El punto de vista de Lola

Ahora todo está muy claro, quizás demasiado claro para mi gusto. Incluso ahora, no tengo ni idea de cómo abordar esta situación. ¡Qué descaro! ¿Cómo se atreven a hacerme esto? Tengo ganas de llorar, pero entonces no puedo culpar a nadie más que a mí mismo. No importa cuánto lo, intente, parece que no recuerdo nada.

"¿Estás bien?" Preguntó Bianca, y respondí afirmativamente, plenamente consciente de que nuestro encuentro no fue una coincidencia sino más bien predeterminado por el destino. Aunque no puedo recordar nada de antes, ahora sé la verdad. Cuando fui a recoger mis maletas, me encontré cuestionando si algo de esta naturaleza aún vale la pena. Salí de la tienda y le di la mano a Bianca mientras caminaba hacia el auto y entraba.

Antonio y yo fuimos a casa y no dije nada durante el viaje. Cuando llegué a casa, encontré a los niños jugando, así que me quedé allí y los observé por un momento antes de subir corriendo a mi habitación y cerrar la puerta detrás