III — Despedida

Vanessa…

— ¿Como va el programa Vane? — me pregunta mi profesora de informática, es con quien estoy ayudándome a realizar mi tesis la cual, ya me tiene cansada pues no puedo acomodar ciertos comandos requeridos para que el sistema funcione.

— Pues… quisiera decir que bien, pero, aun no logro acomodar ciertas partes para que cuando el diseñador meta las características requeridas se las arroje en orden — suspiro tallando mis ojos de cansancio.

— ¿Ya revisaste la guía que te di? Te seria de mucha ayuda, quizás hay pasos que te estas saltando… — el foco se me prendió cuando ella menciono eso.

— Cierto la guía… — me levante, saque el libro tan maravilloso que ella me había preparado y comenzó a ojearlo… ¡Bingo! Lo encontré.

— ¿Ya viste que te falta? — me pregunto con una sonrisa.

— ¡Si! No he hecho bien la integración de los comandos, como soy boba — me dije a mi misma mientras la profesora se burlaba de mí, ella es genial y aunque es algo mayor es una genio en esto de las computadoras.

Seguí tecleando en la pantalla de mi computadora mientras ella seguía ayudando a otros alumnos, mi única oportunidad de estar con ella eran mis días de descanso del trabajo. El restaurante donde laboraba me pagaba muy bien y mas cuando cantaba para los comensales así que no podía pedir nada más. En una semana tenia que entregar este programa y así podía ya terminar mi tesis y graduarme en menos de 4 meses.

Esperaba que todo siguiera, así como iba hasta ahora, mi hermano estaba recibiendo muy bien su tratamiento así que no había problema de nada o mas bien no debería. Mi Tío aun podía solventar un poco con su pensión y mi tía con lo poco que ganaba podíamos llevar bien los gastos de la casa o… eso creía yo.

— ¡Felicidades Vanessa! Tu programa nos ha encantado y al fin podremos sacarlo en la empresa y comenzar a entrenar a nuestros diseñadores — después de mi arduo trabajo al fin pude entregar el programa.

— Gracias a ustedes por la oportunidad de dejarme trabajar — agradecí a los padres de mi amiga.

— Amiga te lo mereces, tienes un excelente futuro por delante así que, sin miedo — Salma me abraza, ella si es una excelente amiga.

— El honor ha sido de nosotros — habla el padre de Salma el Señor Jensen — eres una excelente programadora y estoy seguro de que encontraras excelentes oportunidades en el fututo — en eso me extiendes un cheque el cual tomo con alegría, pero mi sonrisa se congela al ver la cantidad.

— Es mas de lo que pedí Señor Jensen… no puedo aceptar…

— Oye hija calma — se acerca la madre de Salma — es por tu trabajo y todas las develadas causadas por ello, lo vale Vanessa así que no te sientas mal — mis ojos se enrojecen ante el acto tan hermoso que ellos han hecho por mí, con esto puedo dar el pago inicial para la operación de mi hermano y solventar las medicinas.

— Se los agradezco mucho… — no puedo evitar llorar de emoción, mi amiga se acerca a mi dándome palmadas en la espalda.

— Oye lo mereces además lo necesitas — le sonrió limpiándome los ojos, a lo lejos veo a su hermano Esteban quien solo me mira con frialdad, sinceramente nunca nos hemos llevado bien y no lo entiendo.

— Gracias de verdad, les deje un manual con las instrucciones necesarias para el manejo del programa. Karen esta ya entrenada para ello, pero si requieren mi ayuda no duden en pedirlo — los señores Jensen se acercaron y me abrazaron por ultima vez antes de irme.

Quería ir con mi mama Susan y decirle las buenas noticias, aunque eso debería ser después de mi turno en el restaurante. Sali del edificio sumamente feliz, mis sueños y anhelos se estaban acomodando poco a poco, sentía que mi futuro era prometedor.

Llegue a mi trabajo después de correr prácticamente para alcanzar el autobús y venir hasta acá pues el restaurante estaba en una de las zonas mas ricas de Nueva York y la estación del metro estaba algo retirada. Me puse mi uniforme, delantal, acomodé mi cabello negro en una coleta y me sonreí al espejo.

— Vamos Vane, tu puedes contra todo —me dije a mi misma alzando el puno — fuerza, ante todo.

Sali contenta topándome con otros compañeros y compañeras, casi no tengo amigos aquí pero no somos muy amigos que digamos.

— Vane hoy te vez muy alegre — comenta uno de los chicos que es mesero aquí también — parece que recibiste una gran sorpresa.

— Lo hice, al fin entregué mi tesis y esta en revisión. Espero poder pasar y al fin relajarme un tiempo — conteste con alegría ignorando las miradas de las demás chicas que están mega enamoradas de este disque adonis.

— Y ¿Cuándo aceptaras una cita conmigo? — me gire para mirarlo frunciendo el ceño.

— ¿Disculpa? ¿Desde cuando somos tan cercanos? — este tipo siempre me hace la vida de cuadritos aquí en el restaurante y ahora me sale con que me invita a salir, que irónico.

— Oye ¿A caso no se nota que me muero por ti? — se cruzo en mi camino poniendo esa facha de macho seductor, rodee los ojos y me cruce de brazos.

— Por mi puedes morirte Hans, no me interesas ni lo hare en el futuro así que ya ve, déjame trabajar — tomé una bandeja y me dirigí a la cocina para recibir los platos que ya debían entregarse y la mesa a atender.

— Oye nena, estoy seguro de que podemos conocernos mejor, además soy bastante atractivo y tu eres muy hermosa, haríamos la pareja perfecta — solté una carcajada algo fuerte.

— No y mil veces diría que no así que suéltame y ve a buscar a quien molestar…

— ¡Aaah! — cuando me solté de él, choque con una de las cocineras que llevaba justo una pequeña olla llena de caldo — ¡¿Oye que te pasa?! — la mire asustada e inmediatamente busque papel para limpiarla.

— Perdóname no te vi, me disculpo — dije con sinceridad, aunque mi voz temblaba pues no quería problemas con una de las Su chef del restaurante.

— ¡¿A caso crees que esto se quitara con papel estúpida?! — me empujo al suelo haciendo que me manchara yo también, Hans se acercó a ayudarla mirándome con enojo.

— Eres realmente tonta Vanessa, deberías tener mas cuidado. ¿Ahora como le quitaras las manchas a su traje he? — los miré fastidiada a los dos pues si cometí un accidente, pero no era algo grave ni de muerte.

— Ya me disculpé si tanto te enoja dame tu traje y lo mando a la tintorería, — respondí sin temerles, no me dejaría pisotear por nadie.

— Como si pudieras pagar esto, me las cobrare después contigo maldita huérfana — su comentario se me hizo tan molesto, pero decidí ignorar el hecho, los vi irse a los dos mientras Hans la consolaba, que patán.

— No los escuches Vane — me dijo uno de los cocineros — así es ella de loca — le sonreí agradeciendo el detalle, corrí nuevamente a los vestidores y me cambie en 5 minutos, siempre tenia un uniforme de repuesto por si algo así pasaba.

La noche estaba sumamente concurrida y no pare en casi 3 horas, mis pies me dolían así que fui al área de descanso. Quería comer algo y relajarme solo 5 minutos lo prometo.

— Vane ¿Puedes venir por favor? — me habla el capitán de meseros un señor alto y gordo pero muy bueno.

— Si Sr. Rock ahí voy — si su apellido es literal “Roca” es extraño pero interesante. Entre a su oficina que esta muy bien acomodada y valla que a este hombre le gusta la limpieza, no por nada somos el mejor restaurante de esta avenida.

— Vanessa iré directo al grano — me senté frente a el y cuando hablo me quede mirándolo, sentía algo en mi corazón que no sabía descifrar.

— Dígame señor, ¿Hice algo malo? — se cruza de brazos y me observa detenidamente.

— Hubo recorte de personal y, desafortunadamente te toco a ti — lo mire entrecerrando los ojos, no sé por qué pensé que algo así pasaría después del incidente de hoy.

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