Noche 4

Parque de diversiones

En una de mis travesías, vi una vez un parque de diversiones, seguramente tú ya has visitado uno, las personas que lo visitaban quedaban maravilladas al solo contemplar sus atracciones, lo oculto, montañas rusas que alcanzaban velocidades nunca vistas, veloces, espectáculos asombrosos, pero lo realmente maravilloso era tan solo, un simple cuarto de espejos con un letrero colgando con la palabra mágico. La gente contaba que eran la puerta a un mundo, lleno de dragones, pero que solo algunas personas tenían la capacidad de atravesarlos y entrar en él.

Fue entonces que escuche la historia de María.

María era una niña de 8 años que fue a visitar con su familia a aquel parque mágico, sus padres no la dejaban sola en ningún momento, ya sea por miedo a perderla, pero siempre la acompañaban, se subieron con ella a todos los juegos sujetándola de la mano, ellos tontamente hicieron una excepción con la casa de los espejos, no la consideraban peligrosa como los otros juegos, no escucharon por alguna razón las historias, esta vez no la sujetaron de la mano.

María miro su reflejo en uno de los espejos, pudo sentir el tiempo alentándose, la risa de su madre parecía eterna, una mano salió del espejo, era robusta y corpulenta, llena de escamas, no era de este mundo, sujeto a María, con fuerza la adentro al mundo del espejo.

Los rumores eran ciertos, dentro estaba lleno de dragones, volaban alrededor, no existía el suelo, no era necesario, estaba parada sobre la nada, estaba flotando.

- Bienvenida al reino dentro del espejo, no temas, aquí nadie sufre, nadie hace daño, la libertad es la única regla, puedes hacer lo que te plazca, imagina volar por el aire, crear un inmenso océano, nadar en lava ardiente, caminar sobre la tundra helada sin padecer hipotermia, lo que desees. – Hablo un dragón rojo de ojos verde.

- Estoy soñando, ¿no es cierto?, un mundo así no puede ser real, es asombroso, ¿pero?, tengo una pregunta. – Pregunto María.

- Este reino está lleno de pregunta, ellas nos crearon.

- ¿Por qué yo?, hay miles de niñas en el mundo, seguramente mas listas, creativas, mejores que yo.

El dragón rojo sonrió, sin decir nada se dispuso a enseñarle todo lo que sabía, quizás con ello respondería su pregunta, empezando por cómo crear cualquier cosa con su imaginación.

Pasaron las horas y el cuerpo de María iniciaba a cambiar, le comenzaron a salir escamas verdes como a vil serpiente, sus ojos de color café se tornaron azules, preocupada le pregunto al dragón rojo:

- ¿Qué me está pasando?, ¿por qué me está saliendo esta cosa sobre mi piel?

El dragón con una voz pasiva y amable contesto:

- Te estas convirtiendo en una dragona verde de ojos azules, escucha para poder crear construcciones fuera de los límites de la mente humana es necesario que tu cuerpo cambie, eres humana, y como tal tienes limitaciones, en alguno momento crecerás y lo desearas todo, es tu naturaleza, iniciaras una guerra, harás que otros mueran por ti, inevitablemente morirás, solo piensan en ustedes, cambiar es la única forma de sobrevivir en este mundo.

- ¡Pero yo no quiero estar aquí siempre! – Dijo María.

Con lágrimas en sus ojos le pregunto al dragón rojo:

- ¿Existe una manera de evitar que me convierta en una dragona?

- Si, regresando a tu mundo, pero te advierto no podrás volver, aquí no existen segundas oportunidades, es sencillo estas con nosotros o en nuestra contra. – Contesto el dragón rojo.

- Lo sé.

María se montó sobre el dragón rojo, la llevo a una isla rodeada por un mar de oscuridad.

- Aquí es, la cueva de la soledad, el único lugar donde se puede volver, te advierto que al rechazar la oportunidad que se te dio un alma quedara condenada, alguien que tendría que nacer en tu mundo, vivir una vida larga, morirá al nacer, al no estar tú aquí, el equilibrio lo arreglará buscando y robando el alma de un recién nacido cuyo destino sea cambiar tu mundo, ya sea para bien o para mal. – Dijo el dragón rojo.

María sabía que si aceptaba alguien sufriría por su culpa, pero también sabía que quería salir del mundo del espejo, ella acepto y atravesó el espejo.

Todo estaba igual que cuando se marchó, paso el resto del día al lado de sus padres, no recordó las palabras del dragón, hasta que sucedió. Mientras salían del parque recibieron la llamada de su tía que estaba embarazada, había dado a luz a su hijo, pero… no tenía vida, el parto se complicó en el último momento.

El viento abrazo a María susurrándole:

- El equilibrio se ha restaurado.

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