Cap 3

Amber.

Los días han pasado y yo sigo trabajando donde mismo, día tras días la misma historia llegó me pongo la falda, lavo los platos, se acaba mi turno me pongo el pantalón y me voy en mi bicicleta a mi departamento y al dia siguiente es lo mismo, estoy ida en mis pensamientos mirando la espuma provocada por el jabón en el agua de los trastes sucios cuando alguien me toca el hombro y me hace saltar en mi lugar, volteo muy asustada y es de nuevo el dueño de restaurante el señor Edward.

-Dios mío señor qué susto me dio.

-Discúlpame pero necesitamos otra vez tus servicios como camarera.

-Disculpe señor sí le paresco muy entrometida pero por qué.

-Bueno volvió sierto comensal.

Lo pienso un poco y viene a mi mente otra vez ese molesto y odioso rubio platinado y digo un gran.

-Ooooh y déjeme adivinar nadie lo quiere atender de nuevo.

-Sí así es y para que veas que soy jefe generoso cada vez que él venga y tú aceptes atenderlo te pagaré como camarera ese día qué opinas.

-Póngalo por escrito y acepto señor.

-Que chica tan inteligente, valla y cuando regreses tendré listo el contrato.

-Está bien señor.

Hago lo mismo de la vez anterior pero para mí sorpresa esta vez vienes solo, me parece bien ya que su hermano en verdad me da más miedo que el, no sé como que en sus ojos se ocultan un pequeño secreto y las personas con secretos son las más peligrosas, llegó y finjo felicidad de volver a ver a este imbécil.

-Hola buenas noches es un gusto tenerlo aquí de nuevo, el señor desea ordenar algún vino mientras mira el menú o quiere que vuelva después de que lo lea.

Me mira y después voltea a su alrededor como si buscará a alguien.

-¿Que no hay un mejor mejor mesero.

*Hay dios este hombre está pidiendo a gritos que lo golpeé, maldición. 

-Lo siento señor pero los demás meseros están ocupados.

-Entonces me tendré que conformar contigo cierto, espero que seas bastante competente no me gustan los inútiles.

Pellizco la parte interna de mi mano para no gritarle alguna estupidez en el rostro.

-Descuide señor soy tan competente como usted.

Al parecer no esperaba que le contestaras ya que voltea a verme de pies a cabeza y solo da un resoplido, tome su orden y me fui de ahí entre a la cocina dejé la orden y me metí al cuarto de carnes frías a dar un grito de desesperación que creo que toda la cocino escucho, tenía ganas de golpearlo, darle en el maldito hocico un puñetazo aunque tendré que subirme a una silla para poder abofetearlo, salgo de ahí Fhilip me mira extrañada y yo solo also un pulgar para darle entender que estoy bien, lavo un poco los trastes para entretener mi mente en lo que está su orden, me indican que está lista y me retiro de los platos y me pongo el otro mandil, tomo la orden y voy hacia su mesa se la dejó, me mira y me extiende la cuchara.

-Pruébala.

Este hombre tiene serios problemas mentales pensé que solo era yo, tomo bruscamente la cuchara de su mano y tomo un trozo de comida y me la meto en la boca, el solo alsa una ceja y me fulminar con la mirada y yo se la devuelvo, nunca me dejo intimidar por los imbéciles y este no sera el primero.

-Se le ofrece algo más señor.

-Lárgate.

Me doy la vuelta y regreso a la cosina, realmente quiero golpearlo, lo bueno que comer rápido y se larga.

Ángel.

Decidí salir a comer al restaurante que mi hermano escojido la última vez la comida era muy buena, esta vez está más despejado que la última vez, me siento a esperar algún mesero y para mí sorpresa me volvió a atender la misma mujer de baja estatura que la última vez.

Es una broma esta mujer tiene bastante carácter, es inteligente ya que no a perdido la compostura con los insultos que le e soltado, supongo que nadien más me quiere atenderme y es la única que tiene el valor de hacerlo, tal vez regrese luego para ver hasta cuándo me soporta hasta que explote, presentar una queda sobre ella y haga que la despidan, será divertido ver su cara de decepción y desesperación.

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