¡Esa maldita mujer!

Julian apretó los dientes. "¿No siente nada en mi ausencia?"

"Presidente Shaw, el jet privado está listo y podemos despegar en cualquier momento". Su asistente personal entró.

Julian se puso de pie. "¡Bien!"

Olvídalo. ¡Se ocuparía de la mujer cuando llegara a casa!

Era medianoche cuando Julian llegó a casa y Susan ya estaba profundamente dormida.

Bajo la suave luz de la luna, miró fijamente su hermoso rostro dormido. La rabia en él desapareció en un instante.

Julian se sentó junto a la cama con sentimientos encontrados. Luego, le tocó suavemente la cara.

"Susan, sólo me atrevo a mirarte así cuando estás dormida. Después de todos estos años, me temo que te has olvidado del joven, pero has estado en mi corazón y desde entonces nunca podría olvidarte”.

"Realmente piensas que nuestro matrimonio es una coincidencia, un acuerdo, pero no sabes que lo planeé con esmero. Sin embargo, Susan, si no me amas, todo esto será un secreto para siempre ".

Luego se acostó junto a Sus