A veces siento que odio esta mansión por el misterio que envuelve a esta familia. No sé, si debo decirle a Ignacio sobre esa carta. Me preguntó si su madre será ese tipo de personas que acaba con todo, lo que le estorba.Ahora siento que las piezas del rompecabezas empiezan todas a encajar porque cosas que nunca pude entender cuando era una niña ahora las entiendo.Es que muchas veces cuando era pequeña y subía a tocar el piano para él. En su rostro había molestia, otras veces tristeza, otras veces amargura. Él estuvo arrastrando esos recuerdos tan dolorosos.A Ignacio, nunca le gustaba le hicieras pregunta de porque se la llevaba tan mal con su madre.La primera vez que se lo pregunté éramos unos niños y se molestó conmigo por dos días. Después se lo volví a preguntar un día en mi habitación, se puso furioso y me dijo:“No lo entiendes Camila que para mí el simple hecho de recordar eso me cabrea y es muy doloroso para mí”Cuando por fin logró que me lo cuente lágrimas salieron de sus
—Ignacio quítate la camisa —le digo con una voz jadeante. Él se sienta encima de mí con sus piernas alrededor de mi cintura y se la quita. Su mirada se encuentra con la mía y tiene una pequeña sonrisa.Sonrió al ver sus abdominales… paso mi mano por su abdomen y lo acarició lentamente, luego la subo a sus brazos para tocar sus tatuajes su piel es suave y está marcada por el ejercicio. Observo como él se tensa con un deseo de destello en sus ojos. Él me jala por mi brazo hacia él para que me siente me besa lentamente otra vez. Coloca sus manos en el borde de mi franela purpura de pijama y me la quita.Mi senos quedan a su vista él me empuja hacia la cama suavemente. Luego abre mis piernas quedando en el medio de ellas acaricia mis senos con una mano y la otra la pones alrededor de mi nalga él pasa su boca por la punta de mi seno lo muerde lo lambe ¡Yo Gimo!Con una mano, le acaricio la espalda y la otra la coloco en sus cabellos rubios.—Ignacio —pronuncio su nombre de una manera jadea
Entro en mi habitación apagó la luz me meto en mi cama y me hago la dormida. Unos diez minutos después mi madre abre la puerta de mi habitación y enciende la luz. Su semblante denota molestia. —Hace rato vine a tu habitación y no te encontré ¿Dónde estabas Camila? —En el tercer piso, estaba buscando un cuaderno de música que deje ahí —respondo bostezando. —¿Es verdad que le diste tu móvil al Joven Ignacio? ¿Por qué te estaba fallando? No en realidad se me quedo ahí, porque casi me descubres en su habitación. Es que le iba a entregar mi virginidad... pero llegaste y ya no pudimos hacer nada... Ni modo sera en otra ocasión. —Si mami —digo haciéndome la dormida para que ella me deje tranquila y se vaya. —La reparación de tu teléfono la voy a cancelar yo, no quiero que le debas favores al joven Ignacio. —Vuelvo a bostezar —Como digas mami, buenas noches. Escucho la puerta cerrarse siento un alivio e que se creyera todo. No me gusta mentirle a mi madre, pero es que a ella nunca l
Cuando llegué al aeropuerto de París me sorprendió ver ahí a la presidenta Isabel Besnier. Se que es ella porque la he visto por videollamadas. Lleva puesto un vestido beige pegado que le llega hasta las rodillas. Con un cinturón delgado y tacones. Su cabello es castaño claro y sus ojos color miel.Al verme me abrazó emocionada, como si me amara más que nada en este planeta.No sentí nada cuando me abrazó, es como si ella fuera una desconocida para mí. Cuando me soltó fui a saludar al señor Franco. Es el chófer de la mansión y era amigo de confianza de mi padre.—¡Bienvenido a París niño Ignacio! —exclama con sus ojos cristalizados.—Niño Ignacio, ya no soy un niño Franco. Hasta estoy más alto que tú —le respondo con ironía.—Si es que eran doce años sin verlo, usted se fue de aquí cuando tenía siete años, los extrañamos mucho —dice un poco nostálgico.Cierto había recién cumplido siete años, cuando deje Francia. Esos fueron días de invierno muy tristes, mi primera navidad en los Esta
Ya pasó un mes desde que Ignacio se fue a Francia, defendí mi proyecto en la preparatoria, todo salió de maravilla. Ahora solo me tengo que esperar el acto de grado. Ceci y yo estamos emocionadas, porque pronto seremos estudiantes universitarias.Ignacio me llama todos los días, pero no es igual, me hace tanta falta. Él también me dice que me extraña cuando hablamos, mientras yo creo que me voy a volver loca de lo mucho que quisiera tenerlo cerca de mí.Ahora que termine las clases tengo tiempo de sobra para hacer otras cosas. Mi novio también terminó su semestre, presentó sus pruebas y trabajos de modo virtual por estar en París.Me dijo que su abuela está complicada de salud tiene parálisis facial y no puede ni hablar. Al parecer él no sabe cuándo podrá regresar a los Estados Unidos. Y eso me preocupa, nunca pensé que él y yo nos íbamos a separar por estás circunstancias.Ceci hace días me preguntó que si quería trabajar en la cafetería de sus padres; que les hace falta una mesera p
IgnacioHan pasado dos meses sin ver a mi pecosa. Es difícil estar sin ella y más porque estábamos acostumbrados a vernos todos los días desde que éramos unos niños.En la mañana fui a la clínica a ver a mi abuela y leí para ella el cuento del Principito, un rato.Mas tarde fui hablar con el especialista que la está tratando quiero preguntarle qué posibilidad hay… de poder trasladarla a los Estados Unidos.Allá también hay excelentes médicos. Esperé diez minutos que la recepcionista me hiciera pasar.Al fin logre entrar a su oficina es pequeña. El doctor es blanco usa gafas, su cabello es rubio está sentado detrás de un pequeño escritorio. Después de hablar con él, siento que perdí el tiempo y hasta me desanimo un poco.Porque su respuesta fue, “hay que esperar el estado de salud de la señora Victoria es muy delicado”. Paso mis manos por mi cabeza de verdad me preocupa la situación de mi abuela.En resumen me negaron el traslado de ella a los Estados Unidos. Esa era una de la esperanz
—¿Osito?, ¿de verdad nunca vas a dejar de decirme así? —pregunto fríamente.—No, porque yo seré tu bella y tú mi bestia... Así como en la película.—¿Qué? —la miro con desconcierto.—Me sorprende que todavía siga siendo tan infantil Carlota —le contesto.—Sí osito tu eres la bestia que yo voy a domar.—¿Bestia?, ¿domarme?, ¿está loca? —le pregunto.—Osito veo que todavía sigues siendo odioso no has cambiado.—¿Por qué viniste? —mi expresión ya es de fastidio.—Tú madre, piensa que cómo nos vamos a casar sería bueno que pasemos más tiempo juntos.Siento molestia de escuchar esa estupidez de cansarnos, por eso es que siempre he pensado que la presidenta no se siente realizada si antes no me hace cabrear. Carlota Laurent, es la heredera de la cadena hotelera Laurent internacional y muchas propiedades tengo entendido que también… es familia de la realeza británica.Una niña caprichosa e insoportable, acostumbrada a tenerlo todo. Lo que a ella no le queda claro es que yo no entro en su lis
—Ya tiene una, pero Ignacio quiere estar allá, con su abuela y lo entiendo. Porque la señora Victoria está muy delicada de salud.—Si, que lo quieres amiga, digo para esperarlo sin quejarte —dice cuando sale del probador.—Si lo quiero Ceci —le respondo.Pienso que lo quiero tanto que últimamente me duele llegar a la mansión y saber que no está y no saber cuándo volverá, es como una tortura quererlo y no tenerlo cerca mis ojos están cristalizados. Muchas veces voy a tocar el piano deseando poder verlo como antes, de pie cerca de la ventana tomando un vaso de whisky. Extraño sus besos, abrazos, caricias y su linda sonrisa.Ella me mira y yo rápidamente trato de mirar a otro lado para que no se de cuenta. Que mis ojos están así cristalizados.Pero es tarde mi amiga ya se dio cuenta, me abraza con amor, luego me mira.—¡Ay Cami! debes decirle cómo te sientes. Crees que no me he dado cuenta que a veces andas triste ¿Y es por es él verdad?—¿Por qué no le dice cómo te sientes?—Es que no q