Alisher

Luego del suceso en casa de Jenna, había estado experimentando cosas extrañas en mí. En especial el elevarme en cama mientras duermo. Me encontraba un lunes por la tarde en la biblioteca del colegio, con la esperanza de grabar algo para el examen de mañana. Jenna y Dan estaban sentados al frente mío. Levanto la mirada para darme cuenta de que ambos me veían.

-Ahora, ¿qué? -dije levantando mis hombros sin intenciones de hacerlo. Jenna suspira y baja la mirada a su libro, Dan hace lo mismo. ¿Qué se supone que sucede? -¿Jenna? ¿Cómo está Ámbar? -dije por fin.

-Creí que no lo preguntarías, ¿sabes qué? Ella está bien, pero ¿tú? Desapareciste luego de esa noche. ¿Sabes algo sobre lo que sucedió no es así? -dice ella atacando directamente a mí.

–Jen, no te enojes con Hestia, no tiene la culpa. -Dan intentó calmarla, pero Jenna se levantó llena de furia. – No me importa si tuvo culpa o no. Ella sabe algo y me molesta que no nos lo diga. Somos amigos, ¿no? –ella estaba casi encima de la mesa señalándome para sentirme culpable. 

–Jenna, yo no sé lo que sucedió. Yo solamente entré y allí estaba…

–Exacto, entraste. Tuviste que haber visto algo. –Dan la tomó por el hombro y la sentó. Estuve por hablar, cuando una chica vestida de colores se sienta a mi lado. Su vibra daba armonía, felicidad. Sin duda daba paz tenerla al lado…

–Jenna ¿no? Lo que le pasó a tu hermana es algo loco de explicar. ¿Crees en el chupacabras, vampiros, esas bestias que se alimentan de ti? –dijo la chica tocando mi hombro tratando de reconfortarme.

–¿Y tú? –dijo llena algo despectiva. –¿Quién soy? Es lo de menos, pero vamos a decir que una bestia como esas se alimentó de tu hermana. Pero gracias a tu amiga Hestia, ella pudo salvarse. –Dijo ella con tanta seguridad. Asentí ante lo que ella dijo, Jenna me miró. Sabía que no creía nada, pero esa explicación era mejor que la que yo le estaba dando.

–Deberías creerle. –dije rascando con duda la parte de mi cuello. Luego de un rato, la chica se había ido y yo estaba sola en la biblioteca. Decidí tomar mis cosas y caminar hasta el salón para el examen. Me siento en la primera silla de la primera fila, y miro a mi alrededor, Jenna y Dan no habían llegado. Repaso una última vez la página del libro, cuando unas manos cierra mi libro, levanté la vista y allí estaban ellos. 

–No sé qué tramas Hestia. Pero somos tus amigos, te vamos a creer y apoyar. –Jenna no dijo más y se sentó al lado tuyo. Dan tomó rumbo y se sentó detrás de mí. Toca mi hombro para susurrarme –Ámbar la llamó del hospital, ya despertó y le dijo todo. Cree en la versión que le contó la chica rara… ¿Después de todo conoces a la chica? –su pregunta me dejó atónita, era cierto, esa chica ¿de dónde había salido? No había pensado en aquello hasta que Dan me lo mencionó. Sentí que conocía a la chica como para hacer aquella pregunta. ¿Quién era?

Mi examen lo desarrollé rápido, lo cual me dio la oportunidad salir del salón tan rápido como nunca. Cuando suena mi celular, era mi abuela en una videollamada. 

–¡Abuela Nana! –dije conteniendo mi emoción y preocupaciones. –Hace mucho no sabía de ti. ¿Cómo estás?

–Hestia, ¿estás en la escuela? ¿Interrumpo?

–¿Qué? No, acabo de salir del examen de historia. Ya sabes, algo fácil para mí. 

–¿Has estado estudiando? Me alegra que estés bien. Te llamo porque este fin de semana cumples 18. Y no creo que esté para mañana. Regreso en 4 semanas.

–No te preocupes, abuela, igual no pretendía hacer nada. Ya sabes, ver películas toda la semana.

–Te llamaré para cantar juntas, procura tener un pequeño pastel. –dice ella mostrando tanta felicidad, a la abuela le hacía bien estar con su familia. 

–¿Abuela? ¿Estás disfrutando tu viaje? –dije estando triste un poco, dándome cuenta de que quizás yo la detuve todo este tiempo. Que no había viajado antes por mí. 

–¡Claro! Aunque tengo que admitir que te extraño un poco. –dijo. –Y ¿tú? ¿Estás bien? –Estaba por responder cuando mi abuela pone una cara extraña. –Oye, ¿ese no es el chico de la vez pasada? –volteo de una vez para verlo parado detrás de mí, vestido de negro como siempre y sus manos en sus bolsillos. –¿Qué haces aquí? –dije bajando el celular lo más rápido y girando hacia él.

–Vine por ti, ¿no ves? –dijo él tan tranquilo.

–Y ahora de la nada, ¿somos mejores amigos? –dije enojada. Cuando escuché a mi abuela en mi celular. –Hestia, ¿por qué está allí? Dijiste que no lo verías más y evitarás los problemas.

–Abuela, no es nada. Es coincidencia. Él está ahora en mi colegio.

–Pero, Hestia… –con dolor le colgué a mi abuela. No pude seguir hablando con ella, miré a Asher con odio. –No te había visto en tanto tiempo, que creí que te habías ido de mi vida. 

–¿Este fin de semana cumples 18? –dijo ignorando mi comentario anterior, me enojé más que caminé lejos de él y seguí mi camino a casa. Cuando de repente, la veo frente a mí. 

–¿Ya te dijo que estás a punto de sufrir un gran cambio? Aunque… ¿Asher? No hemos visto que esta situación le pase a alguien caído. O ¿sí? –era la chica de la biblioteca, estaba parada frente a mí, tan alegre y campante, ¿era posible que no fuese parte de mi imaginación? 

–¿Asher? ¿La ves? –dije señalando a la chica frente a mí. –Dime que ves a esta chica frente a mí, porque me dará algo. Volteo para ver a Asher negando con la cabeza. –¿No qué? –ya estaba perdiendo la paciencia hasta que Asher decide decir algo por el bien de mi salud mental.

–Ella es Alisher, es mi hermana. Solamente la puedo escuchar. Más no puedo verla. Cuando bajamos para buscarte, algo causó que no pueda verla. –miro a la chica frente a mí.

–Así que, eres el hermano de este tonto. Tonto que no sabe darme explicaciones de nada. Así que eres Alisher… –ella estaba tan feliz. –Ahora, ¿me reconoces? ¿Me recuerdas?

Mi cabeza se hizo la siguiente pregunta ¿Debería conocerla? ¿Cómo es posible que Asher no pueda verla? 

–Ya veo que no, ¡qué lástima! –ella siguió el camino, miré a Asher y le hice la mirada de no sabía qué quería. Asher se acercó a mí y tomó mi mano. –¿Qué haces? –salté lejos de él. Lo miré tan mal que caminó a unos metros de distancia de mí. 

Al llegar a la casa, los invité a pasar. Ambos me miraban y no sabía cuál era el motivo de sus miradas tan directas a mí. Estaba por hacer mi almuerzo, quizás un sándwich acabaría con mi hambre, volteo para sentarme en la mesa. 

–Bien, ya basta. Dejen de mirarme así. ¿Quieren comer? Les hice sandwich. ¿Quieren bebida? ¿Leche? ¿Chocolate caliente? –dije parada en el mostrador de la cocina enseñándoles lo que tenía para ofrecerles. Ellos negaron con la cabeza, y justo cuando me senté para comer, sentí que todos me daba vueltas y caí de la silla. Lo único que escuché fue una discusión entre Asher y Alisher.

–¿Qué hiciste?

–¿Por qué crees que lo hice yo? Tú la estabas mirando igual que yo.

–Alisher, el sábado cumple 18. ¿Sabes lo que significa?

–¡Demonios! ¿Qué le diremos a Truilor?

Escuchaba lo que ambos decían, más no podía moverme. Me preocupaba que pudiese ser algo grave y me llevaría al hospital. ¿Truilor? ¿Quién es Truilor?

–Debemos llamarlo. Él sabrá qué hacer.

–¿Estamos seguros de que es ella?

–Sí, estoy seguro. He espantado a muchas de las bestias oscuras de su alrededor. Y creo que ella curó mi herida.

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