CAPÍTULO 4

Viernes, 08 de agosto, 06:15 a.m.

Escuche unas voces en la sala, mis padres ya estaban despiertos, tendría que apurarme para poder evitar a mi padre.

Tome una ducha de agua helada, coloque shampoo en mi cabello, me relajaba este momento. Vi mis manos y tenía marcas del suero, mis padres no podían saber que estuve en el hospital, vi mis brazos y mis heridas eran muy notorias, iba a ser bastante dificil poder ocultar lo que ha pasado. 

Salí de la ducha y me dirigí a mi armario, saqué un pans gris, una playera blanca de manga larga, una sudadera gris y mis nikes blancos.  

Mientras me cambiaba vi mis paredes y las frases que escribí, si mis padres llegaran a verlas se darían cuenta, descubrirían mis heridas, mi famoso cajón, sabrían que he intentado quitarm la vida en varias ocasiones…tome una toalla húmeda y talle fuerte la pared intentando borrarlas, por suerte solo quedo una mancha negra, podría decir cualquier excusa para eso.

Baje y mi padre se encontraba en la barra de la cocina leyendo el periódico y tomando su típico café negro, mientras mi madre estaba en la cocina preparando el desayuno.

Abrí la nevera y saque el cartón de leche, de la alacena saque un vaso y me serví un poco.

-Hola Alejandro -dijo mi madre sin verme.

-Hola madre...-dije en un susurro.

-Buenos días. -dijo mi padre muy seco.

-Buenos días, padre...

-¿Cómo estuviste estos meses hijo?

-Bien madre, gracias...-guardo silencio-y a ustedes ¿cómo les fue?

-Muy bien hijo, tu padre consiguió el cargo de jefe de la empresa y yo también soy miembro.

-Felicidades...a ambos...

Tomé mi desayuno lo más normal que pude, tratando de no verme diferente, porque no tenía fuerzas para comer.

-Bueno, vamonos que se me hace tarde.

-Si padre -aprendí bien la lección, aunque quisiera ir caminando sabía lo que me ganaría su volvía a contradecir a mi padre. 

Subí al auto y me coloqué el cinturón.

El camino al colegio siempre era muy silencioso, pero este era un silencio bastante incomodo.

Llegamos a la escuela, me baje del auto y mi padre arranco dejándome completamente solo. Ambos sabiamos que solo haciamos eso por compromiso, por aparentar ser una familia feliz y funcional, porque claro, las apariencias son lo más importante hoy en día. 

Camine por el jardín y me senté bajo un árbol, al parecer llegue muy temprano, tenía mucho tiempo para mí. 

Me coloque mis audífonos y en menos de unos segundos lágrimas empezaron a caer de mis ojos, mis ojos ardían, necesitaba tanto esto, llorar para poder sacar todo lo que he guardado por días...

Me acosté en el pasto, sentía el frío recorrer por mi cuerpo, en menos de unos minutos el cielo se rompió, al igual que yo...Mis lagrimas se perdían entre la lluvia, saque mi navaja y corte mis brazos en el poco espacio que aún tenía, después de esto, ya no cabia una cortada más...

Dieron las 7:30 am así que las clases ya están por comenzar

Sequé mis lágrimas y cubrí mis brazos. Me dirigí a mi casillero, saqué mis libros correspondientes a la primera clase, y fui al baño a lavar mi cara. 

Cuando entre al baño escuche un sonido extraño. Desearía no haber estado ahí en esos momentos...era Jeason y Catherine, estaban teniendo relaciones en el baño. 

Al parecer Jeason noto mi presencia, salió del baño y empiezo a golpearme, sin motivo, sin piedad, sin compasión alguna...

-¡¿No te han dicho que se toca antes de entrar?!

-Jeason, el baño estaba abierto. 

-¡Solo responde cuando te lo diga estúpido!- dijo golpeando mi nariz, aún no entiendo como es que no se ha roto. 

Salí del baño con la nariz rota, fui a la enfermería y me quedo allí todo el maldito día, pareciera que yo solo vengo a la escuela a ser golpeado y mandado a enfermeria, ¿por qué no podía tener una vida escolar normal? 

Después llego una chica, tenía ojos verdes y cabello castaño, al parecer a llorado mucho.

Ella y la enfermera empezaron a platicar.

- ¿Por qué estás llorando?

-Mi amigo, estudia aquí, no lo conozco, bueno, no en persona, pero hablamos por chat, estuvo en el hospital y me han dicho que no lo han visto en días.

Wow que coincidencia.

-¿Cuál es tu nombre?

-Marisse, Marisse Estrada

-Bueno Marisse si se algo de tu amigo te contactare, ¿Cómo se llama tu amigo?

-Gracias, Alejandro González, de verdad le agradecería si me pudiera avisar en cuanto sepa algo de él. 

¡¿Marisse?! ¡¿La misma Marisse que yo conozco?!

-Alejandro, te vinieron a buscar.

-Por favor no le diga de mí, no le diga que estoy aquí. -mire a la enfermera suplicando que no lo hiciera, yo no estaba listo para conocerla, menos en estas condiciones. 

Llegue a mi casa y mis padres estaban trabajando, por suerte. 

Me quite mi ropa sucia, y digo sucia porque estaba llena de sangre gracias a los golpes de Jeason y las cortadas que me hice. No he pensado en como decirles a mis padres como es que me rompí la nariz, probablemente diré que fue en clase de deportes, espero y suene creíble.

Me di una ducha rápida quitando toda la sangre que había en mi cuerpo, mis brazos ardían y mi nariz dolía. Salí de la ducha enrollando una toalla a mi cintura.

Me senté en mi escritorio y prendí el computador, quería saber porque Marisse fue a buscarme y cómo le hizo para encontrarme.

 -Alejandro, ¿cómo has estado?

-Marisse, bien, gracias ¿tú?

-Preocupada.

-¿Por qué?

-Fui a buscarte, me dijeron que no te han visto en días, ¿dónde estás?

-¿Cómo me encontraste?

-Alejandro eso no importa, ¿dónde estás ahora?

-En mi casa...Marisse ¿cómo me encontraste?

-Voy para tu casa, llego en 15.

Se desconecto después de ese mensaje, ¿cómo m****a sabia donde vivía? ¿dónde estudio? o mejor aún ¿por qué no me da respuestas?

No sabía si era cierto que venía hacía mi casa, pero si era verdad no quería que me encontrara en toalla. Me coloque unos jeans azules, una sudadera negra (si estoy sin camisa) y mis vans vino. Arreglé la casa lo más que pude. Por suerte mis padres llegaban hasta tarde. 

Tocaron a la puerta, no lo podía creer....

Era ella, estaba ahí, frente a mí, sus ojos color verde, su cabello castaño y lacio, sus labios color rosa, su piel blanca...Marisse estaba enfrente de mí.

Al verme se abalanzo sobre mí abrazándome, yo le correspondí el abrazo, sentía sus lágrimas caer y mojar mi sudadera.

-Ale, por fin te conozco- dijo entre lágrimas- por fin te encuentro- dice sin soltarme haciendo el abrazo cada vez más fuerte. 

-Marisse ¿cómo me encontraste?

-Ale eso no importa, lo que me importa ahora es verte, ver que estás bien, que no te ha pasado nada.

-Pero pasa Marisse no te quedaras afuera todo el día.

-Gracias.

Paso a la casa y se sentó en el sofá, yo me quede parado viéndola, esto era un sueño ¿verdad? ella no está aquí.

-¿Quieres un vaso de agua? digo después de llorar tanto necesitas hidratarte- dije tratando de calmar la situación.

-Claro Ale gracias...-dijo con una pequeña sonrisa.

Fui a la cocina y la vi, se levantó y empezó a ver los cuadros, recorría la sala, se veía tan concentrada y a la vez intrigada. 

-Aquí tienes - dije entregándole el vaso.

-Gracias - lo agarro y lo tomo sin más.

-¿Qué haces aquí Marisse?

-Siéntate...

Yo le obedecí y me senté a un lado de ella

-Mira Ale... -tomo aire- yo quería conocerte, conocer a la única persona que me importa, sé que no estás bien, sé que estuviste en coma, que tienes problemas, los cuales no pediré que me cuentes si no quieres, sólo quiero que sepas que te considero mi mejor amigo, que no dejare que nada te pase, te has convertido en una parte fundamental en mi vida, hemos estado hablando por 3 meses y te he conocido, no tanto como crees, pero se cómo eres, se lo que sientes, tienes miedo... -suspiro- Ale...sé que eres un suicida, lo vi en las noticias, lo del parque, como llegaste, al parecer alguien te grabo, la misma persona que llamo a urgencias...- la interrumpí

-Marisse ¿por qué me dices todo esto?

-Ale déjame terminar.

-Okay, sigue.

-Quiero ayudarte, quiero poder salvarte, quiero ser tu mejor amiga... ¿Me lo permites?...-suspiro- Ale yo también soy suicida y no me permitiré verte mal, que te cortes, que te lastimen, ya no más Ale, yo te ayudaré...

Se lanzo a mis brazos, sus ojos tenían una bolsa de lágrimas que sólo querían salir al igual que yo, la abracé lo más fuerte que pude, no lo suficiente para lastimarla, pero si para darle las gracias, que sintiera cuaán agradecido estaba por todas sus palabras, por el sentimiento de protección que tenía hacia mí, porque apesar de conocernos hace tan poco tiempo, se ha interesado más en mí que cualquier otra persona. 

Seguíamos abrazados, llorando y sólo disfrutando el momento. No podía creer que haya venido de donde vive (que la verdad nunca se lo pregunte) sólo para verme y decirme eso.

-Marisse no sé cómo agradecerte por esto, sospecho que vienes desde lejos solo para decirme esto.

-No agradezcas Ale, quiero ayudarte, quiero verte feliz, además no vivo tan lejos, vivo a las afueras de la ciudad, 15 minutos solamente.

-Gracias Marisse, y sí.

-¿Si qué?

-Si quiero que seas mi mejor amiga.

-Seamos mejores amigos Ale. 

La abrace demostrándole el aprecio que le tenía.

-Ale ¿en qué escuela vas?

-En la South East High

-¿En serio?

-Si, ¿por?

-Yo estudiare ahí.

-¡Estaremos juntos Marisse!

-Si Ale, ahora podremos estar en la escuela juntos.

-Podemos vernos más tiempo, digo después de la escuela ir a el parque o cosas así.

-Si Ale sería perfecto.

-Vale pequeña, oye ¿quieres quedarte a comer?

-Claro Ale.

La pasamos toda la tarde juntos, comiendo, riendo, viendo películas, jugando hasta que llegó la hora de irse. 

Mañana en la escuela sería un gran día, el tener por fin una amiga, una compañía, quizá por fin podría empezar a vivir una vida normal, ella me hacia sentir seguro de eso, de que nada podría salir mal. 

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