—Te quiero dentro de mi ahora...— le exijo pero él no pretende obedecerme —te quiero dentro de mí ya mismo— le ordeno con firmeza en medio de mis gemidos, él se aparta de mi, me mira y sonríe, madre mía su sonrisa, de su pantalón saca un preservativos. Que bien preparado viene me gusta, con prisas se quita el pantalón, el bóxer y pone el preservativo, yo estoy jadeante, deseosa, lujuriosa y todo lo que el sexo conlleva, que buen tamaño y grosor tiene, espero que lo sepa usar, se acerca a mí, me abre de piernas y de una estocada se hunde en mí, me hace gritar... Me olvido del mundo incluso de que Mikeila está en casa, solo quiero que me penetre una y otra vez, que se siga hundiendo en mí sin descanso, sin piedad, me gusta, que rudo y salvaje es... Y madre mía si que lo sabe usar.
—Que apretada estás... ¿No eras virgen verdad?— le miro a los ojos, solo he tenido un novio y no teníamos relaciones más de dos veces por semana, y terminamos antes de mudarme a New York.
—No... No lo soy, no te detengas— una, tres, cinco, quince, treinta veces se hunde en mi, cada una más deliciosa que la anterior, gruñidos, jadeos, calor, morbo, deseo todo eso dan un ambiente arrollador y tremendamente morboso... Besos, mordidas mis uñas clavadas en su espalda le dan a saber que lo está haciendo bien, demasiado bien. Estoy al borde del frenesí, este hombre es realmente bueno.
—Vaya esa comida estará muy deliciosa— la voz de Mikeila llega a mis oídos y aún con la excitación a mil giro al lugar de donde proviene, mis ojos se abren de manera exagerada, ella sonríe desde la puerta de la cocina y como si nada pasara entra y va al frigorífico, intento que Jeff se detenga pero no lo hace, parece más excitado y más animado, le miro escandalizada pero él solo sonríe.
—Solo déjate llevar, estamos entre amigos, vamos piensa en el morbo, siente como ella nos mira, percibe esto que está en el aire, piensa en el placer que estás proporcionando, siéntete deseada— le miro incrédula ¿Pero que dice y por qué Mikeila nos mira con tal deseo? ¿Por qué no se ofende al vernos tener relaciones? Estoy incómoda, muy incómoda y apenada.
—Que pares ya joder...— grito, Jeff se detiene en seco, estamos agitados, sudorosos y muy calientes, no comprendo por qué no se me va la excitación con la pillada que nos ha dado mi amiga, aparto a Jeff de mi me bajo de la encimera busco mi ropa como una loca nerviosa y salgo corriendo a mi habitación para encerrarme —¿Pero que coño fue eso? ¿Por qué ella no se escandalizó? ¿Por qué no se dio media vuelta y salió corriendo mientras se disculpaba? ¿Por qué se paró ahí a vernos con esa cara de deseo y lujuria y aún más importante por qué Jeff no se detuvo y me dijo esas cosas, esas cosas que me excitaron aún más? ¿Por qué me excite?— Me meto al baño rápidamente para ducharme y que se me quite la calor, el fuego que siento dentro de mi, abro el grifo del agua fría y me meto bajo esta. Joder que fría está, una vez me ducho me seco y coloco ropa limpia ¿Cómo los voy a ver ahora a la cara?
Tocan la puerta y enseguida la voz de mi amiga se escucha ¿Mierda y ahora qué hago? Sé que debo abrir, no podré evitarlos por siempre, así que respiro profundo, me levanto de mi cama, camino a la puerta y la abro, no la miro a la cara no puedo.
—Venga tía... Tranquila... Estás como si te hubiera visto matar a alguien— me siento en la cama mirando el piso ¿Cómo puede estar tan tranquila? La escucho suspirar, segundos después está a mi lado— Catrina, siempre nos escuchas hablar de sexo, sabes que eso para nosotros es muy normal y creo que ya te habrás dado cuenta que el sexo no es un tabú, ni existe solo de la forma que tú la conoces, el sexo es un mundo, un juego, un estilo de vida que cada quien lleva como le plazca y ahí fuera vi en tu cara que a pesar de tu desconcierto te gustó y mucho, ser vista mientras mantienes relaciones sexuales puede ser muy estimulante y morboso, sé que ahora estás confundida y hasta sintiéndote mal por qué te gustó pero tranquila, es normal al principio, créeme debes expandir tu mente, si tú me dices ahora mismo que nada de esto te atrae, que te sentiste incómoda, que no quieres jamás ser vista, que eso no te gustó ni te provocó en nada cancelamos la salida de hoy— está vez le miro con atención, todo esto es muy nuevo para mí lo normal es que me sintiera ofendida, pero no es el caso, no puedo decirle que no me llamo la atención y no me gustó por qué no es así, eso me hizo sentir el momento más intenso y erótico de mi vida y me asusté.
—¿Por qué la cancelarias?— pregunto sin comprender ella me sonríe con cariño.
—Porque al lugar que te llevaremos, es para que conozcas nuestro mundo, nuestra pasión y ese estilo de vida que llevamos, el club de las tres P no es solo de fiesta, desorden, salidas a distraerse, va más allá de todo, cada uno de nosotros tenemos una conexión, es algo que nos une y al tú formar parte debes saber todo lo que conlleva, pero eso sí solo tú tienes el poder para hacer o dejar que hagan— le miro ahora más confundida ¿Que coño es esto una secta? ¿Me harán matar a alguien? Ella ha de ver mi gesto porque ríe divertida —sin duda no tienes que matar, joder Cat que te llevaremos a un lugar de intercambio de parejas a un swinger, pero tranquila no me mires así... Es solo para que conozcas, no te escandalices hay reglas ¿Recuerdas los exámenes que te obligue a hacer? Pues es para que saques tu credencial solo si te gusta claro— le miro, estoy totalmente asombrada ¿Cómo puede existir un lugar así? ¿Cómo es posible todo esto?
Aquí estoy metida en un vestido de cocktail corto negro corte tipo halter y espalda semidescubierta con acabados de encaje y tocado en dorado, sexy, sutil, llamativo, pero no vulgar, consejo de Mikeila, será mucho más fácil a la hora de desvestirme o de vestirme si acepto jugar.Me ordenó que no llevara bragas pero eso sí que no lo acepté, aún no sé por qué estoy dispuesta a ir a ese lugar estoy muy confundida y turbada, me siento cohibida y hasta sucia ¿Qué tal si las personas se enteran de lo que hago en mi tiempo libre? La realidad es que no sé si podré hacer esto, no me creo capaz de tener sexo mientras me miran o tener sexo con varias personas a la vez, estoy tratando de relajarme pero la ansiedad no me deja, solo de imaginarme el lugar ya veo pechos y pollas al desnudo, personas follando en las esquinas
—Te lo dije es un lugar como cualquier otro, aquí estás en la zona del bar, música relajante, ambiente animado, personas comunes tomando y hablando con amigos, en este lugar está prohibido como ya te dije cualquier acto sexual, aquí puedes conocer personas, pasarlo bien y si se agradan pasar a la siguiente sala— me guía, yo lo miro todo alucinada, no hay desnudos, no hay gemidos, ni olor a sexo; al entrar a la siguiente sala de igual manera lo miro todo, esta es un poco más oscura, también hay barra, no hay mesas solo banquillos en la barra y un sofá en la esquina, música más movida, personas besándose, algunas se miran con deseos, otras meten mano —esta es la sala abierta, es el siguiente nivel, es aquí el lugar donde pides agua y te dan una toalla pequeña, mira ahí— me señala y yo miro— ¿Vez como la está masturbando?
—¡No!— digo en un susurro, él no da crédito a lo que escucha y yo no me creo lo que digo —¡No! No seré tuya— contra todo pronóstico y con un esfuerzo sobre humano me separo de él dejándolo descuadrado, me mira, mierda esa mira, tan seria, juro que se ve más sexy de lo que ya era, solo puedo pensar en lo gratificante y doloroso que está siendo para mí poder resistirme a él y lo desconcertante que debe ser para él que alguien se le resista, pero para mí sorpresa su expresión cambia de inmediato y me sonríe, ahora mi gesto debe ser el desconcertado.—Logre lo que quería, me deseas tanto como yo a ti, tu cuerpo me pide a gritos y tú lo sabes, quieres probarme, quieres tenerme entre tu humedad, quieres que te toque y te enloquezca y tarde o temprano no lo soportaras más, además de dejar en claro que tú eres mía, cada persona en este club me conoce y por solo besarte de la manera en la que lo hice saben que me perteneces— ahora le miro incrédula ¿Pero de qué cojones está hablando?.<
—Alonso...— le miro, ahí está el muy cambiado para bien claro, piel morena, esos ojos verdes que me enloquecían, esa sonrisa de niño bueno y esa mirada tan dulce, cuerpo atlético pero sin músculos, alto y elegante, muy elegante, trajeado con saco y corbata, quién diría que fuera un maldito —pero que bien te trata la vida hombre...— finjo indiferencia, me mira asombrado jamás hablaría así siendo la antigua Cat.—A ti te a tratado mucho mejor que a mi— no quita ojo y me estoy incomodando horrores, lo conozco sé que me quiere decir algo y rezo por que no sea lo que pienso —muñequita yo...
—¿Es cierto esto señorita?— pregunta el oficial aún sin creer, miro con malicia a Sebastián quien me mira con gesto de advertencia, bien puedo hacer que pase una buena noche en la comisaría, pero también yo la pasaría para declarar, cuando estos me miran con insistencia me obligo a responder con sensatez.—Si oficial, es cierto, soy muy juguetona y traviesa como dice mi sexyman— le sonrío, le doy un apretón de nalga que lo hace gruñir.—Esta bien, pero traten de no
—¿Te han dicho que los dos primeros minutos después de que un hombre alcanza el clímax son los dos minutos más vulnerables para ustedes?— le miro con mucha maldad, debo mirar hacia arriba para verle a la cara, él me mira desde su altura pero no se mueve ni un milímetro, estamos serios, muy cabreados uno con el otro —¿Jamás te han dicho que no desates los demonios si no conoces el infierno?— le hundo mi dedo índice en el pecho —eres lo más estúpido, lo más bajo, lo más desagradable, lo más tonto, lo más cabron que a parido tu madre...—Esa boca— gruñe entre los dientes.—Esa boca mis cojones, eres un gilipollas... ¿Cómo puedes dejarme así? ¿Cómo puedes atreverte? maldita sea... Eso fue muy bajo muy bajo...— estoy furiosa.—¡Esa puta boca! Ya te lo he dicho modera esa manera de hablar una mujer no debe expresarse de esa manera, te advertí que te castigaría y tú pasaste de mi, ignoraste cada unas de mis advertencias y aún así hacías lo que querías, no tienes que recla
Excitación, placer, calor, es delicioso muy delicioso, parece tan real que creo que gimo en voz alta, mis caderas se mueven en busca de más, quiero más de eso que me da, no quiero que se detenga. Arqueo mi cuerpo por el placer, siento una mordida tan deliciosa que me hace abrir los ojos solo para comprobar que no es un sueño y ahí está ese brasileño que me excita en un minuto y al otro me enoja o me hace reír, verlo entre mis piernas me hace sentir más calor. Que bonita manera de despertar. Es bueno, muy bueno con esa boquita, sus lametones, su succión y sus mordidas en mi más que mojado sexo me gustan y mucho, quiero tocarlo hundir mis dedos en su cabello pero no puedo, algo no me lo permite, miro mis manos. —Si...— grito —si serás tú quien domines siempre... No te detengas, no lo hagas...— le ruego, el calor me invade, sus penetraciones son más rápidas cosa que no creí ya posible, pero ahí está él aumentando las penetraciones, volviéndolas más profundas y más salvajes, sin más me corro a chorros, es primera vez que me corro de esta manera, nos miramos a los ojos, esto lo hace más íntimo, mi cuerpo se convulsiona, siento como él me llena por completo de sus cálidos y espesos fluidos mezclándolos con los míos con sus movimientos.Mi cavidad aún lo succiona, lo exprime por completo, él me da todo y yo igual. Cae sobre mí, los dos estamos agitados, sonrojados y sudorosos pero muy satisfechos, se gira quedando a mi lado boca arriba y yo aún sigo esposada —me... me la... me las vas a pagar señor Miller...— le miro, me mira con ese gesto que aun no comprendo pero al final me sonríe, estira la mano en dirección al mueble de noche, toma las llaves y se apresura a quitarme las bichas esas de Capítulo 12