Llego a la cafetería, me pido un capuchino, enciendo mi móvil y con ello la música a todo volumen, me coloco los cascos y busco mi libro favorito, me encanta la erótica romántica, al leer la primera línea ya me pierdo del mundo real.
—Hola amargada. —Alzando la vista por encima del libro, veo a Randon. —¿Ahora sí podemos hablarlo tranquilos? — Suspirando cierro el libro, lo dejo sobre la mesa y quito los audífonos de mis oídos.
—Estoy cansada Randon... Estoy muy confundida, no me siento aquí... Estoy perdida. —Cierro los ojos por unos segundos.
—Sé que tú y mi amiga tienen razón. ¿Pero cómo pasar de lo que dice mi madre? Si ella me ha pedido que lo deje debo hacerlo, ella jamás me había prohibido nada así y que lo haga es de obedecer. —Randon me escucha sin interrupciones y eso
—Joder mujer!... Jamás permitirían que me follaran, por supuesto yo sería quien diera. — Río con diversión.—¿Sabes? No creo que seas bisexual, digo... Esto es solo una fantasía sexual que tienes y si me apuras digo que ni siquiera vas a llegar a hundirte en un hombre. —Me encojo de hombros, él lo piensa.—Creo que llevas razón, digo, quizás me guste ver a los hombres, porque me gusta y ya, jamás me he enamorado de uno, pero creí que me gustaban, por la manera en los que les miro. —Meto a mi boca una pechuguita de pollo y la mastico por unos segundos.—A mí me gusta ver a las mujeres y eso no significa que me gusten, por lo menos a mí me gusta verles el cabello, la forma de su cara y sus bonitos cuerpos, es algo que llama mi atención, pero no va más allá de una simple admiración. —Mi amigo s
Mis ojos se sienten con arenilla, mi cuerpo se siente como si estuviera hecho con plomo, pesa y duele, trato de moverme y es una mala idea, el dolor se vuelve más intenso.—Hija— susurra mi madre, abro los ojos lentamente hasta poder visualizarla algo borrosa, parpadeo varias veces hasta lograr ver bien. —Has despertado— me sonríe, pero su cara roja y sus ojos hinchados me demuestran que ha estado llorando.—¿Qué sucede mamá?— pregunto sin entender su estado. —Me duele todo— me quejo.—Lo sé cariño, lo sé— su voz quebrantada me pone triste. —Lo lamento tanto— por alguna razón se disculpa.—No pasa nada mamá yo...— al recordar que Kahin se iría, de inmediato le busco con la mirada y no lo veo. —¿Dónde está? ¿Dónde está Kahin mamá?— mi res
—¿Cómo sonreír ahora? ¿Cómo ser feliz con esto? —Sus ojos reflejan la rabia que siente.—Llamaré al doctor. —Le veo irse.Todo está mal, todo es extraño y ahora que he aceptado lo que siento por Kahin no me trae nada de alegría, creí que eso me haría feliz y me haría olvidar un poco toda esta pesadilla, pero no es así, el dolor persiste y las ganas de recordar para hacer pagar a todos por lo que me han hecho permanecen en mí. Mi cuerpo no duele tanto, mis partes íntimas aún me matan, me siento más vacía y más triste de lo que recordaba.—¿Mamá? —La miro, está leyendo—. Necesito ir al baño ¿Me ayudas? —Ella asiente, las idas al baño son una pesadilla, al asearme, no quiero ni siquiera tocarme.—Cuidado con la sonda hija. —mi
Sentir su delicado y acogedor abrazo me hace sonreír, hacía ya un tiempo que no me sentía tan protegida como ahora. Su respiración relajada me relaja a mí, al mirarle noto que ya me estaba mirando.—Buongiorno tesoro. —Saluda mi madre dándome un beso en la cabeza.—Buongiorno mamma. —Le abrazo con más fuerzas. Ahora comprendo que mamá jamás me dejaría sola y que todo lo que hace es por mi bien.—¿Quieres preparar el desayuno conmigo? Debemos celebrar que has decidido salir adelante. —Asiento, solo ha pasado una semana desde mi desafortunado episodio, una semana en la que el hombre que me hizo creer que me amaba se fue dejándome sola y desvalida, pero es como dice mi amiga, si no fuera por mis marcas físicas, jamás me habría enterado de lo que me pasó y esa es una muy buena ventaja, no recordar nada
—¿Qué dices de ir a Metro Mall? —pregunta Randon captando todas las mirada.—¿Cómo eres tan tonto para proponer ir a un centro comercial? —Le pregunto algo molesta. —Sabes que no tolero estar fuera de mi casa. —Mi amigo asiente.—Solo creí que podrías divertirte, ahí no correrás riesgos y no me voy a separar de ti, aunque así me lo pidas.—Él tiene razón. —Le apoya Carla. —En el centro comercial no puede pasar nada y además te vas a divertir. ¿Qué dices si vamos los cuatro? Mi Zazo y yo también iremos. —Sonríe.—Será una buena idea. —Apoya Loan a su novia.—Deberías ir hija mía, solo sales para acudir a las sesiones con el psicólogo, él te ha dicho que deberías tratar de salir y no aferrarte a la seguridad de la ca
—No permitiré que veas a mi hija, ella no merece esto, la dejas y después apareces como si nada ¿Cómo puedes ser así? — está histérica.—Apártate mujer, no sabes por qué lo hice, así que no opines. —Grita Kahin furioso, nerviosa porque está aquí y molesta por como le habla a mi madre salgo de mi habitación.—No hace falta saber por qué hiciste las cosas, está claro, solo te hizo falta saber que mi hija estaba dispuesta a olvidarte y por ello estás aquí para irrumpir nuevamente en su vida, pero no lo voy a permitir.— Grita mi madre sin dejarle el paso libre.—Deberías irte Kahin. —Le pido disimulando lo que siento, estoy entre mi madre y él, pero sin duda decido a mi madre. —No quiero verte ni estar contigo, ya no. —Mi madre se acerca a mí y me abraza.—
Han pasado tres meses desde que volvió Kahin, tres meses desde que Ian y sus amigos abusaron de mí, tres meses en los que intento recordar y no puedo, tres meses en los que intento salir adelante.Mi madre está más imposible con Kahin, le tiene un odio congo como diría mi tía Lourdes, lo detesta a más no poder, pero lo que llama mi atención es que cuando Kahin se harta de sus malos tratos, solo tiene que decir que no le haga perder la paciencia y es todo para que mamá no siga con su trato hacía él, eso me extraña, ella jamás lo ha visto perder el control y no entiendo por qué ya le teme, les pregunto si se conocen desde antes y ninguno me dice nada, me dejan en claro que no.Kahin por su parte está luchando contra todo para que yo lo perdone, pero la verdad es que no lo hago porque soy yo la que se siente culpable de lo que él le hizo a esos idiot
—Odio que puedas conmigo. —Vuelve a acariciar mi mejilla, desde que dije que no lo quería ver más, no hemos tenido contacto más allá de una caricia en mi mejilla, no permito que me abrace o siquiera que me bese y él lo ha respetado.—Gracias por no explotar. —Quito algunas pelusas imaginarias de su saco.—Vaya... Me has tocado. —Le suelto rápidamente y me sonrojo.—Es mejor que hablemos cuando esto acabe ¿Vale? —Ahora me mira serio, sé que esto es difícil para él, pero para mí tampoco es fácil, le veo asentir y se marcha.—Vaya enana. —Ríe Malcolm. —Si que tienes agallas para hacer esas cosas. —Me guiña y sigue a Kahin.—Madre mía Marilí ¿Él no lo sabía? —pregunta mi amiga, como si hubiera cometido una grave falta.—No, no