CAPITULO 2:

Como cada mañana salí de casa en silencio; lo único que se me da bien. Evitando ser vista por mi loca familia. 

Solo espero que este semestre en la universidad pase rápido, la verdad es que deseo irme a vivir con mis abuelos a la madriguera por lo menos estando allá nadie se fijará en mi color de ojos ni en lo que soy.  Aunque mi madre dice que mis ojos son únicos, yo no lo creo, más bien son bastante extraños, nunca he visto a un conejo con los ojos del color que tengo los míos porque no son amarillos, gris o Dorados; son verdes tornasolados, un color tan brillante que es imposible de ocultar. Por tal razón cuando salgo a lugares que son frecuentados por los humanos me miran como si yo fuera algo extraño, pero ya estoy acostumbrada a esas miradas, puesto que en la manada en la que vivo los habitantes me miran de igual modo. 

—Nadia, dale que se nos hace tarde— me grita mi primo Lucas haciendo que adelante el paso. Corrí a su lado con una gran sonrisa en el rostro, pues mi primo es mi ángel de la guarda; siempre me lleva a todos los lugares que necesito. 

Al llegar a su lado me subí a su coche deportivo y antes de poner la radio a todo volumen como de costumbre él detiene mis manos y me pregunta. 

—porque estás usando lentillas— y es que no se le pasa una. Lo mire rápidamente intentando pensar en algo para que no me obligue a quitarme las lentillas. 

—¡uy! Estás enamorado — le pregunté, por qué va vestido de manera diferente hoy. 

—Nadia esos trucos no van conmigo y lo sabes, así que mejor te quitas esas lentillas o me enojaré bien feo contigo— me regaña con un poco de molestia y es que cuando le da por chantajearme es bastante manipulador. 

—las humanas se ponen lentillas y siliconas, nadie las obliga a quitárselas, pero yo a mí… — iba a seguir refutando, pero él me dijo.

—ya párale, deja de hacer comparaciones, además lo que quiero es que no te andes ocultando detrás de esas cosas por miedo a que te miren— juro que si Lucas no fuera mi primo ya estaría derretida por él. Lucas es el híbrido perfecto solo conmigo porque en realidad es el chico malo que anda por ahí rompiendo corazones. 

—Está bien, ya tus ganas, pero recuerdas que hoy quedaste de llevarme a ese bar de cambiaformas — le recuerdo la promesa que hace una semana lo obligué a hacerme. Todos en la manada han ido y me causa curiosidad saber cómo es ese lugar. Mi hermana no deja de restregarme que ella si puede ir a donde quiera sin que nadie la vea como un bicho feo. 

Mientras cantaba a todo pulmón, la música pop en inglés de Patty Perry; llegamos al campo universitario. Busco con la mirada al lobo que me hace fantasear y tener varios orgasmos cuando me llega el celo; es que al ser un conejo no necesito tener a mi pareja destinada al lado para que me llegue el celo como a los lobos, cada tres meses entro en celo, esparciendo feromonas como una loca en fuga. Mi celo ha sido lo más difícil que he tenido que sobrellevar después de mi primera transformación; algunos lobos manejados por las feromonas que suelto han tratado de acosarme. Y eso es uno de los tantos desperfectos que tengo, que hacen a mi hermana burlarse de mí. 

—Ese Maikel no es para ti Nadia— me advierte Lucas porque sabe que a quien estoy buscando con desesperación es a Maikel.

—Pero, me gusta mucho. Aparte de que está soltero—le respondo encontrando a mi lobo beta presumido, con porte de chico malo que me gusta. Siempre que paso por su lado cierro los ojos sintiendo ese aroma que me enloquece; puedo especificar la mezcla de olores que emana su cuerpo es almizcle sutil, es ligera esa fragancia en él; y limpio, sándalo, lavanda y por último enebro. Puedo detectar todos los olores que contiene su esencia y juraría que si no conociera bien a los lobos yo tendría que ser su mate, pero no lo creo; la diosa no sería tan generosa conmigo. Abro los ojos para alejar esos pensamientos tristes y cuando enfoco mi atención nuevamente en él lo puedo ver en su esplendor; jeans desgastados que usa así solo por moda que se le ve malditamente bien, una camisa blanca acompañada de una campera de cuero simple. Tiene el pelo negro sedoso que se amarra en una coleta, más de una vez he fantaseado con poder acariciarlo… ojalá, se me haga realidad. Pero para sus ojos no soy más que una niña escuálida, a quien no le presta atención, él es el único que no se burla de mí, pero tampoco me nota es como si yo fuera invisible para él.

Entramos a clases, Lucas se fue por su lado y yo pues estoy en el ala este del recinto. 

Ya todos están dentro, tratando de pasar desapercibida caminé hasta la parte de atrás para sentarme lejos de todos. 

—bola de pelos—me grita una de las lobas que son las seguidoras de mi hermana— tu olor cada día es más desagradable—todos les celebran el chiste sin gracia. 

<<cuerpo flácido>>pensé en la palabra que desearía gritarle, si pudiera pelear con ella, pero le prometí a Lucas que no me pondría a su nivel. 

☆Na… Na… Nadia… No… No deberías☆ me advierte mi coneja que casi no habla y cuando lo hace es un puro desastre, ya que tengo que esperar tres horas para que exprese bien lo que desea decirme. 

Pero aún con la advertencia de mi coneja y olvidando la promesa que le hice a Lucas le respondí— más feo huele el trasero plástico que tienes.

Se ríe a carcajadas de manera falsa. <<Incluso hasta eso lo hace falso>>

—tal parece que has olvidado lo que te hice la última vez que me respondiste de esta manera— sus ojos cambiaron de color e intentó ponerse de pie, pero en ese momento entro el maestro.  Las clases las pasé bajo su amenazante mirada, pero me salvó que Lucas pasó por mí antes de que el maestro saliera del salón de clases. 

Estando fuera de la universidad se acerca a nosotros Maikel —ey, Lucas, no vi hoy en clases a Lidia, sabes si ella vendrá al bar— sintiendo mi corazón romperse me doy media vuelta ocultando mi rostro, un hábito que suelo hacer cuando me siento vulnerable. 

—En realidad no sé, deberías preguntarle a ella ¿no crees? — le respondió Lucas con molestia. 

—uup, perdón no pensé que mi pregunta te fuera a poner de tan mal humor— le respondió con tranquilidad pasando por mi lado y de pronto se detuvo—¿estás bien pequeña coneja? — me preguntó con un tono preocupado por primera vez. 

<<maldito diminutivo>> 

Más que una pregunta siento que me habla por pena. Lo escucho acercarse a mi espalda y vacilar. 

<<tócame. Abrázame>> grita mi cuerpo desesperado. La desilusión me embarga cuando él da un paso hacia atrás. 

—Vámonos por favor, Lucas—hablé con la voz más clara que puedo. 

Le doy gracias a la diosa que Lucas me sacó rápido de allí porque juro que moriría si duraba un segundo más a su lado y no es que él sea mi mate, sino que es el chico de quien estoy enamorada desde que tengo uso de razón. 

Soy patética lo sé, pero nada más puedo esperar es eso o que mi pareja destinada sea un conejo que para mí de cierta forma es mejor por eso es que tengo los planes de irme a casa de los abuelos.

Lucas manejó su deportivo a toda velocidad y en vez de llevarme a mi cruda realidad “la manada” cambió de dirección llevándome a otro lugar con tal de hacerme sentir mejor, pero su intención se vio interrumpida con la presencia de la fastidiosa de mi hermana que por estar en este bar fue que no asistió hoy a clase.

—ha llegado la mojigata— empezó Lidia a reírse burlonamente subiendo la voz más de lo necesario, llamando la atención de algunas personas que se encuentran dentro del bar— aaaa.. Excúsenme que me equivoque es la mojiconeja— todos sus amigos empezaron a carcajearse, en sí todos los que la rodean hoy, son hombres.

Lucas apretó los puños con enfado, deseando matarla, pero le agarré el brazo para que se calme porque conozco a Lidia y sé que es capaz de hacer que todos enfrenten a Lucas. Es que Lidia se ha autonombrado ser la próxima reina de los lobos, pero ella no cuenta con el gen de alfa, algo tonto de su parte creer que al ser la primogénita va a heredar tal puesto sin ser apta. Pero bueno si sus locos amigos así lo creen. 

Habrá que dejarlos que se enfrenten con la cruda realidad de que Lidia no será más que la presumida con sueños de grandeza y por eso humilla y pisotea a todos.

Narra Alisan:

Perseguimos a los demonios hasta territorio de los lobos. Eso me dejó un mal sabor de boca; nunca he confiado en esos pulgosos, pero hasta ahora no se habían metido conmigo o con mi pueblo.

—no mi rey— me detiene Egan cuando estoy a punto de usar mis poderes para traspasar la ridícula barrera que protege la manada del rey de los lobos.

—no puedo llegar hasta aquí para detenerme así de fácil— bufé con irritación— no me importa iniciar una guerra total, ellos fueron los primeros en enviar a esos demonios y según tengo entendido la antigua luna de esa manada es la hija del rey demonio— le hice saber sin poder ocultar mi disgusto.

Él niega con la cabeza y es la primera vez que Egan me lleva la contraria en algo— y si eso es lo que pretenden los demonios y si esto es una trampa piensa Alisan, eres un hombre inteligente - él me habla como si tratara de hacerme entrar en razón.

—haber hombre explícate mejor— le pedí entendiendo a medias sus palabras.

— sabes que siempre nos hemos mantenido alejados de todo, pero siempre informado de todo lo que pasa en cada reino y según tengo entendido el inframundo está dividido con dos reyes que pelean el poder y el rey padre de la ex luna de esta manada por ser quien es cuenta con el apoyo de los lobos, ya que siempre se han apoyado mutuamente; con esto lo que quiero explicarte es, que posiblemente quien esté enviando a estos demonios sea el otro rey que está peleando un derecho que no le corresponde y para quitarle fuerza al rey Keren está usando trucos maliciosos para usarnos en su favor porque si iniciamos una guerra con los lobos eso saca a los lobos de su camino, puesto que estarían ocupados con nosotros— su explicación me hizo ver que estoy siendo un tonto al dejarme manejar por mi instinto  y no por la lógica porque en cierto sentido tiene razón ¿que ganaría también el rey de los lobos con enviar a los demonios? y según tengo entendido ellos pelean de frente y por honor.

Ya había caído la tarde aproximadamente eran las seis. En este lado de la tierra el sol se oculta más rápido que en mi manada, aún no había reinado la oscuridad. 

Entramos a un bar de cambiaformas muy famoso en la zona, lo he escuchado mencionar por algunos de mis guardias que de vez en cuando salen a cazar fuera de la manada. Estaba mirando mi teléfono cuando escuché unas carcajadas y comentarios de niños engreídos. 

Levanté el rostro porque pude oler algo diferente aquí, "una coneja" y no una coneja cualquiera sino la pequeña nieta de la coneja escurridiza que eligió a un lobo en mi lugar. La reconozco por su aroma, los conejos tienen algo que los relacionan y cómo nosotros los Leones tenemos el olfato mucho más desarrollado que los lobos percibimos una fragancia oculta en la sangre que a muchos les cuesta identificar inclusive a los vampiros.

Ella agarró el brazo de un chico que estaba a su lado, se sentaron en la barra y él se enfocó en ponerle límites con el alcohol. 

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