Capítulo 5.

— ¿Y dime, todo ya está bien? —le pregunto mientras vamos encamino. Lo veo más animado que esta mañana.

—Trato de concentrarme en la llegada de Jack. Es como mi hermanito mayor así que tenerlo de regreso es muy importante. La otra vez que se fue de vacaciones y regresó, no tuve tiempo de darle una buena bienvenida. Quiero hacerlo diferente esta vez. — tiene razón, así que trato de dejar estos temas para después. De todas formas, tengo muchas cosas de qué hablar cuando finalmente lo tenga en frente.

—Se nota lo mucho que se quieren. Jack te adora. Me da gusto que se traten así...como hermanos. — sonríe. "Hermanos", me recuerda a lo que me contó Karol —Y hablando de hermanos... —dudo en seguir con esta conversación — ¿Tú sabías que tiene uno? —lo suelto. Noto su cara de pasmo en cuando termino de preguntar.

— ¿Cómo lo sabes?

— ¡¿Sí lo sabías?! —exclamo. No puedo creer que todos sepan algo tan importante de mi "novio" menos yo, que se supone que soy alguien importante en su vida.

— ¿Jack te lo contó?

— ¡No! Me lo dijo su mamá. Hay tantas cosas que no entiendo. Y la verdad no encuentro a nadie que pueda hablarme con claridad de todo lo que está pasando. — estoy algo alterada y por más que intento calmarme, no puedo.

—Lo sé. Sé que estás confundida pero tienes que ser consciente de que todo esto es algo muy personal. Si no te lo cuenta él, nadie más podrá hacerlo. A nadie más le corresponde —y otra vez tiene razón. Justamente por eso, cuando llegue, tendremos una larga conversación.

Muchos minutos más tarde.

Finalmente, llegamos.

No hay tantas personas como pensé, aunque ciertamente nunca había venido a buscar a nadie. Vamos a la zona de espera y mi corazón está acelerado. Estoy muy nerviosa y ni siquiera entiendo porqué. Siento rabia, mucha rabia y no sé cómo reaccionaré cuando lo vea después de las malas noches que me ha hecho pasar. Respiro profundo tratando de encontrar algo de calma pero es imposible. Esto es más grande que yo.

Y ahí viene.

El ruido de las ruedas de sus maletas es lo primero que percibo hasta que subo la mirada lentamente hasta su rostro. Lleva un abrigo azul oscuro, jeans negros, tenis blancos (como siempre) y unos auriculares inalámbricos blancos que resaltan. Tiene un poquito más de barba que lo hace ver más guapo aún. Los nervios desaparecen pero las mariposas y el amor que siento dentro, permanecen.

Eric camina hacia él y le da un fuerte abrazo con pequeñas palmadas en la espalda. Están muy felices de verse nuevamente. Estoy inmóvil detrás de ellos sin saber qué hacer. El ardor que siento en el pecho y garganta, es muy fatigoso. Los ojos se me llenan de lágrimas mientras lo sigo viendo sin saber cómo recibirlo. Recuerdo todas las cosas que Karol y Eric me han dicho y es razón suficiente para que la furia que siento dentro, sea más que todo lo demás.

— ¿No me saludarás? —tiene el cinismo de decirme mientras me mira con esa carita de "yo no fui". Antes de que pueda decir algo más, le doy una bofetada en la cara que lo hace girar.

— ¡¿Y tú, me saludaste todos estos días siquiera?! ¡¿Te importó alguna vez cómo me hacías sentir con tus pésimas y raras acciones?! —estallo. No me importa que estemos en público aunque no hay casi nadie cerca de nosotros. Eric se incomoda y prefiere ir llevando las maletas de Jack hasta el auto.

— ¡¿Cómo crees que me sentía cuando no sabía nada de ti, de cómo estabas, de qué hacías, de qué pasaba?! ¡¿Tienes idea de lo que se siente?! ¡Claramente no! ¿Sabes por qué? Porque eres un egoísta. Solo piensas en ti y en lo que te conviene para mantener todos tus malditos secretos en la oscuri... — y antes de que pueda terminar, me besa.

Intento apartarme pero me sujeta con mucha fuerza contra él hasta que termino cediendo. Su lengua se enreda con la mía, despertando en mí ese calor sexual que hace semanas no sentía. Enredo una mano en su lacio cabello y otra en la suave piel de su cara. ¡Cuánto deseo a este hombre! No importa el tiempo que pase, siempre lo desearé como el primer día.

— ¡Oigan! ¡Mejor váyanse a un hotel! —nos vocifera Eric desde el coche. Nos apartamos y recuperamos el aliento. Sonreímos genuinamente y nos vamos a casa. Parece que olvidé todo lo que pensaba hace unos minutos pero es un tema que tarde o temprano tendremos que tocar y la verdad, no sé cómo podría acabar.

La tensión sigue entre nosotros pero lo olvidamos cuando nos miramos. Eric, para evitar más discusiones, sube el volumen de la radio cuando están tocando "End Game de Taylor Swift". Al menos esto nos relaja y libera un poco tanta tensión.

—Quédate en mi casa, ¿sí? Tenemos muchas cosas que hablar. — dice al detenernos en un semáforo.

—No. Hablaremos en mi casa. También tengo más cosas que hacer. —el resentimiento se apodera de mi nuevamente. Me aparto un poco más.

—Será como tú quieras. No quiero arruinar lo que tanto nos ha costado mantener. — su voz suena más dulce de lo que la recuerdo. Pone una de sus ásperas manos sobre la mía. La aparto marcando distancia.

Al llegar, mientras voy abriendo la puerta, Jack le dice a Eric que lleve sus maletas a la casa y le avise a su madre que se quedaría aquí conmigo. La verdad, no sé cómo terminará esta conversación para que asegure que se quedará.

Entro primero y encuentro todo desordenado. ¿Qué ha pasado aquí?

— ¿Junior? —pregunto. ¿Han entrado a robarme? No puedo creer lo que estoy viendo. Entro a su habitación y está balanceándose en el borde de la cama como loco.

— ¿Qué haces? ¿Qué has hecho? —me acerco y lo halo del brazo para tener su atención.

— ¡No me toques! —grita y me asusta. Tiene los ojos inyectados en sangre y definitivamente, por el polvo blanco que veo encima de su escritorio, aseguro que se ha drogado — ¿Te has drogado? ¿Por qué? ¿Por qué estás haciendo esto? ¿Qué te pasó? — las lágrimas no dejan de salir de mis ojos. El dolor de ver a mi único hermano, a mi única familia en general en este estado, me destroza por dentro.

Siento mucha culpa por quizás no estar pendiente de él como quizá debería haberlo hecho. Siempre pensaba que tendría un mejor futuro que yo. Lo admiraba por las comodidades que Martha le daba a él más que a mí.

Trato de tranquilizarlo pero me empuja.

— ¡Todo esto es tu culpa! ¡Todo! ¿Por qué tú sí pudiste tener la oportunidad de tratar a tu padre y yo no? ¡¿Por qué?! —grita otra vez. No puedo creer lo que estoy escuchando. ¿Por qué me está diciendo estas cosas sabiendo lo mal que siempre la pasé por estos temas? Estrella una silla contra el escritorio y cuando intenta pegarme, Jack lo detiene y le da un fuerte empujón hacia atrás, haciendo que caiga sobre la silla y el escritorio también.

Junior no se lo esperaba, por eso pone su cara de espanto y miedo al verlo.

— ¡Escúchame muy bien maldito imbécil! ¡No vuelvas a hablarle así a tu hermana! ¡Mucho menos, ponerle una mano encima! Porque te juro que soy capaz de matarte, ¿entendiste? —Lo amenaza, agarrándolo fuertemente del cuello — Jack, déjalo, lo lastimarás. —trato de calmarlo. A pesar de que me ha hecho estas cosas, no dejo de preocuparme. Eric entra de repente. ¿No se había ido?

— ¿Qué sucede? —Indaga observando los hechos — ¿Está drogado, verdad?

—Sí. Llévatelo antes de que me den ganas de matarlo. — contesta Jack. Junior sigue en estado de shock y Eric se lo lleva con cuidado. Se nota que tiene experiencia en esto así que confío en él.

— ¿Desde cuándo está así? —pegunta Jack. No puedo quitar la vista del desorden que ha hecho en toda la casa. Por suerte, creo que mi habitación está cerrada con llave, por lo que deduzco que no ha podido entrar.

—No lo sé. No lo sé. Es lo que quiero averiguar. No supe nada de él en unos meses y después llega a mi puerta buscando refugio. No quería siquiera pensar que consumía drogas hasta que Eric me convenció cuando me explicó mejor las cosas. Esta mañana, cuando venía a casa encontré a unos tipos golpeándolos sin parar, le pedían un supuesto dinero que les debe y tuve que intervenir para que no lo siguieran lastimando. —explico.

—Es lo típico. Se mete en un mundo peligroso, se vuelve loco por las drogas, le toma dinero prestado a personas equivocadas y cuando no puede pagarlo, quieren cobrarlo con sangre... ¿Eric no estaba cerca?

— ¿Tendría que estarlo? —ya sé que me quería seguir a todos lados por órdenes suyas. Veré qué tanto puede decir al respecto. Duda en responderme.

—Ya sé que le ordenaste seguirme a todos lados por un supuesto peligro que desconozco. No me llamaste, ni me escribías, tuve que hacerlo yo para poder saber algo de ti, ¿crees que es lindo pasar por tanta angustia?

—Sabías muy bien a lo que te metías al estar conmigo. Todo lo que hago es para protegerte.

— ¡No necesito que ni tu ni nadie cuide de mi! Desde pequeña he aprendido a hacerlo sola. Así que si quieres seguir conmigo, me darás mi lugar en tu vida. No harás nada sin decírmelo primero, ¿lo entiendes? — la Melanie autoritaria sale a relucir.

Si nadie piensa darme mi lugar, empezaré dándomelo yo misma. Está sentado en el borde la cama mientras casi le vuelo encima. Me mira con esos ojitos de ternura y escucha con atención. Me mira los labios y escucho lo acelerada que empieza a estar su respiración. No puedo verlo así un minuto más. Dejo que las ganas que le tengo se apoderen del momento y lo beso con mucha pasión.

Me subo en él sujetándome de su cuello. Me agarra con fuerza las caderas para evitar que pueda caerme mientras nuestras lenguas y labios se entienden — ¡Cuánto te extrañé! —me susurra. Estamos muy agitados y excitados —Aquí no. — digo recordando que estamos en la habitación de mi hermano. Nos seguimos besando mientras salimos y llegamos hasta el comedor. ¡No puedo más! Lo necesito dentro de mí ahora.

Quito las sillas y las frutas de cerámica que están sobre de la mesa, me bajo el cierre delantero de la falda lentamente hasta estar sin bragas delante de él. No me quita los ojos de encima.

Me siento en la mesa sin dejar de mirar el intenso azul de sus ojos y su cara excitada. Abro mis piernas, dándole luz verde. Da una media sonrisa y se acerca más a mí. Hunde su cara en mi cuello y absorbe todo mi olor. El contacto de su piel con la mía me eriza y nos volvemos a besar. Baja hasta mi entrepierna y hunde su boca en ella. Tiro la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos por el inmenso placer que estoy concibiendo.

La punta de su lengua no deja a mi clítoris en paz y luego de unos minutos, ya no puedo más. Le levanto la cara y lo beso nuevamente. Le quito la correa y le bajo el cierre del pantalón. Entro mi mano y masajeo su erección. Nos masturbamos al mismo tiempo y lo entro en mí. A medida que lo hace, gimo con mucha intensidad. Respirar por la naríz no es suficiente para resistir esto, así que tengo que abrir la boca para poder reponerme de las embestidas que salvajemente me da. Me sujeto de su musculosa espalda para no resbalarme y así seguimos hasta que nos corremos.

Todo mi estrés desaparece. Era justo lo que necesitaba para poder arreglar el día de m****a que he tenido.

Me contenta mucho que esté de regreso.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo