Capítulo 1

Han pasado nueve meses desde mi traslado, extraño horrores a mi loca amiga, pero extraño aún más a Mike, mi corazón duele... tristeza, soledad, nostalgia, eso siento cada día, cada hora, cada minuto y cada segundo. Por lo menos me sentía así las primeras semanas, Mikeila la versión rubia de Miriam, es toda una lianta, descontrolada y peleonera, ella hace de mis días una diversión alocada.

Desde que llegué a Seattle Washington todo está mejor, siento el aire fresco y no precisamente por el frio, me siento otra persona, en la empresa todos me miran con respeto, nadie se aprovecha de mí y eso me gusta, joder me gusta y mucho.

Mikeila a la semana de conocerme se hizo mi mejor amiga en Washington, situación que a Miriam le pareció una "REVERENDA MIERDA DE MI PARTE" si así en mayúsculas me lo envió por whats y luego me lo grito por vídeo llamada de Skype con su drama, vaya tela con la jodia de mi amiga. El caso es que la mandé a dar por culo y ella me mandó a comerme un barranco de shit.

Una hora después estábamos disculpándonos, llorando y riendo, si así es nuestra relación de tóxica.

Mikeila insistió en que en mi había un potencial que solo debía cambiar mi forma de vestir y arreglarme, aún lo recuerdo me miro directo a los ojos, sus preciosos ojos azules taladraban mis marrones ojos, indagando en lo más profundo de mi o eso dijo ella, una vez se apartó, en una voz completamente segura de si misma y con rotundidad me dijo "eres una cabrona a pura sepa" palabras que me dejaron con los ojos muy abiertos y escandalizada, jamás he sido mala, es más jamás le he podido decir a las personas lo que pienso, pero ella paso de mi desconcierto, sin decir palabra me tomó de la mano salimos de mi departamento llamó al elevador y una vez fuera de nuestro edificio montamos a su deportivo, somos vecinas, ella vive un piso abajo.

Ya en el centro comercial de Seattle, me miró nuevamente y enarcó una ceja para luego sonreír. Miedo, eso sentí cuando me miro de aquella manera y el resultado de aquella improvisada salida, un puto cansancio y exhaustiva tarde, pero eso si ropa nueva, corte de cabello nuevo, limpieza y humectación a todo mi cuerpo, depilación en láser ¡Por mis chichis! Joder que gaste una pasta, pero ahora sonrío y se lo agradezco. En cuanto a mi actitud y mi autoestima vaya que enserio me está yendo muy bien, digo lo que pienso sin pelos en la lengua al que le gusta bien al que no pues a dar por saco.

Estoy cambiando, ahora me gusto mucho más y le gusto mucho más a las personas, mismas que ahora manipulo a mi antojo.

Un día común en la oficina, el día transcurre con normalidad, el trabajo es ligero y de pronto veo una figura alta y esbelta reflejada por el sol.

—¿Que me dice la reina del mal?— me sonríe mi ahora mejor amiga.

—planeando como dominar el mundo— giro en mi silla para poder mirarle, está sonriendo — no espera, el mundo ya es mío— sonrío con malicia.

—Hostia... Miedo me das ¿Lista para la salida de esta noche?— se acerca a mi puesto para apoyarse a mi mesa ella es alta, un cuerpo de modelo completamente natural al igual que el mío, cabello largo perfecto y rubio, labios rosados no muy carnosos pero si bonitos, una mirada que hiela la sangre tanto como te la enciende, esa es mi amiga y ella me ha mostrado lo que soy.

—Aun no sé por qué no me quieres decir a donde vamos... Sabes que información es poder y me gusta mucho el poder— enarco una ceja— venga dime a dónde vamos— ella suspira, está cansada de mi insistencia, pero vamos por mucho que he cambiado y ahora soy todo lo contrario a lo que era aún mi amiga me sorprende en muchas cosas.

—Ya te lo dije vas al pleasure, es un bar súper pijo que mola mucho— le miro con los ojos entre cerrados, sé que no me lo dice todo, la conozco bien y sé como es ella.

—De acuerdo, está bien ya no daré la nota pero tienes dicho que no quiero ligar... No quiero sexo... —me sonrojo ese tema aún me incomoda un poco— prefiero ser deseada y nada más, sabes como soy en ese aspecto y...

—¿En qué aspecto?— pregunta Christopher interrumpiéndome, es el jefe de recursos humanos de esta sucursal.

—Venga hombre no seas cotilla, en ti deja mucho que desear— le suelta Mikeila sin ningún pudor o preocupación de que sea nuestro JEFE... es cierto que es nuestro amigo pero estamos en el trabajo.

—Nada señor, créame cuando le digo que no es nada interesante— me giro para verle de frente.

—Jefe, chicas— saluda Jefferson, un compañero súper sexy igual a nuestro jefe, joder con los hombres de Tecnomark que sexis y apuestos son, me encanta que ahora yo esté a la altura con mi cambio de 180 grados. 

Aún recuerdo cuando vine por primera vez cambiada, fue justo un mes después de llegar aquí, todos me miraban hombres y mujeres, ellos con deseo y ellas con envidia, pero todos con el asombro sembrado en la mirada, cuando me preguntaron por mi cambio dije que era una prueba y vaya que todos la pasaron si es cierto ahora me tratan con más atención aunque antes de mi cambio me respetaban igual, no como en New York, pero como en todo cuento hay una villana digamos que aquí es Mikeila y es mi amiga, la tía no es ojete como Jennifer, Mikeila no es mala ni se cree más que nadie, pero si no le gusta algo lo dice caiga como caiga.

—Uisss papacito... Estás ni para dejar tus hueso...

—Mikeila— le regaña Chris con fingida autoridad— ¿Que son esas cosas?— mi compañero y yo reímos mientras Mikeila le mira con descaro y el jefe le mira a ella con reproche.

—Vamos jefe no se me esponje— ahora le mira a él— tú estás para darte y no consejos sexyman— le guiña, este resopla divertido.

—¿Listos para esta noche de viernes?— pregunta Jeff al parecer en todas las sucursales de Tecnomark tienen por ley esa salida cada viernes.

—Más que listo— afirma Chris, nuestro jefe es la mera verga como diría Miriam, no es ojete y nos trata como iguales, él no es un jefe es todo un líder.

—Cat y yo pasamos, a nosotras la noche nos huele a pecado y saben bien que nosotras somos unas pecadoras— ríe mi amiga divertida.

—Que tal si quedamos mañana?— propongo y me miran.

—Corazoncitos... ¿Haciendo planes sin mí?— se acerca Luna, la más dulce de todos, joder el que no la conoce que la compre. La jodia se ve tan inocente, tan frágil, tan tranquila y es un desmadre de persona, no puedo creer que aquí en solo nueve meses me llevo bien con todo mi departamento y en New York en cuatro años solo tenía confianza con Mike y Miriam y con algunos otros el hola y poco más.

—Jamás te dejaríamos fuera de ellos ternurita— le sonrío— hoy Mikeila y yo nos desmarcamos, pero les proponía a los chicos salir mañana y alocarnos como sabemos hacerlo.

—Siii— chilla —podemos salir hoy y mañana... Sería bueno ¿Pero qué tal si cenamos antes y después nos vamos a divertir? Saben que ya una no está para embriagarse sin comer— todos soltamos una risotada por las ocurrencia de la ternurita, tía que tiene mi edad y ya a los 25 años se cree una vieja.

—Mira que hasta tonta parece y tiene buenas ideas— la molesta Mikeila como siempre.

—So bruta, no dices nada más que para herir mis sentimientos— le reclama Luna.

—La verdad que me gusta la idea— acepta Jeff.

—A mi igual— agrega Chris— ¿Qué tal si quedamos para mañana a las 19 horas?

—Perfecto— aplaudo y los demás aceptan somos un club de cinco contándome a mi, el club de las tres P.

—Bien es un hecho, ahora muevan sus culos a trabajar les recuerdo que aún no es hora de irse— rompe la tasa el jefe.

—No de irse a casa pero si a comer...— le aclara Mikeila— andando tres P, Filipo nos espera— Filipo es el dueño del restaurante italiano que frecuentamos, está frente al edificio, no está demás resaltar que es una pasada.

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