La esposa del billonario
La esposa del billonario
Por: maracaballero
Segunda temporada “La esposa del billonario”

Años atrás…

El niño Björn bajó las escaleras hasta quedar sentado a medio camino junto a sus dos hermanos, siguió la mirada de ellos y entonces descubrió que se avecinaba una guerra.

―Tienes que entender que no siempre se harán las cosas a tu manera, Anton. ―Anton lanzó una copa vacía contra la pared de la chimenea y esta se hizo añicos, Amelia se encogió de hombros a tal arrebato.

― ¡Yo soy el del dinero en esta familia, así que tienes que acatar mis órdenes, te guste o no, eres mi esposa!

―Es navidad, no voy a pelear contigo, los niños podrían escucharnos. ―Anton y Amelia estaban ajenos a la presencia de los tres hijos que estaban atentos a la escena. Oscar tomó la mano de Björn y le susurró.

―Solo están platicando, no te asustes.

―Cállense, nos van a descubrir. ―Bruno dijo entre dientes algo molesto, luego retomaron sus miradas a la escena en la sala.

Amelie intentó tranquilizar a Anton, pero él estaba bastante cabreado.

―Ven, no quiero pelear, ¿Sí? ―Anton le lanzó una mirada.

―Es demasiado tarde, me has arruinado la noche al rebelarte a mis órdenes. ―Amelie abrió sus ojos de par en par, luego jadeó cuando Anton la empujó y ella cayó en el sofá.

―Por favor, Anton. Los niños…―suplicó Amelia, Anton la tomó de la barbilla y la alzó bruscamente hacia a él.

―Deja de usar a mis hijos como un pretexto…

― ¡Jamás usaría a nuestros hijos como un pretexto! ―Amelie se soltó del agarre y se levantó del sillón para enfrentar a Anton. ―Y son nuestros hijos, no lo olvides.

Björn bajó del auto y a paso furioso, se adentró por el sendero de piedrilla que se encontraba al costado de la casa rustica, tenía un gran nudo en el centro de su estómago, era como si la ira y los nervios se hubieran arremolinado en el interior de él para fastidiarlo, repasó mentalmente lo que diría a su madre y tendría las respuestas más básicas para las preguntas que sabía que Ava… haría. Se detuvo cuando un hombre alto, fornido y de traje negro, apareció en la gran puerta del jardín trasero.

―Señor Hoffmann, lo espera la señora Miller en su despacho. ―Björn arqueó una ceja, Thomas estaba a cierta distancia de él a su espalda.

―Bien. ―respondió, el hombre comenzó a caminar en dirección contraria mientras que Björn le lanzó una mirada cómplice a su jefe de seguridad, este asintió y dio órdenes discretas a través de su micrófono.

Las puertas dobles altas de roble se abrieron ante ellos, otros dos hombres custodiaban la entrada, Björn no se había sorprendido al ver la lujosa mansión que a simple vista era del gusto de su madre, siguió el camino del hombre, siguieron un largo pasillo en la primera planta y luego de unos momentos más, se detuvo, le señaló la puerta,  luego se retiró sin dejar que él siquiera agradeciera. Björn tocó con sus nudillos y escuchó a su madre del otro lado de la puerta decir que podía entrar. Al entrar se quedó sin palabras, hace mucho tiempo no veía a su madre y no sabía en qué posición se encontraban ahora que sabían cosas del uno y del otro.

―BJ, te ves tan apuesto como siempre…―comenzó a decir su madre, Björn se tensó al mismo tiempo que cerró la puerta detrás de él, lentamente avanzó, miró de reojo el lugar para saber si estaban completamente solos.

Y así era.

―Madre. ―dijo de manera seca e intimidante, ella sonrió.

― ¿Qué no te da gusto verme después de tanto tiempo?

― Primero lo primero, ―hizo una pausa sin dejar de mirarla, ella estaba recargada en la orilla de su escritorio. ― ¿Dónde está Ava? ―Björn quería salir de inmediato con Ava de ese lugar, la interrogaría después.

―En el jardín, esperando que vinieras por ella. Pero, primero lo primero…―ella se enderezó y se cruzó de brazos. ― ¿Qué intenciones tienes con esa joven?

Björn se tensó más de lo que ya estaba.

―Es mi asunto. ―contestó él de manera gélida.

―Ahora también será el mío, Björn. Esa mujer ha sido subastada clandestinamente.

―Lo sé perfectamente, yo fui quién la ha rescatado de ese lugar.

― ¿Y? ¿Y aun así la sigues empleando como tu asistente? ¿Qué harás cuando descubra lo que has callado? ―Björn se pasó una mano por su cabello, luego sintió como su corazón se aceleró el solo imaginar una rabia en los ojos de Ava, tenía algo en su interior que no aprobaba seguir callando.

―Solo necesito tiempo. ―Amelia arqueó una ceja, luego lo miró detenidamente, le hizo una seña de que tomara lugar en uno de los sillones de la sala del interior del despacho, Björn no dijo nada e hizo lo que le pidió su madre. Ella se sentó en el brazo del otro sillón que la mesa de cristal los separaba. Siguió observándolo detenidamente.

―Te haré una pregunta. ―Björn la miró desde su lugar. ―Es más, serán dos. ―él le lanzó una mirada cargada de frialdad. ―Lo siento, tengo mucha curiosidad. ―hizo una breve pausa, se deslizó hasta caer en el asiento del sillón, cruzó una pierna y se recargó en el respaldo. ― ¿A qué estás dispuesto por ella?

Björn escuchó aquella pregunta retumbar en la habitación, había olvidado la voz melodiosa y a la vez disfrazada de advertencia de parte de su madre. Amelia, arqueó una ceja al ver que no respondió por un momento.

―Contesta, BJ. ―presionó.

―Mataría por Ava...―Björn confesó, fijó su mirada en aquella mujer que pareció que por primera vez, estaba conociendo la oscuridad de su hijo. Amelia se puso de pie y de manera elegante caminó hacia el gran ventanal que daba al jardín, desde ahí, observó detenidamente en silencio a la joven mujer que esperaba que su jefe la recogiera hace diez minutos atrás. Amelia se cruzó de brazos y soltó un largo suspiro.

―Espero no lleguemos a tanto para lograr lo que queremos, BJ.

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