-“ ¡Increíble!”- dijo el Alfa riendo con sarcasmo. –“Pues desde ya te digo, Nelda, que eso es pura patraña, para mi desgracia, desde que conozco a esta m*****a mujer no hace más que desobedecerme de forma patológica y sistemátic …”- Nelda lo interrumpió temerariamente, aunque la respuesta de Nelda f
Elijah. - “Aún no puedo creer, hijo, que tu mate, sea una omega, su aura no es para nada la de una omega, esa pequeña tiene incluso más fuerza interior que la que tenía tu madre cuando descubrí que era mi mate.”- me dijo mi padre, cuando mi madre nos echó literalmente de mi habitación. - “No sab
- “¡Joder, Elijah! nunca te habia visto ponerte tan nervioso y aterrado, creo que mi cuñada te tiene cogido por los cojo…”- comenzó a decirme Cotton, pero yo lo interrumpí agarrándolos a los dos, mientras ellos protestaban, por sus cuellos, bajo mis brazos, y comencé a arrastrarlos hacia la calle, c
Ava. En algún momento una dulce voz llegó a mi inconsciencia, era una voz atrayente, era una voz que por un momento me hizo recordar a la de mi madre, antes que fuera maltratada por la manada, y mi maldito hermano, como represaría por ser la amante del Alfa, mi padre. - “Despierta preciosa, ya
Yo, literalmente, alucinaba, no había rechazo, ni disconformidad, al contrario, ambos padres estaban encantados de que, yo, una omega, fuera la mate del beta de la manada, y su hijo. - “Veras preciosa nuera, en nuestra manada nunca vamos en contra de los designios de la Diosa Luna, ella sabe por
Irina. Mientras nos dirigíamos a la casa del Alfa, después de la reunión que habia tenido con Ava, donde había conocido a la peculiar familia del Beta, me encontraba en una extraña situación con mis sentimientos, por una lado estaba feliz porque Ava hubiera encontrado su lugar, y aunque ella reneg
- “Cállate bruja pervertida y lujuriosa, ya tengo suficiente con ese idiota”- le dije furiosa. Cuando, con una sonrisa, el Alfa me abrió la puerta, ya estaba más que prepara para ignorarlo. Iba utilizar esta sensación de sentirme burlada cono método para enfurecerme, así que literalmente salí del
Desmond. - “Maldito idiota, ¿qué va a pensar nuestro mate de nosotros?”- me dijo Daimon por enésima vez, mientras regresábamos a las dos de la mañana a nuestra habitación. La verdad es que Irina me descontrola, me cuesta estar con ella a solas, sin que me domine la necesidad de marcarla, de cer