Marcus
Comienzo a ver rojo por las palabras de Natasha, mi sangre hierve con rabia acumulada no solo por como insultan a mi flor de cristal, sino también por todos estos años de torturas que aguante por mi hijo, pero no más.
—¿Con qué derecho te atreves a llamarla así? —doy un paso en su dirección.
—Con el derecho de ser tu esposa. —la loca me sonríe con superioridad.
—Una esposa que metía un hombre diferente en nuestra cama cada día, —me acerco a ella amenazante. —Una esposa que me robo para irse con su amante de turno, —escupo con rabia. —Una esposa que tiene un hijo y no sabe quién es el padre por ser una puta. —levanta su asquerosa mano para golpearme, sin embargo la tomo antes de que eso ocurra.
—Eres un poco hombre, &nbs
MarcusDespierto temprano entre los brazos de Katherina o más bien ella entre los míos, su cuerpo tibio encima del mío su rostro inocente, hace que mi corazón de hielo se derrita por completo, está mujer a cada instante logra cosas que no creí posible, todo ella es una hermosa flor de cristal.La alejo un poco de mí para poder ver esos labios rosados entre abiertos respirando suavemente, estoy tentado a besarlos, no hay nada más que desearía en este momento, sin embargo tengo otros planes así que debo contener la necesidad de apoderarme de ellos.Me levanto suavemente sin hacer ruido, no quiero que se despierte y arruinar la sorpresa que tengo preparada, la observo y no puedo creer que tenga tan hermosa mujer en mi cama, he estado con bellas mujeres sin embargo Katherina a mi parecer rompe todas las barreras de belleza, no hablo solo de su físico que un idiota no
KatherinaMarcus tiene una mirada triste, sin embargo es demasiado lo que ha hecho, no puedo aceptar su regalo por más que me haya encantado.—Marcus es hermoso, —le doy la caja la cual no agarra. —Pero es una locura debe salir una fortuna. —niega pasando sus manos por la cara.—¿Qué importa cuanto cueste Katherina? —sus ojos verdes se clavan en mí. —Lo importante es lo que significa. —arrugo mi ceño sin comprender.—¿Significa? —pregunto desconcertada.—Es una flor de cristal, —toma la caja yvuelve a sacar el hermoso collar. —Lo mande hacer para ti hace un tiempo. —se acerca a mí y me lo muestra.—¿Por qué me lo das hasta ahora? —me da una sonrisa corta.—Soy un cobarde. —su respuesta me descoloca. —Se que eres más feliz con el os
MarcusEstamos yendo al aeropuerto por la madre de Katherina y de ahí a la casa de Victor para la cena de cumpleaños de miKhrustal´nyy tsvetok (flor de cristal),solo ruego para que no se desate la guerra, aunque conociendo a mi amigo se que es capa de golpearme por más que su situación no sea la mejor, hablando de eso debo decirle la verdad a la chiquilla, ya está sospechando y no quiero que se enoje conmigo aunque lo hará igual por ocultarle el estado de salud de su padre.Le doy una mirada de soslayo y va con la vista perdida por la ventana, se que tiene miedo al rechazo de su padre con respecto a nuestra relación, cosa que sucederá, Victor es un hombre de carácter el cual cree en la amistad y yo la he traicionado metiéndome con su hija una chiquilla para mí, sin embargo en mi defensa nunca dijo que era hermosa al punto de volver loco a cualquier h
KatherinaMi padre y Marcus se retan con la mirada, ahora es que creo que no fue una buena idea decirle la verdad y menos el día de mi cumpleaños, mi progenitor está débil y muy enfermo, no es el hombre de casi cuarenta años joven y fuerte que conocí, salgo de mis pensamientos cuando escucho la voz de mi madre.—Victor cálmate, —lo toma del brazo y lo arrastra hasta la silla. —No te hará bien. —le da una cálida sonrisa.—¿Cómo me pides que me calme? —la mira a ella y después a mí. —Si mi hija me ha estado viendo la cara, con mi mejor amigo. —no respondo nada a todo su drama. —Me has mentido. —me señala con su dedo.—Victor déjala tranquila,—Marcus es el que habla. —La culpa es toda mía. —arrugo mi ceño por la estupidez que dice.
MarcusRecorro con la mirada el lugar y no veo la chiquilla, ¿A dónde se habrá metido?, camino hasta llegar al lado de su madre que tiene la mirada triste.—¿Dónde está Katherina? —le pregunto sacándola de sus pensamientos.—Fue al baño. —hace una mueca por eso. —Se siente culpable. —niega limpiando sus lágrimas.—No lo es. —aseguro y ella asiente.—Mi hija tiene el don de culparse por todo, por más que uno le diga que no lo es, ella inconscientemente lo hace y no puede dejar de lastimarse. —me tenso en mi lugar por sus palabras.—¿Qué quiere decir con lo último? —pregunto buscándola con la mirada.—Debe estar en el sanitario, —señala con su dedo un pasillo. —Si te das prisa capaz evites lo inevitable. —su juego de palab
KatherinaLimpio las lágrimas de mis mejillas, mientras que observo a Marcus que está molesto y con mucha razón, pero no debe tratarme así y ahora mismo se lo haré entender.—Estuvo mal que te lo ocultara, —confieso bajando mi mirada. —Sin embargo no puedes gritarme y hacer un drama cada vez que algo pasa, —levanto la vista para encontrarlo con una media sonrisa. —No me gusto. —murmuro apenada.—Disculpa, —levanta mi cabeza con su mano, que la había bajado de nuevo. —Tienes razón, sin embargo en mi defensa dire que tengo miedo de que algo te suceda. —niego tomando su mano.—No me pasará nada porque no pienso ir a ningún lado. —me lleva contra su cuerpo. —Iba a decirte lo de los mensajes, pero lo olvidé. —escondo mi cara en su pecho.—Trata de no olvidar cosas tan importantes
MarcusLa chiquilla parece querer guerra, pero lo que no sabe es que soy más astuto que ella, no podrá conmigo por más que me muera de celos, haré que caiga en su propia trampa.—Pasa... —hago una pausa acercando mis labios a su oído. —Que podríamos hacer un trío, —su cuerpo se tensa por completo. —¿Qué dices? —pregunto soplando su cuello logrando que su piel se ericepor completo.—¿Qué? —interroga roja al borde de un colapso.—Lo que escuchaste. —sigo con el juego.Sus ojos grises se clavan en mis verdes, asiente con la cabeza dejándome anonadado, está loca si cree que podría compartirla con algún hombre, en solo imaginarla siendo besada o peor aún tocada por otro me hace enfurecer, ella es toda mía y de nadie más.—Si es lo que
KatherinaObservo a mi padre que está conectado a varios cables que esos mismos conectan con una máquina donde supongo lo mantienen estable, su cabeza vendada cubriendo la herida de la operación, su piel pálida y sus labios resecos, no es ni la mitad del hombre fuerte que conozco, una lágrima resbala por mi mejilla, me duele verlo así tan frágil y débil. Acaricio su mano con la mía, me acerco a él y dejo un beso sobre su frente, le doy una última mirada decido que es hora de salir o Marcus matará al "doctor coqueto".Cuando estaba saliendo escuchelo que el hombre le decíaal ruso, por más que le dije que siempre lo elegiría sé que no me creyó o simplemente algo le incomoda, espero que el médico no nos traiga problemas.Decidimos ir a la casa de mi progenitor, ya que el personal de servicio tiene a mi cachorro,