Capítulo 5

Camila

No soy de pedir cosas prestadas y a personas desconocidas menos. Tengo a Ni siquieras se su nombre, pero como me dice torpe a mi, le pondré uno, aún no se cuál.

Su pregunta me tiene en las nubes, no pensé eso.

-Pues te hago las tareas, ordeno tu casa, no se -digo encogiéndome de hombros.

-Bueno -dice y me entrega el dinero.

-Gracias -digo algo avergonzada.

Tanto rodeos para darme el dinero así no más.

*****

Una semana ha pasado y aún no se como pagarle, sin contar que aún debo dinero de la renta, tengo hambre y no tengo ni agua.

Damian quedó de venir a buscar su dinero hoy, si ya me aprendí el nombre ya que Flor no para de hablar de él y dice estar enamorada perdidamente.

No niego que él es muy guapo, alto, un dios griego, pero no creo que sea mi tipo, además nunca me he enamorado. Toda mi vida ha sido el afán por sobrevivir y cuando vivía con mis padres mi prioridad era mi madre.  Creo en el amor,  creo que algún día saldré con alguien al cine, a comer helado,  que me dirá lo bien que luzca,pero por el momento no.

Ordeno un poco el cochinero este y busco en todas las esquinas, quizás encuentre alguna moneda,  no se.

Alguien llama a la puerta y después de respirar hondo abro. Me preparo para encontrarme con un interesado Damian viniendo por el dinero que no tengo.

Mi corazón se acelera al enterarme quien es; Pedro el señor de la renta, se ve furioso.

-Hola Don Pedro -digo nerviosa.

-Hola nada -dice entrando a la casa.

Mi cuerpo completo se tensa, no se que cuento decirle, si me corre me llevará el mismo diablo.

-El dinero de la renta -dice girándose para verme a la cara.

-Yo, yo aún no lo tengo -digo entrelazando mis dedos con nerviosismo.

-Eso no es mi problemas, te he dado semanas puta -dice asiendome enojar.

—Deme dos horas para buscar el dinero y pasárselo —digo nerviosa.

—No tengo tu tiempo,  ramera —dice acercándose más.

Quisiera gritarle, pegarle, pero estoy en su territorio y no tengo ventaja alguna.

Se acerca a mi con pasos que me hacen temer, se posa frente a mi, siento mi cuerpo estremecerse. Me toma de los codos y me acerca a él.

-Déjame en paz -digo intentando zafarme de su agarre.  Su agarre es fuerte, él hunde su asquerosa cara en mi cuello, siento como humedece mi cuello de su apestosa saliva. Su aliento es horrible. Me tira al piso y se abalanza sobre mi. Mis ojos se humedecen, los siento arder, gritos ahogados se escapan de mi, no quiero que mi primera vez sea de ésta manera y mucho menos con este imbécil.

-Te voy a cobrar todo lo que me debes, puta -dice rompiendo mi vestido.

Cierro mis piernas y grito para que alguien me escuche, pero es imposible.. Él se coloca entre mis piernas y acaricia mis piernas, saca mis bragas y las desliza por mis piernas, vuelve a tumbarse y oro a Dios porque un rayo lo mate y no me siga tocando.

Mis lágrimas siguen saliendo, si éste hombre me llegar a violar por completo no quedará nada de mi. Es mi peor pesadilla.

-Déjame por favor -grito empujándolo pero su peso es mayor que mi fuerza.

Intenta besarme pero no lo dejo, me muevo debajo de él. Desata sus pantalones  y vuelve a tumbarse antes de bajarlos.

-Serás mía perra -dice lamiendo mi cuello y dirigiéndose a mis senos.

Grito y forcejeo, intento quitarlo de encima de mi, pero ko funciona, me duele su agarre,  su saliva me da asco, mi piel está de gallina por la asquerosa sensación.

Mi madre llega a mi cabeza,  recuerdo las veces que la escuché gritar de esta forma y yo no podía hacer nada.

Un fuerte golpe en la cara me hace reaccionar, está listo para entrar dentro de mi. Ya ni siento las piernas para cerrarlas, me duele todo el cuerpo. Con mis manos intento y lo empujo, pero no logro nada, ríe como imbécil,  besa mi mejilla y acaricia mi sexo y se lame la mano.

—¡No por favor! —grito resistiéndome.

—Me vas  a pagar las que me debes, perras.

-¡Sueltala hijo de perra! - escucho la voz de alguien muy conocido.

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