Capitulo 5

Me despierto cuando escucho que tocan la puerta con furia, me pongo de pie y me voy para los lados, me siento muy débil, abro la puerta y Enzo está furioso, se queda viéndome de pies a cabeza.

—Vaya así recibes a tus visitas.

Me siento tan mal que no me di cuenta que estoy en ropa interior, vuelvo a mi habitación y me pongo la bata.

—¿Qué quieres? 

—Te vez terrible.

—Si aparte de dar mala suerte estoy horrible ¿algo más?

Se acerca y toca mi cara, sus manos se sienten cálidas.

—Tienes mucha temperatura.

Y como toda una niña de papá me suelto llorando, él se sorprende y me abraza, sus brazos de alguna manera me reconfortan, me sienta en el sillón con cuidado cuando estoy más calmada, saca su teléfono y hace una llamada.

—Necesitas un baño.

—¿Apoco también huelo feo? 

El sonríe.

—No, es para bajarte la temperatura.

—No tengo fuerzas.

Se quita el saco y se remanga la camisa.

—Bueno ya te vi en ropa interior una vez, no creo que pase nada por verte de nuevo.

—No quiero, tengo mucho frío.

Se va y abre la regadera, regresa se quita los zapatos y los calcetines, me lleva en los brazos al baño, me quita la bata y me mete al agua, trato de sostenerme sola pero las piernas no me responden, me sostiene con una mano como si no pesara nada, me pone shampoo y me pasa una toalla con jabón por el cuerpo.

—Te estás divirtiendo ¿verdad?

El sonríe y me ve de una manera que me hace estremecer.

Empiezo a temblar, rápidamente me pone la bata de nuevo y me sienta sobre el baño para secarme el cabello, se quita la camisa porque se le mojo toda, volteo a verlo por el espejo y me doy cuenta que como lo imaginé tiene un cuerpo muy trabajado, no me impresiona porque con mi trabajo veo mucho eso, mis compañeros también están así, incluso Benji pero no puedo negar que está bastante bien.

Me doy cuenta que tiene un tatuaje en el hombro izquierdo, no puedo distinguir que es porque veo un poco borroso, me quito la ropa interior mojada y me dejo la bata, él sonríe.

—Eso no ayudará mucho que digamos con mi imaginación.

Me lleva a la habitación y me acomoda en la cama, en eso tocan la puerta y él se va a abrir, me estoy quedando dormida cuando vuelve con una mujer.

—Tris ella es la Dra. Kozlov.

—Hola Tris ¿eres alérgica a algún medicamento? 

Yo muevo la cabeza negando, ella empieza a revisarme y hablan en otro idioma por lo que no entiendo nada de lo que están diciendo, me pone una inyección en el brazo.

—Tris traes un virus bastante fuerte, te dejaré unos medicamentos con Enzo, pero la inyección debería hacerte efecto pronto, si no te sientes mejor en unos días llámame.

—Gracias.

—¿Qué le hago para bajarle la fiebre?

—Bañarla está bien, para refrescarla y que se tome el medicamento cuanto antes, por cierto la próxima vez no le mojes el cabello será más fácil.

Ellos salen de la habitación y yo me acomodo en la cama y me quedo dormida.

—Tris despierta, Tris.

Me levanto asustada y Enzo me sonríe.

—Tienes mucha temperatura, necesitas tomarte el medicamento.

—Me duele la cabeza.

Me da el medicamento y una botella de agua, me quedo recostada por un rato más pero no dejo de sudar.

—Estoy muy incómoda.

—¿Quieres bañarte de nuevo? 

—Si.

Se quita la ropa y se queda en bóxer.

—Lo siento pero no quiero mojar mi ropa de nuevo.

Me voy a poner de pie y me voy para los lados, él me sostiene.

—No voy a bañarme contigo. 

—De hecho soy yo el que se va a bañar contigo.

—Que gracioso.

Me lleva al baño y abre la regadera.

—No tengo ropa interior.

—¿Y luego? 

—¿Cómo me voy a bañar desnuda contigo?

—Pues muy fácil te quitas la bata te metes al agua y yo te sigo.

Me río y siento que mi cabeza va a explotar.

—No me hagas reír, creo que yo puedo sola.

—Esta bien, pero me quedaré aquí por si me necesitas.

Entro a la ducha y me quito la bata, me siento débil pero logro terminar de bañarme, estoy por cerrar el agua cuando entra Enzo.

—¿Qué haces aquí? 

—Me dio calor de esperarte.

Se queda viéndome sin disimular.

—Así que eres pelirroja natural.

Se suelta el cabello y empieza a bañarse, su cabello le llega más abajo de los hombros, el tatuaje que tiene es una ancla, cierra los ojos mientras se pone el shampoo y yo me quedo viéndolo sin poder evitarlo, abre los ojos y sonríe.

—Ya terminaste con tu escrutinio.

—No te creas tan imponente.

—No me creo nada, tus ojos y tú boca abierta habla por si solos.

—Idiota.

Abro la puerta de la ducha para agarrar mi toalla y antes de que la alcance me pega a la pared, mi respiración se agita al instante.

—Tal vez no sea imponente pero tú respiración me dice lo contrario, es una lástima que no me gusten las pelirrojas.

—Imbécil.

Lo empujo y se queda sonriendo mientras yo salgo furiosa y me voy a mi habitación, me pongo una pijama y cambio las sábanas de mi cama, empiezo a sentir hambre y voy a la cocina, después de un rato Enzo entra ya cambiado con su traje.

—Veo que ya estás mejor.

—Si, muchas gracias por cuidarme.

—No me agradezcas, la verdad es que nos hace falta personal y no quiero que faltes muchos días.

Yo pongo los ojos en blanco.

—¿Sabes cocinar? 

—No.

El sonríe, se quita el saco y me hace a un lado.

—Déjame preparar algo a mi.

Me siento y el empieza a preparar la comida, después de un rato me entrega un sándwich.

—¿Es un sándwich? 

—Un sandwich de mantequilla queso y salchichas, un típico desayuno en Rusia.

—¿Porqué tú no tienes acento como Fabrizio? 

—Yo pase la mayor parte de mi adolescencia aquí en Estados Unidos.

—¿Y Fabrizio no? 

—No, él vivió con mi padre y con su mamá en Rusia, hace poco que vino a vivir a estados unidos para ayudar a mi padre con sus negocios.

Se sienta frente a mi y empezamos a comer.

—La doctora dijo que tenías que descansar unos días.

—¿Y mi jefe que dice? 

—Pues que no me queda de otra.

—Gracias por el sándwich, estaba muy rico.

—De nada, por cierto tú novio no ha aparecido ¿dónde se supone que está cuándo se le necesita? 

—No lo sé, no lo interrogo.

—Esperemos que no se moleste cuando sepa que nos bañamos juntos.

—No tiene por que saberlo.

—Yo tengo que irme, Fabrizio no está y tengo que hacerme cargo del bar.

—Gracias de nuevo por cuidarme.

Se pone de pie y en eso se abre la puerta y Benji se sorprende al verlo, su cabello aún está húmedo así que es lógico que se baño aquí.

—¿Me imagino que usted es el novio de Tris?

Benji se acerca y le da la mano, son del mismo tamaño e igual de robustos.

—Soy Tom Gibb.

—Yo soy Enzo Carusso el jefe de Tris, espero que no piense mal al encontrarme aquí, estuvo muy enferma.

Benji se acerca a mi y me da un beso en la frente.

—¿Tris estás bien? 

—Si ya está mejor, vino una doctora amiga mía y le dió medicina, discúlpeme pero tuve que ayudarla con el baño, tenía mucha fiebre y fue la recomendación de la doctora.

Benji se queda viéndolo muy serio.

—Bueno tengo que irme, Tris puedes tomarte unos días para que termines de recuperarte.

—Gracias Enzo.

Se va y Benji cierra la puerta molesto.

—Me puedes explicar ¿qué fue todo eso?

—Benji me puse muy mal, tenía mucha fiebre y el llego justo en ese momento, es cierto que me dio una ducha para bajarme la fiebre pero es todo.

—¿Porqué no me llamaste Tris? 

—Apenas hace unas horas desperté consiente.

—Si te dió unos días ¿qué te parece si nos vamos a Washington? 

—¿Tú crees que podamos? 

—Claro, prepara tus cosas, llamaré al comandante.

Hago una pequeña maleta y después de pasar al hotel donde tenemos nuestras cosas volvemos a Washington, el jefe nos permitió pasar unos días con la familia.

—Te llevaré a casa de tus padres para que no estés sola en tú apartamento.

—No Benji, está noche quiero quedarme en mi apartamento, necesito descansar un poco y reponerme, té prometo que mañana iré con mis padres.

—Esta bien, sólo porque sé que necesitas descansar.

Benji me deja en mi apartamento y en cuanto entro empieza a sonar mi teléfono, al revisarlo me doy cuenta que me traje el otro por error, me está llamando Enzo.

—¿Hola? 

—Por lo que veo ya estás mejor, te fuiste con tú noviecito.

—Me trajo a ver a mis padres.

—¿A California? 

—Si.

—Sólo te di unos días para que te recuperes, si no quieres perder tú trabajo tienes que volver la próxima semana.

—Volveré no te preocupes. 

—No te equivoques a mi no me preocupas tú, sólo veo por el bienestar de mi negocio.

—Enzo estoy agradecida por lo que hiciste por mi, pero no entiendo tú actitud conmigo.

—No tienes porque entenderla, sólo soy tú jefe y nada más.

—Esta bien como tú digas ahora si me permites quiero aprovechar mis días de descanso.

—No te atrevas a colgarme Tris.

Yo suspiro con frustración.

—¿Sabes dónde estoy?

—No.

Pone el altavoz y escucho los golpes de la fusta sobre la piel de una chica o eso parece.

—¿Estás borracho?

—Parece que la mesera nueva me sirvió mal la medida de mi whisky, es culpa tuya por no estar aquí.

Escucho la puerta abrirse y la voz de Astrid.

—Enzo cariño vamos a llevarte a tú apartamento, necesitas descansar.

—Nos vemos pronto Tris, adiós.

Me cuelga y yo me quedo viendo el teléfono, este hombre está loco, me voy a mi habitación me quito la ropa y suspiro, extrañaba tanto mi cama, a los pocos minutos me quedo dormida.

Al día siguiente me despierto casi al mediodía, aún me siento un poco débil, me doy una ducha y me pongo ropa cómoda, entro a la cocina para prepararme un café cuando tocan la puerta, abro y dos pequeñas se lanzan sobre mi.

—Tía.

—Hola mis hermosas.

Agnes me sonríe pero no deja de chupar su dedo, viene mi mamá, mi papá y Mayte.

Yo los abrazo emocionada.

—Hija nos aviso Benji que estás enferma.

—Un poco mamá, pero ya me siento mejor.

—Te trajimos algo para comer.

Mi padre me abraza.

—¿Todo va bien? 

—Si papá no te preocupes, si todo sale como esperamos será un gran golpe.

—Me alegro hija.

—Hermanita ¿qué crees? 

—Que ya tengo un cuñado nuevo.

—Aparte de eso.

Mi mamá sonríe.

—Hay hija si la vieras hablando de Benji todo el tiempo, está ansiosa porqué acabe la bendita misión.

—Bueno ¿y qué es lo que me ibas a decir? 

—Soy una mujer libre, por fin estoy divorciada, llegamos a un acuerdo por medio de nuestros abogados y Adriano podrá ver a las niñas sólo con la presencia de una psicóloga.

Le doy un abrazo a Mayte.

—Me alegro mucho por ti.

En eso tocan la puerta.

—¿Y quién será? si ya estamos completos.

Mayte se pone roja y mi papá sonríe.

—A ver si no me hacen muy pronto abuelo de nuevo.

Mi papá y yo nos quedamos sonriendo mientras Mayte corre a abrir la puerta.

—¿Benji enserio no me dejarás descansar ni un día?

Agnes en cuanto lo ve corre a sus brazos.

—Papá Benji.

Todos nos quedamos sorprendidos al escucharla hablar, mi madre se limpia las lágrimas emocionada.

—Oh mi pequeña acabas de hablar de nuevo.

Mayte la ve asombrada y ella abraza a Benji.

—Papá Benji.

Benji se pone rojo y sus ojos brillan, abraza a Agnes emocionado, Mayte la toma en los brazos y la besa.

—Agnes él no es tú papá, solo es Benji.

La niña niega con la cabeza.

—Papá Benji.

—Se que a Adriano le va a molestar mucho, pero yo me alegro que por fin hable mi pequeña.

Mi papá se acerca y la abraza, mi mamá y emocionada nos grita de la cocina.

—Bueno vamos a comer que se va a enfriar.

Disfrutamos de un día familiar con risas y bromas, Mayte y Benji no dejan se hacerse señas, mis padres se despiden y yo lo acompaño a la puerta.

—¿Cuándo te regresas hija? 

—La próxima semana mamá.

—¿Tan pronto?

—Si y es muy probable que me quede más de un mes por allá.

—Ay hija Dios te cuide, a mi me dan tantos nervios que te vaya a pasar algo.

—No te preocupes mamá todo va a estar bien.

Les doy un beso a los dos y se van, cuando regreso a la cocina Benji y Mayte se están besando.

—No quiero interrumpir pero prefiero cuidar a las niñas a ver estos espectáculos.

Mayte se pone roja.

—No Arya cómo crees, tú estás enferma.

—Me siento mejor, váyanse antes de que me arrepienta.

Se ponen de pie rápidamente y salen de prisa, yo entro a la sala y mis pequeñas están entretenidas viendo la televisión, en eso suena el teléfono de Tris.

—¿Hola? 

—Tris siento mucho lo que paso ayer, creo que me pasé de tragos.

—No te preocupes no pasa nada.

—¿Qué tal la estás pasando con tú familia? 

—Muy bien, apenas se acaban de ir.

En eso Agnes se sienta en mis brazos y me abraza.

—Mamá.

Yo me quedo sorprendida al escucharla y ella me sonríe, su sonrisa tan parecida a la mía me hace reír.

—¿Tienes una hija? 

—Yo..

Agnes hace de las suyas de nuevo.

—Mamá.

—Discúlpame Tris no debí molestarte.

Cuelga y yo volteó a ver a Agnes que me sonríe emocionada.

—No lo puedo creer, no hablas y justo cuando no debes hacerlo lo haces.

Ella me sonríe.

—Mamá.

La abrazo y le hago cosquillas, después de un rato se queda dormida en mis brazos.

—Tía.

—¿Qué pasa Mirta?

—¿Si mi mamá se casa con Benji el va a ser nuestro papá? 

—No preciosa, su padre siempre será Adriano.

—Yo quiero mucho a mi papá, pero Benji me cae mucho mejor.

Yo le sonrío y la abrazo.

—A mi también me cae mejor Benji.

—Me voy a dormir tía.

—Si pequeña que descanses.

Apago el teléfono de Tris y lo guardo en la maleta, no debí traerlo ni siquiera recuerdo cuando lo metí en mi bolsa, me pongo una pijama y me voy a mi habitación, apenas me acomodo en la cama y me quedo dormida.

Por la mañana me despierta un delicioso aroma que sale de mi cocina, me arreglo un poco y cuando salgo Mayte les esta sirviendo el desayuno a las niñas, les doy un beso y me siento.

—Te veo muy contenta.

—Arya estoy más que feliz, Benji es un hombre tan especial ¿sabes lo que es tocar ese abdomen de piedra? 

—No, no lo sé y no quiero tocar el abdomen de piedra de Benji, al menos no como lo hiciste tú.

Mi hermana suelta una carcajada.

—¿Cómo hace para estar así?

—Hace mucho ejercicio Mayte, en esté trabajo tiene que tener muy buena condición.

—Y si que la tiene.

—Mejor cambiemos de tema, realmente no me interesa la condición de Benji.

Mayte sigue riéndose.

—Yo te tengo otra buena noticia.

—¿Cuál es? 

—Ayer Agnes dijo otra palabra.

—¿Cuál? 

Agnes me voltea a ver y sonríe.

—Mamá.

—Oh por Dios mi pequeña, yo sabía que volverías a hablar.

La abraza y la llena de besos mientras Agnes sonríe y vuelve a chuparse su dedo.

—Ay Arya no sabes lo feliz que me siento.

—Me alegro mucho por ti.

—Benji quiere que nos casemos.

—¿Y tú que quieres? 

—Es muy pronto pero ya siento que lo amo, y si quiero darme una oportunidad con él, pero no me gusta que viaje tanto, es muy difícil estar tantos días sin saber nada de ustedes.

—Bueno hermanita es su trabajo, tienes que acostumbrarte.

—Si tienes razón, lo intentaré, por cierto está tarde iremos a pasear ¿quieres acompañarnos?

—No Mayte yo prefiero descansar, aún me siento un poco débil.

—Bueno está bien, pero de verdad descansa.

—Si lo hare y tú ya ve a prepararte, yo me encargo de la cocina.

—Gracias.

Sigo desayunando y en cuanto se van vuelvo a la cama, estos días paso la mayor parte del tiempo durmiendo y en casa de mis padres, se llega el fin de semana y tenemos que regresar a Laredo, lo bueno que yo me siento mucho mejor, me sirvieron mucho estos días de descanso, preparo mi maleta y estoy esperando a que Benji me recoja para irnos, prendo el teléfono de Tris y me aparecen muchas llamadas perdidas de Enzo, esperaré a estar en Laredo para llamarlo.

Llegamos a Laredo casi al anochecer, pasamos al hotel a dejar nuestros documentos y artículos personales, tomamos un taxi al edificio donde viven Tris y Tom, en cuanto nos bajamos me topo con Katy.

—Vaya andaban de viaje juntos y el jefe como loco preguntando por ti, ¿se puede saber como le haces para tenerlos a tus pies? bueno me lo imagino te haces la mosquita muerta y después te acuestas con ellos, bien me lo dijo Astrid que tú eras de esas y yo no quise creerle.

Me acerco a ella y noto que tiene las pupilas dilatadas, está muy drogada, da la vuelta y se va rumbo al bar, Dany  se acerca.

—Lo siento Tris, no sé que le está pasando a Katy, últimamente está insoportable, peleamos por cualquier cosa.

—No te preocupes Dany, no pasa nada, nos vemos después.

Subimos al apartamento y Benji se acerca.

—Katy estaba muy drogada ¿la viste? 

—Si, pobre chica, tan joven.

—Ojalá se diera cuenta del daño que hace esa porquería.

—Trataré de hablar con ella, aunque está demasiado molesta conmigo.

—Parece que le afecto mucho nuestra relación.

—Si creo que te amaba demasiado.

Benji sonríe.

—Sólo es algo pasajero ya se le olvidará, bueno yo me voy a descansar, nos vemos mañana.

—Si, descansa.

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