Rebecca
—Eh… hola, Rebecca —me saludó Alessia con las mejillas sonrojadas y una sonrisa de suficiencia dibujada en el rostro.
Gregor se aclaró la garganta y la alejó con un amague brusco que evidentemente la molesto. —Estaba buscándote.—¿Y has pensado que me había escondido en el culo de Alessia? —No podía creer lo que estaba ocurriendo. Él era mi novio desde la universidad y ella mi m*****a familia.Alessia me miraba con rencor, tenía los brazos cruzados. Su rubio cabello caía en cascada sobre sus hombros y sus ojos celestes destellaban llenos de satisfacción. Ella era perfecta, la mujer más hermosa que jamás había visto. ¿Por qué necesitaba lastimarme de esa manera tan cruel? —No es lo que parece —dijo y me quedé completamente atónita—. ¿Qué tal te ha ido hoy, nena?No respondí. Me sentía mareada, todo me daba vueltas y su falta total de emociones realmente lograba desconcertarme. —Bueno, hablaré yo antes. Hoy me ha ido bien. He conseguido dos nuevas ofertas, muchas gracias por preguntar. Además, se me han ocurrido un par de sitios a los que me gustaría ir contigo en nuestra luna de miel. Ahora, ¿qué tal el día?Parpadeé. No podía quitarle los ojos de encima a mi hermana que lo miraba con el sueño fruncido. —Bien, entonces. —Parecía completamente indiferente. Intentaba confundirme como hacía cada vez que cometía un error —. ¿Cómo has tardado tanto tiempo en llegar aquí?—Basta ya, Gregor —habló por fin Alessia al ver que yo tampoco podía mediar palabra —Rebecca puede ser muchas cosas, pero definitivamente no es una idiota y sabe perfectamente lo que estábamos a punto de hacer. —Alessia por favor guarda silencio. Esto es entre tu hermana y yo. Tu deberías ir a disfrutar de la recepción. —No puedes pensar de verdad que vaya a pasar por alto el hecho de que estabas a punto de tirarte a mi hermana en público —. Dije finalmente sintiendo como unas cuantas lágrimas se agolpaban en mis ojos pujando por salir. —No estaba tirándomela, cariño. Si estuviera follando con ella, créeme, lo sabrías.—Gregor … —Siseo mi hermanastra —. Si no le dices la verdad, voy a decirle yo misma. —¡Que te calles Alessia! —Perdió completamente el control, aunque lo recuperó inmediatamente y se aliso la camisa con sus manos —Creo que sé lo que no se puede hacer en público, ¿no te parece? —se burló—. Por el amor de Dios, estamos en uno de los hoteles más lujosos de la ciudad y me dan habitaciones gratis. Estoy seguro de que me la follaría allí. No en una sucia bodega. ¿Qué tipo de cerdo crees que soy? Me quedé mirándolo, totalmente boquiabierta. Eso era algo que hacía muy bien, desviar la situación para lograr confundirme. Pero esta vez no lo iba a lograr, no se iba a salir con la suya. Yo valía mucho más que eso. Se rio, acercándose para ponerme las manos en los hombros.—Relájate, Becca. Aprende a reírte un poco, anda. —Aprende a contar chistes. —Me aparté de él sintiendo nauseas ante su contacto —. ¿Por qué estabas tocándola así? ¿Por qué le besabas el cuello? Él movió la cabeza como si yo estuviera siendo muy molesta. Alessia tenía las mejillas rojas y se moría por golpearme. Podía verlo en su rostro. —Rebecca —. Dijo por fin cansada de las artimañas del cobarde de Gregor—por si no es obvio, tu novio y yo tenemos una aventura. Gregor le lanzó una mirada asesina. —¿Qué? —Me apoyé contra la pared para no caer redonda. —No la escuches, cariño. Esta molesta porque la rechace. —Cállate Gregor y deja de tratarla como una idiota. Estamos juntos desde hace más de un año —. Se acercó a mí y colocó sus labios cerca de mí oído —. Tú novio nunca parece cansarse de mi. Ahora todo tenía sentido y me pregunté como no lo había visto antes. Esa era la razón por la que me tenía de avión en avión. Comencé a hiperventilar. —Te he dicho que después de que acabemos aquí, te llevaría a dónde desees a hablar de lo que tu quieras. Pero no debes escucharla —Gregor seguía hablando y Alessia lo tomaba del brazo enfadada, sin embargo yo no podía concentrarme en nada de eso. Solo podía pensar en el dolor que estaba atravesándome el pecho con cada mentira que escuchaba. Sin saber lo que hacía abrí la puerta de un tirón y comencé a caminar entre la gente con los ojos desbordados de lágrimas. Corrió tras de mi y me cogió de la mano para arrastrarme más allá de un grupo de hombres trajeados, hasta un tramo de escaleras. Lo subimos hasta una puerta que conducía a la azotea, medio cubierta.La llovizna se había convertido en lluvia, y el viento nos envolvió. Al otro lado de la terraza estaba sentado un hombre con esmoquin blanco, que cantaba mientras arrastraba los dedos por las teclas de un piano de cola para algunas personas reunidas en una de las mesas de cóctel.—Dragonfly out in the SunYou know what I mean, don't you know?… —canturreaba—. Butterflies all havin' fun, you know what I meanSleep in peace when day is done, that's what I mean…—Por favor, cariño —empezó Gregor, colocándose delante de mí y sosteniéndome con sus manos —. No pienso discutir contigo porque estamos muy por encima de eso. Pero sea lo que sea de lo que quieres hablar, soy tuyo. Eso es lo que importa ¿no?. No debes escuchar a tu hermana, es solo una niña consentida que no puede aceptar un no por respuesta.
—¿Estás engañándome? —La pregunta se me escapó por los labios antes de que pudiera pensarlo. Era una cuestión sobre la que hasta hacía pocos minutos nunca se me hubiera ocurrido indagar porque confiaba en él ciegamente a pesar de sus antecedentes, creía que había cambiado. Que tonta era. Lo peor de la situación era que sabía la respuesta, sin embargo necesitaba escucharla de sus labios. —¿Si estoy qué? —Engañándome. No es tan difícil de comprender. —Rebecca …Alessia apareció en la azotea, pero se quedó callada. —¿Sí o No? ¡Gregor!. Estás engañándome, ¿sí o no?Se quedó en silencio durante varios segundos, metiendo y sacando las manos de los bolsillos mientras me miraba a mi y a Alessia como si no supiera qué decir. Por primera vez en su vida estaba asustado. —No estoy engañándote —aseguró ante la mirada de incredulidad de mi hermanastra —. No técnicamente.—¿No técnicamente? —Lancé una amarga carcajada. —¡Oh por Dios! —Exclamó mi media hermana llevándose las manos a la cabeza. —Es decir… —Se acercó y me colocó un mechón de pelo detrás de la oreja y ese solo gesto me hizo estremecer de rabia—. Es solo sexo, Becca. Solo sexo. Soy un hombre con necesidades y tu no estabas aquí para mí. —No te atrevas a culparme por esto —. No quería seguir escuchando sus débiles argumentos —. Te acostaste con mi hermana mientras yo dejaba mi vida y mi salud mental para hacer crecer tu legado —los miré a ambos furiosa —. Son un par de malditos mentirosos. Me dan asco. —No, no te mentí . Simplemente oculté información para no lastimarte —. Me miró a los ojos—. Sin embargo, dejando todo eso a un lado. Tu sabes que te amó y que no me imagino la vida sin ti, amor. No quiero que una mentirijilla y unos polvos importancia se interpongan entre nosotros.Sentí que una lágrima rodaba por mi mejilla, pude escuchar cómo mi ingenuo corazón empezaba a romperse.—Alessia, ¿Estás de acuerdo con él? ¿Fue una aventura sin importancia? Ella abrió la boca para hablar, pero Gregor la interrumpió. —Estás enfocando el tema desde un ángulo equivocado. —Se frotó el brazo—¡¿Fue solo una aventura para ti?!—pregunté casi a gritos mientras la miraba a los ojos. La voz del pianista flotaba en el viento y me irritaba cada vez más. —Él me prometió que te abandonaría y haríamos oficial lo nuestro. Comenzó a llorar. —Yo nunca dije eso —dijo con firmeza—. No he tenido una cita con ella, no he mantenido largas conversaciones por teléfono como hago contigo y, definitivamente, no he permitido que nunca pase la noche en mi casa como tú. Eso se debe a que solo la utilizo para tener sexo. Yo te amo a ti , y no podría soportar perderte.Se me cayeron las lágrimas mientras él continuaba explicando su retorcida lógica. Para mis adentros, me maldije por no haber visto las señales.Reuniones nocturnas y viajes frecuentes, que su teléfono sonara en medio de la noche, aquella repentina y creciente obsesión con la riqueza, y tener buen aspecto a todas horas. La hábil forma de sacarme del juego con casos fuera de la ciudad. Empecé a preguntarme sobre todas las fiestas y reuniones familiares a las que había acudido con él, si las sonrisas y saludos entre ellos significaba mucho más . Me pregunté si la esposa de mi padre también estaba al tanto de su vida secreta. Ahora entendía porqué insistía con qué Gregor no era el hombre adecuado para mí. Lo quería para su hija. —¿Por qué pareces un conejillo deslumbrado por los faros, amor? —preguntó en su tono más meloso. —Porque, sinceramente, me siento como si fuera uno. ¿Ha habido algún momento en el que no estuvieran engañándome?Gregor la miraba horrorizado como si hubiese más, mucho más de lo que estaban admitiendo. —Esto se terminó —. Gemí —No quiero volver a verlos nunca más. Di un paso atrás y reprimí un grito. Me negaba a que vieran cómo caía.El pianista cantaba diez veces más fuerte que antes o eso me parecía a mí, no podía soportarlo ni un segundo más. —¡Por favor, cállese de una vez! —grité, dejando salir mi ira y dolor agolpados en el pecho.Respiré hondo y todo se congeló a mi alrededor. —¡Oh Becca!—intentó abrazarme, pero lo empujé con rabia—. No llores, no pasa nada. Ven aquí.—No me toques. No te atrevas a tocarme.—Voy a hacer lo que quieras—puntualizó—. No quiero que hagas una escena delante de los amigos de mis padres. ¿Cómo te gustaría arreglar el asunto? —Se paseaba de un lado para otro—. Estoy dispuesto a casarme contigo la próxima semana. ¿Qué te parece? Alessia lo miró con los ojos muy abiertos y hasta sentí pena por ella. También había creído en cada una de sus palabras. No dije ni una palabra. No valía la pena añadir nada más. Ni ahora ni nunca.Habíamos terminado.—Hemos terminado, Gregor —. Solo quería huir, correr hasta no tener fuerzas, comencé a moverme hacia la puerta sin dejar de mirarlos —. Puedes esperar mi renuncia el lunes por la mañana. Saluda de mi parte a tus padres —. No pudo evitar que su mandíbula se desencajada, pero antes de que pudiese responder me fui. Me di la vuelta y me alejé, haciendo caso omiso a sus llamados llenos de desesperación. Me mezclé con los invitados de la fiesta sin mirar atrás, forzando una sonrisa falsa mientras me sonreían y saludaban con la cabeza para que nadie notase lo que estaba ocurriendo. Intenté no toparme con los fotógrafos que se encontraban cerca de los ascensores, empecé a bajar las escaleras para coger al ascensor algunos pisos más abajo.Unas lágrimas ardientes seguían cayendo por mis mejillas y mi pecho dolía como los mil demonios. Ambas cosas eran un constante recordatorio de que estaba dejando una relación que siempre pareció prometedora para todos, menos para mi. Cuando salí al exterior la lluvia era cada vez más fuerte, sin embargo lo único que deseaba era alejarme de allí. Corrí sin dirección sacándome el agua que caía por mi rostro y las lágrimas que parecía que no dejarían de brotar. No sabía a dónde ir, pero de lo único que estaba segura era de que la antigua Rebecca que sólo deseaba complacer a los demás había muerto.Rebecca—De veras era tan guapo —. Le pregunté a Popys mientras tomaba mi asiento frente a ella en la mesa de la cocina.Popis y Oliv eran las personas más preciadas que tenía y para mi mala suerte era su última semana en la ciudad. Ambas eran de Inglaterra, pero se habían mudado para estudiar y en busca de un poco de independencia ya que sus padres eran muy conservadores. Cerca de la graduación de Oliv ambas viajaron a pasar las fiestas con sus padres, fue entonces cuando Olivia conoció al amor de su vida, Harvey. Habían vivido un apasionado romance y aunque ambos estaban de acuerdo con que tenían que separarse eso se convirtió en una tortura para ellos. Hasta que un día Harvey apareció en su puerta dispuesto a no dejarla ir. Un año después se casaron en el Center For the Art porque ese era el sueño de Olivia desde que lo había descubierto por casualidad en caminata que realizaba tratando de no pensar en él. Así fue que luego de la
NathanielLa mejor parte del día siempre eran para mí las cuatro treinta de la madrugada, pues era el raro momento en el que Londres estaba tranquila y silenciosa, cuando podía dar un paseo por las calles y admirar el Hyde Park en completo silencio sin esa terrible turba de turistas o adolescentes que iban de un lado hacia el otro haciendo un gran bullicio.El One Hyde era mi residencia preferida en los últimos años y no era porque el espectacular penthouse fuese de los más lujosos de todo Londres o porque incluyera servicios sin igual. Lo que adoraba realmente era que se tomaban muy enserió la privacidad. Las 220 mil libras al año que pagaba para que mi lugar de residencia se mantuviese en secreto era el dinero que mejor había invertido en mi vida.—Los periódicos del día, señor. —El chófer me los entregó con una ligera reverencia cuando abrió la puerta trasera del coche —Hoy hay titulares interesantes, si está de humor para los cotilleos.—Lo dudo muc
RebeccaEra oficial: no había nada peor que ser de mediana edad, estar en la ruina y sin trabajo en Londres.Lo que primero me había parecido una aventura fantástica, ahora me resultaba una locura sin pies ni cabeza.Londres era maravilloso y amaba cada detalle de su pintoresca cultura. Desde que bajamos del avión todo fue mágico, la zona portuaria, los museos gratuitos, la zona moderna. Habíamos recorrido la ciudad en un autobús de dos pisos e ido a West end, admirado el Big Ben, disfrutado del Tamesis y visitado el Hyde Park. Había logrado sortear las diferencias básicas en el idioma y estaba logrando adaptarme a su clima que era un tanto cambiante.Nuestro primer problema se presento cuando mi madre puso el grito en el cielo al saber que me mudaría a miles de kilómetros y por lo tanto no podría controlar cada una de mis decisiones. Molestar a mi madre estaba bastante bien y contribuyó a mi decisión final, el pr
RebeccaMi corazón comenzó a golpear con fuerza contra mi pecho aterrada mientras miraba en cámara lenta como mi teléfono y caía sobre las vías. Alguien que se encontraba cerca me indicó que me mantuviera sobre el andén y que lo diera por perdido. Aunque no estaba segura de quien me estaba dando tal indicación. Seguramente alguien con dinero para comprar uno nuevo sin problemas. Alguien con trabajo, por supuesto. Alguien que no necesitaba un mapa.—¡No! —grité cuando la gente salió detrás de mí, comenzó a moverme hacia la salida empujandome.Mierd@. Me llevé la mano a la cabeza mientras me resistía a la fuerza de la gente que pasaba a mi lado. No lo podía creer. ¿Cómo iba a llegar a mi entrevista? Llegaría tarde y no estaría en la primera fila, ni siquiera en la última. Todas mis esperanzas de continuar con mi nueva vida, un nuevo comienzo con mi mejor amiga, estaban puestas en este trabajo. Y lo último que quería hacer er
NathanielTenía una rutina matutina sumamente estricta que me convertía en un ganador que acabaría con sus oponentes de un plumazo, aunque para ser sincero esa mañana había sido un verdadero castigo. Cuanto más trabajaba, más duro era mi entrenamiento. Yo era un gran defensor de que si no lograba mantenerme en excelente forma física, no podría desempeñarme como el mejor en mi trabajo. Y estaba dispuesto a hacer todo lo que tuviera que hacer para ser el mejor abogado de Londres y quitar del mapa a Andrew. Como resultado, había estado despierto desde las 3:00 am, había hecho ejercicio hasta las 4:00 am y luego de darme una ducha rápida tuve una conferencia telefónica con los dueños de AdroAll que estaban muy ansiosos por reunirse con los inversionistas para presentar su nuevo móvil plegable y ecológico. Odiaba los días en los que llegaba tarde a la oficina, pero esa mañana no pude evitarlo. La reunión se extendió más de lo que esperaba.Necesitaba concent
RebeccaMe quedé quieta, paralizada por los impresionantes ojos azules de ese hombre.Tenía una mandíbula perfectamente cincelada y un pelo negro azabache por el que tuve la tentación de levantarme del banquillo de acusados para pasar los dedos; todo él era de una perfección inigualable. Con esa postura de hombre malo y su acento británico.Mientras lo miraba, sus labios se curvaron en una sonrisa lenta y sexy, lo que le hizo tener el mismo aspecto que un modelo de diseñador. Aunque sabía que esa sonrisa lejos de ser incitante se debía a que tenía la certeza de que me dejaría humillada ante los demás socios. Lo que Nathaniel Wentworth no sabía era que yo no mentía en cuanto a mis habilidades y había repasado el manual para el examen de BVC al menos dos veces, más que suficiente para aprenderlo casi de memoria.No tenía ninguna duda de que la corbata que llevaba puesta era exclusiva y costaba más de lo que yo jamás ganaría en un mes trabajando para
Nathaniel—¿Señor Wentworth? —Rebecca abrió suavemente la puerta, luego de ser anunciada por Agnes.Yo intente no mirarla y fingir que no me afectaba su presencia. Insistí personalmente en que trabajara como mi asociada para no darle la oportunidad a Andrew de tenerla, no sabía que se traía entre manos, ni de donde la conocía, pero no iba a permitirle salirse con la suya por el simple hecho de que no lograba dominar mi carácter. Sin embargo, a pesar de que estaba allí por mi causa, mirarla me hacía enojar.Eso no me impediría tener las cosas controladas de ninguna forma. Tenía planeado los siguientes pasos a seguir: trataría de abstenerme de mirarla demasiado tiempo, y sería más cruel que nunca, incluso despectivo de ser necesario.La haría responsable de traer mi café a diario como a cualquier asistente, le exigir
NathanielHoras más tarde, eché un vistazo por la ventana de mi despacho y me pregunté si Rebecca ya había salido del edificio. No parecía asustada como había imaginado, estaba dispuesta a desafiarme. Eso era extrañamente excitante, y no pude evitar notar mientras caminábamos por el pasillo que todos los hombres que la veían se volvían a mirarla una segunda vez.Al instante le envié un correo electrónico al director de Recursos Humanos.ASUNTO: Puesto de Asociado¿La solicitante ? Me preguntaba, si ya habían confirmado sus credenciales.Nathaniel Wentworth, Socio Mayoritario de Wentworth y Asociados.La respuesta fue instantánea.ASUNTO: Re: El puesto de asociado / asistente personal del Señor Wentworth:Le complacerá saber que Rebecca Bianco esta sobre cualificada para el puesto que le ofreció. Su historial es impecable y creo que la mejor contratada hasta la fecha.Incluyo su currículo a continuación, y me complacerá resp