—Una última oportunidad mi cielo, una sola— disimulo a lo grande, jamás me iría de aquí, no sin antes haber sido follada como Dios manda. Vuelvo a meter su pito a mi boca e inicio a degustarlo como lo más delicioso que hay en el mundo, puedo ser consiente de como el calor sube por mi cuerpo, de cómo mi sexo se lubrica sin parar y de cómo mi corazón late con fuerza, el contacto que tengo con mi hombre siempre provoca una reacción en mí que me desconcierta.
—Ya no lo soporto más— le escucho decir muy decidido, me separa de él y sin medirse me estampa contra la pared, me doy algo fuerte, pero él no se entera, he liberado a la bestia y ahora a de atenerme a ello. Sebastián me pone en 4 y sin titubeo se hunde en mi de un empellón que en mi vida había sentido, mi matriz ha de estar jodida, fue tanta la fuerza que el grito que doy me deja sin aire p
Tras despedirme de mi esposo y mis hijos bajo para encontrarme con Rocky, pero este está con los traicioneros y embusteros.—¿Nos vamos?— pregunto sería.—Osita creo que deberíamos arreglar las cosas y...—No me jodas tío, nos vamos o ¿No?— frunzo el cejo.—Cabezota, estás siendo muy irracional que sepas— me regaña —mira a nuestra madre ¿Acaso no sientes? Mi nani y mi abue solo decidieron no meterse en los asuntos de nuestros padres, deja de ser así, desde que te fuiste has cambiado de una manera horrible ¿No te das cuenta?— frunciendo esta vez los labios, le miro con rabia.—¿Puedes dejar de regañarme como a una niña tonta? Ya no soy esa Riquelme, ya no me pueden obligar hacer nada, ni mucho menos tienen que hacer las cosas mal por el simple hecho de esconderme la verdad— no nos quitamo
Mi cuerpo se calienta, mi respiración se acelera, los latidos de mi corazón van en aumento, mis piernas se van humedeciendo por el líquido que emana mi sexo, mis sentidos se alarman y mis terminaciones nerviosas envían corrientazos en todas las direcciones de mi cuerpo. Un jadeo sale de mi boca, mi hombre tiene su enorme polla entre mis piernas, muevo mis caderas en busca de más, nuestros sexos se rozan deliciosamente, el vello se me pone de punta al escuchar su gruñido, aún dormido reacciona a mí, eso es algo que me encanta de mi amor, sin dejar de moverme le sigo excitando, lo quiero y lo necesito dentro de mí cuánto antes, al saber que él no hará lo que mi cuerpo, mi respiración y mis movimientos le exigen voy dispuesta a guiar su grandeza a mi cavidad, estoy lista para él, muy mojada y deseosa como siempre, cuando estoy a nada de hundirlo en mí su voz ronca y gruesa resuenan
—Te voy a mostrar de que está hecho mi orgullo de macho— me besa de una manera fogosa, de esa que me deja sin aliente y con una excitación que solo me la puede quitar su enorme polla —mis hijos tienen nana y aún no los escucho llorar— dice al separarse, se incorpora y de un tirón rompe mis braguitas, seguidamente rompe el bonito vestido que llevaba —este puto vestido está muy corto— gruñe, mi hombre sabe cómo ponerme y amo eso, mi respiración de inmediato se vuelve caótica, mi cuerpo se vuelve su sumiso y mi sexo se humedece como si le hubieran tirado agua a posta —tu marido es el hombre más macho que hay en el mundo— afirma con contundencia, quita su cinturón con prisas y tras de este su pantalón de vestir —me harás llegar tarde al trabajo y eso también es motivo de castigo— no soy capaz de gesticular palabra, lo deseo desde h
Al alimentar a mis hijos los bajo a la sala, ahora demoran un poquito más despiertos y me encanta verles esos preciosos ojitos que tienen.—Esa carita de enamorada no se borrará jamás— escuchar a Mariela me hace sonreír.—Eso si lo creo ¿Pero ha visto cuanto se parecen a su padre?— miro adorando mis hijos —son tan perfectos, tan preciosos y Dios... Solo pienso en ellos todo el día... Los amo demasiado— afirmo.—¿Me creerías si te digo que ese amor crece día tras día?— le miro sonriendo como una lela.—Lo creo, me pasa eso y cuando los veo en brazos de su padre Dios... Me enamoro más de mi marido, es tan atento, tan dedicado y amorosa con nuestros hijos que ni su extremo cuidado me molestan— suspiro —no se puede ser más feliz, lo tengo todo— Mariela tomando a mi hijo en brazos le da un beso en la frente
Hoy es el día que me cago en él y en sus putas amantes, la tía sin más se mete a la sala oscura, sin prestarle atención al desconcierto de Sebas le paso por el lado, a esa perra le sobo el morro con mis puños, voy tan rápido que el tirón que me da Sebastián casi me tiran al piso.—¿Qué haces aquí?— pregunta confundido, sin soltarme, un golpe directo a la garganta le obliga a soltarme.—Hoy es el día— digo y me dirijo a la sala oscura pero entrando me empujan con fuerza, perdiendo el equilibrio caigo al piso, es la zorra, levantándome de prisa voy tras ella, su vestido es diminuto y su cabellera rubia, maldita sea con las rubias las odio, corro tras de ella y al salir al exterior no la veo, la busco por todos lados pero no tengo resultados.—¿Se puede saber qué coño te pasa?— grita Sebastián a mis espald
El llanto y el dolor que siento en mi pecho no me dejan dormir, ver a mis hijos dormidos a mi lado me recuerdan la vida y el amor que perdí, me recuerdan a ese hombre que en más de una ocasión me ha hecho sufrir, el mismo por el cual ahora mis ojos duelen de tanto derramar lágrimas, la fuerza en mi es insuficiente y el dolor es descomunal, todo en mí se revienta por la opresión que siento, la tristeza me invade sin intención de dejarme.—¿Dónde coño está?— escuchar la voz de Sebastián me toma por sorpresa, me incorporo de inmediato, no puede verme, no quiero verlo. Limpiando mis lágrimas recojo todo lo que tenía esparcido para esconderlo en la maleta, debo esconderme con mis hijos.—Ella no está aquí— grita luna —¿Quién coño te crees para venir a si a mi casa y a esta jodida hora?— pregunta furiosa &mda
Al mezclarse con el tráfico la visualizo, va a toda leche y en ese maldito auto va mi hija, sin saber a quién llamar busco en los contactos del hombre hasta que veo el de Barnett Miller sin pensarlo lo marco.—¿Qué sucede Robinson?— le escucho decir tras la línea.—Señor Barnett soy yo— mi voz es sería, no puedo perder de vista a ese auto —¡Mierda!— grito cuando la luz se pone en roja pero no me detengo, tengo que salvar a mi hija y si he de morir en el intento lo haré.—¿Qué sucede?— pregunta alarmado.—La ex de su maldito hijo secuestro a mi hija, la lleva en un coche negro, es un Mercedes Benz del año, vamos llegando a la autopista interestelar 90… si llega a tomarla Dios... si toma la desviación a Spokane ¡Voy a perder a mi hija!— grito nerviosa —no puedo hacer nada para detenerla, si
Despierto algo incómoda, mis ojos se abren y se vuelve a cerrar, la escandalosa luz me hace parpadear varias veces antes de poder mantenerlos abiertos, la cabeza me duele muchísimo, al intentar moverme un quejido sale de mi boca, mi hombro izquierdo duele horrorosamente.—¿Hija?— escuchar la voz de mi madre me hace descomponer el gesto —no... No llores mi amor... No lo hagas o puedes abrir la sutura— asiento y me trago las lágrimas.—Voy por la doctora— dice mi padre.—Quiero ir al baño— susurro —tengo que ir ahora, giro mi cabeza y veo a mamá, su gesto de preocupación y su nariz roja me hacen sentir culpable —lo siento mamá— susurro —no tuve cuidado— mi madre acaricia mi mano.—Tranquila mi niña, no hables, esperemos que el doctor venga para que te puedas levantar— niego.—Necesito ir ya mis