Capitulo 3

Ninguno de los dos hablamos, sólo me aferró más a él y él no me suelta, no puedo creer lo que acaba de pasar, supongo que no pensaba que tendría sexo aquí mismo pero la vida nos da sorpresas.

Una vez que estamos más calmados, él salió de mi y me bajo del balcón para después alejarse de mi. Yo un poco adolorida me siento en una de las sillas que se encontraban ahí, él sólo arreglo su ropa y salió del lugar.

No me dijo nada solo salió como si nada hubiera pasado y eso me molesto un poco, pero no puedo hacer nada, ni siquiera se su nombre. 

Cuando tuve la suficiente fuerza para caminar me fui de ese balcón, no tenía ni idea de como pasar por esa mesa sin que me detuviera Agustín ─bueno por lo menos se el nombre de él─ ya que para bajar tenía que pasar por la mesa donde seguramente ellos estaban. 

Sin importarme mucho me encaminó hacia las escaleras y empiezo a bajar, pero una mano me impide terminar mi recorrido, era Agustín.

─¿A dónde vas? De la nada desapareciste, ya me habías preocupado ─levanto la vista y mi mirada choca con la del hombre misterioso y no sé por qué, pero me enoja que después de lo que pasó en el balcón, estuviera como si nada sentado cómodamente tranquilo.

No cabe duda, me acabo de meter con un pedazo de idiota.

─Me aburrí mucho aquí arriba, no hay nada con lo cual entretenerme así que me iba a bailar ─le hago cara de niña buena y me acerco más a él ─. ¿Me quieres acompañar un ratito? ─le pregunto en un susurro y lo miro directamente a los ojos, él me mira y noto un pequeño brillo en sus ojos.

─Me encantaría bailar contigo ─le tomó la mano y nos encaminamos a la pista.

Al principio bailamos un poco despegados, pero después le empiezo a bailar de espalda y me pego más a él, de la nada estamos dos cuerpos conectados bailando y seduciendo el uno al otro.

 Bailamos por mucho tiempo, pero al sentir que beso mi cuello yo me detengo un poco y recargo cabeza en su hombro, me da la vuelta y me roba un beso pero yo reaccionó rápido y lo alejo un poco, por un momento casi olvidó que hace menos de una hora tuve sexo con su amigo.

Sólo existimos nosotros dos bailando y disfrutando del rato, pero no se porque se me ocurrió la gran idea de voltear hacia la dirección donde él se encontraba y lo que vi me sorprendió, él estaba ahí viéndonos mientras que una mujer lo montaba.

No puedo creer que me acosté con ese hombre, ahora siento asco al saber que sólo fui una de su larga lista de la noche de hoy, entonces me di cuenta que yo estaba haciendo lo mismo que ese idiota, estaba siendo una zorra al estar bailando tan seductora con su amigo, me sentí mal, yo no quería dar esa impresión de mí, no me podía acostar con dos hombres en una noche y mucho menos si ellos son amigos.

─Lo siento, iré por algo de tomar ─le digo a Agustín para que me suelte y lo hace, pero no me deja ir.

─Podemos ir arriba, es más privado.

─Prefiero estar aquí, de echo vine con amigos y los tengo que buscar ─digo todo lo que se me ocurre para lograr irme de su lado.

─¿Estás segura? ─que hombre tan insistente, ni la superior me ruega tanto que ya me comporté.

─Si, después te busco si quieres continuar ─le digo a lo que él claramente se ilusiona o eso creo ya que su sonrisa es gigante, tanto que trasmite felicidad en ella.

JA, iluso.

─Cuando los encuentres, diles que están invitados a la zona VIP ─si estuviéramos en otra situación y ellos no se hubieran ido hace tres horas con mucho gusto iríamos arriba con él, pero los malditos me dejaron aquí sola, bueno menos Alejandra, a ella si la perdono.

Cuando estoy sola me dirijo a la barra y pido una botella de lo que sea el chiste es emborracharme, me siento mal por engañar a Agustín, pero realmente quiero olvidar esta noche y esa es motivación a seguir tomando hasta el punto de no saber ni quien soy, que m****a de vida tengo.

…... 

Escucho ruido muy en el interior de mi mente, bueno sólo escucho algunas voces por el lugar donde me encuentro.

¿De quién diablos son? No lo sé, y ahora que lo pienso ¿Dónde diablos estoy?

Abro los ojos para ver donde me encuentro, pero la luz del sol me cala así que los cierro nuevamente, me siento en la orilla de la cama mientras tallo mis ojos y cuando los abro compruebo que este no es mi cuarto.

Ahora que lo pienso, ya ni siquiera tengo cuarto, pero debería de estar en el de Ariadna o algo así.

Me levanto un poco asustada por lo que pude haber hecho en la noche, pero me mareo un poco por el movimiento brusco que hice, busco un reloj para ver la hora, pero no hay nada, es sólo una habitación grande y blanca.

En la habitación hay tres puertas, una a un lado y las otras dos frente la cama, me acerco a una y la abro para encontrarme con un armario super grande y lleno de ropa.

Hasta parece que estoy en una película de esas donde las mujeres tienen una tienda de armario para sólo ponerse la misma ropa siempre, salgo de ahí para abrir la otra puerta y ver un baño super lujoso, parece que estoy en la casa de un millonario, ¿Será acaso que si me casé con un viejito millonario? No hablaba en serio, pero si pasó no me quejo.

Aprovecho para lavarme la cara y recordar que m****a fue lo que hice ayer, ocupaba una explicación más real del por qué me encontraba aquí, pero lo único que recuerdo es acostarme con un hombre super guapo y hermosos para después bailar con su amigo, pero de ahí en adelante no recuerdo nada.

Bueno tendré que salir para investigar más de la estupidez que hice.

Salgo del baño para después salir de ese cuarto que sólo me lleva a un pasillo con más puertas, bueno de un lado puedo ver que hay unas escaleras super grandes, como si fueran de la realeza.

Espero que está sea la casa de un príncipe y que yo sea su esposa ─ ¡Ja! Sigue soñando Tamara ─me digo en un susurro a las idioteces que pienso.

Empiezo a bajar las escaleras esperando encontrar una respuesta, pero lo peor es que sigo sin saber dónde estoy así que terminó de bajar esperando encontrar a alguien para preguntarle sobre mi paradero.

Escucho otra vez esas voces que provienen de un lugar que parece ser una sala, me acerco, pero la sorpresa que me llevé no la esperaba.

Eran los dos hombres de ayer, el hombre misterioso con el que tuve sexo y Agustín, su amigo con el que casi pasaba algo.

Estaban riendo y platicando juntos, por suerte no me han visto y así podré escapar, pero aún quiero saber cómo llegue aquí.

Tamara piensa muy bien, tu comodidad o tu curiosidad.

Por un lado, está mi curiosidad, hablamos de ayer, me acosté con un hombre y seduje a su amigo y misteriosamente amanecí en una casa más grande que mi dignidad junto a esos dos hombres, ¿Qué más paso? Ni idea.

Pero por el otro lado está mi comodidad, si me pongo a analizar bien la situación, lo que debo de hacer es correr lejos de aquí, estamos hablando de que me acosté con un hombre y seduje a su amigo, o sea, que perra de mi parte, ¿Qué tal que termine acostándome con el amigo? Incluso puede que hiciera un trio con los dos, hay límites y si hice una de esas estupideces solo podre decir, fue culpa del alcohol.

¡Al diablo mi curiosidad!

Al ver que aún no me han visto me quito lo tacones con cuidado y empiezo a correr hacia la puerta de cristal que había frente las escaleras, pero como la suerte me odia a mí, una chica pobre y fea, escucho como los hombres guapos y millonarios me hablan, para que vean que la suerte es injusta con algunos.

─Tamara espera, no te puedes ir ─me habló no sé quién y no me interesa ya que mi misión es otra, pero esa misión se va al carajo al ver que la puerta para salir de esta mansión está más lejos que Júpiter y si fuera todo pasto con gusto me iría corriendo, pero llega un punto donde hay puras piedras.

─¡Maldición porque tienen que tener una mansión sin una salida fácil! ─grito ya un poco desesperada pues se trataba de mi linda y hermosa comodidad, no era mucho pedir.

─Si hay salida, sólo que te queda un poco lejos si vas caminando, además cuando salgas no llegarás a ningún lado ya que está retirado de la ciudad ─escucho una voz burlesca y eso logra enojarme un poco.

─O sea que me tienen secuestrada ─digo indignada y enojada a la vez.

─No estas secuestrada Tamara, sólo que tienen que hablar contigo antes de que te vallas.

─¿Quién quiere hablar conmigo? Ni que fuera la primera dama de los Estados Unidos.

-─Creo que prefiere hablar contigo antes que ella.

─Se que soy genial, pero ese no es el punto ¿Quién quiere hablar conmigo?

─¿No es obvio? Rohan te quiere ahora mismo en la sala ─ni siquiera me había dado cuenta en el momento en el que se había ido el otro hombre, supongo que fue antes de que me hablara Agustín.

─Yo no sé si quiero ir con él, prefiero quedarme aquí ─realmente no quiero verlo otra vez, es super guapo y tengo miedo de que me enamoré, bueno no, sólo no quiero pasar la incómoda situación de estar con el hombre que después de tener sexo conmigo, se fue con otra.

─¿Estás segura? Está apunto de llover y no creo que te guste mojarte.

─Te equivocas, a mí me encanta estar mojada.

─Es bueno saber eso ya que a Rohan le gustan las mujeres con mucho jugo ─me sonrojo al entender a lo que se refiere, no me esperaba que me contestará de tal manera, es un cerdo cochino asqueroso ─. Es mejor que vayas ahora porque él no es de tener mucha paciencia.

─Que lástima, tendrá que esperar porque yo no me pienso mover de aquí y no hablaré con él ─como si mis palabras no importaran sale el hombre misterioso llamado Rohan y me carga en su hombro para después empezar a caminar conmigo escaleras arriba mientras yo lo golpeó para que me bajé, pero no lo logró.

Entramos a la misma habitación en la que estaba hace rato y me avienta a la cama para después cerrar la puerta con seguro. Parece un animal salvaje, de haber sabido que sacaba sus garras yo hubiera venido sola.

─Ahora si hablaremos tranquilamente y no trataras de irte ─su voz suena fuerte e imponente.

─Yo no tengo nada de que hablar contigo, apenas y se tu nombre y no gracias a ti ─me siento en la cama de cazuelita ya que debemos ser realistas, no me dejara salir tan fácilmente.

─Créeme que tendremos mucho tiempo para conocernos.

─Pero aquí el problema es que yo no te quiero conocer ─le digo mientras me paraba en la cama ya que estoy muy chaparra y él es muy alto, si hablo en serio tengo que intimidar un poco.

─Si no me quieres conocer por mí no hay problema, pero no creo que tengas otra cosa que hacer durante toda tu vida, ahora que eres mía. 

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