Capítulo 2

Ryder se sacudió antes de cambiar a su forma humana. Observó a Eric durmiendo tranquilamente sobre su cama, aferrándose a una de las almohadas, los labios entreabiertos y las cejas profundamente fruncidas, como si estuviera teniendo problemas en su sueño. El pequeño ciervo había comenzado a tomar su ropa del armario sin preguntarle. Como ahora, tenía puesta una de sus camisetas de color azul y solo boxers negros ajustados en sus caderas. 

Su cuerpo comenzó a reaccionar como cada mañana, así que se dio la vuelta y se metió al cuarto de baño para lavarse. Para su incomodidad, su erección no parecía querer suavizarse aún con el agua fría. Apretó los dientes, gruñendo cuando se tomó en una mano y comenzó a tirar de su pene con lentos golpes. Cada imagen que llevaba su mente era de Eric, sobre su cama, usando su ropa, oliendo como si Ryder lo hubiera marcado, gimiendo su nombre. 

No quería hacerlo, no pensando en Eric de esa manera, pero no podía contenerse. Su celo estaba muy cerca, y aún no podía decidir qué hacer. Si se iba, su oso iba a luchar contra su propio control y regresar. Pero si se quedaba, no creía que pudiera mantener sus manos lejos de Eric. Gimió y se mordió la muñeca, manteniendo en silencio sus sonidos. Los shifters tenían un gran oído, en su mayoría, y no necesitaba que Eric se enterara de lo que estaba haciendo, pensando en él. 

Torció la muñeca, presionando justo debajo de la cabeza bulbosa antes de gruñir y luego suspirar. Miró su desastre cubriendo la pared del baño haciendo una mueca. Se separó y abrió la llave de la regadera para limpiar con jabón cuidadosamente antes de meterse bajo la regadera y permanecer un momento ahí, pensando en su día. Se suponía que se reuniría con la manada de los tigres para ver a Ian. La última vez que estuvo ahí, el alfa estaba durmiendo y la única información que consiguió fue lo que Ellen dijo sobre Ian. Al parecer tenía problemas para recordar lo que habían hecho con él, se ponía nervioso y comenzaba a temblar.

Cerró la llave y tomó una toalla limpia del estante superior, se envolvió en ella y terminó de asearse. Consideró afeitarse, pero a Eric realmente le gustaba. Bufó, mirándose a sí mismo en el reflejo del espejo. Lo único que debía hacer era mantener a Eric alejado por el mayor tiempo posible, y lo único en lo que pensaba era en él. El lazo entre ellos ya se había establecido, por lo que necesitar estar cerca, al menos un toque, era algo que no podía simplemente empujar a un lado. Pero mientras supiera que su hermano seguía buscándolos, no se arriesgaría a que su pareja saliera lastimada, y mucho menos Theo.

Salió del baño y se vistió rápidamente, mientras Eric seguía durmiendo. Sabía que a su pareja le gustaba trabajar horas extra para ayudar al chico de la tienda, y eso lo dejaba cansado. Era sábado y no tenía que ir a trabajar, así que dormía largo y tendido. Cerró la puerta de la habitación con cuidado y bajó las escaleras. Dominic estaba preparando panqueques cuando entró a la cocina.

"Hey, Jefe, ¿quieres algunos?"

Asintió, abriendo la puerta del refrigerador. "¿Has visto a Theo?" Tomó una botella de jugo de naranja, abriéndola, casi terminándola de un solo trago. Era una aficionado de clóset a las cosas dulces, pasteles, galletas, algo que jamás admitiría en frente de nadie. En especial de los chicos con los que vivía. Ellos jamás lo olvidarían. Se sentó en la silla del mostrador y observó la cima de panqueques que Dominic seguía cocinando. 

"Se levantó temprano y dijo que iría a buscar un libro." Dominic se movió por la cocina como un experto, con su gran figura estirándose bajo su sudadera gris. Tenía una ligera barba, que era nueva para él, pero que le asentaba. "Logan está en la oficina, creo." 

El oso deslizó un plato lleno en frente de él y otro con tocino y huevos, además del bote de jarabe de miel. Le agradeció brevemente y comenzó a cortar su comida cuando notó que Dominic no se había movido. Lo miró fijamente. "¿Qué?"

El oso rascó la parte trasera de su rubia cabeza, sin mirarlo a los ojos. "Los chicos y yo queríamos pedir disculpas por dejar a Eric en tu habitación sin antes consultarlo." Suspiró y dejó caer las manos a los lados. Ryder miró a su plato antes de volver a cortar los panqueques y meterlos a su boca. "Debe ser incómodo, así que pensé que podíamos cambiar de habitación para-"

"No hay porqué disculparse," dijo, empujando sus panqueques en un montón de jarabe. Suspiró, pensando si debía o no decir que el ciervo era su pareja. "Estamos bien. No tienen que preocuparse por ello." Por otra parte, tal vez era mejor mantenerlo para sí.

Dominic asintió sonriendo como un niño pequeño. "De acuerdo, entonces." Se giró hacia la sartén, vertiendo más masa en ella, silbando una canción. Ryder sacudió la cabeza y siguió comiendo en silencio. 

Iría a ver a Ian, pero primero llamaría a Robert Norton, un viejo amigo que vivía en Wild River. El hombre era un ex agente de investigación que trabajó para el gobierno. Un hombre a quien le confiaría su espalda en cualquier momento y por eso le confió la información de su hermano y de algunos de los hombres que estaban bajo su mando. Si alguno de ellos aparecía en el pueblo, Robert le daría una llamada. Pero habían pasado semanas desde entonces, y los hombres de Desmond no habían aparecido. Lo conocía, y sabía que él jamás dejaría las cosas así. Ya había intentado matarlo una vez por el puesto del alfa, y no dudaba que lo volvería a intentar con Theo.

Se estremeció cuando sintió una mano sobre su espalda baja. Dejó sus cubiertos sobre el plato y se giró para ver a Eric mirarlo con una sonrisa. Los ojos marrones brillaban y seguían un poco hinchados por el sueño. Entrecerró los ojos hacia él cuando el chico solo se dedicó a sonreír.

"Buenos días," dijo, antes de girarse y continuar comiendo. Intentó ignorarlo, pero Eric olía dulce, tanto que no sabía si lo que olía era a él o el jarabe de miel sobre sus panqueques. Tragó y continuó con el tocino y los huevos, pero antes de poder cortarlo, su rostro fue sostenido y labios suaves y esponjosos cubrieron los suyos. Lo miró con los ojos abiertos, apretando los dedos alrededor de los cubiertos. Eric se separó con una sonrisa, lamiéndose los labios.

"Miel y panqueques," dijo, la punta de su lengua asomada entre los gruesos labios. "Buen día."

Ryder giró la cabeza y se quedó quieto. Dominic los miraba con los ojos muy abiertos, labios separados como si estuviera a punto de decir algo, pero los cerró y se giró hacia la cocina, con una expresión sorprendida. Ryder gruñó, girándose hacia Eric, pero el chico estaba tranquilamente apoyado sobre el mostrador, tomando un trozo de sus panqueques. "¿Por qué hiciste eso?"

"Eres mi pareja. Quería besar a mi pareja," Eric dijo, masticando sus panqueques. Ladeó la cabeza. "¿No puedo?"

Ryder balbuceó, aferrándose a sus cubiertos. "Necesitamos hablar." Se puso de pie, tomándolo de la mano hasta que estuvieron afuera de la casa. Lo empujó sin fuerza contra la pared de la casa, poniendo las manos a los lados de su cabeza. "¿Por qué sigues presionándome? Dije que hay cosas con las que tengo que lidiar. Si estás en medio de todo, no podré protegerte."

"¿Crees que eso me va a detener?" Sus labios se estiraron lentamente mientras presionaba un dedo contra el pecho de Ryder, subiendo hasta que presionó la palma sobre su corazón. Temía que él notara lo rápido que estaba latiendo en ese momento, la cercanía, el olor, tenían a su oso retorciéndose. Los ojos de Eric se veían pálidos con la luz de la mañana, y sus largas pestañas negras lo hacían ver más etéreo. "Si seguimos de esa manera, contigo queriendo esconderme del mundo porque hay cazadores por ahí, jamás completaremos nuestro lazo."

"No son solo cazadores." Respiró profundamente su dulce aroma, mirando la forma en la que el cabello oscuro caía sobre su frente. "Mi hermano me está buscando, y no dudará en hacerte daño si se entera que eres mi pareja. Serás la primera víctima."

"Siento que finalmente estamos comunicándonos." Eric miró hacia arriba, todavía tocando a Ryder. "¿Te odia tanto?"

Suspirando, Ryder dio un paso atrás. "Sí." Se pasó una mano por el cabello y se giró para ver el bosque que rodeaba la casa. "Theo y yo escapamos de allí con suerte. Sus hombres nos siguieron, pero perdieron nuestro rastro en algún punto." Se dio la vuelta para verlo a los ojos. No sabía por qué estaba dejando salir todo en frente de Eric, ni siquiera los demás chicos de la manada sabían sobre su hermano buscándolos. "Pero jamás dejaría las cosas así. Piensa que Theo o yo queremos su puesto en la manada."

Eric asintió, mirando en la dirección del bosque. "Pensé que solo estabas intentando ocultar que soy tu pareja." Se encogió de hombros. 

"No soy bueno en estas cosas," dijo suspirando. "No he tenido una relación en mucho, mucho tiempo, y realmente no funcionó. Encontrar a mi pareja fue un golpe fuerte para mí. No quiero hacerte daño, pero no sé cómo hacer esto."

"Tampoco yo." Las mejillas de Eric se llenaron de color mientras se pasaba una mano por el cuello nerviosamente. "Estuve vagando por mi cuenta, por mucho tiempo después que mis padres..." Se detuvo a sí mismo y tomó una profunda respiración. Ryder apretó los labios antes de acercase a él y tomar su muñeca. Lo hizo sentarse sobre la silla de terraza, y luego se sentó a su lado. Eric le dio una mirada antes de que empezara a jugar con sus manos. "No sé en qué ciudades estuve con mucha seguridad antes de llegar aquí."

"¿Recuerdas donde vivías antes?"

Eric se tomó un tiempo, pero asintió. "Sí. Tent Castle." Frunció el ceño. "Era una casa pequeña, y solo eramos mamá, papá y yo. Después decidimos tomar unas vacaciones y..."

"¿Fueron cazadores?"

Se asintió nuevamente, encogiéndose en sí mismo.

Apartando la mirada, Ryder se preguntó qué estaba haciendo. Tenía a su pareja allí, a su lado, a meros centímetros de él, y estaba poniendo un muro entre ambos que mientras más alto lo hacía, Eric más alto iría para saltar sobre él. ¿Cuántos shifters esperaron cientos de años para encontrar a quienes fueron destinados? Había escuchado las historias cuando era un niño, de sus abuelos, de otros miembros, de otras razas, su padre esperó más de docientos años para encontrar a su madre. Se frotó el puente de la nariz antes de estirar el brazo hacia Eric, tomando su muñeca a ciegas. Luego giró el rostro para verlo. Eric tenía los ojos muy abiertos, un poco rojos, al igual que sus mejillas. Incluso sorbió por la nariz cuando se sentó apropiadamente en la silla y sostuvo su mano.

"Si mi hermano llega a poner un pie en este lugar, tú te alejarás de mí, ¿lo entiendes?" Tragó saliva. Eres mi mayor prioridad. "No puedo prometer ser la mejor persona, ni la más expresiva, pero supongo que... de alguna manera esto podría-podría funcionar."

Los ojos del chico comenzaron a brillar intensamente. Ryder suspiró, apretando los labios intentando retirar su mano, pero para ser un ciervo, Eric mantenía un firme agarre. Se mordió el labio inferior. "¿Eso significa que dejarás de dormir en tu forma de oso? Quiero decir, no me molesta ver tu lindo trasero de camino al baño, pero sería agradable compartir la cama."

¿Estuvo despierto todo el tiempo? Ryder gruñó mientras se ponía de pie y regresaba a la casa, escuchando la risa de Eric detrás de sí. El sonido era suave, alegre, y lo hizo trastabillar un momento, pero sacudió la cabeza y continuó hasta que estuvo sentado nuevamente, con su plato a medio comer de panqueques. Hundió el tenedor en ellos y los comió, aunque estaban fríos al igual que los huevos y el tocino. Le dio una sola mirada a Dominic mientras el oso comía. 

"Yo-" Dominic cerró la boca, bajó la cabeza a su plato y continuó comiendo. 

Ryder terminó su comida rápidamente y limpió los platos antes de subir a su habitación para cambiarse. Deslizó su chaqueta de cuero sobre los hombros y buscó en su celular antes de marcar a Robert. Sonó exactamente dos veces antes de que el hombre contestara.

"Norton."

"Robert, soy Ryder." Se sentó en el borde de la cama y apoyó los brazos sobre las rodillas. "¿Tienes algo?"

El hombre se mantuvo en silencio un momento, en el fondo podía escuchar el sonido de papel. "Vi a dos sujetos. Gemelos. No sé si sean los hombres que buscas, pero ellos no son de aquí."

Se frotó al frente con los dedos, intentando buscar unos gemelos en sus recuerdos. No tenía nada. "Está bien. ¿Podrías avisarme si se mueven o algo?"

"De acuerdo." La línea se quedó en silencio. "¿Qué tan grave es, Ryder?"

"Quieren matarme." Suspiró. "Y a mi sobrino."

"M****a. Cuando me dijiste que venían detrás de ti, no creí que fuera tan grave. ¿Necesitas que vaya?"

"No. Mientras ellos estén lejos, no hay problemas. Aun así, gracias, Robert."

"Solo estoy a una llamada de distancia."

Cerró la llamada y tomó una profunda respiración antes de ponerse de pie. Antes de poder llegar a la puerta, ésta se abrió y los grandes ojos marrones de Eric se asomaron. "¿Estás de salida?"

Asintió apretando los labios juntos. Metió las manos dentro de los bolsillos mirando a Eric entrar a la habitación. El chico abrió las puertas del armario y tomó un par de jeans. Ryder intentó girarse y darle su privacidad, pero cuando Eric bajó sus pantalones deportivos, no pudo ni siquiera moverse. Apretó los puños, respirando con fuerza. Sus ojos estaban fijos en el lindo trasero respingón, era pequeño, pero se veía del tamaño perfecto para que ambas mejillas encajaran en sus manos. Tragó con fuerza cuando sintió que comenzaba a salivar. 

Eric deslizó los jeans hasta la cintura y luego se giró, saltando en un pie intentando deslizar el zapato dentro de su pie. Tenía una sombra de color sobre las mejillas y su cabello era un desastre. Ryder carraspeó y apartó la mirada.

"¿Puedo ir contigo? Es mi día libre y realmente me gustaría salir de la casa."

"Seguro," contestó monótonamente, mirando profundamente en los ojos de su pareja. 

Eric parpadeó hacia él antes de acercarse a pasos lentos. Ryder enroscó los dedos de sus manos dentro de las palmas. El cabello le caía sobre la frente dándole una aspecto joven y delicado, pero sus ojos, esos ojos de color marrón le decían la clase de mente que realmente tenía. Inclinó el cuello hacia arriba, mirando a Ryder antes de envolverlo con los brazos. Hundió la cabeza en el centro de su pecho y murmuró. Ryder frunció el ceño, no podía entender lo que él le estaba diciendo. 

"Eres suave," Eric dijo, riendo mientras frotaba su mejilla contra la camiseta cubriendo el pecho de Ryder. El chico suspiró, ojos cerrados, sonriendo para sí. Ryder gruñó, tomó su muñeca y la apartó de su trasero. Eric hizo un puchero, dando un paso atrás, levantando las manos a la altura de los hombros. "Está bien."

"Puedes mantener las manos para ti mismo." Se giró y salió de habitación, Eric lo siguió.

"Es lo que he estado haciendo, de todas formas." Se encogió de hombros. 

Ryder fingió no haberle escuchado. Dominic no estaba en la cocina, pero Theo sí. "Hola," el chico dijo, mordiendo el borde de uno de los panqueques.

"Tengo unas cosas que hacer, regresaré más tarde."

Theo sonrió y asintió. "Está bien. Nos vemos luego."

Eric también se despidió del chico y lo siguió hasta la camioneta. Ryder subió y se puso el cinturón de seguridad, esperando un momento a que Eric hiciera lo mismo. Ambos permanecieron en silencio, Eric no parecía interesado en saber a dónde iban y Ryder tampoco lo dijo. Se frotó la garganta, deseando llegar pronto a la casa de los tigres para quitarse la chaqueta. Había pensado que le ayudaría con el clima que últimamente había estado frío, pero solo tenía calor. 

"¿Estás bien?"

Miró de reojo a Eric. "Sí."

"Solo estás retorciéndote. ¿Estás seguro?"

"Estoy bien."

Ryder se mordió el labio inferior, mientras pensaba. ¿Qué día era? Maldición. Desde el día que llegó a la manada de su hermano, había perdido la noción de los días. Sabía que estaban en algún punto de junio, solo no podía recordar cuál. 

"¿Podrías decirme qué día es hoy?"

Eric murmuró y sacó su celular. "Junio trece."

Tragando con fuerza, Ryder asintió. "Gracias."

M****a. Pisó hasta el fondo el pedal y condujo rápidamente hasta llegar a la casa de los tigres. Estacionó detrás de una de las camionetas, casi se arrancó la chaqueta, y bajó de un salto. Eric corrió para igualar sus pasos. Ryder se forzó a caminar más lento. El chico no sabía por lo que estaba pasando, y solo estaba poniéndolo nervioso. Intentó relajarse, tomando profundas respiraciones y esperó por él antes de subir los escalones del porche y tocar el timbre. Lo vio pasar los dedos por el rebelde cabello, lo que no mejoró nada, pero se veía realmente adorable intentándolo.

"Oh, hola." Ellen los miró a ambos antes de hacerse a un lado y dejarlos pasar. Sus ojos estaban fijos en Eric, pero al parecer su compañero no lo notó, solo se quedó mirando el interior de la casa con curiosidad. "¿Buscas a Ian?"

"Sí. ¿Cómo está?" 

Caminó detrás de ella, observando a los tigres reunidos en el enorme espacio de la sala. Ellen se detuvo, luego se giró hacia él y lo miró directamente a los ojos. "No habla de ellos con nosotros," dijo. "Tienes que verlo por ti mismo, tal vez te diga algo."

Asintió firmemente. Dio un paso más y se detuvo cuando sintió que Eric envolvía su brazo con los suyos. "Es una casa de depredadores." Los ojos del chico saltaban entre cada uno de los hombres sentados en la sala viendo la televisión. Se veía pálido y se aferraba de él tan fuerte que sabía que dejaría una marca con las uñas. 

"No te lastimarán," susurró.

Eric le dio una mirada. "¿Cómo lo sabes? Solo soy carne fresca para ellos."

No pudo contenerse, se rió y sacudió la cabeza, girándose de manera que su cuerpo cubriera el más pequeño de Eric. "Estoy aquí, ¿sí? Jamás dejaría que te pusieran una mano encima."

Eric parpadeó una vez más hacia los tigres, antes de levantar la mirada hacia él. "Está bien." Su agarre en el brazo de Ryder se aflojó un poco, pero no lo soltó. En cambio, sonrió. "Me gusta tu sonrisa."

Inhaló profundamente, sintiendo que su oso se removía con inquietud dentro de sí. Era tan dulce. Apartó la mirada de él, pero dejó que siguiera sosteniéndose a su brazo, si eso le daba un poco de confort. Algunos de los tigres giraron su cabeza hacia ellos.

Grayson sonrió. "Hey, Ryder. Ha pasado un tiempo."

"Digo lo mismo." Asintió hacia él y hacia los otros dos. Michael y Evan. "¿Qué tal?"

Ellos murmuraron algo y continuaron viendo el partido, pero Grayson se mantuvo mirándolos hasta que entraron por el pasillo hacia las habitaciones. Eric se estremeció. "Es una de las cosas más aterradoras por las que he pasado." Lo vio frotarse los brazos con fuerza.

Sonriendo, puso su mano encima del rebelde cabello. "Estarás bien."

Ellen carraspeó, haciéndole desviar su atención. Ella elevó las cejas antes de hacer un gesto hacia la puerta blanca. Golpeó dos veces con los nudillos. "Ian, Ryder está aquí." Hubo un largo silencio antes de que la puerta se abriera. Ellen suspiró y la dejó abierta para que entraran. Eric tomó su mano rápidamente, aferrándose a ella. 

La habitación estaba oscura, las ventanas cerradas y apenas podía ver bien el rostro de Ian. Se acercó lentamente, escuchando el sonido de la puerta cerrándose detrás. El alfa de los tigres no dijo nada, solo se sentó en el borde de la cama, sosteniendo su cabeza entre sus manos. Tenía largas ojeras, el rubio cabello tan largo que casi tocaba sus hombros. Jamás lo vio de esta manera. Ian era un extrovertido, energético y bocón. Casi no conocía a esta persona.

"Amigo..."

Ian suspiró, levantó la cabeza y encendió la lámpara que estaba sobre la mesita de noche. Se tomó un minuto para que su mirada enfocara a Ryder, pero lo hizo. "Hey." Sus pálidos ojos verdes se posaron en Eric por un momento. Ryder sintió que el pequeño ciervo apretaba su mano con fuerza. Le frotó los nudillos intentando calmarlo. "Veo que encontraste a tu pareja. Felicidades."

"Gracias," murmuró lentamente. Eric se asomó por encima de su hombro para mirar a Ian. "¿Cómo te sientes?"

Su amigo ladeó la cabeza y miró hacia la pared con la vista en blanco, antes de sacudirla. "No lo sé. H-Hay..." Cerró los ojos y apretó la mandíbula. Ryder sintió una ola de empatía llenarlo incómodamente. Ian parpadeó antes de bajar la cabeza. "¿Podemos hablar en privado?"

Eric dejó ir su mano. Ryder lo observó antes de levantar la vista a Ellen. "¿Puedes cuidar de él mientras?"

Ellen asintió con una sonrisa. Cabeceó hacia la puerta, mirando a Eric. "Ven, veamos qué podemos encontrar en la cocina. Estoy un poco hambrienta."

Eric se detuvo. Luego suspiró y dejó caer la cabeza. "Supongo que ésto es todo."

Ellen le dio un guiño a Ryder y salió de la habitación. Ian señaló la silla vacía en la esquina. "Será mejor que tomes asiento."

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo