TRECE HABLA

Se encontraban en consulta con el Dr. Abello, nuevamente en la cámara de Gesell, los estudiantes de la especialidad en psiquiatría cada día, encontraban cosas más interesantes en el caso de la paciente 13, el Doctor Abello había decidido no revelar el nombre de dicha paciente por ética profesional, pero quería que vieran sus alumnos el caso de ella.

Dime trece, ¿Cómo te sientes hoy? - pregunto Abello con amabilidad a la mujer que estaba sentada frente a él- la mujer al escuchar la voz del médico levanto la vista, pero no lo enfoco a él, si no a alguien invisible, sonrió a ese algo, y volteo a ver al hombre que la había cuestionado con anterioridad. 

Muy bien, siempre me encuentro muy bien, le conté que vino mi madre a visitarme, pues bien vino y me contó del estúpido de mi ex novio, - la mujer veía a ese algo invisible, que le hacía señas de que no hablará, que era mejor permanecer callada, trece asintió a ese personaje que estaba frente a ella para volver a quedarse callada.

Los estudiantes anotaban cada uno de los movimientos de trece, era una mujer fascinante, se escuchaba por su vocabulario que era una mujer educada, incluso de buena familia, esas palabras de su madre, esta era la segunda vez que la menciona, ahora mencionaba a otra persona a un novio, pero ahora, cual de esos dos personajes que menciono era una persona real. ¿su madre o el novio?

Abello continuaba hablando con trece, quería saber más acerca de su madre, y estaba dispuesto a conseguirlo en esa sesión, aunque trece se negara a hablar.

Dime trece, ¿Qué te contó tu madre? - ahora el tono de Abello ya no era amable, había un tono de orden en su voz- el hombre espero a la reacción de la mujer, pero esta se encontraba impávida, no hizo señales de haberlo escuchado.

“la persona que trece miraba, no era el Dr. Abello, si no su madre, que le hacía gestos de que no respondiera y le decía: no digas nada, si dices algo, te ira peor, así que mantente callada, ¿me escuchas?, si dices algo, no te dejare dormir, y en la noche la pasaras mal” la voz era impositiva, la madre de trece siempre había sido así desde pequeña, así que mejor se mantuvo callada y no dijo nada, pero algo ocurrió en una parte de su mente, ¿ y si hablaba un poco con el Doctor?, no diría nada que la comprometiera, y tampoco haría enojar a su madre, así ambos seres que la miraban se quedarían contentos, y la dejarían en paz por unos instantes, que eso en verdad era lo que necesitaba.

Está bien, Doctor, le contaré algo, vera mi infancia fue algo dura, yo era hija única, vivía en casa de mis abuelos, mis padres siempre trabajaban de día y tarde, solo llegaban hasta la hora de la cena, así que la pasaba sola con mi abuelo, este era un hombre mayor- comenzó a relatar trece a Abello, que se quedó sorprendido, la mujer estaba hablando algo de su vida, si bien se encontraba mezclado con fantasía y realidad, solo había que desentrañar entre estas dos.

Los estudiantes comenzaron rápidamente a tomar notas, menos uno que se encontraba sentado casi al frente de la cámara, este se dedicó a memorizar los movimientos de la mujer, notaba con claridad que no miraba a su profesor, si no a otra figura etérea que no se encontraba ahí en esos momentos, como si le pidiera permiso para continuar hablando del tema, en momentos se quedaba callada y continuaba lentamente. Pero solo estaba hablando sobre la casa de sus abuelos, que si había 3 recamaras, que si el gato del abuelo, la abuela le daba de comer al regreso de la escuela, cosas sin importancia aparente.

La mujer continuaba hablando de manera mecánica, la figura de su madre, le indicaba dónde parar o continuar, y esta lo hacía, llego el momento en que trece volvía a repetir lo mismo una y otra vez.

¡YA DIJE TODO! ¡DEJENME EN PAZ!, ella, ella- decía señalando a su madre incorpórea, ella no me dejara decir nada más- dijo mientras se tiraba en el suelo en posición fetal y se jalaba el cabello, los enfermeros entraron de inmediato para levantarla de este, y llevarla a su pabellón, necesitaba sus medicamentos vespertinos, así que se dio concluida la sesión del día.

El Dr. Abelló quedo en la cámara y prendió las luces para ver a sus alumnos, suspiro mientras se retiraba los lentes, se apretó los ojos con los dedos pulgar e índice, respirando hondo se los volvió a colocar, antes de comenzar a hablar con sus alumnos.

El día de hoy pudimos ver un claro ejemplo de lucidez, pero ahora quiero que piensen un poco ¿fue lucidez o el engaño de una mente maestra?

CASA DEL DOCTOR SAMANIEGO.

Era domingo a las 3:00 pm de la tarde, había sido un día extremadamente tranquilo para el doctor Samaniego, era su día de descanso, la semana había sido bastante ajetreada, entre juntas, consultas, y demás cosas que implicaba su cargo, hacia días que tenía sueños intranquilos,

tenía que ser el efecto del trabajo. 

Recordaba algunas sesiones con la paciente 1903, eran agotadoras, la mujer no hablaba, o si hablaba lo hacía como si lo conociera de años, pero él sabía que no era así, comenzó a recordar su última consulta con la mujer.

Buenas tardes, espero que el día de hoy podamos hablar, y me quieras contar sobre ti y el cómo llegaste al hospital- pregunto con voz calmada y relajante para la mujer, quien al escuchar el tono de la voz, quedo aturdida ,asi que levanto la mirada.

1903 le lanzo la mirada más profunda y triste que había sentido, y al verla fijamente la mujer comenzó a sollozar y decir entre dientes, la voz era pausada e inaudible.

No lo quise hacer, en verdad, yo no lo quise hacer, solo veo sangre, ahora solo veo sangre- decía ella con tono lastimero y doloroso.

¿Qué fue lo que no quiso hacer? - interrogo Samaniego, poniendo atención a la mujer, con una mirada dura, esa mujer era una maravillosa manipuladora pensó este último.

 No, yo no quise, cada día hay más sangre y se quedó callada al ver el rostro del hombre que se encontraba frente a ella, parecía que había reconocido algo en él que la obligo a mantenerse callada, el ver ese rostro la hizo sentirse mal y recordar algo que le dolía profundamente.

Samaniego leyó las notas que había tomado, al parecer en ese mes de sesiones con él, la mujer avanzo más de lo que pudo haber avanzado en años, eso lo hacía realmente feliz, pero igual lo desconcertaba, ¿Por qué esa mujer lo miraba así?. Le comenzaba a doler la cabeza, si cuando pensaba en ella le dolía la cabeza y realmente podía oler la sangre, si ese olor metálico característico de esta última.

El teléfono sonó en la mesa de noche que tenía a su lado era la Dra. Ángeles que le preguntaba algo sobre la convocatoria de los nuevos Doctores, él tenía que revisarla antes de aprobarla, y otras cosas más del hospital, inconscientemente sonrió al ver el mensaje de su compañera de trabajo, esa mujer le recordaba algo, no sabía que, a la mismo que 1903, salvo que con Ángeles era diferente.

La novia de Samaniego acababa de llegar al departamento después de una larga jornada matutina en el restaurante, vio a su novio acostado en la cama con el celular en la mano, este veía el celular sonriendo, comenzó a sentir que la sangre le hervía, y sin pensarlo se le fue encima a su novio,

 Bien sabía que la única explicación para que este sonriera de esa manera, tenía que ser una mujer y era en específico esa mujer, Lanah

Ángeles.

El hombre fue agarrado desprevenido, su novia se le había ido encima a golpes y rasguños, trato de protegerse el rostro y no lo logro, un gran rasguño atravesó su mejilla izquierda, haciéndole salir un poco de sangre, el ardor ante la herida hizo que empujara a la mujer que cayo debajo de la cama, a lo cual esta lanzo un grito de dolor, había

caído encima de su mano izquierda.

Mi mano, caí sobre mi mano- lloraba tomando su mano con la otro y gritando insultos contra el hombre que intentaba ayudarla- eres un imbecil,Manuel, aparte de que te atrapó engañándome, me golpeas.

Mar, cariño- el hombre la ayudo a levantarse-deja te reviso, no creo que haya fractura, y no te estaba engañando, estaba revisando unos mensajes, debemos lanzar la convocatoria para los nuevos médicos, y me la enviaron, me recordó cuando entre en el servicio aquí- dijo Samaniego mintiendo a su novia, no sabía el motivo por el cual Mar odiaba tanto a la Dra. Ángeles, y la verdad no lo quería averiguar. 

La mujer al escuchar eso se tranquilizó, pero aun sentía enojo contra él, no sabía porque, algo en su interior le decía que Manuel la engañaría, y si eso hacia sería capaz de matarlo, pensó para sus adentros si matarlo, lenta y dolorosamente, lo miro y sonrió a su novio, mas no dijo nada.

Manuel miro fijamente a Mar, algo en ella no andaba bien, sabía que la amaba, pero también le producía miedo, algo que nunca antes

había sentido, no tenía sentido explicarlo, todos estos sentimientos venían desde que vio a 1903 por primera vez.

Era algo inexplicable, pero ese dolor de cabeza no se iria hasta que volviera a platicar o verla a ella a  1903

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