Capitulo 5

Después que salí de mi trance me fui hacia mi cuarto, me quite la ropa y me fui a bañar, me puse mi pijama y me acosté en mi cama, tome mi celular y llame a Clara como de costumbre.

Hola amiga ¿cómo estás? —dije al escuchar su voz.

Hola amiga muy bien ¿y tú?, ¿Cómo te fue el día de hoy?

Me alegra que estés bien amiga, yo estoy muy bien, hoy fue un día loco, te acuerdas del chico antipático que te conté, pues estamos en un trabajo juntos y mañana tengo que ir a la casa de él a hacerlo.

¿Ah sí? ¿Y cómo te metiste en eso? ¿No que lo odiabas?

No es que lo odie, si es algo antipático pero también tiene su lado tierno, hoy me defendió de un drogadicto.

¿Un drogadicto? ¿Qué pasó? ¿Estás bien? ¿Por qué no me contaste eso desde un principio?

Tranquila amiga estoy bien, como te dije antes Cristián llegó y me defendió.

¿Y como él sabía dónde estabas? ¿Saliste con él?

No, claro que no, me estaba siguiendo.

¿Te estaba siguiendo? Huy amiga eso quiere decir que está interesado en ti.

No digas eso, claro que no está interesado en mi, además no empieces a meterme ideas locas en la cabeza, no quiero confundirme y terminar enamorada de él sin que esté interesado en mí.

Bueno tienes razón, no quiero que te pase lo mismo que a mí, es de lo peor, pero tampoco le cierres las puertas a las posibilidades, eres una chica hermosa, no dudes de ti.

Sí, sí claro, pero todo a su tiempo, bueno te dejo me voy a dormir ya es tardísimo.

Ok amiga, mañana tengo que levantarme temprano, mamá quiere hacer un día de campo y para donde vamos es lejos y tenemos que levantarnos bien temprano, ¿tú crees que es justo que un sábado tenga yo que madrugar?

ja, ja, ja, a ti nunca te gusto madrugar, bueno que pases buenas noches.

Colgué la llamada y en seguida me quedé dormida, a la mañana siguiente salí de compras ya que, ya casi no tenia comida en casa, como me levanté temprano me fui al súper caminando, de camino había un parque hermoso, las personas iban a trotar y a pasear a sus perros, a lo lejos se podían ver a los niños jugando, este lugar era hermoso, pensándolo bien, es el mismo que había visto el primer día de clases, me sumergí en mis pensamientos, recordando ese momento en que vi a Cristian por primera vez, iba caminando y disfrutando del aire fresco, hasta que alguien me sacó de mi cavilación.

—Hola preciosa ¿como estas? —me pregunta Cristián abrazándome por detrás.

—Hola Cristián —le digo apartándome de él.

—¿Por qué eres tan odiosa conmigo? —me pregunta él como si yo me llevara bien con todo el mundo.

—¿Odiosa yo? Para nada, solo es que te tomas atribuciones que no te corresponden, apenas y nos conocemos, ¿o piensas que yo ando abrazándome con todo el mundo?

—No, claro que no, además no lo toleraría.

—¿Qué no tolerarías?

—El que abraces a otro que no sea yo —me dice acercándose a mí, mi corazón comenzó a latir  rápido, de verdad no sabía porque me ponía así cada vez que estaba cerca de Cristián, enseguida me aleje y seguí caminando.

—¿Y me estas siguiendo de nuevo? —le pregunto para que no se diera cuenta de cómo me ponía.

—Ah, bueno en realidad no, yo salgo todas mañanas de los fines de semana a este parque a trotar, ¿no ves como ando vestido? —me dice subiendo y bajando sus manos mostrando su cuerpo.

—No lo había notado la verdad, y como ayer me estabas siguiendo no me extraña el que hoy me siguieras.

—La verdad no pensé que saldrías tan temprano, por cierto ¿a dónde vas?

Iba a responderle cuando veo que Marcos se acerca hacia nosotros corriendo, al parecer a la gente le gusta mucho venir a este parque y con razón porque es muy hermoso, hasta yo vendría aquí todos los días, sentarme en uno de esos bancos de piedra que se encontraban debajo de un de un frondoso árbol y leer un buen libro sintiendo la brisa fresca en mi rostro y escuchando la melodiosa sinfonía que formaban los pajarillos.

—Hola pequeña Amy —me saluda Marcos con un fuerte abrazo y un beso en la mejilla, Cristián lo quería fulminar con la mirada.

—Hola Marcos —le respondo con una sonrisa ignorando el que Cristián tenía una cara de muy pocos amigos.

—¿Qué haces por aquí? Es la primera vez que te veo por este parque.

—Es lógico no, ¿como la vas a ver si ella no es de aquí? —le responde Cristián como si la pregunta se la fueran hecho a él.

—Disculpa, pero creo que la pregunta no te la hice a ti. —le dice Marcos mirándolo serio.

—Ya chicos no se pongan a discutir aquí por favor —les digo intentando tranquilizarlos— para los dos va la respuesta ya que, los dos me preguntaron lo mismo, voy para el súper a hacer unas compras.

—¿Te acompaño? —Preguntaron los dos al mismo tiempo a lo que se quedaron mirándose bien serios, no sabía si decirles que sí o no, porque parecía que no se caían bien.

—Bueno… si pueden —les dije, además porque tienen que molestarse entre ellos si no tengo nada con ninguno, pensé.

Nos fuimos los tres caminando hacia el mercado, iba en medio de los dos para evitar que discutieran, íbamos hablando de cosas comunes, los dos empezaron a preguntarme de cómo era mi vida, que me gustaba y que no me gustaba hacer, parecía más bien que me había agarrado la policía y me estaban haciendo un interrogatorio, pero no le presté mucha atención, a los dos les iba contestando sus preguntas, ya que no tenía un pasado oscuro el cual debía ocultar, la verdad yo también soy así, cuando no conozco a una persona pregunto mucho para poder conocerla.

Llegamos al súper, tomé un carrito y me fui hacia el primer pasillo, Cristián y Marcos se fueron por otros pasillos a buscar no se que, iba caminando muy tranquila viendo los productos cuando alguien de repente se para a mi lado, era Marcos, tomó una caja de cereal y la metió en el carrito.

—Este cereal es muy delicioso —me dice con una sonrisa.

—No este es mejor —dice Cristián tomando otro, pegue un pequeño salto del susto.

—Cristián –le di un pequeño golpe en el brazo— me asustaste, no te acerques así.

—Auug ¿por qué me golpeas? —me dice frotándose el brazo como si le fuera golpeado fuerte.

—¡Cuidado! ¡Qué dramático! a ver si te quebré el hueso —le digo mientras le reviso el brazo y me rio.

Seguí caminando por el pasillo tomando lo que necesitaba, mientras Marcos y Cristián discutían cual marca de producto era mejor, sacaban y metían cosas en el carrito, yo los dejaba quietos, parecían niños, ya estaba casi terminando; cuando llegué al pasillo de higiene personal, ya estaba casi en mis días y la verdad no sabía cómo iba a comprar mis cosas personales con ese par, me acerqué hacia las toallas sanitarias y me quedé observándolas.

–¿Y no le vas a decir cual usas? —le dice Marcos a Cristián burlándose.

Cristian toma un paquete del estante y me lo entrega.

—Estas son buenas —me dice con una sonrisa, Marcos solo se quedó viendo y burlándose de Cristian.

—No sabía esa parte de ti Cristian —le dice Marcos aun riéndose.

—Mi madre me enseñó que es necesario tener conocimiento sobre estas cosas porque en el futuro serian útil. —le dice Cristian a Marcos y me entrega el paquete en mis manos y Marcos se quedó sorprendido.

—Gracias —le digo con una sonrisa y algo apenada, las mejillas de seguro las tenía como un tomate.

Terminé de tomar cosas y me dirigí rápidamente a la caja a pagar, quería salir de allí rápido, estos dos me tenían nerviosa y apenada, ¿cómo es que Cristián me aconseja sobre mis cosas intimas?, además así sabia que ya estaba casi en mis días, que pena quería que la tierra me tragara, los dos chicos salieron y me esperaron afuera, tenía la esperanza de que se iban a ir pero no fue así.

Salí con mis bolsas de compras y los dos se ofrecieron en llevarlas, accedí a eso ya que pesaban mucho, íbamos caminando tranquilamente, yo mantenía mi mirada fija a hacia adelante, no quería verle la cara a Cristián, bueno a ninguno de los dos sentía demasiada vergüenza.

—Vamos a comer un helado —dice Cristián rompiendo con el silencio.

—Buena idea, hace mucho calor —dice Marcos— por aquí cerca está la heladería.

Caminamos unas cuadras y allí estaba la heladería, ¿cómo me iba a negar a comerme un rico helado si me encantaban?, además todavía estaba lejos de mi depa, y no quería llevar esas bolsas pesadas; entramos al local y nos sentamos en una mesa, Cristián se fue a pedir los helados y Marcos se fue atrás de él y ya se imaginaran para que, yo solo me quede sentada esperando, cuando veo vienen los dos cada uno con dos helados.

—¿Y quién es la cuarta persona que va a comer con nosotros? —les pregunto alzando una ceja y riendo.

—Nadie —dice Marcos con una sonrisa— éste lo compré para tí, tienes cara de que te gusta el helado de chocolate.

—Y yo compre este para ti —dice Cristian— pienso que tienes más cara de que te gusta el de fresa.

Me quedé sin palabras, no sabía que decir, ¿hasta cuando estos dos iban a competir? Me pusieron los helados en frente y se quedaron viendo esperando a que eligiera uno, yo me levanté y fui hasta donde una chica que trabajaba allí, le pedí un recipiente más grande y en seguida me lo trajo, lo tomé y lo llevé hasta mi lugar y vertí los dos helados en el.

—Problema resuelto —les digo con una sonrisa— me encantan los dos sabores, gracias ——empiezo a comer mi helado y ellos solo se quedaron viéndome como si me fuera salido otra cabeza— ¿no van a comer? Se les está derritiendo el helado.

Comimos nuestros helados y nos fuimos hacia mi depa, llegamos y los dos se quedaron parados en la puerta, tomé las bolsas y las puse encima de la mesa, me di media vuelta y seguían allí parados, los invite a pasar, me habían ayudado mucho no era justo que los dejara allí, se sentaron en el sofá y me dirigí hacia la cocina a guardar la comida, estaba intentando meter los cereales en la gaveta de arriba pero no llegaba, mi estatura me lo impedía, alguien se acercó y me alzo por la cintura, puse la caja en el cajón y cuando estaba de nuevo en el suelo y me giré vi que se trataba de Cristián.

—Gracias —le digo ruborizándome.

—De nada preciosa —me dice con una sonrisa la cual después se borro— ¿y que con Marcos?

—¿Que de qué? —le pregunto extrañada.

—¿Porque está aquí?

—Por la misma razón que tu —le digo— a los dos me los encontré de camino al súper y los dos me acompañaron.

—¿Solo eso?

—¿Que mas podría ser? —le pregunto ingenua.

—Bueno… —en ese momento sonó su celular y contesto una llamada, se dirigió hacia la puerta y salió, al cabo de unos minutos entro de nuevo— me tengo que ir, nos vemos a las tres.

—¿A las tres? —le pregunto extrañada.

—Sí, el trabajo ¿recuerdas?

—Ah, sí claro, nos vemos —lo despido.

Se fue Cristián y quedé sola con Marcos, me fui a la cocina a preparar el almuerzo, pues ya iba a ser hora de almorzar, estaba tranquila cocinando cuando Marcos se acerca a la cocina.

—Ey pequeña —pego un pequeño salto del susto— ¿qué haces?

—¿Es que hoy todos tienen la modalidad de asustarme?

—Perdona no fue mi intención —dice Marcos riendo— eres muy asustadiza.

—Es que estoy acostumbrada a estar sola y de repente me llega alguien por atrás y es obvio que me voy a asustar.

—Jajaja tienes razón, mamá a veces me asusta así también.

—Sí, mamá también me asustaba, pero ella lo hacía a propósito, me decía que debía estar alerta que yo soy muy relajada.

—Jajaja que manera de ponerte alerta.

Marcos se puso a ayudarme a cocinar, la verdad que cocina muy bien, es muy organizado en la cocina y mantiene todo muy limpio, terminamos de hacer el almuerzo y nos sentamos a comer, estuvimos hablando mientras comíamos, era mi turno de hacer las preguntas, le pregunte muchas cosas, así fue como pude conocerlo un poco más.

Supe que sus padres estaban en proceso de separación y que ambos discutían de cual empresa se haría cargo Marcos al culminar sus estudios, pues cada uno por su lado tenía su propio negocio, terminamos de comer y Marcos recibió una llamada yo me puse a recoger los platos y los llevé a la cocina para lavarlos.

—Pequeña me tengo que ir, disculpa que no te pueda ayudar a lavar los platos.

—Tranquilo Marcos, no es nada además, ya me ayudaste mucho el día de hoy —le digo con una sonrisa.

Lo acompañé hasta la puerta, me dio un abrazo y un beso muy cálido en la mejilla, me quede allí parada hasta que bajo por las escaleras, me di media vuelta y termine de organizar la cocina, me fui a mi habitación y me acosté en mi cama, estaba tan cansada por la caminata de la mañana que ni supe cuando me quede dormida, cuando desperté sentí una calidez a mi lado.

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