<Capítulo 02> Volvió por mí

                                                                                                                                                                                   ^Victoria^

Hace ya dos semanas que llevo de casada, nuevamente Jensen se volvió a desaparecer, el día de mi boda hizo presencia, me dolió que no se opusiera, simplemente se quedó observando hasta el momento que di el sí, luego de eso libero lágrimas y se marchó, se marchó para no volver, muchos pesaron que yo lloraba de felicidad, pero no era así, era de tristeza por perder el amor de mi vida.

En todos estos días no he querido comer, no he querido salir, he perdido clases, no me siento de ánimos, me quedo encerrada en mi habitación deprimida por no saber de Jensen, odio mi vida, la odio.

Cristopher a tratado de levantar mis ánimos, pero lo único que logra es empeorar las cosas, ocasiona que lo repugne cada día, no soporto vivir bajo el mismo techo que él, evito verlo, cuando llega me encierro con seguro, cuando no está aquí logro tener más tranquilidad, sin su presencia puedo respirar.

En cuanto a mis padres no quiero saber nada de ellos, la última vez que los vi fue el día de la boda, desde ese entonces no más, y ha sido lo mejor para todos. Mi único refugio y mi pañito de lágrimas por así decirlo es mi amiga Fer, ella es quien me ha escuchado llorar, me ha dado algo de fuerzas para no terminar de recaer, agradezco por tenerla como amiga, sin sus ánimos estuviera peor.

Hace un rato le llame para preguntarle que opción tomar en cuanto ahora, Cristopher tiene una fiesta de gala y quiere que yo asista, como su esposa debo hacerlo, pero yo no lo deseo. Obviamente la respuesta de ella fue que sí, que aceptara y fuera con él, al fin de cuentas quiera o no tengo que estar presente como la señora Evanson, de no ser así los periodistas empezarán a especular sobre mi ausencia.

Cristopher se encargó de comprar mi vestido, los gusto de este hombre son mucho mejor que los míos, es obvio, está acostumbrado a mujeres muy elegantes, de buen vestir, yo, yo suelo ser básica, apenas tengo diecinueve años, y por lo tanto busco mi comodidad, unos jeans ligeros, camisas desahogadas, zapatos deportivos y ya, lista para vivir. No soy de vestidos, tacones, joyas, peinados finos y maquillajes, y desde que me case me ha tocado lucir así, él no me lo ha pedido, pero para evitar que lo hago me adelanto.

Me levanto de la cama para sacar el vestido del clóset, él pronto llegará y quiero estar lista para cuando eso pase. Saco un estuche que contiene una linda cadena, no negaré que me ofrece los lujos más bellos del mundo, aunque eso es algo que no me importa, lo que me importa está desaparecido.

No siempre el dinero compra la felicidad, en mi caso no es así, mi felicidad murió hace ya muchas semanas atrás.

Me encamino al baño, abro la llave de la tina para que comience a llenarse, tengo tiempo suficiente para meterme dentro de ella a tomar un descanso relajante, definitivamente he estado algo tensa, mis ojeras me están haciendo saber que necesito descansar y tener mi mente en paz.

Agrego un poco de jabón líquido y por último algunos pétalos de rosas que siempre Cristopher me suele traer, ni siquiera sé cómo sabe que me gusta bañarme de esa forma en la tina.

Desnudo mi cuerpo y entro en ella tomando una postura cómoda, tomo mi iPad y coloco mis audífonos para escuchar una música suave, una que me lleve a otro universo, subo el volumen más alto y dejo que mi cuerpo se alivie.

Cierro mis ojos mientras muevo mis manos dentro de la tina, canto en ocasiones algunas partes de la música, como era de esperarse me viene a la mente el recuerdo de Jensen, mi amor frustrado por mi propio padre.

En cierta parte le doy la razón a Cristopher, no tiene tanta culpa, mi padre es un ambicioso que ya ha demostrado bastante que hará lo que sea por dinero y poder, y no le importara vender a cualquiera con tal de obtener lo que quiere. Me pregunto ¿Su ambición hubiera sido capaz de venderme a un viejo asqueroso con la mente cochina de abusar de una mujer? Creo que si sería capaz. Cristopher al menos respeta mi decisión, y estoy consciente que no será por mucho, en cualquier instante yo deberé estar en su cama y entre sus brazos, quiera o no así será.

Libero un suspiro agotador y abro mis ojos para cambiar de música, pero me quedo inmóvil al ver a Christopher sentado al lado de la puerta con su vista puesta en mis piernas sobresalientes.

—¿Qué hace usted aquí? — mi pregunta es realizada de manera sorprendida.

—Te estaba llamando y como no respondiste pase a mirar que hacías, no te vi en la habitación, no escuche ruido de agua, toque la puerta y nada, entre aquí a ver si todo estaba bien y… bueno te encontré — esta vez su mirada se posa en la mía — Tienes una voz muy bella — ¡Me sonrojo, el pendejo ese me hace sonrojar!

—¿Cuánto tiempo lleva aquí? — desvía la mirada y sonríe.

—El tiempo suficiente para torturarme a mí mismo — Comprendo lo que dice, desde hace una semana para acá Cristopher ha estado muy insistente en llevarme a la cama, no me imagino lo difícil que debe ser para él desear a alguien y que esa persona a ti no, y peor, que vivan juntos.

—Bueno, ya me encontró ya se puede ir a su habitación, estaré lista en un instante — en pocas palabras lo estoy corriendo. Que agradezca mi gentileza, pude ser más grosera.

—Está bien, tienes una hora para alistarte, debemos llegar más temprano — se marcha.

Suelto un aire y miro la puerta cerrada, paso mis manos con agua por mi rostro, este estúpido matrimonio lo odio.

Como él dijo, ya debería estar lista desde hace rato, pero mi vestido es un poco complicado de cerrar atrás, requiere de ayuda, y llevo más de quince minutos meditando a quien decirle, las del personal doméstico por casualidad no se encuentran disponibles, ese imbécil lo planeo todo, un vestido complicado, darle la noche libre a las empleadas y así yo no tener opción de nada más que ir a él a que me ayude.

Me levanto de la cama y camino en círculos, vuelvo a intentar cerrar el vestido y nada, es muy complicado, y lo peor es que no tengo vestidos para esa ocasión, aunque debería usar otro y listo, no le daré el gusto.

—¿Por qué tardas tanto? — entra en mi habitación, estoy jodida.

—¿De dónde mierda saco este vestido? — curvea sus labios.

—¿Qué tiene de malo? Me pareció hermoso y se lo compre a usted para la ocasión, algo me decía que te verías hermosa ahí, pero ahora me arrepiento, no deseo que ningún hombre en la fiesta la mire así tan bella — le señalo la puerta.

—Salga para cambiarme por favor — niega.

—No, no compre el vestido por nada — se ubica detrás de mí — veamos cómo va esto — sus dedos rozan mi piel.

—Si se le ocurre intentar algo… — callo cuando siento su erección tocar mi trasero, eso hasta me quita el habla.

—No intentare nada que usted no quiera — besa mi hombro, no reacciono — Sabe cuánto la respeto — continua cerrando mi vestido y yo me reprendo por no haber dicho un insulto, deje que avanzara, pensará que le esto dando oportunidad a algo más.

—Podría separarse un poco — hizo como si le fuera dicho lo contrario.

—¿Le incomoda algo? — me sobresalto, lo siento cada vez más erecto.

—Sí, su pene y usted están siendo irrespetuoso — termina de ajustar de mi vestido, me voltea sosteniéndome de los hombros, acerca su rostro y al separar sus labios sale el olor al alcohol.

—Eso no es ser irrespetuoso — elevo mi ceja sarcásticamente.

—¿Y… para usted que es irrespetuoso señor Evenson? — Hace muecas con su boca.

—Mmm, esto, señora Evanson — sujeta firme mi cintura pegándome a él, luego se sin previo aviso y como otras veces me besa sin mi consentimiento. Atraviesa mi boca con su lengua y busca la mía para enredarla en su juego, por primera vez en mucho tiempo respondo a su beso, es suave, delicado y sutil, mutuamente succionamos nuestros labios y con el pasar de los segundos lo volvemos intenso, hasta que me doy cuenta de algo, me está gustando el beso.

—¡Basta! — Lo alejo — Esto no puede volverse a repetir — su sonrisa me causa más enojo, sabe muy bien que ese beso me gusto un poco.

—Tarde o temprano cederás ante mi Victoria, poco a poco iras sintiendo el mismo deseo que yo, no pienso obligarte a nada, por lo tanto mi propósito será hacerte cambiar de parecer princesa — rio con escándalo.

—Tus palabras han sido tan graciosas que mira como me tienes cagada de risa, hazle saber algo a tu cerebrito Cristopher — le llamo por su nombre — Nadie en esta vida que no sea Jensen, lograra tambalear mi mundo, así que ya deja la ilusión barata que posees — se torna serio.

—Ya me tienes un poco cansado con ese tal Jensen el cual te abandono ¿Dónde está él, Victoria? No ha vuelto más, estuvo presente en nuestro matrimonio y no hizo nada para oponerse, era su oportunidad de estar contigo, si él se interponía yo me hacía a un lado, pero sabía que no tendría el valor suficiente para hacerlo, es un cobarde que espera que tu des el paso para él darlo ¿Cómo puedes amar a alguien que no lucha por ti hasta el final? Si hubiera sido yo te doy por hecho que nunca, pero nunca te habrías casado con otro hombre, él mismo te condenó a una vida infeliz — Aunque me duela tiene razón en lo que dice, Jensen pudo haber hecho más ese día y no fue así, prefirió abandonarme e irse y no volver.

—Gracias por recordármelo — paso por su lado para ir a terminar de maquillarme.

—Lo siento, no era mi intención — pinto mis labios.

—Nunca es tu intención — voy a buscar mis tacones y ya los tiene en sus manos.

—Yo te los coloco — se los arrebato.

—Puedo sola — los coloco rápido.                                        

—Te vez hermosa, simplemente preciosa — tomo mi bolso de manos.

—Vámonos, ya estoy lista — salgo de la habitación seguida por Cristopher. No sé ni cómo actuare en la fiesta, hare mi mayor esfuerzo para lucir como un esposa feliz, la cual no soy.

Luego de una hora de viaje al fin hemos llegado, jamás en mi vida había rodado tanto para ir a una reunión de quizás tres horas, y lo peor, aburrida, ese tipo de fiesta es deprimente.

Al estacionarse el auto los paparazzi lo rodean en la espera de que bajemos los dos, Cristopher es quien baja primero de auto para luego como un caballero ayudarme a mí a salir, todos se nos abalanzan enciman y los guardaespaldas se meten en medio evitando que se nos acerquen tanto, Cris, me rodea por la cintura cuidando de mí, las personas que yacen afuera del edificio no dejan de mirarnos, todo el mundo tiene que ver nosotros, esto es algo que detesto, no me agrada la idea de verme en los periódicos o por todas las redes sociales.

—Debemos entrar — caminamos hasta llegar dentro, es increíble como este hombre suele llamar la atención sin hacer nada, sobre todo en las mujeres, que lo ven como un rico bocadillo.

—Necesito un trago — voltea a verme sorprendido.

—Tú no bebes — sonrío cuando nos saludan.

—Hoy lo hare — achica sus ojos.

—¿Qué pretendes? — hago mi cabello a un lado.

—Nada, es algo que necesito ahorita, solo una copa de champagne, no le veo nada de malo querer tomar una, y tampoco pretendo hacer nada, si piensas que me emborrachare para hacerte quedar mal estas muy equivocado, no será así — desvió la mirada y no sé si son ideas mías o no, pero me pareció haber visto Jensen, mi corazón late de prisa, no creo haber visto mal, lo reconozco desde lejos — Quiero ir al baño — le digo, necesito saber si era él o no.

—Está al fondo, estaré aquí esperándote — camino apresurada, busco entre las personas aquel rostro que anhelo ver y tocar.

Me desilusiono cuando entre tanta búsqueda solo obtengo resultados negativos, el deseo de verlo me está haciendo imaginármelo y no está nada bien. El nudo en mi garganta me tranca el paso del aire, debo ya superarlo, se fue y para siempre.

Me dirijo al baño para estabilizarme un poco, es difícil retener las lágrimas cuando ellas lo único que buscan es de salir, libero algo de mi tristeza y retoco mi maquillaje nuevamente, no pretendo que las personas me miren de esta forma, y menos cuando hay cámaras por todos lados esperando algún motivo para destrozarme el pellejo o el de cualquiera.

En cuanto termino salgo, al hacerlo me freno mirando quien tengo ante mis ojos, la vida me vuelve a brillar, si era él, siempre lo fue.

—Jensen — susurro su nombre.

—Señora Evanson — me duele que me llame por ese apellido.

—No vuelvas a llamarme así Jensen — digo con molestia.

—¿Por qué no? Eres la señora Evanson ¿o me equivoco? Escuche muy bien como le daba el si — su indiferencia está matado mis alegrías de verlo.

—Sera mejor irme — se hace a un lado.

—Adelante, no pretendo interponerme — miro con desdén, yo soy quien debería de estar molesta, dejó que me casara sin hacer nada.

—Así como el día que me case, que no te interpusiste, cobarde. Eres un total desconocido.

—¿Yo? ¿Por qué? Respeto tu matrimonio, nada mas eso — camino dejándolo atrás — detente — lo hago — Vayamos a un lugar más privado, debemos hablar — su voz cambia.

—¿A dónde? — empuña sus manos.

—A ningún lado — responde una voz masculina detrás de mí, Cristopher — ¿Qué hace aquí? Sera mejor que se vaya antes de que lo mande la sacar, dejé a mi esposa tranquila, entienda que ella está casada conmigo — el ambiente ha comenzado a tornarse pesado.

—No es su problema el que esté haciendo aquí — Cristopher intenta pasar delante de mí y no lo permito.

—Basta favor, ya no sigan los dos, Jensen debo irme — sus ojos se entristecen.

—Bien, yo también debo irme, pero antes de hacerlo te dejare algo muy claro señor importante — se miran desafiante — Esa mujer es mía, y volví con la única intención de llevarla conmigo, así que prepárate, porque Victoria volverá a mi brazos — y esas últimas palabras me hicieron feliz, él volvió para pelear por mí.

ESPERO ESTE LIBRO SEA DE SUS AGRADOS MIS AMORES, SU OPINION ES MUY IMPORTANTE PARA MI ASI QUE NO OLVIDEN COMENTAR. 

EN ESTA HISTORIA HABRÁN MUCHAS EMOCIONES, NOS HARAN LLORAR, REIR, MOLESTAR, ENAMORAR Y CONFUNDIR DE AMOR, DOS HOMBRES DISTINTOS CON UN MISMO PROPOSITO, PELEAR POR LA MUJER DE SUS VIDAS. BESOS Y ABRAZOS MIS HERMOSURAS. 

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo