Capítulo 2

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Cuando llegamos a la base de jets, podemos ver que ya nos está esperando una camioneta, la cual nos llevara a nuestro destino. El Palacio de Schönbrunn será el lugar donde se llevará a cabo, "La selección". Este palacio es donde vive la reina Sofía, mientras que su hijo Alexander, empezará a vivir ahí en cuanto encuentre una prometida.

El palacio es bastante grande como para atender a muchas familias de la realeza, así que en cuanto llegamos a la entrada de una de las muchas que tiene, no es de extrañar que haya una fila de autos, en esperar para ser recibidos. Mi madre de inmediato se siente ofendida, de que nos hagan esperar, ya que somos la única familia de la reina. 

-¿Cómo es posible que me hagan esperar? Yo soy la única familia de la reina Sofía, -Mi madre es una señora robusta de cabellera castaña, mientras que tiene muchas arrugas y marcas de expresión en la cara. Supongo que mi madre demuestra muchas veces, lo que le molesta, tanto que su cara a decidió guardar esas muecas extrañas que hace cuando se siente enojada. 

-Querida Margo, no te enojes. -Mi padre por otra parte es muy tranquilo. Él es un hombre robusto de cabellera negra, mientras que tiene una barba muy gruesa. Le encanta la caza y le fascina la cerveza alemana. -Te saldrán más arrugas de las que tienes. - Yo de inmediato me empiezo a reír, por las ocurrencias de mi padre. Pero a pesar de que mi madre es una mujer delicada, siempre ha aguantado el sentido del humor de mi padre. 

-A ti no te importa nada, ¿verdad Gerald? -Pregunta mi madre, lanzándole a mi padre, una de sus famosas miradas. Esta vez estaba ocupando; "La mirada del desprecio" 

-No es que no me importe, querida Margo. Pero tienes que entender, que no es algo que tú puedas controlar. -Mi padre de inmediato intenta hacerle entender a mi madre, que esto era normal. La relación de mis padres es tan buena, que agradezco que los dos sean tan diferentes. Algunas veces mi padre suele poner los pies de mi madre, sobre el suelo, ya que ella cree que tiene mayor poder que otras personas, que son de menor rango que ella. 

Pero como dijo mi padre, tuvimos que esperar nuestro turno, para poder entrar al palacio. Eso significo que tuvimos que esperar alrededor de media hora, para que nuestro auto llegara a la entrada. 

Y cuando nuestro auto llego a la entrada principal del castillo, fuimos recibidos por nuestro primo, el príncipe Louis, quién era el hijo menor de la familia real.  Louise nos recibió con su siempre sonrisa angelical, mientras que a pesar de que ya a pasado mucho tiempo, desde nuestra última reunión como familia, aún sigo pensando que él es más agradable, que su hermano Alexander, el próximo rey.

-¡Tía Margo!-Dijo el joven de bellos ojos azules y cabellera negra, mientras que su altura es más o menos de 1.70 centímetros.

-Mi querido Louise.-Respondió mi madre con alegría, abrazando al joven con cariño.-Te ves enorme, te ves tan diferente desde la última vez que vinimos a la casa.-Louise tenía la misma edad que yo, veinte años. Y sí, mi primo había cambiado mucho, ya que siempre utilizaba lentes y su tez siempre estaba llena de granos, pero ahora es un hombre muy atractivo de buen porte, ojos hermosos y una sonrisa que te puede quitar el aliento.

-Lo se tía, solo me faltaba madurar un poco. -Comenta el joven en broma, quizá un poco apenado.- ¡Tío Gerald!-Ahora pone su mirada en mi padre.-¿Aún te sigue gustando la caza?-Pregunta cortésmente, mientras siempre a recordado los gustos de mi padre.

-Querido sobrino, no hay otra cosa más que me encante más, que una buena caza. -Responde mi padre con alegría, de que el joven sea tan atento.

-Tenemos unas zonas de caza, ahí podrás cazar, ya que los animales de nuestro bosque siempre logran duplicarse muy rápido. -El joven sonríe, para después mirarme a mí.

-¡Elizabeth!-De inmediato se sorprende, en cuanto sus ojos se juntan con los mío. Yo por mi parte, no puedo evitar correr hacía él y abrazarlo con fuerza, tengo recuerdos muy buenos de nuestra infancia. -No has cambiado en nada. -Me responde después de nuestro gran abrazo.

-Y tu cambiaste mucho, ¿pero aún sigues siendo él mismo, a pesar de que tu apariencia cambio? -Le pregunté realmente interesada en saber, si seguía siendo el mismo joven divertido de antes.

-Mi apariencia será diferente, pero aún sigo siendo ese niño tonto de hace varios años. -Me responde mientras besa una de mis manos. No era de extrañar que lo hiciera, ya que Louise y su hermano, fueron criados con las viejas reglas de la realeza. No podía esperar menos de sus modales refinados. Pero mientras estaba distraída en los labios de Louise, sobre mi delicada mano, puedo escuchar una voz, que sé que nunca olvidare.

-¡Pero que inapropiado!-Así que todos volteamos a ver, de donde provenía esa voz tan singular. La persona dueña de esa voz, era la tía Sofía, quien salía de la entrada, luciendo un traje color morado muy entallado. El estilo de vestir de nuestra reina madre, era terrible pero conservadora. -Ustedes siempre juntitos. -De inmediato frunció el ceño, al ver nuestras manos juntas.

-Lo lamento, pero…-Pero ella de inmediato me interrumpe, poniendo una mano sobre al aire.

-Siempre actúas inapropiadamente, pero que puedo decir, eres más bella desde la ultima vez que te vi. -Ella de inmediato me lanza una mirada algo extraña, mirándome con desprecio y al mismo tiempo con un poco de orgullo, al ver que he crecido bastante bien.

-¡Y tu mi querida Mary Anne!-De inmediato su cara cambio, sonriendo con ternura al ver a mi bella hermana.-Tú siempre luces como un cisne, tan bella y siempre a la altura.-La tía toma de la mano de mi hermana, y sin saludar a mis padre, decide caminar con ella hacía la entrada del castillo.

-¿Qué fue eso?-Les pregunte a mis padres, mientras ellos solo alzan sus hombros.

-Solo entren. -Termino de decir mi primo Louise.

Louise era el hombre más alegre, y era la única persona, con la cual tenía gustos similares en esta familia. Así que no dude en cotillear con él, durante varias horas, en las que mi familia tuvo que estar ocupados, ya que se hizo una gran comida para las chicas cazaderas, así que no había lugar para mí en esa comida.

-¿Y qué opinas sobre esta selección?-Le pregunté al chico de ojos azules.

-Realmente no lo sé, mi madre quiere que Mary Anne sea la nueva prometida de Alexander, ¿pero que no sabe cómo es mi hermano? -Rueda los ojos, mientras hace unas muecas. Así que yo solo lo observe por un pequeño lapso de tiempo, para hacerle una pregunta.

-Y en realidad, ¿Cómo es tu hermano? -Le pregunté realmente interesada, porque yo tampoco sabía cómo era él.

-Alexander es todo lo contario a mí, siempre es el centro de atención. Fue muy bueno en la escuela militar. ¡Que más te puedo decir! Es el hijo perfecto. -De inmediato empecé a sentir un poco de pena por mi primo. -Pero yo sé que Alexander seguirá su corazón y no el de mi madre. -Ahora suspira, para poderme decir, la verdad de su hermano. -Y si claramente Alexander no está interesado en Mary Anne, a él no le importara romperle el corazón a tu hermana, ni a mi madre. - Por una parte, lo entendía, no puedes obligar a alguien a que te ame, pero para mí sería terrible que mi hermana perdiera su gran sueño. Se que Mary Anne se moriría por completo.

-Creo que para esa pareja, que pronto se unirá en matrimonio, se les vendrá cosas muy difíciles. -Mi primo solo asiente con la cabeza, un poco aliviado de no ser él, el que este al mando de todo el país.

Después de cotillear un rato con mi primo favorito, decidí ir a la habitación que me habían dado. El castillo era demasiado grande, pero siempre tuve memorias de este lugar, así que no fue difícil encontrar mi habitación. Se nos fue asignado a cada uno de los invitados, una habitación de los miles que había en el castillo en la parte oeste. No se podía pedir más de un lugar con tanta clase, todo parecía realmente antiguo, pero al mismo tiempo tenía muchas cosas hermosas, que me hacían recordar a mi niñez, cuando venía aquí a jugar con mis primos.

Así que camino por toda la habitación, echándole un ojo a todo, viendo el baño con una hermosa tina de la época hecha de cerámica, mientras que había un cuarto, únicamente para cambiarte la ropa y verte en el espejo. Así que no pude evitar acercarme a uno de esos bellos tocadores, mirándome y pensando en todas las princesas que se miraron en ese mismo espejo. 

Y mientras me veo en un pequeño tocador viejo, pero realmente bien conservado, escucho como la puerta de mi habitación se abre y se cierra. Yo de inmediato me sorprendo, ya que el sonido de la puerta, azotándose con fuerza me tomó por sorpresa. 

Así que camine con mucha rapidez hacia la entrada, para poder ver que estaba pasando, pero a pesar de estaba decidida en hacerle frente a lo que venía, no podía evitar sentir un poco de miedo, mientras caminaba.

Y cuando llegó a la entrada de la habitación, me encuentro con un hombre de más o menos, 1.90 de alto, con una apariencia refinada, mientras luce un traje entallado color negro. El hombre está dentro de mi habitación, mientras mira por un pequeño hueco de la puerta, hacía el corredor.

-¿Qué demonios hace en mi habitación? - Pregunté mientras tomaba uno de mis zapatos, para apuntarle al hombre desconocido, como si mi zapato fuera una bazuca.

Pero cuando el hombre desconocido se dio media vuelta, mi corazón no pudo evitar latir con fuerza.  El hombre que se había metido en mi alcoba, no era más que un guapo hombre de cabellera castaño claro, mientras tenía algunos rizos en el tope de su cabello. El joven hombre también tenía unos bellos ojos color dorado, mientras que sus facciones eran realmente perfectas. Y mientras me dejo distraer por su apariencia, el joven hombre se queda parado enfrente mío, un poco divertido.

-¿Se supone que me vas a pegar?-Me pregunta mientras se burla un poco de mí. Al ver mi ridícula acción, con mi zapato. No podía negar que verlo mofarse de mí fue algo tan sexy, ya que su sonrisa mostraba unos pequeños colmillos, que me hacían mojar mis pantaletas.

-¿Qué haces en mí habitación?-Pregunté una vez más, nerviosa mientras tragaba un poco de saliva. Pero el joven en vez de estar asustado por mi persona, amenazándolo con un zapato, se dedicó a mirar la habitación, mientras ponía sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón negro.

-¡Qué bonita habitación!-Expresa mientras suspirar profundamente.-Sí no miento, puedo asegurar que está es la habitación 1002.-Yo solo lo escucho hablar, mientras aún le sigo apuntando con mi zapatilla. 

-¿Quién eres?-Pregunté mientras intentaba líder, con una persona que quizás sea peligrosa. 

-¿Quién soy? ¡Ah! - Escupe el hombre como si no fuera necesario saber quién era él. -Soy...-El tipo tardó bastante en darme una respuesta, pero al final dijo:

-Soy Alejandro, vizconde de España. -Yo sabía que probablemente era una mentira, así que le pedí que me demostrada que venía de España. 

-¡Dime algo en español!-Exigí que me comprobará que él venía de España. Así que, sin más, el joven empieza a hablar con un perfecto español. 

-La verdad no sé porque tengo que probar algo, de todos modos, tía no te mataré o haré algo que te dañe. -Yo no puedo evitar reírme un poco, ya que yo sabía varios idiomas al igual que él. Así que le creí. Él era un vizconde de España. 

-¿Le puedo preguntar algo más?-Le pregunté mientras soltaba mi zapatilla, que cayó con fuerza sobre el suelo. El joven solo asintió con la cabeza, mientras me miraba con mucha atención. -¿Qué hace aquí?-Mi única intención era saber, el porqué estaba en mi habitación en ese momento. 

-Lo lamento, estoy huyendo de mis guardaespaldas. -Ahora el joven se acerca a la puerta, para abrirla un poco y tener visibilidad del pasillo. Al final parecía que el pasillo estaba completamente solo.

-¿Y por qué lo necesita tanto? Como para que lo persigan y usted se esconda, en una habitación de una desconocida-Pregunté sin entender casi nada.  El joven atractivo sólo patea un poco el suelo, negando con la cabeza mientras aún luce esa bella sonrisa, que es sensual y mortal. 

-Una tontería. -Escupe el joven mientras luce molesto por ese echo. -Y tú, ¿estás aquí para la selección? Porque ya es tarde y al príncipe…- Él chico iba a continuar, pero yo niego con mi cabeza, mientras le intento explicar, que no era mi caso.

-Lo de la selección es una estupidez, pero también quiero aclarar, que estoy aquí porque es el turno de mi hermana, de ser cazadera y casarse con el príncipe Alexander. -El chico solo me miraba, mientras oía cada cosa que salía de mi boca. Era realmente extraño, como su semblante cambió de un segundo para el otro. 

-No me ha dicho su nombre. -Me dice mientras me sonríe con sus dientes blanqueados, después de haber escuchado mi opinión. 

-Me llamó Elizabeth. -Le contesté de inmediato. 

-¿Y usted qué opinas Elizabeth? ¿Crees que es necesario que el príncipe se case, para poder gobernar un país? -Me pregunta mientras se recarga sobre la esquina de la puerta. 

-Creo que es terrible. -Le contesté de inmediato. -No sé si podría dormir con un hombre que no conozco. Pero supongo que el príncipe no necesita tener una esposa, él no va a saber más o menos, que cuando estaba soltero. -Él sigue sonriendo mientras me escucha, para después lamer sus labios y decir:

-Con cuerdo usted, es algo patético. Pero ¿Qué pasa cuando el príncipe, solo necesita a una esposa, para tomar el reinado? -Nunca en mi vida había tenido tanto la atención de alguien. Este hombre realmente quería saber mi punto de vista.

-Le deseo todo lo mejor, ya que en realidad él también sabe que se casara con una extraña.-El hombre de inmediato se mofa, mientras pone una mano sobre su boca.-Creo que para los dos, sería muy difícil tener sexo si se conocen muy poco.-Y al decir esas palabras de inmediato, puedo ver como Alejandro camina hacia mí, mientras que yo voy retrocediendo, ya que caminaba como un gato, seduciéndome.

Yo llegué a un punto, en donde la pared era mi única salida, así que eso significaba que no podría salir. Alejando con sus ojos dorados, me mira con sensualidad mientras lentamente va viendo la ropa tan estúpida que mi madre me hizo usar. Pero no puedo evitar que mis piernas delgadas, hagan que él esté interesado en mi cuerpo. Así que lentamente pone su mano sobre mi rodilla, recorriendo su mano hacia mis pataletas. Yo de inmediato cierro los ojos, mientras siento como sus dos dedos, tocan mi vagina caliente. 

Pero a pesar de que estaba siendo tentada por el diablo, disfrute de su toque y su sensual coqueteo, pero tenía que volver a ser yo misma. Así que lo empuje mientras le daba una cachetada con fuerza.  Alejandro solo dio dos pasos atrás, para poner una mano sobre su mejilla golpeada, para sonreír como si hubiera ganado algo. 

-¡Que interesante!-Comenta el joven mientas ahora se topa con mi mirada.-Realmente estabas muy mojada. ¿Crees que algún día, la esposa desconocida del rey, pueda mojarse como tú lo hiciste? - Yo no sabía que responder, ya que toda mi cabeza se congeló. Realmente me había tomado por sorpresa todo lo que había pasado. Mis mejillas de inmediato se tornaron rojas, mientras podía ver como el joven hombre, estaba feliz de verme en esa situación. Así que toma mi silencio como respuesta, mientras camina hacía la puerta, para antes decirme:

-No sabes lo loco que estoy, por hacerte el amor. -Esa última frase hace que de inmediato mi corazón se vuelva loco. No podía creer lo que acababa de pasar, era casi irreal. Incluso me pellizque varias veces en el brazo, para saber si no estaba soñando.  Pero no lo estaba, esto había pasado en la vida real. Así que mientras mi corazón palpita y mis pulmones, intentan llenarse de oxígeno, me siento en la cama, para recuperarme un poco. 

Pero cuando por fin estaba a punto de descansar, escucho como la puerta de la habitación se abre una vez más. Y a pesar de que quería en mi mente, que la persona que interrumpiera una vez más en la habitación, fuera aquel hombre de ojos dorados, era mi hermana, que se le veía preocupada. 

-¿Qué no te enseñaron a tocar?-Le pregunté mientras mi cuerpo estaba muy caliente. Necesitaba enfriarme un poco. Por otra parte, mi hermana se encuentra realmente enojada. Parecía que algo le había hecho molestar.

-¿Dime que pasa?-Le dije al ver como daba vueltas por la habitación.-Estoy preocupada por ti.-Puse una mano sobre su brazo, deteniéndola de sus interminables vueltas. Y al ver sus ojos color cafés, pude notar que algo no estaba bien. 

-El príncipe...-Dice preocupada mientras intenta, buscar las palabras para decirme, lo que había pasado con el príncipe.-Todo fue una locura.-Ahora se sienta a un lado mío, poniendo sus manos sobre su cara.-La tía Sofía me dijo que él iba a ser mío, en cuanto me viera, pero ocurrió todo lo contrario.-Yo hago algunas muecas, porque yo también pensaba, que la tía Sofía haría cualquier cosas, porque mi hermana fuera la nueva esposa de su hijo.-Para empezar, él hombre llegó tarde al almuerzo, después no nos prestó atención a ninguna de las chicas cazaderas.-Ella intenta respirar profundamente, para proseguir.-Después, tía Sofía nos lo presentó a cada una de nosotros, no podré negar que es un hombre de mucha educación, pero cuando estuvo enfrente mío, no mostró interés.-Parecía que el mundo de mi hermana se le estaba cayendo. 

 -Tranquila. -Paso mis manos por su espalda, intentando reconfortarla un poco. -Tal vez estaba cansado, el tipo pronto se volverá el rey de Nerubia, ¿acaso no crees que tiene mejores cosas de que preocuparse? -Mi hermana de inmediato se siente mejor, al escuchar mis palabras. ¡Ah, que superficial!

-Tienes razón, quizás estaba muy cansado. -Ella de inmediato se levanta de la cama, muy animada para caminar hacia el otro cuarto, en donde podía ver su ropa. Y mientras mi hermana se va, entra mi madre a la habitación, sintiéndose frustrada como mi hermana. 

-¿Cómo se atreve ese tipo a despreciar a mi quería Mary Anne?-Yo solo ruedo los ojos frustrada. ¿Todos en esta familia, piensa en lo mismo? 

-¡Madre!-Mary Anne llama la atención de mi madre.-Quizás y solo estaba cansado.-Mi madre es tan manipulable como mi hermana, así que de inmediato cambia su opinión. 

-¡Tienes razón!-Los ojos de la mujer de inmediato resaltan.-Quizás estaba cansado, nadie podría resistirse a los ojos castaños de mi querida Mary Anne.

-¿Y mi padre? ¿En dónde está? -Pregunté al ver que no venía con mi madre. 

-Lo más seguro es que este bebiendo, no ha dejado al pobre de Dante sólo. -Mi madre se empieza a acomodar en la habitación, así que de inmediato, siento que no habrá habitación para mí. Así que decido ir por mi padre, saliendo de la habitación para caminar hacia el bar del castillo. Y como era de esperarse, mi padre se encontraba ebrio al lado de Dante, quién se mantenía sobrio mientras escuchaba las historias de mi padre.

-Los hombres de ahora, no son hombres, cuando estaba en la guerra, todos eran unos maricas. -Murmura mi padre mientras yo interrumpir la plática. 

-¡Padre!-Mi padre siempre que me ve, su mirada resalta, así que esta vez no es una excepción. 

-¡Mi querida Eli!-Y al ver la sonrisa de mi padre, puedo ver la de Dante también.

-Lo lamento mucho. -Ahora miro a Dante con un poco de lastima. Mi padre suele ser muy descortés cuando bebé mucho.

-No se preocupe, mi majestad. -Dice el hombre con una sonrisa. -Su padre siempre cuenta buenas historias.-Dante siempre era muy lindo conmigo. Pero cuando intente quitarle a mi padre de encima, casi se me cae, así que el hombre me ayuda a detenerlo, haciendo que nuestras caras queden muy cerca. Los dos nos apenamos, haciendo que nuestras mejillas se tornaran rojas.

-Le ayudare a llevar a su padre. -Me dice mientras los dos cargamos a mi padre, hacía el lado contrario del castillo, en donde había habitaciones solo para hombres. Y como era de esperar, su habitación estaba decorada con colores más masculinos. Y cuando la cama estuvo cerca de nosotros, dejamos caer a mi padre, quién es realmente pesado.

-Le agradezco una vez más. -Le dije mientras tapaba a mi padre con una sábana. Por último, solo cheque, que estuviera en una posición, en donde si quería vomitar, lo pudiera hacer fácilmente, para después salir de la habitación, junto con Dante.

-Como le dije antes, no tiene que agradecerme, su padre es una buena persona y es muy respetable. -Era realmente encantador, ver a un hombre hablando de esa forma. Y sin más, el hombre de ojos azules, toma mi mano, para besarla con sus labios tersos. -Mi majestad. -Dice por último, para después salir de la escena mientras yo me quedo congelada, en medio del pasillo frio. Era algo gracioso ver a dos hombres tan diferentes, en solo un día.

Por una parte, Alejandro era un hombre que me hacía sentir un sentimiento primitivo, mientras que Dante era romántico y realmente atento. Ahora puedo darme cuenta que no todos los hombres son iguales.

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