Capítulo 2

(...)

Gracias a Dios estoy dentro de la cabaña, y por lo que veo esta finca está estructurada en diversas cabañas. Lo bueno es que no tengo que verle la cara al imbécil de Máximo las veinticuatro horas.

Estoy sentada en unos de los sillones de cuerina con las manos en mis sienes, esperando que Máximo empiece la tal reunión o que de una vez me diga lo que tengo que hacer para apresurar mi estadía en este lugar. Siento que me carcome la curiosidad de saber lo que se trata, pero también la ansiedad me consume por irme de este maldito lugar.

—Puedes apresurar tus cartas —puff. Que fastidio.

—Alfredo, me puedes dejar a solas con la Srta. —mis ojos viajan hacia los ojos de Alfredo, él me ve con unos ojos de “lo siento”, en ese mismo momento asiento y él inmediatamente se retira.

—Si quieres que trabaje contigo —suspiro—, merezco un poco de respeto y espacio.

—Desde un principio me pareció una idea absurda en traerte a mi equipo pero… 

—Porque soy una mujer —lo interrumpí—, deja de ser un machista y lo primero que te debes de encargar es como inicial el trabajo.

—Que directa —se sorprende.

—Siempre… —encojo los hombros. 

Me levanto y me encamino hacia él, dejando atrás el unísono de mis pasos en la madera.

—Tengo problemas con la mercancía, debido a que nos hackearon toda nuestras informaciones —exclama seriamente. 

Me detengo en seco y me quedo atenta a cada detalle que me está brindando.

—Que tanta información saben —hable con curiosidad. Me encamino hacia mi maletín y saco mi laptop—, quiero saber todos los detalles e incluyendo lo más mínimo.

—La suficiente para derrocar toda nuestra organización —enciendo mi computadora y nuevamente me siento, sin quitar mi mirada a la laptop, escucho atenta lo que Máximo me está diciendo.

—Quiero el nombre de tu informático —sonríe—¡No es broma!, quien es la persona que trabajaba para ti—alejo mi mirada de la laptop para penetrarla en la de Máximo.

—Él me traicionó —veo como sus músculos se tensan, es lógico lo que en este momento está sintiendo.

—Mi padre tiene a mi madre y aparte a otros más —exclamo—, por qué no te aseguraste de lo fiel que podía ser el hijo de puta que te traiciono.

—Te puedo jurar que él sabrá de mí —habla entre dientes.

—Hackearon toda la información de la organización —asiente—, pero si mi padre tiene una venda perfecta, no comprendo por qué se metieron con toda la organización.

—Tu padre tiene protegida toda su ruta y parte de todas pero... —ahora las cosas están más claras—, son mis rutas e información de la organización.

Aún no puedo creer todo lo que me está diciendo, es que este hombre no debe ser jefe porque un jefe desconfía hasta de su sombra y siempre hay que tener dos aliados, pero al parecer el prójimo solo tiene a traidores que se aprovechan de su mediocridad e inocencia.

—Y como mi padre es el jefe tiene que limpiar el desastre de todos —resoplo—, quiero tu laptop y toda información que vinculen con el traidor.

—No te pases de lista —me sentencia—, te traeré todo lo que pueda vincular con el hijo de puta traicionero.

—Quiero confidencialidad total —exclamó—, no quiero que divulgues ninguna información de lo que estamos haciendo y de los pasos que haremos.

—¿Por qué? —arruga su frente—, estás tratando de decir que...

—Sí… Lo más probable que el hijo de puta no trabajó solo —cierro mi laptop—, haremos una limpieza total.

—Lo dudo, mi gente es confiable —dice con toda seguridad, y yo pongo mis ojos en blanco.

—¿Estás seguro? Lo recomendable es que desconfíes de tu propia sombra —siento que aquí hay algo que huele muy mal.

—Haré todo lo que me digas y si es necesario quedarse en silencio, lo haré —ha bajado la guardia, creo que le he incrustado la duda.

—Tengo en mente una estrategia —sonrió con malicia—, pero te lo diré cuando vuelvas.

—En un momento vuelvo con toda la información que necesitas —me agrada que no estemos llevando bien o por lo menos en este momento.

—Hay algo más que deba saber —detiene su andar—… ¿Quién contrató a todo tu personal?

—Lo que tú quieres saber es como inicie en el mundo de la m****a —se le dibuja una sonrisa falsa—, te lo diré a su tiempo.

Solo eso basto para que él saliera de la cabaña. ¡Mi cabaña! Me levanto y en solo la entrada hay una sala de estar, a mano derecha está una mini cocina, a mano izquierda una mini biblioteca, al fondo hay una puerta de madera, la abro con curiosidad y veo que esta será mi habitación. ¡Oh, cielos! Tengo mi privacidad. Lejos del imbécil seré como una niña y cerca de él seré fría como el hielo.

Completamente es una mini casa y con esto me siento complacida, y solo por eso llamaré a mi papá y le diré que tengo mi propio espacio y que evite que mi hermano venga a vigilarme, ya que puedo cuidarme sola sin necesidad que mi familia esté cuidándome las veinticuatro por siete.

Me esforzaré más y buscaré al que ha estado abusando de la confianza del imbécil de Máximo, creo que debería recibir una clasecitas de mi padre, ya que le han dado muchos batazos. Por mi cuenta corre que encontraré al traidor y se lo daré en bandeja de plata o mejor en bandeja de oro.

Soy una persona muy optimista y segura de sí misma y lo he aprendido por todo lo que mis padres me han enseñado, no soy de las personas que creen lo que dicen, soy de aquellas que reaccionan con pruebas y hechos, por eso me esforzaré y daré todo mi conocimiento para encontrar al traidor y a sus seguidores, no descansaré hasta encontrarlo y así mismo me iré de este lugar.

Pensándolo bien, mi hermano debió estudiar y profundizarse en la carrera y yo en psicología o medicina como mi madre, ¡Pero no!, tenía que ir tras mis impulsos. 

***

Media hora después y Máximo hace acto de presencia, trayendo en sus manos la laptop y un cerro de documentos. Al parecer tengo mucho trabajo que hacer, le señaló que ponga todo encima de la mesa de la mini biblioteca. Creo que sería en vano pedirle ayuda, ya que él no sabe nada de lo que estos papeles contienen, él puede ser muy jefe de su organización, pero no es bueno en las cuentas y en cuidarse la espalda.

Froto ambas manos y me encamino al cerro de trabajo que tendré desde este momento, me siento en la silla que está cerca del escritorio, agarro la laptop y es quiere decir que empieza mi trabajo desde ahora en adelante. La laptop enciende sin ningún problema, uuuff… Me ahorre el trabajo de descifrar la clave, ya que está libre de restricciones.

Reviso con detenimiento cada estructura, cada formato, cada paso que me ayude encontrar rastro del miserable que se metió con la organización.

—Te puedo ayudar en algo —dice con un poco de temor en su voz, quito mi mirada de la laptop para dirigir la mirada a Máximo, inhalo y me dejo caer al respaldar del asiento.

—No lo creo —masculló con voz suave—, o creo que sí, deberías difundir que soy una simple invitada y no una persona del cual vino ayudarte.

—¿Por qué? —cuestiona con los ojos abiertos.

—Porque así no sabrán por qué he venido —maldije hacia dentro de mí porque no todas las personas piensan lo mismo que yo pienso.

—Es buena idea —¡Por fin entendió el hombre!

—Mañana habrá una fiesta —mmm… Me interesa—. Se debe a la celebración de varios socios que invertirán en el negocio.

Claro, que me interesa, ya que sabré con quién se relaciona o cuál es su personal además de sus socios, necesito llegar a fondo y no me importa si me convierto en una Sherlock Holmes. Lo bueno de todo esto es que mis padres me han enseñado a insistir hasta obtener lo que yo quiero.

—Estaré presente —exclamé—, y si eso es todo, te puede retirar.

—Te crees la importante —uuuff, que fastidio de hombre.—¡Cómo tú quieras!

Con enojo en su rostro sale de mi territorio, desde este momento bautizo esta cabaña como mi pertenencia temporal y será únicamente mi cueva de Batman. Cualquiera que me escuchara diría que soy fan de los comics o de las caricaturas animadas, pero mi justificación es que he vivido con dos niños y dos niñas hermosas, aparte de mí y Dayron tengo cuatro hermanos maravillosos, aunque mi hermano gemelo y yo somos como una sola persona.

Nuevamente vuelvo mi concentración a la laptop, y empiezo a revisar. ¡Mierda! Todo está limpio, el muy desgraciado se encargó de limpiar cada partícula de su rastro. No puede ser. Tengo que encontrar algo, tan siquiera una minúscula.

Me detengo a pensar. Nuevamente llevó mis dedos a la laptop, decido ingresar un par de códigos, para descifrar el algoritmo. Me tomará tiempo, aunque no le veo el problema.

¡Lo encontré! Salto de la silla, grito de emoción. Ooohh, cielos. He encontrado al maldito estafador, se llama Vladímir Selinus.

Lo que me guío hacia él es una cuenta que tiene en las Bahamas, oh, cielos, el hijo de puta transfirió mucho dinero al banco fantasma, esto si no le gustará a Máximo.

Me pongo a rebuscar en los documentos si hay algo más que tenga que saber, más cosas  debe tener y si lo pude encontrar y saber su nombre, entonces puedo saber qué él tiene más por añadir a mi gran búsqueda. Con mayor extremidad rebusco y rebusco, veo que ha hecho fraude tras fraude y no solo de dinero, ya que también de rutas y mucha mercancía. El maldito los ha estado saqueando por mucho tiempo, hasta que encontró el momento perfecto y se fue. ¿Como recuperar todo lo que se robó? Piensa... Piensa… Piensa… ¡Ya sé! Lo rastrearé y haré exactamente lo que él hizo, pero antes tengo que saber quienes son sus cómplices y eso será con ayuda de Máximo.

(...)

—Buenos días —susurra. Me remuevo, pero mi sueño es más fuerte que mi voluntad.

—Mmm… No quiero levantarme —me quejo por lo alto—, vete Dayron.

—No soy Dayron —masculla con voz ronca—, soy tu perdición...—susurra cerca de mi oído, abro mis ojos de golpe.

Veo papeles encima de mí, me levanto rápidamente. Aaayyy… Me duele la cabeza, siento que me han dado con un mazo. Aaayyy, mi espalda. ¡Por Dios! Me he quedado dormida, y no me acuerdo en que momento me quede inconsciente y más ni menos que en la mesa.

—Que quieres —vocifero. 

No me siento con buen humor, agregando que me duele la cabeza y todo el cuerpo.

—Eres una malcriada —me reprende—, uno quiere ser amable y tú de inmediato sacas lo peor de uno.

—¡Basta!, me duele todo mi cuerpo —chillo—, y eso incluye mi cabeza.

—No te soporto —resopla—, eres una niña mimada.

—Para eso estás aquí, para venir a decirme lo que se te venga en gana —cuestione—, oh, y ¿cómo entraste?

—Yo… —tartamudea—, llamé muchas veces a la puesta y tú no contestabas y por eso me permití entrar.

—¿Te permitiste entrar? —chillé—¡Última vez que lo haces!—lo sentencio.

Como se atreve el hijo de puta, que pasa si en la próxima estoy desnuda, ¡no!

—No me vuelvo a preocupar por la niña mimada —menea sus manos, y hace gesto imitando mis movimientos. Reprimo una sonrisa, ya que él se ve muy gracioso, es increíble conocer esta faceta del imponente Máximo.

—Ahora que lo entiendes, necesito que me digan a qué has venido —exclamo con tono serio.

—Prepárate para el desayuno —da dos pasos firmes hacia atrás—, y hoy será la gran fiesta de socios.

—Correcto —me pongo de pie—en una hora estaré. ¿Dónde...?

—En una hora vendré por ti —masculló con voz ronca.

—¡Listo!

Un desayuno con un desconocido y no con mi familia, los extraño, pero ya soy una chica mayor de edad y lo que tengo que hacer es apresurarme con el trabajo para irme de aquí lo pronto posible.

(…)

Pasaron las horas y Máximo me dio un tour por toda la finca, aunque recordando no me enseñó su cueva de Batman. Hmm… ¿Por qué será?

Por el momento no le daré importancia porque en unos minutos tendré que presentarme al gran salón donde se efectuará la gran fiesta para los inversionistas. Quien fue el que inventó la frase inversionista para los mafiosos. Mi pensar es que le deberían decir mafiosos, traquetos, narcos, corruptos, Hampones o decentemente “trabajadores”, ¡Por Dios! Estamos en un mundo de corrupción y vandalismo.

No soy nadie para criticar lo que hacen, pero no soporto la idea de reunirme con personas que matan, personas que violan, personas que roban, personas que corrompen la juventud, personas que no merecen la existencia.

Si un día me proponen una alianza, yo estaría de acuerdo en destruir a los malditos que violan, a los malditos que le quitan la inocencia a los niños, adolescentes y a mujeres que no tienen ningún camino donde escapar. Los malditos piensan que nosotras las mujeres somos unos objetos que solo se puede utilizar para la sexualidad.

Nosotras las mujeres somos seres humanos que sentimos una ofensa, una humillación, una agresión, una violación y mil cosas que desearíamos gritar al mundo. Ellos se creen dueños de la humanidad por el racismo y el machismo.

Detesto a un hombre machista, un hombre que no considera y no valora la igualdad de género, ya que la mujer tiene derecho de expresarse, de trabajar, de llorar, de reír, de gozar y de hacer lo que quiera, pero sin embargo no se hace, ya que los hombres nos denigran por ser el sexo débil. Pero se equivocan los hijos de puta porque la mujer tiene una herramienta fundamental y es la seducción y el engaño. Jamás una mujer estará con un machista agresivo por placer o porque le gusta. ¡Jamás! Ella estará con él por miedo a morir, por miedo a matar a los suyos, por miedo a ser golpeada, por el maldito miedo…

Soy consciente que mi padre y madre son dueños de la organización, y por ser mis padres no soy inmune a todo lo que está pasando alrededor de nosotros, pero puedo asegurar que mi madre no permitiría que una mujer sea abusada o que una mujer fuese oprimida.

He aprendido mucho de mi madre e igual de mi padre, ambos me cuentan su historia una y otra vez, cualquiera pueda decir que ellos vivieron una vida de loco o que todo pasó inesperadamente, pero lo que recuerdo y tengo presente es que ellos se aman a pesar de las circunstancias, a pesar de que mi padre no sea el hombre ideal, a pesar de que mi padre está metido hasta el fondo con la mafia.

He aceptado lo que tengo, he aceptado lo que mis padres son, pero no aceptó ser uno de ellos, aunque en este momento los está ayudando.

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