Capítulo 03

Erick se levantó sobresaltado, había vuelto a tener aquel extraño sueño, en donde se encontraba en brazos de una joven de cabello rubio y profundos ojos verdes. En el sueño ambos eran perseguidos por unos seres de piel amarilla y ojos totalmente negros, había escuchado hablar de esos seres, les llamaban “Los monstruos paganos”. Se decía que eran carnívoros y no tenían piedad de nadie. Por fortuna los guardianes de magia se encargaban de aquellos seres y los mantenían lejos  de la familia pirata. Pero a pesar de encontrarse seguro en su habitación, sentía como si estuviera siendo vigilado y aquella noche Arelis no estaba allí para cuidarlo como siempre lo hacía. Ese día en la tarde, gran parte de los guardianes habían salido hacia la costa como refuerzos, para apoyar al ejercito pirata contra la guerra contra los rebeldes. Una parte del pueblo pirata, se había revelado, exigiendo la salida de los magos del territorio pirata.

Erick tomo su abrigo y se asomó al balcón, la noche era fresca y llena de estrellas, aquella vista le genero un sentimiento de haber vivido aquello antes, constantemente sentía que había vivido instantes de su vida antes. Cerro los ojos tratando de calmarse y nuevamente apareció en su cabeza la imagen de la hermosa joven, tenía la impresión de que la conocía, pero en toda su vida jamás la había visto. Sin embargo, sabía que odiaba a esa mujer, aunque no sabía la razón.

Abrió los ojos cansado, las últimas noches aquellos extraños sueños se repetían constantemente. Se veía siendo rey, pero no en el trono, si no escondido y siendo buscado por sus enemigos, sintió miedo al pensar que algún día algo como aquello podría llegar a suceder. Tomo una copa de agua y el cansancio lo asalto, de nuevo, se dirigió de muevo a su cama, intento dormir, pero se sentía muy inquieto para hacerlo, así que tomo uno de aquellos libros que su padre le había regalado hacia un par de años y lo desempolvo. Cuando era mucho más joven aquel libro no le había llamado la atención, pero esa noche no tenía mucho más que hacer que esperar a que amaneciera.

La hija de la noche, era el nombre de aquel libro, había una leyenda popular en tierra de los elfos que hablaba de una salvadora de los seres mágicos, alguien que vencería a los magos, aquella persona seria una mujer y seria conocida como “La hija de la noche”.

 Erick nunca fue de creer en mitos y leyendas, incluso a veces dudaba de que realmente Magia existiera. Aun así, escéptico y todo, abrió el libro y empezó a leer. En la primera página había una frase que le llamo la atención “Y el mar aborreció a su creación cuando este se enamoró de la noche

La misma noche entrego en manos de su hija la vara de las sombras, pero no pensó que la oscuridad viviría por siempre en ella” un escalofrió recorrido su piel, se giró al sentir que lo miraban, pero allí no había nadie, cerro el libro y lo dejo en la mesa, pensó que quizás era cierto lo que los viejos piratas decían, leer a altas horas de la noche atraía a los Errantes, piratas que se habían perdido en el mar producto de la maldición de los piratas. Hacía mucho no sentía un miedo así, prefirió volver a su lecho y miro la noche a través de las ventanas esperando que el sueño llegara.

Y el mar aborreció a su creación… aquellas palabras se repitieron en su cabeza como si anunciara una trágica noticia. Un estruendo lo hizo estremecer, un rayo ilumino el horizonte y el aroma del mar cuando se arrebata inundo su habitación, se levantó de nuevo para cerrar las persianas. Ese día la noche parecía más oscura, era como si la noche lo mirara y el no pudiera verla, eso lo llenaba de temor. Una vez cerradas las cortinas se volvió hacia su cama, pero no vio en la mesa el libro que había estado leyendo, estaba seguro que lo había dejado allí, miro algo temeroso su habitación y esa sensación de estar siendo vigilado no se marchó, decidió salir de la habitación y buscara a su padre, cuando Arelis no estaba, solo podía sentirse seguro con su padre.

Camino a la habitación del rey, el príncipe se detuvo al escuchar murmullos, no eran humanos, era como si el mar le hablará, la luz de la luna se filtró por las ventanas provocándole una sensación mucho más extraña, no había visto la luna al cerrar las cortinas. Camino con rapidez por el pasillo, que tenía una apariencia siniestra esa noche. Se dio cuenta que el pasillo estaba totalmente solo, no había ni un guardia allí, solo ese murmullo sordo que cobro sentido ante sus oídos.

la oscuridad viviría por siempre en ella 

Sintió una mano fría en su hombro, se giró sobresaltado y ante la sensación de caer despertó.

-¡Padre!- dijo tan pronto vio el rostro del rey mirarlo con preocupación, se sentó, estaba agitado, había sido solo, un sueño muy real.

-La guardia no pudo despertarte, repetidas algo en otro idioma Erick… ¿Que soñabas?- Erick frunció el entrecejo. Intento recordar su reciente sueño, pero todo se había esfumado, todo menos una frase.

Y el mar aborreció a su creación…

-No lo sé padre- respondió angustiado al no poder recordarlo- pero fue aterrador

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