XXVIII. Lo lamento
Magnolia agacho la cabeza mientras sentía aquella mirada triste. —Sé que no merezco tu perdón y no sabes cuánto lo siento —susurro con voz débil y triste Sus cabellos yacían enmarañados, sus labios resecos quemaban y su cuerpo entero temblaba ante el frio que emanaba del suelo. —¿Por qué no me dijiste la verdad? —los labios temblorosos de Mariana eran mojados por lágrimas saladas, se abrazaba a sí misma llena de temor y miedo —Porque sabía que terminarías odiándome. —el silencio se hizo presente, la joven princesa rozo con sus dedos los fríos barrotes mientras su corazón latía con fuerza — Fue difícil convertirme en la mejor cazadora de mi aldea, al principio era débil e inepta, pero mi madre siempre me observaba con alegría cuando yo alzaba la espada sin temor y seguía luchando. Demostré mucho Mariana, ya nadie se burlaba solo halagaban, —Magnolia agacho su cabeza soltando un suspiro — días antes de terminar aquí encarcelada mi madre murió y el coraz
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