5.

Celos

La busqué mucho tiempo durante el descanso, pero no la encontraba, no había notado hasta en ese momento que mi escuela era bastante grande. Recorrí cada rincón, pero no lograba hallarla. Estaba agotado y al final, la encontré de nuevo en la biblioteca, estaba sentada con el perdedor de David, sentí ganas de escupirlo, pero no sé por qué. Me senté junto a ellos sin importarme un bledo si los interrumpía o no.

-Buen baile Mia, me dieron ganas de comerte- Le dije sonriendo.

-¿No ves que estoy ocupada?-Me dijo bastante molesta.

-No, no lo veo.

-Lindo vestido Nathan.-Me dijo Mía.

-¿Cómo sabes mi nombre?

-Todos lo saben-Respondió el maldito David, el no debió nacer. ¿Quién carajos te dijo que hablaba contigo? Infeliz.

-¿Qué querías decirme?-Me dijo Mía resignándose.

-Me gustó lo que hiciste al frente, tienes mucho talento.

-Está bien.

-Eres una caja de sorpresas. Sabes patear y sabes bailar, y ambas cosas las haces muy bien.-Asintió, no tenía expresión alguna.-Por cierto, ¿ustedes son…?-Me interrumpió.

-No, es solo un amigo, ¿es que estás celoso?-Me dijo mía y yo me sentí muy incómodo.

-¡Claro que no!

-Te di donde era, ¿no es así?-Dijo con satisfacción y no tuve forma de negar lo obvio.-Predecible.

Luego sonó el timbre de regreso a clases y el cómo el buen idiota que era, corrió hasta su mochila y salió disparado a su salón de clases, pero en cambio, Mía con más calma, recogió las cosas que tenía en el piso (cremas, menjunjes, todo tipo de cosas extrañas), ¿quién trae ese tipo de cosas a la escuela?

-¿Qué harás este fin de semana?-Le dije de una forma bastante evidente.

-Pues para ti, estaré ocupada.

-Vamos, ¿puedes el viernes? Podemos hacer algo divertido, quizás…

-Tengo que practicar tang so doo en la noche.

-Y el sábado…

-Estaré haciendo cosas.

-Vamos, sé que tienes tiempo.

-No, lo siento.

-Está bien-Fue una especie de dolor-incomodidad lo que sentí al ver que me rechazara tan rápido, pero bueno, tampoco puedo culparla. Me acerqué de buenas a primeras a ella por aburrimiento, de forma tajante e irritante, es lógico que me rechazaría, no pensaría que hablo en serio, pero le voy a demostrar lo contrario. Deseo conocerla y que ella me conozca a mí, sé que tengo mucho para dar y Mía… no lo sé, debe haber un motivo por el cuál esté siempre a la defensiva, algo debe haberle sucedido porque he notado que no solo es cortante conmigo. Es así en general con la gente.

A veces la observo cuando camina por los pasillos. Al principio, ni notaba que me quedaba mirándola, lo hacía de forma inconsciente, y notaba que no se acercaba demasiado a nadie, mantenía una distancia más que prudente, era exagerada, pero se mantenía siempre sin expresión y a la defensiva. Pareciera que desconfiara de todo y todos, pero eso debe tener algún transfondo, es otra de mis teorías, o si no, es que simplemente es extraña y pues, ya. Que creo que sería lo mejor, no quiero que tenga ningún trauma horrible o algo así.

Entonces, así sin más, empezaron a crecer mis sentimientos hacia ella, tan rápido como una avalancha de nieve costado abajo. No podía controlar la forma en que esto avanzaba.

Desde ese día me llené de unos celos enfermizos, no tanto en ese momento si no un par de días después que la vi a la salida con otro elemento, del cual pro supuesto, tampoco sé su nombre y me invadió una profunda ira asesina. Esto quiere decir dos cosas: o es hermano de ella, porque permite que sea muy cercano hacia ella, pero eso no es posible al no parecerse en nada a ella. El susodicho elemento tiene el cabello negro, completamente detestable e incendiable. Pensaba cada vez que lo veía pasar junto a ella, lo fácil que sería y lo que tardaría, en verter alcohol sobre su pelandrera y prenderle fuego. Por supuesto no quiero que muera, o sí… bueno no, pero calvo al menos sí quiero que quede. Tal vez debería mejor podarlo. La otra opción, que es la más factible, es que sea su novio y que este, de alguna forma increíble, logró cavar sobre el hielo exterior que rodea a Mía y la pregunta más grande es: ¿cómo lo hizo? ¿qué clase de ritual pagano o qué deidad rezó para lograr tal hazaña con cuán mujer impenetrable? Era todo un misterio, y uno que me molestaba, porque Mía me estaba gustando de una forma que no comprendía y todo junto, los celos, los nuevos sentimientos, todo, me complica demasiado la existencia.

Cuando los miraba, se notaba que eran cercanos y que debían tener algún tipo de relación, era bastante obvio, aunque, al elemento tampoco le sonreía, pero él cargaba su mochila y llevaba su brazo encima de los hombros de ella como abrazándola y ella, lo permitía, así que él tenía privilegios especiales. En otro caso diría que es algo normal, pero es Mía y sí él lo hace… maldición. Me dieron ganas de esterilizarlo al verlo cada día junto a ella y técnicamente, podría hacerlo. El único inconveniente es que, si rajo al elemento, nada garantiza que lo pueda coser.

Otro día la vi con este mismo chico, pero también iba otro con ellos, este se parecía al ombligo de mi papá, se notaba de lejos el cariño entre ellos, ojalá que los dos sean solo amigos de ella… así la vi con muchas personas, tenía muchos amigos extraños como ella y a mí ni me prestaba atención, eso me llenaba aún más de ira de la que tenía contenida y me desquité con gente al azar, le mandé mensajes como los de Marcelo y Sara a un par de docenas de personas, tanto del teléfono como por internet, hice publicaciones más ofensivas hacia todos y no solo etiquetando gente, si no, con videos cada vez más sádicos y enfermos que antes, ya estaba ganando mi reputación. Justo lo que quería.

Me limité a mirarla todos esos días y así pasó un mes desde que hizo su presentación, no le había vuelto a hablar ni ella a mí, la vi tantas veces con ese mismo chico que la abrazaba que ya sabía que lo odiaba en todas las formas que existieran, averigüé su nombre y era Raúl. Pobre, ni él sabía lo que le esperaba en ese momento.

Conseguí su perfil en internet y lo empecé a acosar, cree páginas ofensivas exclusivas hacia él, pero estas me las bloqueaban porque “eran irrespetuosas”, le enviaba mensajes, pero no como los de los demás, si no más de un tono criminal, le hablaba de cómo lo asesinaría, hasta le mencioné que ya había fabricado su lápida, su ataud, su acta de defunción y la aplanadora para volverlo m****a.

El inútil, el inservible, el tremebundo de Raúl, nunca me respondió a ningún mensaje, así que pasé del acoso por internet al acoso real, empecé a vigilarlo afuera de su casa. Lo seguía hasta su casa en las tardes cuando salíamos de la escuela, no tardé en confirmar lo que tanto temía, Mía y Raúl sí eran novios.

El todos los días la llevaba a su casa y se despedían con un beso, eso me hacía querer saltarle encima y llenarlo de atún para gatos. Me preocupaba que estuvieran enamorados y, además, mis compañeras de clase se la pasaban diciendo que él era uno de los chicos más sensuales de la escuela, qué porquería. ¿Podría competir con alguien como él? A la m****a, me tocará irme por la vieja escuela: al estilo vudú. Debo conseguir un chamán y uno económico que no me deje en la debacle.

Esta mañana lluviosa, me encontraba en la clase de física. Lo acepto, esta área no era mi fuerte ni mucho menos. Últimamente, he estado estudiando mucho, muchísimo para pasar los exámenes, pero no lo consigo y peor aún. Tuve que hacer una presentación sobre los agujeros negros, y lo único que conseguí, es que el grupo de evangélicos de la esquina, gritaran que enseñara mi agujero negro y ya sabía a quiénes iba a acosar ahora. Lista negra mental: Evangélicos provocadores.

Vi a varios de mis compañeros muy interesados en lo que ella se dirigía a nosotros, la profe, la escuchaban atentamente algunos y a estos, Bill tenía que acabarlos. Estos eran: María José, John Esteban, el Johnny Casas, Esther, La horrible de Juanita, Mathías, el que es más feo que cagar para dentro, Jacob, el que tiene como setenta dientes, etc. Estos son una lista aparte de los evangélicos, que no pienso olvidar.

En el Descanso a todos los agregué y les envié un mensaje en cadena que era bastante ofensivo, les dije que los quería aplanar y que se escondieran porque los estaba mirando en todo momento, pronto uno a uno irían desapareciendo. Así, los empecé a vigilar y les enviaba mensajes de lo que estaban haciendo para que supieran que Bill iba en serio, al principio no prestaron mucha atención a los mensajes. Pero, ¿quién se imaginaría que pocas semanas después estarían muertos del miedo? y no solo mis compañeros del décimo año, sino también los del tercero estarían igual o peor que ellos. Casi no prestaba atención a las clases para estar publicando en la página videos pornográficos o de personas degolladas, ya estaba ganando mi fama.

Ya escuchaba comentarios de Bill y suposiciones equivocadas de quién era el, yo fingía que a mí también me acosaba para que no sospecharan de mí. Claro estaba que corría un gran riesgo de que me descubrieran, si esto pasaba me podrían echar de la escuela y hasta podría tener problemas serios. Por eso no dejaba cavos sueltos, listos para que cualquiera los descubriera.

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