Camisetas

Capítulo 3

— necesito que te lleves esto — le entrego la guitarra a Sarah

— ¿por qué no puedes llevarla a tu casa?

— porque no tengo espacio además me quiero ir a casa, no me siento bien — comienzo a visualizar la salida — voy a tomar un Uber ¿vienes?

— es casi imposible que me pueda quedar, tengo una guitarra en mis manos.

——————————

Entró al lugar en un fallido intento de no hacer ruido ya que las luces se encienden de inmediato.

— lo siento, se que es tarde pero tuve un percance — dejó las llaves en la mesa

— son las dos de la mañana Jane, estaba preocupado por ti.

Alex se acerca a mi y me sujeta de ambos brazos haciendo presión con sus manos.

— lo siento.. por favor solo quiero dormir, estoy muy cansada.

— sabes que hago esto porque me preocupo por ti — intensifica su agarre

— lo sé.

Un suspiro de satisfacción sale de mi al ya no sentir sus manos en mis brazos aunque dolía mínimamente.

Alcanzó a dormir un par de horas, después de todo tenía que ir a la universidad. Mi cuerpo dolía y las marcas que me había dejado Alex eran notorias, decido cubrirlas con una blusa manga larga y salir lo antes posible del lugar.

— buenos días querida castaña, tu café.

— eres lo mejor del mundo — comienzo a buscar el gorro y la chaqueta mientras tomó mi café

— cinco minutos antes de que el chef nos asesine — advierte River

— ¡no encuentro el gorro y un chef sin gorro no es nada, teniendo en cuenta también que no me dejan entrar a la cocina sin el!

— Jane.. esta a la par tuya — hace una seña con su cabeza

— eres lo mejor — me termino el café y entramos a la cocina

Algunas veces me pregunto porque decidí seguir gastronomía, la vida es demasiado complicada y más cuando al chef grita por no entender la receta.

— no quiero regresar ahí — me siento en la acera

— y no lo harás estas fueron nuestras últimas horas, fue buena idea adenlatarlas.

— ahora tenemos todo el mes para practicar y planear la gran presentación — recuesto mi cabeza en el hombro de River

Eramos amigos hace unos meses, nos volvimos inseparables desde el primer día gracias a que ninguno de los dos hablaba con nadie y la profesora de nutrición nos obligó a socializar.

River era de Grecia así que me enseñó varias recetas que desconocía por completo.

No solía verlo mucho fuera de la universidad o de nuestra horas en el restaurante ya que a Alex no le agradaba pero el era mi mejor amigo.

— tengo que ir al restaurante, nos vemos mañana.

— ¿te robaste las trufas? — esboza una sonrisa

— nadie las va a extrañar y menos cuando todos notaron que faltó ponerle sal al salmón — ruedo los ojos

— Nos vemos mañana, te toca comprar el café — River esboza una sonrisa

— ten por seguro que se me olvidará.

Caminó hacia el restaurante aprovechando que aún había algo de luz a pesar de ser las seis, no solía trabajar en el restaurante de mis padres pero me pidieron ayuda hasta encontrar un nuevo chef que no fuera Maggie ya que solía quemar la comida.

— ¿qué me trajiste hoy? — Maggie dice emocionada al ver el plato sobre el mostrador

— trufas, no pude robar salmón sin sal — tomó una y la como.

Dejó sobre el mostrador el gorro y suelto mi cabello haciendo que mi cabeza se sienta más relajada.

— ¿qué hay de comer? — Sarah se sienta a la par nuestra

— trufas, coman todas las que quieran.

— disculpa, ¿maggie? — se escucha una voz algo apenada detrás nuestra — no creo que la carne sea comestible.

— toma una trufa, cortesía de la

casa... — al darme la vuelta observo al castaño del concierto, ¿Lan?, No logró recordar

— al fin llegó la chef, no sabía que tenías uniforme — esboza una sonrisa

— no, no, digo.. estudió gastronomía y por eso el uniforme, ahorita les entregó un nuevo platillo — tomó la carne que estaba quemada pero se notaba su fallido intento de poder comerla

— gracias, ¿y dime cuando te veré tocar la guitarra? — se recuesta en el mostrador

— yo.. no creo que eso pasé, si quieres te la de vuelvo aún la tengo no la he vendido ni nada, ¿verdad Sarah? — la observo

— no, te preocupes solo quería escucharte tocar algún día.

Hola Sarah —  esboza una sonrisa cautivadora

Vuelve a su mesa mientras Sarah queda con la boca abierta sin poder comer la última trufa.

— ¿son famosos? — me susurra Maggie

— si, lo son.

— ¿me puedes cubrir?, voy a comprar diez camisetas para que puedan firmarlas y luego venderlas por ebay.

— ve, me invitas a un pastel si te vuelves millonaria.

Maggie sale corriendo del lugar y yo entró a la cocina para poder hacer nuevamente la carne que ordenaron, junto a una porción de papas en compensación.

— ve a entregarles esto — le entrego el plato a Sarah

— ¿lo dices en serio? — dice con ilusión

— si, yo tengo que cuidar el puesto de Maggie, tal vez puedas sacarles conversación— esboza una sonrisa y me da un abrazo antes de tomar el plato

— Bunas noches Jane, ¿cómo estás?

— Mariane, que gusto volver a verla, si busca a Maggie en un momento volverá.

— esta bien yo espero aquí, me gusta visitar a mi nieta en el trabajo — esboza una sonrisa

— para que beba algo mientras la espera — le entregó un té

— eres maravillosa Jane — Mariane toma la taza entre sus manos

Limpio el mostrador y levanto la vista, Sarah estaba sentada junto al castaño mientras conversaba con el rubio y el pelinegro se pone de pie.

— ¿puedo servirte algo? — le pregunto en el momento en que se acerca

— ¿qué es esto? — levanta una trufa

— trufa de chocolate, toma una tal vez te guste.

La observa con duda un momento ya que su aspecto no es el mejor y le da una mordida.

— esto es lo mejor que he probado, ¿me puedes dar una porción de esto por favor?

— lo siento, no vendemos trufas.

— necesito conseguir más de estas, lo siento no salude solo vine a sentarme, ¿qué tal estás después de la fiesta? — esboza una sonrisa sin dejar la trufa

— bien, no me quede mucho tiempo después de todo tenía que guardar una guitarra.

— ¿volviste a la música? — Mariane pregunta con emoción — lo siento no pude evitar escuchar su conversación.

— no volví a la música, solo conseguí una guitarra — aclaró

— un gustó soy Noah — le extiende la mano

Al menos

sabía ya el nombre del pelinegro.

— que lindo joven, yo me llamó Mariane, debes conocer a mi nieta Maggie ella trabaja aquí.

— ¡si, claro Maggie!, es una excelente cocinera — esboza una sonrisa

— dime que no se han ido, ¿sabes qué había una tienda de ropa en la esquina? — Maggie deja las camisetas en el mostrador mientras toma aire

— yo no sabía y corrí casi por ocho cuadras.

— pero tu sabías que acababan de abrir, acabas de comprar un pantalón en esa tienda — digo confundida

— oh.. es verdad, hola nana — la abraza

— ¿tú eres el famoso? — le pregunta a Noah

— creo que ese soy yo — se voltea para poder verla

— ¿te molestaría firmarme estas camisetas? — esboza una sonrisa

— son como mil — reniega

— son solo diez, si lo haces a la próxima que vengas te aseguró que preparó trufas.

— en realidad son veinte — corrige Maggie

— ¡Maggie! — reniego

— ¡corrí mucho, tenía que valer la pena!

— es un trato, si te vuelves millonaria con las camisetas quiero un helado — Noah toma un marcador que estaba enganchado en mi gorro

— estuve buscando ese marcador todo el día — me recuesto en el mostrador

— ¿entonces cuando es nuestra cita?, Maggie y yo esperamos las trufas.

— cuando Maggie gané dinero con las camisetas así comemos helado y trufas.

— genial, dame tu brazo — con duda extiendo mi brazo enfrente suya — así tienes mi numero y planeamos todo.

Levanta la manga y escribe su número con el marcador.

— ¿no era más sencillo en una servilleta o en mi celular?

— pero eso sería aburrido, ¡Lowen tienes que firmar esto, luego le toca a Lark! — grita haciendo que el rubio se ponga de pie

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