Capítulo III

Mattew

.

Tengo 20 minutos...

Creo que me da chance...

Justo hoy tiene que haber fila...

Era un día bastante caluroso, sentí como el sudor bajaba por mi pecho, la señora frente a mi, no dejaba de gritarle a su teléfono, tenía una discusión bastante acalorada por lo que logré entender...

Salí de mi mente cuando la ví, mis ojos y mis oídos se activaron, la escuché hablar con la señora delante de ella, me enfoque más y detalle su hermoso cabello, castaño sin ser muy oscuro,  estaba perfectamente arreglado, un jean holgado y roto que le quedaba demasiado bien, una blusa también holgada, un poco transparente. Era casi de mi tamaño...

Vaya, es alta

Si, es verdad.

- Tuan, silakan pergi (Señor, avancé por favor)- escuché volviendo a la realidad.

- Tentu, permisi (Claro, disculpe)- apenado di un par de pasos tratando de mejorar mi ángulo de visión. Introdujo una mano en sus bolsillos, buscaba algo que al parecer no consiguió.

-Joder, la dejé en el hotel- mi corazón se estremeció al escuchar el idioma, seguí mirándola y salió de la fila. Ni siquiera dude, -Hola, ¿quieres pasar conmigo?

¿Que haces?ni siquiera te conoce, te va a rechazar.

Dijo esa voz en mi cabeza. Tenía razón pero ya lo había dicho. Ella se giró para verme, sus ojos brillaron al encontrarse con los míos, la vi dudar y mi pecho se apretó.

- ¿Estás seguro? Puedo volver en unos minutos..- su voz fue algo cortada pero tan dulce

Vamos! Piensa algo que la convenza

Estás bastante insistente hoy consciencia

- Si, no te preocupes. Vamos!, así tendré compañía para admirar el arte- la mire tratando de deducir su mirada y extendi mi mano hacia ella. De nuevo la vi dudar, pero un hilo eléctrico recorrió mi brazo cuando sentí su palma contra la mía, tan suave, sus uñas largas y delicadas.

Bloqueé mis pensamientos y la guíe para entrar.

- Gracias, soy Vera. ¿Y tu?- sonreí al escuchar su nombre, «¿pero que me pasa?, La acabo de conocer» a mi corazón no le importo mucho que digamos, estaba bastante agitado. Logré controlarme para responder - No es nada, mucho gusto, soy Mattew. No eres de aquí ¿verdad?

Rio por lo bajo -No. Soy de Estados Unidos ¿Y tu?- no pude evitar sonreír cuando la ví repasandome con la mirada "disimuladamente", en ese instante pude detallar más su rostro. Su piel era suficientemente clara como para resaltar sus ojos verdes, su perfil era hermoso, labios carnosos y rosados, mi estómago se estremeció y lo controle.

- Yo igual, ¿De que parte? Yo soy de Texas- respondí antes que notará mi obvia admiración y me coloque en su camino, realmente no se porque lo hice, por impulso tal vez, no me había sentido así desde la adolescencia..

- Ohh, yo de Cleveland- sus mejillas se calentaron e intento retroceder, torpemente porque había un muro en su camino.

Quería probarla así que -Que bueno..- dije cerrando más el espacio entre nosotros, la mire fijamente. Sus mejillas estaban al borde de una explosión, mi corazón latía a toda máquina.

- ¿Te pusiste nerviosa?- le dije mientras una sonrisa se formó en la esquina de mi labio. 

-N-no, solo que estás invadiendo mi espacio personal- me dijo girándose para salir de mi vista. Me sorprendió, ninguna chica se había resistido a mi, eso inicio una chispa en mi --Sonreí-- tenía que quebrantarla.

Debo admitir que las obras del museo no fueron parte de mis pensamientos en todo el recorrido. Había algo en esta chica que bloqueaba todos mis sentidos.

Solo tenías 20 minutos ¿Recuerdas?

Por primera vez esa voz servía de algo. Ya estaba a punto de terminar el recorrido, pero quería pasar más tiempo con ella. Saque mi celular y le envié un mensaje rápido a mi secretaria para que pospusiera mi reunión unas horas. Ya eran las 12:30, que mejor que una buena comida para conocer a alguien.

-¿Quieres almorzar conmigo? el restaurante está cruzando el parque- mi voz salió más entusiasta de lo que creí.

Para mí suerte, aceptó. En días anteriores había ido a este restaurante y me pareció alucinante, tanto el ambiente como la comida eran increíbles. Al estar frente a la puerta, gire para verla y un destello cruzo por sus ojos, ese simple hecho me hizo feliz, nunca había sentido eso por alguien y en tan poco tiempo menos. De hecho no pensé poder volver a experimentar esta sensación con nadie..

Al cruzar la puerta, la necesidad de impresionarla me sobrepaso, ya me había demostrado que mis encantos no eran suficientes. Mi madre me había enseñado a ser un caballero antes que todo, pedí la mesa, me acerque para acomodar su silla y me senté para encontrarme con ella frente a frente. Ahí bajo la luz cálida de las lámparas, se veía aún más hermosa. Tras unos minutos de admiración de los alrededores y de ella.. decidí llamar al mesonero.

-Halo selamat sore. Kami siap memesan (Hola, buenas tardes. Estamos listos para ordenar)- le dije tratando de pronunciar cada palabra correctamente, una de las condiciones de papá fue que aprendiera el idioma para desenvolverme bien con los lugareños.

Pedí una lasaña y le pregunté a Vera que quería ordenar, para mí sorpresa pidió lo mismo. El mesonero se alejo de la mesa, dejando un gran vacío, mucho silencio, las palabras no eran lo mío, era lo más difícil del trabajo, tener que hablar con tantas personas y tratar de convencerlas de que trabajen con nosotros. Pedirle a vera que me acompañará al museo fue un impulso lleno de adrenalina, pero ya ahí, en la calma, mi boca estaba seca y sellada.

Por suerte, el silencio no duro mucho. Vaya que a ella no le costaba expresarse, su iniciativa era sorprendente, cada pregunta tras otra fue interesante. Mi atracción ya no era solo física, su mente era asombrosa. De vez en cuando soltaba una respuesta o interrogante para no parecer mal educado, y con cada palabra que salía de su boca, mi cuerpo tenía 2 arranques...

Para mí sorpresa, era menor que yo, para nada lo reflejaba. Una que otra vez la vi dudar..

Claro, esta aquí con un desconocido

Bueno, me alegra que haya aceptado mi invitación.

- Y..¿A que viniste a Bali?- pregunté tratando de salir un poco de mis pensamientos.

- Bueno, después de graduarme. Conseguí una oferta de trabajo aquí, que me permitía trabajar desde el hotel. Así puedo conocer y hacer lo que amo. ¿Y tu?- contesto observándome con interés

- Oh, bien. Yo estoy por negocios. Mi padre me envió para representar a su empresa. Pero te admito que me ha encantado el viaje- sin darme cuenta mis ojos bajaron hasta sus labios, la vi tensarse, eso me gusto.

No es tan resistente.

Giro la vista, pero era tarde, pude notar como mordió suavemente su labio inferior inconscientemente antes de voltearse. El mesonero interrumpió el momento lamentablemente y en lo que siguió de la tarde no pude dejar de ver cada detalle de su cara, sus rasgos eran delicados sin parecer frágiles, sus dientes alineados y sus cejas un poco desordenadas.

No le hice ninguna insinuación, siempre he detestado esos comportamientos. Además si quería saber más sobre ella, una sola noche no bastaría. Y por lo que he visto, no creo que ella siquiera aceptaría una propuesta así.

Decidimos pedir el postre y vaya que verla degustar esa tarta como lo hizo, erizo algunos de mis puntos débiles. Insistí en pagar la cuenta, a ella no le agrado la idea pero no traía cartera así que no tuvo opción.

Al salir, sabía que no podía dejarla ir simplemente. Mis manos empezaron a transpirar un poco, trate de disimular jugando con ellas. Me arme de valor, la vocesita en mi cabeza estaba segura de que fracasaría.

- Bueno Vera, ¿Hacia dónde vas tú? - escupí antes de arrepentirme

- Yo me estoy quedando en el Tinggal lama Hotel - un alivio me invadió

- ¡Que!, Yo también. Que coincidencia. Bueno entonces seguimos juntos.- la emoción de mi voz fue tan espontánea --en completo control jamás hubiese dicho eso-- pero es muy claro que mi control no está presente desde hace rato.

- Si, que bueno..- dijo ella tratando de descifrar mi expresión

Volvimos al hotel y en el camino hablamos un poco más, me contó que vivía con su mamá desde muy chica porque su padre había muerto, ya teníamos algo en común. Yo le conté un poco de mi historia acortando el trayecto de vuelta, sin darnos cuenta ya estábamos en el lobby del hotel. Mi habitación estaba en el ala A, pero no dude en acompañarla a su ascensor. Antes de despedirme le di un vistazo para guardarla en mi mente hasta que la volviera a ver.

Si eso pasa

Bueno, gracias por tu optimismo.

Mis ganas de besarla eran muy fuertes, sentí mi corazón latir en mi pecho, mis manos sudando, mis ojos se enfocaron en sus labios, suaves, carnosos. Se humedecio ligeramente el labio inferior haciéndolo más rojo, pude ver el deseo en sus ojos.

Pero no, así no

Me acerque lentamente y deposite un beso en su mejilla izquierda y me alejé para ver su expresión confundida. Sus labios se abrieron ligeramente para pronunciar un - Adiós - antes que las puertas del ascensor se cerrarán. Dejándome ahí, perplejo, ¿porque no la había besado?, algo en mi sabia que no era lo correcto, no con ella.

Mi semblante era trágico, mi mente divagaba, ¿porque ella era diferente?. Sin respuesta para mis incógnitas, camine al otro extremo del lobby y subí al ascensor, necesitaba cambiarme para ir a la reunión. Pero por qué ella, que tenía de especial

¿Que tiene de especial? si te la quedaste viendo como un bobo desde que la notaste, hasta tu sabes esa respuesta

Vaya que esa bendita voz lograba irritarme pero no estaba tan equivocada después de todo.

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