Capítulo 3: El chico nuevo

                                                             Narra Angus

Había transcurrido al menos una semana y media de lo que hice en el instituto no quise comentarles nada a mis padres sobre lo acontecido para darles tiempo o al menos ese pensaba, me encontraba en el jardín observando el cielo pensaba cómo pude haber hecho aquello el salón se derrumbó pero a ellos no le sucedió nada pero uno de ellos se encargó de propagar un chisme inútil diciendo que yo hice que todo pasara, era obvio que nadie les iba a creer porque no tenían alguna prueba de lo que se me acusaba.

Iba caminando por el pasillo y me encontré finalmente a mi amigo Hunter su rostro mostraba preocupación, me comentaba que muchos estudiantes hablaban de lo que había sucedido en el salón aquello no me sorprendía en lo absoluto no podía decirle que eso lo provoque yo porque sería peor, mi deber era mantenerme en silencio hasta que pudiera soltar la verdad en algún momento que me sintiese bien.

—La mayoría de todas las secciones apuntan a ti, aquello me parece demasiado tonto ¿no crees?

—He sido blanco de todo tipo, no me sorprendería que un pequeño grupo de idiotas me culpen de algo que estuvo mal estructurado, tú sabes muy bien como nos catalogan a mí y a mi familia.

—Por eso mismo, no tienen sentido sus acusaciones.

Mientras íbamos hablando sobre dicho tema alguien tropezó conmigo lo que me pareció muy desagradable intentaba localizarlo hasta que vi sus libros en suelo, pero antes de ver su rostro un montón de emociones invaden completamente mi cuerpo me sentía feliz, triste, enojado, angustiado y finalmente sin alguna emoción era como si estuviese muerto en vida. Una fuerte presión en mi pecho hace que me agache en el suelo, podía escuchar la voz de Hunter, pero esta pareciera que residiese muy lejos logre salir de aquel trance en el que me encontraba me fui levantando del suelo, la sensación seguía no entendía que sucedía porque eso nunca me sucedía cuando conocía alguien nuevo, además solo fue un tropezón y eso no debió afectarme a tal magnitud.

—Disculpa, la verdad no te vi.

—No te preocupes, supongo que eres nuevo aquí.

—Sí, justamente venia de control de estudios, tengo en mano mi horario junto con los salones, me llamo Azai Scott.

—Me llamo Angus Morrison, y él es mi amigo Hunter.

Azai nos comentaba que venía de un pueblo no tan lejano pero sus padres decidieron mandarlo acá con un familiar, ya que ellos no podían costear sus gastos del instituto aquel pariente voluntariamente se ofreció para ayudarlos por un tiempo hasta que él pudiera mantenerse. Casualmente en ese momento pude ver como había quedado el salón, me quedé sin palabras al ver que había sido completamente derrumbado tan solo eran ruinas como si un camión hubiese descargado todo tipo de escombros, una voz en mi mente decía que eso solo era el principio de lo que podía hacer, algo no estaba bien en mi debía buscar respuestas concretas porque en mi casa nadie quería decirme que era realmente lo que sucedía conmigo.

El día transcurrió lentamente mi amigo Hunter no paraba de hablar con el chico nuevo, en cambio yo seguía en mi mundo pensando que había malo en mí, buscaba leer un libro, pero ni siquiera podía llegar a leer un párrafo, podía sentir como un chillido golpeaba mis oídos sin parar.

—¿Angus te sientes bien? —decía Hunter.

—Sí, solo que tengo un fuerte dolor de cabeza, es la segunda vez que me da—respondí.

No podía decirles que me sentía extraño y que veía a un chico de cabello diciéndome cosas extrañas, decidí ir al baño más cercano para lavarme el rostro para así calmarme un poco. Les informe a los dos que volvería en unos minutos, camine por aquel largo pasillo solitario para luego adentrarme en el baño, me acerque al lavamos y uní mis dos manos para que fueran llenadas por el agua. Al hacer contacto con mi rostro pude sentir un poco de relajación, al mirarme al espejo note algo extraño en mis ojos estos parecían que buscaban cambiar el color porque de alguna manera titilaban como si fuesen alguna luz, cesaron y al parpadear un momento estos ya tenían un aspecto rojizo retrocedí asustado y los vidrios del baño explotaron muy fuerte como si algo los hubiese aplastado con gran fuerza.

Tome mi celular y llame a mi madre, aunque no me gustara la idea de que me fuera buscar debía aceptarlo, no duro mucho repicando su celular le comunicaba que me sentía mal y que no podía irme solo, ella enseguida me dio una respuesta positiva y colgué. Me situé en un lugar muy alejado de todos para no ser observado, en mi mente había miles de pensamientos negativos sobre lo que me estaba pasando en ese momento, finalmente el auto de mi madre llego y enseguida me monté, me inquiría que me había sucedido sin mediar alguna palabra me quité las gafas de sol y le di la respuesta que quería saber.

—¿Qué pasa? —le pregunte.

—Creo que es hora de que sepas porque te están pasando todas esas cosas, hay una razón muy grande, tu padre debe estar en la casa esperándonos—respondió de manera pacífica.

—¿Por qué esperaron tanto tiempo? Algo como esto no se puede ocultar, ¿soy un fenómeno acaso? Respóndeme, no te quedes callada. 

—Fue por tu bien, lo entenderás cuando ya seas un adulto Angus, por ahora mantén la calma.

Posteriormente llegamos a casa noté que mi padre ya había llegado ya que su carro se encontraba afuera de la casa, me bajé con cierta molestia de auto, al ver la puerta principal estas fueron empujadas por algo y se abrieron muy fácilmente, entre a la casa, seguía con mis gafas de sol en caso de que pudiera provocar algún daño, mi padre estaba sentado en un mueble esperándonos mientras que él leía el periódico.

—Ya sentí toda tu energía—demando mi padre.

—Espero que tengas una explicación lógica para lo que me está sucediendo.

—Quítate las gafas, tus ojos no me harán daño, aun no puedes dominarlos.

Acaté la orden que mi padre me dio, aun estabas rojos, pero mucho más intenso que cuando lo vi por primera vez, mi padre comenzó a decirme que me relajara y cerrara mis ojos para que volvieran a la normalidad, al cabo de unos minutos deje de sentir esa presión y al abrir mis ojos ya se encontraban normales, el color azul que siempre tuve.

—Debimos haberte dicho nuestro origen, pero por miedo y por problemas en el pasado quisimos mantenerlo en secreto lo suficiente, pero fuiste mucho más inteligente que todos nosotros.

—¿Qué soy? —pregunte tajante.

—La respuesta es que somos hechiceros, fuimos una dinastía grande para aquel tiempo, pero con el pasar del tiempo nos fueron cazando y solo pocos logramos sobrevivir—Tú madre perteneció a la rama principal, pero no logró desarrollar el don que sus hermanos tenían, al cumplir casi la mayoría de edad sus ojos cambiaban de color permanentemente pero solo los más fuerte lograban perfeccionar ese gran poder ocular.

—¿Qué otros dones puedo llegar a tener?

—Por lo que vi, puedes mover cosas con tu mente, eso te hace telekinetico.

—Ya entiendo, por eso los espejos del instituto explotaron, además que mis ojos cambiaron a un color rojo.

Aquello sorprendió a mis padres porque al parecer ese color nunca se había dado en la rama principal, el dorado siempre fue el más frecuente. Mi madre me estuvo comentando que ese color solo lo llego a tener una mujer y fue considerada la más poderosa y letal de la familia, por razones extrañas un día no apareció más mucho decían que había sido asesinada por los cazadores de brujas de aquella época, bueno era lo que decían los libros.

—­­­­­ ¿Por qué tardaron en decirme esto?

 —Tu vida correría peligro si lo hubiésemos dicho mucho antes, aquí no es tan acogedor, pero no tuvimos tantos problemas, además tus poderes están ligados con tus emociones por eso debes tener mucho cuidado, debe saber controlarlas para que tu telekinesis no actué como un domo protector.

Al decirme aquello recordé que yo provoqué el derrumbe de aquella aula de clase junto con el grupito de imbéciles que se burlaban de mí, me quedé callado ante aquella acotación, pero nunca les comenté lo que hice la verdad no me sentía preparado para decirles que ya había hecho algo y menos de aquella magnitud.

—Por ahora debes mantener esto en secreto, no puedes comentarle a nadie sobre esto, porque mayormente los hijos de los cazadores podrían estar allí en el instituto buscando una presa fácil y ellos tampoco comentarían que pertenecen a ese bando, pero aun así no te confíes de nadie.

Sin duda pertenecer a un árbol genealógico especial es realmente asombroso fue una lástima que todos mis ancestros fueran eliminados por personas tan desagradables, pero sin duda ellos pagarían el precio por todas aquellas vidas que apagaron, cuando tenga mucha más experiencia los vengare con mucho gusto.

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