HENRY
Me despierto tirado en el suelo de un pasillo, tengo el cuerpo agarrotado y la cabeza iba a estallarme, siento un dolor descomunal por la zona de los ojos. Se lo achaco al sedante que me ha debido de poner el asesino para dejarme fuera de combate.
Cuando veo que estoy lo suficientemente estable, me levanto, empiezo a andar por el pasillo y me encontré con una habitación a mi izquierda, así que entro y al encender la luz me doy cuenta de que es un estudio. En las paredes alejadas de la puerta hay dos grandes ventanales a los que me acerco y puedo ver que estoy en una mansión.
De repente me fijo en que hay un candelabro de época encima de la mesa que no pega nada con el mobiliario.
—¿Qué narices? —me pregunto en voz alta, aunque
HENRY —He dicho que no os mováis —nos vuelve a amenazar el hombre que es más bajo que la estatura media, moreno y fornido. No estoy para tonterías y mi paciencia se está acabando, aparte parece que el tipo no va a razonar, en razón de lo cual me lanzo a por él, le bloqueo la muñeca donde tiene el arma, le doy un puñetazo y lo inmovilizo en el suelo. —Viva por el inspector —dice Raquel sorprendida por lo que he hecho. —Está bien —le digo al desconocido al que tenía retenido en el suelo— tienes que calmarte o no voy a soltarte. Mis palabras no parecen hacer efecto debido a que el hombre sigue forcejeando así que tengo que estar un buen rato encima de él. Cálmate, ¿quieres? —le pide Iratxe alterada—
—¡YA NO AGUANTO MÁS! —dijo gritando con toda su fuerza— ¡Eres un monstruo!Había vuelto a discutir con el oso pero esta vez la discusión no terminaría en una pelea o alguno encerrado en su habitación, no, esta vez sería la última pelea.—Y qué vas a hacer pequeña rata —se rio el oso como si la rata no pudiese hacer nada.— Están todos muertos, pero yo no, yo he sobrevivido pero no entiendo por qué. Hasta que recuerdo todo. —No —digo negándome a aceptar la realidad— no, no, no. Lloro desconsolado gritando por lo que me parece una eternidad hasta que cojo el arma y me disparo. ************************* 24 horas antes Estamos todos en la cocina bebiendo agua y comiendo algo cuando decidimos que lo mejor es separarnos para darme espacio para poder actuar y que me atrapen. Lo primero que hago es ir a por el puñal y me encamino detrás de la señorita Amapola, tardo bastante en encontrarle y cuando lo hago no puedo actuar debido a que se encuentra en el invernadeCAPÍTULO 44
EVELYN Han pasado veinticuatro horas y no se nada de Henry de manera que me armo de valor y voy a hablar con nuestra jefa la señora Jiménez. —Señora —le llamo después de entrar en su despacho— necesito unos cuantos hombres. —¿Qué? —me pregunta atónito de que yo se lo pida. —El inspector Albes está en una casa con el asesino de los juegos —le explico mientras me sentaba en la silla dado que él me lo ha indicado con un gesto. —¿Cómo es eso posible? —me pregunta sorprendido. —Recibió una carta para participar en el juego. —¿Y cómo es que no se me ha comunicado antes? —pregunta ahora cabreado. —El inspector
ASESINOOs preguntareis, ¿qué lleva a alguien a matar?Puede que sea un acto de venganza, de justicia... o simplemente diversión.Mi motivo es este último, vivo una vida aburrida, de modo que se me ha ocurrido mejorarla de una forma que muchos considerarán macabra, pero para mí es una idea magnífica.Siempre he sido muy fan de las novelas policíacas, desde que tengo uso de razón me encantan las intrigas y sobre todo lo que más me gusta es poder introducirme en la mente de los asesinos. Por eso, mientras crecía no dejaba de leer libros, investigar sobre asesinos reales...Aunque lo que más me apasionaba y sigue apasionandome es leer libros de
HENRYLlego tarde a la comisaría, no sé cómo, pero me he quedado dormido, al apagar la alarma sin querer he seguido disfrutando de holgazanear otra media hora que no tengo. Me pongo delante del espejo y miro un momento mi imagen, llevo pantalones de vestir, una camiseta que se pega a mis músculos y una chaqueta. Mi pelo negro está peinado hacia atrás y contrasta con mis ojos azules. Me veo bien por tanto salgo de casa y me dirijo al aparcamiento donde está estacionado mi coche.Por si fuera poco, el tráfico en Madrid es infinito y me cuesta llegar a la comisaría más de lo habitual, por suerte tenemos aparcamiento reservado para los trabajadores, así que al superar el tráfico voy
—Ven aquí —grita la voz de un hombre a sus espaldas.No tuvo que girarse para ver qué se trataba de su padre, un hombre horrible que parecía un oso por su tamaño y que no hacía más que cosas malas. En su interior sentía miedo, sudaba por lo que iba a pasar, pero empezó a correr hacia el horizonte, esperando no ser visto o seguido.—Ven pequeña rata —volvió a gritar.Pero no dejo de correr, no, esa pequeña rata siguió corriendo hasta que ya no le quedaron fuerzas y cuando eso pasó se dio cuenta de que tenía al oso encima y lo que se avecinaba
HENRY—¿Qué mierda haces aquí? —pregunto cabreadisimo en cuanto le veo— ¿Quién le ha dejado entrar?—Solo estoy sacando unas fotos —se defiende el periodista subiéndose las gafas con gesto altivo.Ya nos conocemos y si los periodistas no me caen en gracia, este menos. Es un hombre alto y delgado con unos ojos marrones y el cabello rubio peinado siempre a la perfección hacia atrás. Siempre lleva gafas, pero las últimas veces que le he visto siempre son todas distintas, por lo que supongo que tendrá que tener una gran colección de gafas. A parte, siempre lleva un gesto en la cara como si fuese el mejor del mundo y los demás tuviésemos que arrodillarnos ante él, me da verdadero asco su cara y en más de una o