Capítulo 1

Nathan

Hoy es otro absurdo y aburrido día en el gimnasio en donde me encuentro dándole unos buenos puñetazos al saco de box descargando toda la ira que tengo contenida. En un mes tengo un maldito torneo por toda Europa, espero ganar ya que serán unos buenos dólares en mi cuenta.

¿Quieres saber por qué estoy enojado?

Porque me he follado a la maldita masajista y tuve que despedirla por creerse mi dueña y formarse una historia de amor conmigo, esa estúpida que ni para follar sirve, no es que le quiera faltar el respecto a las mujeres pero a veces las personas deben darse su lugar y que si es un polvo es uno y no hacerse ilusiones con algo que no pasará.

Cuando termino de dar mi último puñetazo quito el sudor de mi frente, me saco los guantes cuando voy de camino a mi vestidor, ya a que tengo uno propio en este gimnasio por ser el dueño de este y unos diez más.

Hoy no he visto a mi mánager que es como mi padre. El que me enseñó todo acerca de boxeo. Llego a mi vestidor, me saco el pantalón de box quedando así en bóxer. Me quito mi bóxer y entro a la ducha para así quitarme todo el sudor de mi cuerpo, tomo mi gel lo aplico en mi cuerpo.

Termino de lavarme y salgo del baño desnudo, me coloco frente al espejo. Tengo un día que no me follo a una chica, miro mi verga y digo:

—Esta noche te toca fiesta amigo mío —mientras muevo mi cadera para que se mueva.

Tomo una toalla seco mi cuerpo y me coloco un bóxer negro ajustado que tengo en el closet aquí en mi vestidor. Sí, tengo un closet con ropa deportiva en mi vestidor y hay una persona que se encarga de limpiar todo esto. Dejo la toalla en el piso, tomo un Jean negro y un polo negro. Mis botas militares negra agarro una chaqueta negra, sí, todo negro ese es mi color favorito. Agarro mi teléfono y marco el número de unas de las chicas que tengo aquí. Ella contesta al primer tono.

Quiero que vayas a mi casa, dile a Lucas que te lleve a la habitación y te colocas en cuatro sobre la cama que enseguida llegó allá —Ordeno y cierro la llamada.

Muchos preguntarán pero qué habitación. Bueno tengo una habitación que es para follar a todas las mujeres que quiera y otra que es donde duermo solo sin compañía de ninguna mujer y donde solo yo y la de limpieza puede entrar, nunca duermo con una mujer en mi cama y nunca me quedo hasta al otro día después de follar porque luego se hacen historias de amor y es algo que no quiero.

Salgo del gimnasio y ya me está esperando mi Lamborghini negro frente a la puerta, subo y manejo a la casa mientras en el camino Lucas me dice que la chica está en la habitación como le indique. Treinta minutos y llego a mi casa, entro, voy a la cocina tomo un vaso de agua y camino a la habitación mientras me voy desnudando.

Cuando abro la puerta ya estoy desnudo, veo a la chica en la cama como le indique, mientras me acerco a ella voy masturbando mi miembro para que se ponga erecto, ya a que ni en esa posición me excita. Solo follo para liberar el estrés. Voy a uno de mis cajones que está lleno de condones de diferentes sabores, tomo uno rojo, lo abro y lo colocó en mi polla ya erecta.

Subo a la cama me colocó detrás ella y le separó más la piernas, paso mis dedos por sus pliegues y siento lo húmeda que está tomo mi polla con una mano y con la otra agarro su cintura con una fuerte estocada entro en ella. Se queja por mi brusquedad y yo por mi parte comienzo a entrar rápido y fuerte sin esperar a que se acostumbre a mi tamaño.

No me importa partirla en dos, ni siquiera su nombre me sé. Solo estaba un día en un bar, medio su número y mírala aquí donde la tengo en cuatro, mientras me la follo sin piedad alguna por eso es que digo que las personas deben darse su lugar pero igual me gusta que sepan lo que quieran. Sigo arremetiendo sin piedad mientras ella gime, siento como sus espasmo aprietan mi gruesa polla y yo acelero mis embestida, ella se corre con un fuerte gemido.

— ¡Dios! Si —jadea, retiro mi polla de su coño y la colocó en su ano que se ve que ya le han dado bastante por ahí. Entro de una sola embestida y ella gimotea por el dolor que le he causado, intenta separarme de su entrada trasera y yo hago mi agarre más fuerte en su cintura. Comienzo a embestir su ano sin piedad y bajo mi mano derecha a su botón que está inflamado y sigo embistiendo su ano, el sudor baja por nuestro cuerpo, tomo su cabello y hago que quede de rodilla en la cama mientras que con la mano que tengo libre la llevo a su clítoris para estimularlo luego introduzco tres dedos en su coño. Siento como su vagina se contrae alrededor de mi tres dedos que tengo dentro de ella, acelero los movimientos y se corre de nuevo, yo estoy a punto de correrme.

— ¡Dios!, sí. Nathan...más —pide mientras se corre. Salgo de su interior y hago que baje de la cama, se arrodilla, quito el condón y la hago que abra la boca para comenzar a follar su boca, mientras follo su boca pequeños gruñidos salen de la mía, ya a que está es la única forma que me puede hacer sentir placer.

Mi cuerpo se tensa y chorro tras chorro de mi esperma sale de mi verga a su boca, le cae un poco en la mejilla, ella traga el que tiene en la boca. Retiro mi polla de su boca y la miro a los ojos.

—Lárgate de mi casa. Tienes cinco minutos para recoger toda tus pertenencia e irte —salgo de la habitación desnudo y voy a la mía.

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