Perfecta Casualidad
Perfecta Casualidad
Por: Cam Jaxx
Capítulo 1

Alexander apartó la mirada de su recién abierta botella de vodka cuando escuchó el timbre de la puerta resonar en el apartamento. Suspiró y volvió a dejar la botella sobre la mesita de café antes de apoyar las manos sobre las rodillas y ponerse de pie. Frotó su estómago e hizo una mueca cuando sintió que un eructo subía por su pecho antes de explotar con fuerza. Tal vez no debió comer esa pasta antes de los pop tarts, o solo no comer los pop tarts.

Abrió la puerta y parpadeó cuando no vio a nadie ahí. Asomó la cabeza hacia los lados afuera, pero el pasillo estaba completamente vacío, solo iluminando con las luces rojas que el dueño del edificio se había esmerado en poner para celebrar el día. Se encogió de hombros y dio un paso atrás para ver la caja envuelta en plástico, con un nombre desconocido. 

Confundido, se agachó y la levantó, meciéndola un poco notando que en realidad era bastante liviana. Liam Boone, Arden High, #103. Rodó los ojos. Su puerta tenía el número 102, quien quiera que haya entregado el paquete siquiera pudo haber revisado eso, al menos. Apretó los labios y miró la caja fijamente antes de girar la cabeza hacia su botella en la mesita. 

Bien. Él sería una buena persona y entregaría el paquete a su verdadero dueño, luego regresaría y se emborracharía como había planeado toda la semana mientras estaba en la oficina. Tomó su juego de llaves y metió su celular dentro del bolsillo de su pantalón antes de salir y caminar hacia la puerta siguiente a la suya. 

"103, ¿ves? No era tan difícil." Tocó el timbre y esperó pacientemente. Luego pensó que tal vez el sujeto podría no estar. Era el día de San Valentín después de todo, las parejas estaban teniendo un día romántico, cenando en algún restaurante caro, vestidos con trajes elegantes. Exhaló miserablemente una respiración y deseo tener la botella en su mano para tomar un largo trago. Todavía no podía comprender por qué Zoey rompió con él. Se había esforzado en ser un novio atento y cariñoso, pero al parecer no fue suficiente. ¿Qué más podía dar? Tenía un trabajo estable y un salario que muchos podrían envidiar, un apartamento propio y un auto. Quizás el amor simplemente no era para él. 

Frunciendo el ceño, empujó el dedo sobre el timbre justo cuando la puerta se abrió.

"Disculpa, estaba limpiando." Los pálidos ojos azules bajaron hacia la caja que Alexander sostenía y luego ladeó la cabeza, uniendo las cejas. "Tú no eres de la compañía de entregas, ¿cierto?"

"Oh, no. Dejaron esto frente a mi puerta, incluso cuando el número dice 103." Se encogió de hombros y le tendió la caja al chico. Se veía bastante joven, con cabello ondulado y dorado. Alexander jamás vio un cabello tan brillante y de aspecto tan suave. Cuando el chico tomó la caja, Alexander dio un paso atrás, metiendo las manos dentro de los bolsillos de su pantalón. "Ten un buen día."

"Espera. ¿Vives al lado?" 

Asintió, balanceándose en sus pies. "Sí. Disculpa, ¿tu nombre es Liam? Solo pregunto, no quiero equivocarme."

"Lo es," contestó sonriendo abiertamente de manera que Alexander atrapó un hoyuelo en la mejilla derecha. "Soy nuevo en el edificio, por lo que no conozco a nadie aún."

"No hay muchas personas, no agradables, al menos. Pero la señora Billy del piso de abajo me da galletas de chispas de chocolate los viernes." Sonrió cuando Liam rió. Era bonito, para ser un chico. "Te encontrarás con ella en algún momento. Siempre lleva a su pug a pasear."

"Adoro los perros. Tal vez me encuentre con ella a propósito e intente conseguir ambas cosas." Cuando Liam se sacudió mientras sonreía, las ondas de cabello que caían a los lados de su cara se movieron. Alexander podía admirar la belleza en otro hombre. Sus padres nunca fueron conservadores, por lo que el cariño entre los miembros de su familia y hermanos fue amorosa, sin complejos. Incluso en la universidad pudo admitir que otro tipos eran más guapos que él y estaba bien con ello. Liam era definitivamente bonito, no el clásico guapo, solo... bonito. "Ah, perdona, debo estar retrasándote para tu cita. Olvidé que es San Valentín. Gracias por el paquete."

"No hay tal cita," murmuró un poco menos apenado al respecto. Liam elevó las cejas. "Mi nombre es Alexander. Nos vemos luego, Liam."

"Yo-" Liam apretó los labios juntos antes de mirar hacia dentro de su apartamento. "Tampoco tengo cita." Sonrió y entrecerró los ojos hacia él. "Pero estaba pensando en hacer una maratón de Harry Potter. Tengo snacks, y un cómodo sofá. Estás invitado, si te parece bien."

Maldición. No había manera en que dijera no con 'Harry Potter' y 'maratón' en una sola oración. Apretó las manos juntas intentando no dejar salir todo su entusiasmo. "Eso... suena increíble." Tragó con fuerza, apretando los labios con fuerza para no sonreír como un idiota y asintió. "Iré a mi apartamento un momento y luego regreso."

"Está bien. Solo toca el timbre." Liam le dio una sonrisa antes de entrar a su apartamento, cerrando la puerta con suavidad. 

Alexander suspiró, caminando de regreso a su apartamento. Hundió la llave dentro de la cerradura y entró, mirando directamente a la botella de vodka sobre su mesita, todavía intacta. Sacudió la cabeza y la tomó para llevarla al estante superior en su cocina. Ya no se sentía con humor de embriagarse, sería para otro día cuando se sintiera como b****a. Fue a su habitación y cambió su camiseta vieja por un suéter cómodo, pero se quedó con los pantalones de chándal gris y sus sandalias.

Se preguntó si sería correcto llevar algo para compartir. Tenía muchas bolsas de papas fritas y algunos dulces. "¿Por qué demonios no?" Se encogió de hombros y tomó dos bolsas de papas fritas y unos cuantos dulces antes de salir e ir al apartamento de Liam. Tocó el timbre, y esta vez la puerta se abrió de inmediato. Liam sonrió cuando miró sus manos. Se hizo a un lado. "Pasa. Puedes dejarlos en la cocina. Supongo que es parecida a su apartamento."

"En realidad, sí." Miró alrededor, notando que habían cajas apiladas todavía en una esquina y ropa por todas partes. Sonrió y miró hacia la sala, donde había un sorprendentemente enorme sofá. Silbó mientras dejaba las bolsas sobre el mostrador de la cocina. "Es una linda televisión."

"Lo sé," Liam alargó la última palabra caminando deteniéndose detrás de él, con las manos sobre la cintura mirando a su televisor con una orgullosa expresión. "Es mi bebé. Gracias." Sonrió hacia él con labios apretados antes de caminar alrededor del mostrador y sacar dos latas de cerveza. "¿Bebes?"

"Sí." Atrapó la cerveza que Liam deslizó sobre la superficie del mostrador y la abrió, dándole un sorbo, disfrutando del amargo sabor. "¿A qué te dedicas, Liam?" Sujetó la lata con ambas manos, caminando detrás del chico cuando él salió de la cocina y tomó una de las bolsas de papas que Alexander llevó. 

Liam se dejó caer en una de las esquinas del sofá, casi hundiéndose en él. "Soy dueño de una cafetería en el centro." Palmeó el sofá a su lado para que Alexander se sentara. Cuando lo hizo, casi sintió que estaba siendo tragado por los cojines. Demonios, era demasiado esponjoso. Se retorció hasta que pudo conseguir una posición más recta, sosteniendo la lata con una mano. Liam rió. "¿Demasiado suave?"

"Un poco en realidad." Finalmente encontró un lugar en donde no sentía que se hundía y suspiró. "¿Una cafetería?"

"Break Time," dijo, alcanzando el mando de la televisión. Le dio un rápida mirada. "¿Qué tal tú?"

"Nada interesante. Reviso y envío contratos para la empresa, o voy con otros CEOs e intento convencerlos de cerrar un trato."

Liam lo miró riendo. "Eso suena sumamente interesante," dijo con una abierta sonrisa. "Imagina servir café todo el día." Sacudió la cabeza haciendo que su cabello fuera a todas direcciones. 

Alexander sintió que sus mejillas ardían. Nunca le habían dado un cumplido por su empleo, por lo que siempre pensó que era aburrido. "Amaría trabajar en una cafetería," dijo, intentando subir el ánimo de Liam. "Estar en una oficina leyendo papeles puede ser realmente exigente y frustrante."

"Deberíamos cambiar un día." El chico le dio un guiño juguetón con una sonrisa honesta.

"Deberíamos." Sonrió y giró la cabeza hacia la pantalla cuando la película inició. 

Fue inesperadamente agradable. Teniendo en cuenta que Liam y él apenas estaban conociéndose, siendo completos extraños para el otro, pero sintió que conectaron de inmediato. Alexander nunca fue bueno con las conversaciones, pero Liam lo era, y el tiempo pasó volando mientras veían las películas y hablaban. 

Terminó siendo un buen día de San Valentín al final.

"Entonces, ¿le pedirás una cita a Elle?" Damian, su compañero de trabajo, se apoyó contra su escritorio sosteniendo un vaso de café mientras levantaba una ceja. Alexander le dio una rápida mirada antes de volver a revisar el punto 15 del contrato que tenía en las manos. Damian suspiró. "Vamos, amigo, ya sabes. Si estás soltero, deberías invitarla. A ella le gustas." Lo escuchó reír. Alexander apretó los labios juntos y volvió a leer el mismo párrafo. "Le preguntó a Andy si estabas soltero." 

Bajó las gafas, las dejó sobre su escritorio y se frotó el puente de la nariz sintiendo una pequeña marca por el uso continuo de ellas. "Terminé con mi novia hace apenas un mes. No estoy interesado en salir con alguien por el momento."

"Supongo, pero no puedes estar deprimido para siempre, hombre. Sal por ahí, diviértete un rato. Es casi el infierno trabajar contigo cuando estás de ese humor."

Colocándose las gafas otra vez, Alexander abrió el contrato de nuevo. "Ignórame entonces."

Damian se alejó murmurando cosas para sí mismo. Alexander no le prestó atención, pero sabía que tenía que dejar su manto de tristeza atrás en algún momento. Su hermana lo había ido a visitar hacía apenas unos días y le dijo lo mismo. No era tan fácil, ellos no lo entendían. También quería olvidarlo, pero no era tan sencillo. Realmente creyó que había logrado encontrar algo serio y estable, pero al parecer todo estaba en su cabeza.

Notó que era la hora de salida cuando vio a los demás comenzar a salir. Sin mucho ánimo, otra vez un poco decaído, Alexander hizo su camino hacia su apartamento. Compró algo de comida de un restaurante chino y planeaba ver unos capítulos de una serie de detectives hasta que terminara por dormirse. 

Estacionó en su lugar y entró al ascensor. La música de fondo estaba comenzando a irritarle como de costumbre. El ascensor se detuvo en la recepción, las puertas se abrieron y un brillante y sonriente Liam entró. Llevaba cajas en los brazos. Le sonrió al sujeto que sostenía la puerta abierta. "Gracias por eso," le dijo al tipo.

"Cuando quieras." Le dio una mirada de arriba abajo a Liam, pero el chico no parecía haberlo notado. Estaba demasiado ocupado balanceando las cajas. Alexander frunció el ceño hacia el extraño y presionó el botón para que las puertas se cerraran.

"Déjame ayudarte." Alexander se giró hacia Liam. "Puedes llevar esto por mi," le dijo pasándole la bolsa de papel. No eran realmente pesadas, pero eran varias, y olían increíble.

Liam sonrió, poniéndose el cabello detrás de la oreja. "Gracias por eso. Mis hombros me están matando." Se recostó contra la pared del ascensor mirándolo. "Hey, ha pasado un tiempo desde la ultima vez que nos vimos." Se pasó una mano por el cabello y lo empujó hacia atrás. "¿Ocupado?"

"Y algo más," suspiró, acomodando mejor las cajas. "Solo espero poder llegar a casa y tirarme a cama todos los días." Encogiéndose de hombros, lo miró. "¿Qué hay de ti?"

Liam sacudió la cabeza, haciendo un puchero. "He tenido que trabajar todos los días," se quejó en un tono infantil. "Estamos probando nuevas recetas. Creo que incluso gané algo de peso."

"¿Estas son muestras?" preguntó, tomando una profunda respiración. Olía realmente increíble.

Él asintió y se separó de la pared. "Sí. ¿Te gustaría probar algunas?"

"Sería un placer."

Las puertas se abrieron y ellos estaban en su piso, caminando por el pasillo. Le entregó las cajas a Liam afuera de su puerta. Tomó su bolsa de papel y se despidió de él. Liam empujó la puerta de su apartamento, mirándolo. "Iré más tarde. Primero necesito dejar esto en un lugar fresco."

Alexander lanzó su bolsa de comida en el mueble de la cocina antes de ir a su habitación para tomar un baño. Se puso unos chandales y una camiseta negra, descalzo mientras daba vueltas en su apartamento. Estaba buscando sus gafas cuando el timbre sonó. 

"Disculpa por el desorden, no he tenido mucho tiempo o energía para limpiar," dijo. Empujó su maletín lejos del sofá y su saco de vestir. Maldición, parecía que su madre no le había enseñado modales. "Puedes sentarte aquí. ¿Quieres algo de tomar?"

***

Liam asintió, dejando la caja de galletas y bollos sobre la mesita de centro, sentándose en el sofá. "Lo que sea está bien." Se apoyó contra el respaldo y miró a Alexander moverse en su cocina. Espalda ancha, brazos gruesos, cintura pequeña y un trasero duro y agradable. Se humedeció los labios, antes de cruzar las piernas. 

¿Estaba interesado en el hombre?

Joder, sí.

Desde el momento en que vio los oscuros ojos por primera vez, Liam quiso arrastrarlo a la cama y montarlo largo y bueno hasta que ambos estuvieran saciados. En su vida había salido con muchos tipos guapos, jodido con ellos y también estuvo en un par de relaciones, pero había pasado varios meses sin salir con alguien. Y Alexander era exactamente su tipo.

Lo vio titubear un momento, sacando un envase de comida. Alexander se detuvo por un momento mirando el envase antes de ir por un plato y un tenedor. Su camiseta se estiraba agradablemente sobre su pecho. Se preguntó cómo se las arreglaba para tener un cuerpo así teniendo un trabajo de oficina. Sus ojos se fueron inmediatamente a la parte frontal de los chandales. 

Oh.

Grueso, largo y la izquierda. Contuvo un gemido mordiéndose el labio inferior con fuerza, su mano apretado el borde del sofá. Liam tuvo que sonreír para sí mismo viendo a Alexander hablar consigo mismo. Era... adorable. Por alguna razón, el hombre seguía conservando un aura de inocencia a su alrededor. Se preguntó si era eso lo que le atraía tanto. O el hecho de que parecía un poco inalcanzable. 

Alexander era heterosexual. Se había desahogado con él el día de San Valentín. Y el hombre sí tenía un triste historial de malas relaciones. No podía entender por qué. Era guapo. Realmente guapo, el tipo de hombre que mirarías fijamente si lo vieras por la calle. Cabello negro oscuro, lacio, que caía por su frente, bonitos y amables ojos oscuros, tenía un rostro bien marcado, nariz perfilada, labios carnosos y siempre conservaba un pequeño rastrojo de barba sobre las mejillas. 

También era muy atento, se había dado cuenta. Alexander le preguntaría, como justo ahora, si deseaba compartir de su comida. Amable. Le dijo que sí. No podía encontrarse a sí mismo diciendo que no a esos ojos de cachorro. Pero Alexander le pedía permiso para tomar un vaso, o ir al baño. Parecía pensar bien en sus palabras, como si no quisiera ofenderlo de ninguna manera. Era lindo. En serio, era adorable.

Tomó el tenedor de su mano y llevó a su boca un trozo de pollo naranja mientras Alexander le pasaba una botella de agua carbonatada de piña. Lo escuchó suspirar mientras se sentaba. Parecía decaído.

"¿Estás bien?"

Alexander comenzó a mover la comida con el tenedor. "Estoy bien. Solo... "

"La extrañas," murmuró, masticando lentamente. Alexander dejó el tendedor y se echó hacia atrás, pasándose las manos sobre el rostro. "Es normal... "

"No la extraño. Ya no me interesa," respondió. Miró fijamente la caja de las galletas antes abrirla y sacar una. La mordió y gimió, echando la cabeza hacia atrás, ojos cerrados. Liam abrió los ojos y apretó las piernas. Realmente no quería tener una erección ahora. "Esto es delicioso. ¿Tú las hiciste?" Liam asintió, tomando otro trozo de pollo. "Eres muy bueno." 

"Supongo que están aprobadas, entonces."

Alexander asintió. Terminó la galleta y se limpió la boca con una servilleta, mirando el techo. 

"No la extraño," repitió. "Es solo... hay algo mal en mí. Si hago que todas terminen por dejarme, debo estar haciendo algo mal."

Liam se tomó un momento mientras tomaba un trago de la botella. "¿Alguna de ellas te dijo qué le molestaba?"

"No." Apretó la mandíbula mientras se sentaba. Comió en silencio por un momento. Después dijo: "Mi mamá siempre dijo que me enamoraba demasiado rápido de mis novias, que tenía que tomarme un tiempo para conocerlas. Tal vez es eso." Se reclinó y miró a Liam a los ojos por un momento antes de suspirar. "¿Cuándo fue la última vez que estuviste en una relación?"

Se frotó los dedos sobre los labios mientras pensaba. "Cinco meses," dijo. No había sido una relación seria, pero sí había estado solo por cinco meses. Se pasó una mano por el cabello. "Fue algo mutuo, así que no tuvimos ningún problema. Él encontró a alguien más y yo no estaba buscando una relación a largo plazo."

Estudió la cara de Alexander, buscando una reacción, pero él solo asintió. "Creo que... yo estoy buscando algo serio." Se pasó una mano sobre la mejilla sin afeitar. "Tengo esta idea," rió un poco, algo de color sobre sus mejillas. "Donde logro establecerme con alguien. Nos mudamos a una parte más tranquila de la ciudad y podemos empezar una familia." Jugó con sus manos nerviosamente. "Parece tan imposible. Tal vez debería solo pasar un largo tiempo solo y volver a pensar en lo que quiero hacer."

"Eso es muy dulce." Liam se humedeció los labios, mirando el lado derecho de su rostro. "Lo que quieres es normal. Solo hay personas que no están listas para establecerse."

Los ojos se Alexander se abrieron como platos y se giró hacia él. "Oh, no. Lo lamento si te ofendí, no era lo que quería decir."

Riendo, Liam le tocó el brazo. "Sé lo que quisiste decir, no te preocupes." Acarició su piel expuesta alrededor de sus bíceps. "También quiero eso. Creo que internamente, todos soñamos con eso. Solo que algunas personas no están listas," dijo suavemente.

Alexander inclinó la cabeza antes de sonreír. "Lo sé."

Liam lo dejó ir, cambiando la conversación. No le sentaba bien ver al hombre deprimido. Alexander era demasiado atractivo como para tener una expresión tan triste en el rostro. Vieron una película de acción y terminaron las galletas antes de regresar a su apartamento.

Tendría otro día para decidir qué buscaba de Alexander.

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo