Capítulo 2

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Actualmente tengo veinte años de edad, y ya hace dos años que Doña Matilde  me ascendió a gerente en su tienda de ropa de vestir, su nieta me adora y yo la adoro a ella, la quiero como si fuera mi propia hija o mi hermanita la que nunca tuve porque soy hija única.

Estoy cursando mi último año de la carrera de derecho, sí, como se los dije al principio mi sueño es ser abogada y gracias a Dios estoy a punto de convertirme en ello.

Gracias al esfuerzo y sacrificio que puse en mis estudios, me gané una beca y con esa ayuda es que estoy sacando adelante mi carrera ya que estoy en una universidad privada y pues ya saben cómo son de costosas.

Quiero contarles que hasta la fecha no sé qué ha sido de mi madre, o sea la persona que me dio y que a la vez me arruinó la vida echándome a la calle.

Pero gracias a Dios y a personas como la señora Matilde que me ha ayudado mucho sigo en este mundo.

Creo que mi madre nunca me buscó o si ya se murió no lo sé, y debo de reconocer que eso me duele que yo a ella no le importe.

Por mucho daño que ella me haya hecho, yo siempre la quiero, y en el fondo de mi corazón guardo la esperanza de que ella algún día me diga también que me quiere, no la odio porque sé que es mi madre y mi padre no estaría nada contento si yo estuviera guardandole rencor a mamá.  

Vivo en un apartamento cerca de la facultad, mi sueldo no es mucho que se diga pero por lo menos me alcanza para vivir y estudiar.

La señora Matilde no quería que yo me saliera de su casa, pero yo le dije que se lo agradecía pero que debía independizarme, por lo cual busqué un apartamento cerca de su casa para así estar cerca.

Voy llegando a la facultad y escucho murmullos de las chicas hablando de un tal Alexander Facussé, escucho que dicen que es el magnate de las mejores y más grandes empresas hoteleras y dueño de varias firmas de abogados en distintos lugares y que es un mujeriego de primera.

Todas decían que deseaban que las mandaran para dónde él a hacer la pasantía. Me reí en mi interior de como las chicas se emocionaban hablando de ese fulano.

En cambio yo le pedía a Dios que me mandaran a una empresa donde no recibiera malos tratos o acosos, podría ir donde sea no importaba si el dueño era guapo o no, eso no me interesaba.

Seguí mi camino y me encontré con Carlos, mi adorado compañero y que desde que entré a esta universidad se ha convertido en mi mejor y único amigo, siempre me ha apoyado desde que nos conocimos en primer año.

Él sabe de mi historia, se la conté meses después de haberlo conocido porque primero tenía que probar si en verdad era mi amigo.

— Hey Caro, me saluda mi querido amigo. — Corre hacia mí, me abraza y me da un beso en la mejilla.

Lo veo muy entusiasmado y nervioso, bueno creo que hoy todos estamos nerviosos ya que hoy nos dirán en dónde nos tocará hacer nuestra pasantía.

Avanzamos hacia la oficina del decano, nos entregaron un sobre en el cual ahí venía escrito dónde tocaba hacer nuestra práctica profesional.

Mi sorpresa fue que al abrir el sobre apareció la frase "Corporación Facussé & asociados" que a la vez son una cadena de bufetes y a mí me tocó en la sede que está aquí mismo en Nueva York.

El decano me dijo que por ser la mejor estudiante del salón de clases me mandaron a ese lugar, que era una de las mejores empresas de los tiempos y que ahí podía aprender bastante sobre casos que ellos manejan.

Me llené de orgullo cuando el decano me dijo que yo era la más sobresaliente del curso, porque ahí me di cuenta que mi esfuerzo dio resultado en ser la mejor estudiante del salón con las mejores notas ya que así uno tiene la oportunidad de que se le abran puertas con mayor facilidad en el futuro. 

El día de presentarme a la empresa llegó, me coloqué un traje de oficina color negro y zapatos altos de tacón.

Cabe mencionar, que como trabajo para estudiar y mantenerme a mí misma me queda poco dinero, así que solo tengo ropa sencilla pero formal, y sí, es cierto que trabajo en una tienda de ropa pero eso no significa que tenga que comprar todo lo que me guste además no me puedo dar ese lujo por el presupuesto.

Llego a la empresa y me recibe la recepcionista, me presento y esta me indica donde está la oficina de la secretaria del presidente de la corporación y así salgo para el ascensor y me voy para la planta donde se encuentra ella.

Al llegar arriba, su secretaria me anuncia con su jefe y este le dice que me haga pasar, ella me señala el despacho del señor Facussé y me dirijo hacia allí, yo voy con los nervios a mil, me sudan las manos y me tiemblan las piernas.

Recuerdo la plática de aquellas chicas en la facultad que decían que según las revistas de farándula este señor era un ogro con sus empleados.

Y ahora si que me empiezo a preocupar porque si es así con sus empleados no digamos con una simple practicante como yo.

Llego a la puerta del despacho que me indicó la secretaria, trato de controlar mis nervios respirando profundo.

Toco la puerta, ¡adelante! se escucha una voz ronca que proviene de adentro del despacho.

Tomo el pomo de la puerta y lo giro para abrir, dentro y cierro la puerta despacio.

Dentro de la oficina hay un hombre de espaldas, supongo que este es el famoso jefe, está de espaldas mirando por la ventana, saludo — buenas tardes señor —  pero no me contesta y luego de unos segundos se voltea y wow quedo impresionada con ese hombre, es el mismísimo Dios en la tierra, es alto ojos azules como el mar, cabello castaño medio rizado y una barba a medio salir que le queda ufff de maravilla.

Salgo de mis pensamientos cuando su voz me interrumpe, ¿señorita le comieron la lengua los ratones? Yo fruncí el ceño ante tal extraña pregunta luego caí en cuenta que quizá él me había estado hablando pero yo estaba muy metida en mis pensamientos que no me di cuenta.

— Disculpe señor no le escuché lo que me dijo. — Le dije, temblando de los nervios y asustada.

— Me voy a presentar ante su persona, mi nombre es Carolina Miller y seré su.....

— Ya, ya sé quién es usted. No es necesario perder tiempo en presentaciones.

Dijo mi jefe con una voz que daba miedo, yo me quedé helada y pensé este hombre me va hacer la vida de cuadritos estos seis meses de práctica, bueno si es que no me manda al carajo antes.

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