Capítulo 38

Abrí mis ojos y la luz del sol se colaba por la ventana, sentía temor que el sol tocará mi piel.

—tranquila, puedes tomar el sol —Neferet se encontraba en el lumbral de la puerta.

—¿seguro? —pregunte con temor.

—si, tranquila Anne —se acercó a mi lado con una pequeña sonrisa.

—te ves preocupado —el negó con los ojos cerrados y me beso ligeramente.

—tengo que irme espero que no sea más que dos días, Esmeralda y Azael estaran contigo, volveré pronto —y si
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