Capitulo 3: Leonid

Leonid.

—¿No crees que jugaste muy bien para tener todo planeado? —pregunto su mano derecha, casi quiso reír todo había salido como él había esperado y eso lo tenían aun mas feliz de lo que podía creer. Quería terminar todo rápido e ir a un club y disfrutar de alguna mujer dispuesta.

—Era matar dos pájaros de un tiro y la boda el momento perfecto… ahora solo queda esperar y ver quien más cae—asegúrate que todo vaya según el plan y solo los hombres de confianza.

—Pobre de la novia, no sabe de lo que le espera contigo—se burlo a lo que sonreí no estaba totalmente interesado; luego encontraría la forma de desasearme de ella, no me casaría por ningún medio. Aquello seria hasta el final de sus días.

—Lo bueno es que quedare viudo el mismo día, tal vez sea un nuevo récord — comente pensando en la desafortunada mujer que deposaría en dos días. Me había sorprendido de cierta manera que mi padre hubiera encontrado una novia tan rápido, aunque no lo quisiera todavía no había asumido el control del negocio luego me aseguraría de demostrar mi total control sobre mis hombres.

—¿Qué pasaría si te gustara la novia? —solté una carcajada por aquella estupidez, jamás pasaría algo como aquello ni, aunque el diablo se apareciera al frente de él.  Sin duda aquello era una broma.

—Algo como eso no pasara, primero ponme una bala entre las cejas. Espero que todo pueda terminar.

—jefe, ¿Pero sabe quién es la novia?

—Por lo que creo es alguien de afuera, lo que sin duda lo hace más interesante.

Dia de la boda

Jade.

Me sentía nerviosa al ver mi reflejo en el espejo de la habitación, me habían arrastrado la noche anterior; dejándola encerrada en la habitación no había escapatoria. Cinco pisos sin duda, seria una muerte segura tenía mucho que vivir adelante, pensé que al siguiente día podría buscar una forma de huir, pero los hombres que escoltaban la puerta era un gran ‘’No lo intentes’’. Las estilistas habían entrado y hecho de todo con ella, se sentía como una muñeca dejándose manejar por ellas.  Su imagen detonaba una imagen triste, aparte las lágrimas que cayeron por mis mejillas; se sentía como si mi mundo se hubiera congelado. Aquello era como un castigo, sin duda era una elección de la cual no había estado dispuesta a aceptar, pero ese hombre que decía ser mi padre no me había dejado sin opción alguna. Y todavía recordaba sus palabras:

“Tienes que hacerlo, no los debes por criarte y no dejarte abandonada cuando tu madre murió… al final, nunca fuiste mi hija”

Aquello sin duda fue como un balde de agua fría contra mi cuerpo, era como si fuera mi deber pagar esa deuda cuando siempre había pagado por lo que le daban, no entendía cuales eran los beneficios que ellos hablaban. Solo pensar si lo que decía mi padre era correcto ¿Realmente mi madre le había engañado o era otra de las mentiras venenosas de Klara a mi padre?

La puerta de la habitación se abrió mas no le preste atención alguna al final ninguna de esas personas se dirigía a mí, la gente entraba y salía de la habitación como un perro por su casa. Levante la cabeza e hice una mueca al sentir el jalón de cabello, intenté sacar el cabello de donde estuviera atorado en el cierre del vestido.

—¿Podrías ayudarme? —Pregunte a la persona que había ingresado. Salte de la silla al sentir una acaricia en mi espalda, y levante la mirada al ver un hombre guapo, no la palabra correcta para descubrir con dos palabras seria hermosamente cruel, era peligroso. Fruncí el ceño al notar que se me hacía conocido. Aquello parecía un deja vu. Jamás había sentido eso con ningún hombre, era la atracción que emanaba su cuerpo.

—¿Necesitas Ayuda? – Preguntó sin retirar su mano de mi espalda me puse tensa al sentir un escalofrió recorrer mi cuerpo, sus ojos en ningún momento quitaron la mirada de los míos.

—Mi cabello se ha enredado con el cierre, podrías ayudarme.

Me di la vuelta al no sentir mas el tirón de cabello. Casi gruñí al no sentir su suave piel contra la de mi espalda, no sabia quien seria el novio ¿Y si no fuera tan guapo como este hombre?

—Muchas gracias. ¿Buscabas algo o te has perdido?

—A la novia, pero sin duda no pensé que sería tan hermosa—, me sonrojo ante el cumplido, había algo en su mirada que no me hizo dudar de sus palabras.

—Gracias, ¿Usted quién es? — pregunte con una pequeña sonrisa en los labios, necesitaba al menos conocer su nombre.

—El aclamado novio—, menciono al mismo tiempo que se acercaba y retrocedí, era intimidante no sabia si era su altura; o simplemente el aura que desprendía—. Y vine a traerle algo a la novia, ahora me animo mas a darlo. Es una reliquia familiar, espero y sepas cuidarla.

Saco de su bolsillo una pequeña cajita azul y la abrió mostrando un hermoso tulipán. Sin duda jamás había tenido algo como aquello y no podía aceptarlo.

—Yo no puedo… eso se ve muy costoso— mencione negando con mi cabeza, al final solo seria por un tiempo. No podía desarrollar ningún tipo de sentimiento por este hombre, mi padre había cometido un pecado a deberle al señor Sokolov y yo lo haría si me enamorara de su hijo.

—Esto será algo que siempre te protegerá y donde sea que vayas todo el mundo abrirá su puerta… déjeme ponérselo—dijo con una sonrisa, mordí mi labio inferir indecisa si aceptar aquello, no sabía si eso aumentaría la deuda de su padre si aceptaba aquello—. Le aseguro que esto le pertenece por formar parte de mi familia. Por favor, concédeme esto.

Indecisa medí media vuelta observando nuestros reflejos en el espejo, aprete fuertemente mis manos convirtiéndolas en puños. Aquel hombre misterioso.  El frio de la cadena contra mi piel me hizo estremecer. Y había un fuego en su mirada que me hizo sentir mariposas en el estómago, antes había sentido lo que es el amor, pero aquello era algo más que cualquier emoción que hubiera conocido.

—Se ve exquisito en ti— aquello parecido murmurado mas para si mismo que para mí. Sonaba un poco como un pervertido.

—Gracias, es hermoso—menciono tocando el preciado regalo, no estando clara de sus verdaderos pensamientos ¿Estaba de acuerdo con esa boda? ¿realmente ese hombre serio con quien me casaría?

—Todo el mundo sabrás a quien pertenece, cuando miren ese collar—aquellas palabras congelaron todo mi cuerpo, su rostro se había vuelto inexpresivo. Y causo un gran miedo, como si estuviera entrando en algo desconocido—. Bienvenida a la familia Sokolov. Mi futura esposa.

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