—Maldita sea. —Escucho que gruñe Kahin, le miro con cautela por su tono, conozco ese gruñido, al mirar en la misma dirección que él, veo a dos turista mirando en nuestra dirección. —Voy a romper caras, de eso estoy segurísimo. —sonriendo por su posesividad y celos, le salto encima y me enredo en su cuerpo, sus manos van a mi culo para sostenerme.—Bésame. —Le pido, de malhumor lo hace. —Deja la violencia y contrólate, ellos solo pueden verme, pero tú eres quien me tiene, venga vamos, llévame a ese hotel, quiero disfrutar del agua, del sol... De cosas frías... —Digo al más puro estilo de Olaf, Kahin carcajea.—Pareces una niña cuando te pones en esas, nadie adivinaría lo peligrosa que eres. —Le guiño, él fue el primero en dejarse engañar por mi apariencia.Al llegar al hotel nos dirigimo
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