El encuentro con su familia era en la hacienda de sus padres, una casa a pocos minutos de Viena. Llegando, vi que era una casa enorme y muy lujosa rodeada de enormes jardines con flores de muchos colores.
La entrada era con rosas de diferentes tamaños, antes de llegar a la puerta, eran rosas rojas; y al fondo se veían unas flores amarillas. El piso era con piedras blancas, al parecer, cuidadosamente seleccionadas que se acoplaban con cada paso. Eran unas piedras perfectas que marcaban la gran entrada a la casa.
Como era el cumpleaños de su madre, la Señora Miranda, no podía llegar con las manos vacías y le compré un brazalete antes de viajar. Quizás no era el más caro ni bello de todos, pero deseaba que aceptara el obsequio con mucho cariño.
―¡Bienvenida, querida! ¡Al fin te conozco! ―dijo al acercarse a nosotros en la puerta.
―Muchas gracias Sra. Miranda. Lo mismo digo. Fel
Me puse de pie y decidí caminar un poco, necesitaba alejarme de tanta gente.Me fui sola y caminé algunos metros lejos de la fiesta. Aún se escuchaba la música y la diversión, pero necesitaba estar unos minutos con mis pensamientos. Me quedé sentada en un mueble de madera con vista un lago que estaba un poco apartado de la casa, y a los pocos minutos, vi que Robert se acercaba.―¿Estás bien?, ¿qué haces acá sola? ―Me colocó un abrigo en la espalda y se sentó junto a mí ―. Está haciendo mucho frío.―¿Por qué me ocultaste lo de la boda? ―dirigí mi mirada al lago.―¿De qué hablas?―Creo que sí sabes de lo que hablo ―Me giré hacia él―. ¿Por qué nunca me lo contaste?―¿Cómo te enteraste? ―Se puso de pie.―Lucía…Hubo un extra&
RachelLlegó la mañana y era el momento del desayuno familiar. Debo admitir que me sentía un poco nerviosa. Tenía miedo de sus preguntas y a decepcionarlos con mis respuestas.Robert llamó a mi puerta muy temprano.―Princesa, ¡buenos días!Me levanté muy rápido y corrí a la puerta. Abrí un poco.―Buenos días. Aún no estoy lista.―¿Dormiste bien? ―Asentí―. Esperaré aquí para ir juntos al comedor.―En cinco minutos salgó.Al salir de la habitación Robert estaba recostado a la pared del pasillo. Tenía puesto un pantalón jean negro, una camisa blanca deportiva, zapatos negros blancos con un toque de rojo; y unos lentes de sol sobre su cabello rebelde castaño. Por supuesto, también llevaba el aroma de su perfume que tanto me gustaba. Coloqué mi brazo a
El hermoso viaje había llegado a su fin, mi padre no estaba, pero debía volver a trabajar. Me encontré con Andrea en mi despacho y su rostro irradiaba una extrema felicidad―Quiero que me cuentes todo de tu viaje a Viena, pero primero necesito hablarte y desahogarme― dijo Andrea muy eufórica.―¿Es lo que me imagino? ―Abrí mis ojos y callé esperando conocer detalles.―¡¡Sí!! ―dijo con extrema efusividad y me abrazó―. Vi a Jorge de nuevo. Hablamos y… me besó. Nos vamos a ver de nuevo esta noche.―Me hace feliz verte así ―Tomé su mano―. Pero ¡Cuéntame todo!―Volví a la clínica decidida a verlo y hablarle ―dijo Andrea emocionada―. Nos fuimos a la cafetería de la esquina y conversamos mucho, de todo. Pensé no hablaríamos de nosotros, pero sí pasó. Fue maravilloso.―Nunca te habí
Recibí los mensajes de Rachel y no entendía qué le ocurría, todo lo que me decía parecía algo irreal, no era “Mi Rachel”. Sus palabras eran una espada que me cortaba el corazón lentamente. Tenía que verla, no entendía qué estaba pasando, nos acabábamos de ver, habíamos tenido unos días especiales y ahora de la noche a la mañana me dice que no quiere seguir. Temo a su rechazo, pero la amo con mi vida y no me voy a quedar con los brazos cruzados. Necesito verla cuanto antes.―¿Se puede? ―dijo mi padre abriendo un poco la puerta del despacho de la casa, asomando un poco su brillante cabeza blanca.―Claro, papá ―dije acomodándome en el asiento y alejando los pensamientos de Rachel por un momento.―¿Sucede algo? ―preguntó preocupado.―Nada importante. Estaba buscando unos papeles para llevarlos a la agencia ―suspir&ea
Aún me costaba asimilar todo lo que estaba pasando. ¿En realidad iba a ser capaz de cometer esa locura? Connor no era lo que pensaba y ahora estaba literalmente bajo su dominio. Quería tanto hablar con Andrea, pero ahora estaba de viaje con Jorge. Estaba totalmente sola y era lo mejor, incluso para ella.―¿Pensando en la boda? Es momento de cerrar nuestro trato, preciosa. ―dijo Connor entrando a mi despacho. Acarició mi mentón y me lanzó un beso.―¿Ya? Pero… ¿ahora? ―respondí muy nerviosa.―Claro… no hay que esperar ni un segundo.Sin decir una palabra lo seguí, ya estaba dentro de la boca del lobo.Me senté de brazos cruzados.―Así es como será todo: Delante de la sociedad nos vamos a casar en los próximos días, pero a nivel legal, será con más tiempo. Necesito que el matrimonio tenga fecha de hace un a
Después de varios días aún me sentía muy triste, sin fuerzas… ¿Qué había hecho?, ¡todo era una locura! No tenia idea cómo enfrentar esto de la supuesta boda con Connor. Respiré profundo para intentar calmarme y busqué el sobre con el pago de la hipoteca de la casa. Tenía miedo de aceptar que Connor había cancelado la deuda, pero era mi realidad y en parte era algo bueno.Sabía que quizás mi madre no reaccionaría ante mis palabras y menos a lo que estaba escrito en el sobre, pero ella sabía de la hipoteca desde antes de alejarse de su realidad.―Mamá… ―Me arrodillé frente a ella y coloqué el sobre encima de sus piernas.Lo tomó y me observó con su tierna mirada.―La deuda de la casa está cancelada…―pronuncié con dificultad, intentando no llorar.Me miró con
Todo pasaba muy rápido, pero el trabajo seguía a pesar de que la muerte de mi padre estaba muy reciente. Faltaban terminar los últimos detalles para la construcción del centro comercial y debía enfocarme en eso. Era un proyecto muy importante que necesitaba mi completa atención.Temía ver a Rachel en la próxima reunión, pero a la vez deseaba verla, abrazarla, mirarla a los ojos y decirle que soy capaz de lo que sea con tal de recuperarla. La quería de vuelta. Las probabilidades de verla eran muy grandes y me aferraba a eso.―El salón de juntas está listo ―Interrumpió mi secretaria, que tenía todo preparado para recibir a los asistentes de la reunión en la oficina principal en Viena ―. Lo están esperando.―Gracias, enseguida voy ―Tomé mi maletín… y nervioso caminé a la sala de juntas.Con un nudo en mi garganta, entr&e
Regresamos a Argentina para seguir con la gran mentira de mi nueva vida, y ahora iba a ser peor, debía “casarme” de verdad delante de todos con Connor.Él no se separaba de mi lado, era prácticamente su prisionera, su esclava. Debía obedecerle o pagaría las consecuencias; y para mí era suficiente con tenerlo cerca. Esa era mi nueva vida, debía aceptarla, aunque por dentro solo ardía mi corazón por el hombre que no podía amar y a quien había lastimado profundamente.La rutina debía seguir, y entrando a mi oficina, Connor llegó:―Hoy debo tener noticias de tu padre, pero si me sigues rechazando, no te ayudaré ―Me tomó del cabello―. Eres mi esposa y debes actuar como tal; y eso que aún no te he pedido nada más―. Solo sé mi esposa y tendrás tu deseo.Cómo podía ser la esposa “feliz”, si no p