mantiene la mirada fija en mí. Siempre había sido lo mismo, es como si leyera mi mente —¡A
Reino Witther —Levanta tu cabeza, orgulloso beta. Ahora estarás al lado de nuestro rey, resguardando, guiando y apoyando sus decisiones. —susurró el primer consejero, quien observaba al hombre frente suyo que permanecía arrodillado. Daniel levantó la mostrándose cabeza orgulloso— Te damos la bienvenida beta —Daniel se colocó de pie y los 16 consejeros hicieron reverencia. —Te damos la bienvenida beta —susurraron todos los consejeros El quinto consejero sonreía orgulloso, su primo tomaba un puesto muy importante en el reino Witther. Maximiliano observaba como su gran amigo se acercaba a él para luego hacer reverencia y susurrar. —Te serviré por siempre, mi rey —Lo sé, Daniel —susurró el rey Un gran banquete fue servido en honor a Daniel, deliciosos postres de moras (especiales en el reino), vino blanco, galletas de naranja, fruta cortada y muchos más manjares que adornaban la mesa. En el ex
Reino Witther Ella estaba pasmada. Y él disfrutaba sentir la calidez de aquellos dulces labios, los labios de su compañera. Acunó con sus manos las mejillas de Esmeralda y profundizó el beso. Mientras que ella seguía inmóvil, con los ojos cerrados totalmente asustada. Era el rey quien la besaba profundamente. La besaba suavemente, como si tuviera miedo a romperla. Despegó lentamente sus labios de los de su compañera para luego observarla, ella seguía con los ojos cerrados y las mejillas rojas. Pero luego se alejó de ella con rapidez, la había besado y alguien pudo haberlos visto. No podía exponerla, no podía perderla. —Vete y no menciones esto a nadie o morirás —susurró el rey mientras se giraba para poder servirse una copa de vino. Esmeralda con lágrimas en los ojos asintió, aunque el rey no pudo verla pudo sentir el aroma de su tristeza. Salió del despacho con el corazón latiend
Reino Witther La suave brisa acariciaba los árboles, el día era cálido. Caminaba por el gran jardín que poseía el castillo, lo perturbaba algo tan hermoso, su compañera. Su corazón se estrujaba cuando recordaba el beso y luego haberla rechazado, pero tenía sus motivos, aún no era tiempo. Debía mantenerse alejado de ella, aunque los días se tornarán una tortura cuando lo embriagaba el dulce aroma que desprendía su compañera. A lo lejos un carruaje se acercaba lentamente, su destino era el castillo. Felipe estaba inquieto, vería a su sobrino después de tanto tiempo. Y aunque sus pecados lo atormentan, debía seguir adelante por ella. Ella había cambiado su vida por completo desde que la sostuvo entre sus brazos por primera vez. Recuerda su sonrisa inocente cuando le trajo un libro por primera vez, sus pequeños brazos lo sostuvieron con adoración para luego correr a los brazos de Felipe y sus
Reino Thusrek Josep le sonreía al hombre que ahora portaba orgullosamente la corona. Humberto. El nuevo rey de los felinos, el rey de Thusrek. Hace aproximadamente dos años los preparativos para su coronación y matrimonio empezaron luego de la muerte de su padre. Pidió estar dos años en luto, pero su madre, Helena, se lo prohibió y solo le otorgó un año de luto. Lucy, era su prometida, a quien conoció a los 15 años de edad quedando perdidamente enamorado de ella. Él no lo pensó dos veces y frente a sus padres pidió la mano de Lucy, la cual aceptaba el amor del príncipe. Y tras 5 años juntos como prometidos la triste noticia del fallecimiento del rey entristeció a todo el reino, miles de flores en honor del difunto rey fueron enviados desde el reino Witther y Priswer. El día de la coronación había llegado. Vestían a los futuros reyes para iniciar con la sagrada ceremonia de matrimonio y luego coro