Capítulo 3

Ayúdanos Cupido

Bruno y Nina se encontraban en la sala de Alan esa tarde, la morena le entregó la nota que le habían dejado ese día a Alan y este la tomó para leerla. 

«Me gustan mucho tus ojos, el verde siempre ha sido mi color favorito»

El chico hizo una mueca, le parecía un mensaje bastante cursi pero podía entender a la persona, si te enamorabas, no medías los cursi que podías llegar a ser.

—Diría que es alguien cursi pero al mismo tiempo quiere parecer misterioso—mencionó el rubio.

— ¿Misterioso?

—Claro—dijo—; esto de dejar notas sin dejar su nombre demuestra que es una persona que no quiere darse a conocer, al menos por ahora.

— ¿Tienes a alguien en mente? —le preguntó Nina, a ella no se le ocurría nadie.

—No en realidad—mencionó, conocía los intereses amorosos de varios chicos de su clase pero ninguno había mencionado que estaba interesado en Nina. Tampoco se le venía a la mente alguien que pudiese estarlo.

Nina era muy bonita, pero era más probable encontrar a alguien de otro año interesado en ella, que los chicos de su clase.

—Chicos misteriosos en nuestra clase hay muchos—mencionó Bruno—, pero tú no te relacionas con ellos.

—Pueden ser tímidos y por eso no me hablan.

—Es cierto—murmuró Bruno pensando en esa posibilidad—, de esa forma, no se me ocurre nadie.

Nina suspiró un poco cansada, a ella tampoco se le ocurría nadie.

—Alan tu puedes, eres cupido.

— ¿Qué pasa si cupido tiene una lucha entre su corazón y su cerebro y no puede ayudar a las personas en este momento? —preguntó el rubio, Nina lo miró curiosa.

— ¿Te gusta alguien?

—Me he percatado de que existe la posibilidad de que nunca me haya dejado de gustar—mencionó y luego negó—. Pero eso es un problema mío, no los meteré—rió—Si conseguimos un cuaderno de cada chico de tu clase podemos compararla con la letra de la nota y así ver quién es—dijo cambiando el tema.

Bruno y Nina se miraron entre sí pero prefirieron no decir nada al respecto.

—No sé en qué clase pueda estar y él no ha dicho que comparte alguna conmigo—dijo Nina—, tardaríamos mucho tiempo.

Alan se quedó pensando, era cierto, no sabían nada sobre esa persona, pero era mucho mejor que quedarse sin saber nada.

— ¿Por qué no esperar a que te diga algo que puedas usar a tu favor?

— ¿Cómo qué? ¿Y si se tarda mucho?

—Es mejor que ponernos a pedir la letra a las personas como si estuviésemos haciéndole un examen de grafología.

— ¿Qué harás cuando descubras quién es? ¿Piensas que te enamorarás y serán felices para siempre? —Nina sólo se quedó callada. Bruno suspiró —Nina, eso sólo es un cliché.

—Si es un cliché es porque pasó alguna vez, ¿no lo crees?

Bruno rodó los ojos pero se quedó callado, puede que ella tuviese razón en eso.

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