Dereck
Acelero el auto de mi hermana, esta mujer esta loca si cree que voy a permitir que se vaya así como si nada y encima con Cecilio, creí que no habías vuelto por ella, y no era así, pero volverla a ver hizo que se despertara todo lo que siento por mi estrella.
Busco mi teléfono para llamar a mi hermana, suena una, dos veces cuando creo que no me va a atender lo hace.
—Hola. —su voz sale adormilada. —¿Quién habla?
—¿Dónde vive Leyna? —no hace falta que le diga quien soy.
—¿Dereck? —asiento como si me pudiera ver. —¿Qué hora es?
—Tarde Marlene, —doblo por donde creo que se fueron. —Dame la maldita dirección. —ordeno.
—No hagas una idiotez, la Leyna que dejaste hace más de un año murió. —me di cuenta, sus palabras me lo dejaron claro. —Te la paso por mensaje. —corto la llamada, revisó los mensajes y voy en la dirección correcta.
Llego justo cuando están ingresando a su edificio, la muy condenada me ve, nuestras miradas se entrelazan, pero se cortan cuando Cecilio le dice algo al oído, maldita sea estoy que hiervo de la rabia.
Bajo apresurado, pero ellos ya entraron, maldita sea ¿cómo voy a entrar? En eso una rubia de curvas exuberantes sale del mismo, me escanea de arriba a bajo.
—¿Buscas a alguien? —su mirada recorre todo mi cuerpo.
—Si, a mi novia. —hace una mueca de disgusto. —Pero olvidé mi llave.
—No puedo dejarte pasar. —mira para dentro y después a mí.—Puedo hacer una excepción. —me da una mirada sugerente el Dereck viejo hubiera aceptado pero este no.
—Gracias. —paso por su lado sin mirarla, creo haber escuchado un gruñido de su parte, pero no me importa.
Llego hasta donde está el ascensor, pero se encuentra detenido, aprieto el botón, pero nada sigue igual espero unos minutos hasta que funcione y por arte de magia comienza a bajar. Una vez que llega ingreso en la caja metálica, el perfume de Leyna está impregnado en el lugar, pero lo que me hace rabiar es el olor a sexo que hay, es imposible ella no es así.
La campana suena haciéndome salir de mis pensamientos, salgo buscando su departamento, cuando estoy enfrente no sé si tocar, ¿qué le voy a decir? Lo que sientes por ella, no es tan fácil. Pero ¿desde cuándo he sentido miedo? Desde que patio tus bolas por patán, ¡carajo! Puede ser cierto Leyna golpea fuerte.
Junto valor y doy unos toques suaves a la madera, pasan unos segundos la puerta se abre dejando ver a mi estrella algo despeina, escaneo con mi mirada porque es imposible que haya tenido sexo en el ascensor, pero todo indica que sí.
—¿Qué haces aquí? —pregunta.
Cuando voy a responderle Cecilio aparece sin camisa, mi sangre comienza a hervir, me abalanzo sobre este idiota golpeando su cara, pero es bastante ágil me devuelve el golpe comenzamos a golpearnos.
—Dios paren se van a matar. —siento la voz de Leyna.
Es como si mi cerebro reaccionara dejo de golpear al italiano, pero el idiota me da un golpe en la mejilla haciéndome caer al suelo.
—Tú no aprendes, —maldito italiano de pacotilla. —Te moleré a golpes si no te alejas de nosotros. —su amenaza me causa gracia.
—Veo que manejan tu vida. —Leyna aprieta sus manos en puños, sé donde darte querida.
—Cecilio largo, —el italiano la mira mal. —Después hablamos. —se coloca la camisa de mala gana.
—Estás loca, —le da una sonrisa. —Pero así me gustas. —la acerca a su cuerpo y deja un beso en sus labios.
Me levanto de un salto, debe querer que lo mate.
—Aleja tus manos de ella. —lo empujo haciendo que trastabille.
—Oblígame. —se acerca a mí, pero ya me cansé de esta situación. Lo tomo por su camisa empujándolo hasta fuera del departamento.
—Aléjate de ella. —lo tiro al suelo y cierro la puerta dando un portazo.
Me giro para buscar a la mujer de mis pesadillas está apoyada contra la pared con los brazos cruzados, está muy enojada.
—¿Terminaste? —sigue en su postura de chica mala. —Porque me quiero ir a dormir. —se descruza de brazos caminando hasta lo que supongo es la cocina.
—¿Dónde crees que vas? —la tomo del brazo acercándola a mi cuerpo, acerco mi nariz a su cuello. —Hueles a sexo. —la suelto como si quemara.
—¿Y a ti que? —se encoge de hombros. —Es mi vida Dereck no debe importante con quien me acuesto. —Marlene tenía razón la Leyna que conozco murió.
—Volví por ti. —susurro, pero ella suelta una carcajada.
—Llegas tarde. —tiene esa maldita mirada desafiante.
Apoyo mi espalda en la pared más cercana, toco mi labio por el dolor, carajo tengo sangre el italiano tiene la mano dura, suelto un suspiro cansado.
Levanto la vista, pero Leyna no se encuentra, la busco con la mirada, pero nada, se debe haber ido a dormir, mejor me iré, estoy cansado y no quiero más problemas. Tomo el pomo de la puerta, pero su voz hace que me gire.
—Te curaré las heridas y te largas. —se acerca hasta mí, tomándome de la mano.
Hace que me siente en el sillón mientras ella toma lugar en la mesa de centro, no me mira a mí si no a mi labio roto, sé que está nerviosa su respiración errática me lo confirma trato de no tocarla, pero mis impulsos me ganan, mis manos viajan a su cintura diminuta, la extraño demasiado.
—Suéltame Dereck, —sus ojos me aborrecen tanto. —Por tu bien hazlo.
La suelto de mala gana, sigue como si nada pasando el algodón por mi labio por más que busque donde quedo mi estrella no la encuentro, ¿Qué esperabas?, La verdad ni yo lo sé. Estaba tan acostumbrado a que me perdonara una y mil veces que esta nueva faceta de ella me asusta, no por como es sino por el miedo a perderla.
—Listo. —me saca de mis pensamientos.
—Gracias. —me levanto para irme, pero vuelve a tomarme de la mano.
—Dereck si es verdad que viniste por mí, —sus ojos brillan como dos estrellas. —Vete, vuelve a Alemania. —tomo su mano acercándola un poco a mí.
—¿Tanto me odias? —omito lo que dijo. Niega un con una media sonrisa.
—No te odio Dereck, —mis esperanzas crecen. —Pero ya no te amo. —es como si hubiera clavado un puñal en mi corazón. —Por eso te pido que te marches, no me busques, no me llames, no quiero saber nada de ti.
Se aleja con rumbo hasta la puerta la abre y me hace una seña con su cabeza, no hay que ser un genio para saber que debo marcharme.
Camino hasta posicionarme frente a la mujer que siempre estuvo, pero que no supe amar, sus ojos están tan endurecidos como dos cubos de hielos, es como si hubieran perdido la vitalidad.
—Me iré si, —sonríe abiertamente. —Pero no de tu vida. —abre su hermosa boquita, pero pongo un dedo sobre sus labios. —Primero lucharé por tu perdón cuando lo consiga, lucharé por nosotros y después por hacerte mi mujer. —dejo un beso en su frente.
Pareciera que esos dos luceros que se carga brillaran, pero no soy merecedor de ver una estrella resplandecer.
—¿Es una promesa? —asiento acariciando su mejilla. —No pierdas tu tiempo Dereck. —suelto una carcajada, será un hueso duro de roer.
—Yo no le llamaría perder el tiempo, —voy saliendo de su departamento, me giro un poco. —Si se trata de ti. —le doy una pequeña sonrisa, pero la condenada me cierra la puerta en la cara.
Suelto otra carcajada, me sacará canas verdes, pero lograré mi cometido mein stern (mi estrella) fue, es y seguirá siendo mía.
Presiono el botón del ascensor, cuando las puertas se abren me encuentro a la misma rubia de hace un rato, vuelve a recorrerme con su mirada, se le forma una sonrisa maliciosa en sus labios, si Leyna se puede divertir ¿por qué yo no?
☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆
LeynaDejo las carpetas sobre el escritorio de Leandro, estoy agotada mentalmente y físicamente, Marlene tiene al pequeño Karan enfermo así que soy la única secretaria del griego, Dios este hombre es un obseso del trabajo ya veo porque se casó con mi amiga.Termino de acomodar todo porque no quiero al ogro encima de mí, agradezco la oportunidad que me dio Leandro, pero la realidad es que extraño mi país. Vine por una loca aventura sin embargo ya llevo demasiado tiempo aquí,pero ¿qué haría en Alemania? No tengo amigos, familia ni se diga y menos un empleo,podrías aceptar la oferta de Blaz,podría si, aunqueestoy cansada de vivir de su caridad aunque ellos no lo vean así.—¿Leyna me escuchas? —pego un salto cuando siento la voz de Leandro.—Casi me matas. —toco mi coraz&oacut
DereckObservo a Leyna como duerme, se ve tan pacifica, tan ella, es en el único momento que no tiene ese escudo de frialdad que le muestra al mundo entero, sin embargo esa no es ella o bueno no lo era, en este tiempo todo cambio, no debí haberme ido tanto tiempo.Sigo admirando su belleza, un tonto no se daría cuenta de lo hermosa que es por fuera como por dentro, Leyna podrá ser fría, arisca a una caricia, no le van las cursilerías, podrá ser mil cosas, sin embargo no tiene maldad, jamás se pondría en el plan de lastimar a alguien, no es rencorosa, si sufre no lo demuestra, las únicas veces que la vi llorar fue de rabia no de dolor prefiere sacar su lado sarcástico y destruirte con dos palabras antes que las veas destrozada.¿Por qué mierda me fui?, y ¿Por qué mierda volví? Ella estaba mejor sin mí, cuando comenzó a san
LeynaLas palabras de Dereck parecen sinceras, aunque no me confió de él, ¿Cuántas veces "ha sido sincero"?, y después vuelve a traicionarme, por más que quiera nunca dejaráde ser el hombre que ame y me destruyo a su antojo.Acerca sus manos a mis caderas me toma de ellas, mi corazón se paraliza,no sé que hacer en realidad si lo sé, la que se acerca ahora soy yo, llevo mis manos a su cuello acercándolo a mí, Dereck es tan posesivo o más que yo, estampa sus labios en los míos, no me hago de rogar y respondo con pasión, con rabia y dolor, son las emociones que este hombre provoca en mí.Dereck es un experto con sus labios, me devora por completo, muerde mi labio inferior haciendo que abra la boca y el poder meter su lengua recorre toda mi cavidad bucal, me levanta en el aire y me lleva encima de sus piernas quedando con mis&n
DereckMi vida se convirtió en un infierno, todo por ser un irresponsable, inmaduro, idiota y todos los adjetivos calificativos que haya, ¿en qué momento mi padre me vio apto para ser el jefe?, ese hombre debe estar muy loco, no hay una respuesta coherente para que decidiera algo así, si no puedo manejar ni mi propia vida, ¿cómo lo iba a hacer con una empresa?.—¿Me escuchas? —salgo de mis pensamientos cuando escucho la voz de Leyna.—No disculpa, —masajeo el puente de mi nariz. —¿Qué me decías? —pregunto mirándola.—¿Qué te duele? —niego, mientras que se acerca a mí.—La cabeza, —tomo unas carpetas que había encima del escritorio. —Debemos seguir. —comienzo a pensar una solución para tal desastre.—Dereck hace 10 horas que estamos aqu&ia
Leyna—No dormiré contigo, —anuncio esquivando su cuerpo. —Deja de seguirme. —pido con la poca paciencia que me queda.—Leyna es una estupidez que estemos en cuartos diferentes. —detiene mi huida abrazándome por la espalda.—Ya sé que lo es Dereck, —trato de soltarmesin embargo no me deja. —No me gusta dormir con nadie, lo sabes. —afloja su agarre para girarme y quedar frente a frente.—No soy cualquiera Leyna, —eso también lo sé, pienso. —Dime que sí. —súplica con un puchero ridículocon no me causa nada.—¿No me dejarás en paz? —niega con una estúpida sonrisa. —¡Maldita seas Dereck! Tú ganas, dormiremos juntos. —me levanta en el aire haciéndonos girar.—Graciasmein star (mi estrella). &mdas
Dereck—¡MALDITA SEA! —grito enfurecido.—Cálmate Dereck, no consigues nada con ponerte así. —miro al idiota de Mark.—¿Cómo me puedes pedir eso? —sigo mirando las carpetas que tengo entre mis manos. —Estamos en bancarrota. —susurro, Blaz me matará, arruinela empresa familiar.—Acepta la ayuda, no seas orgulloso. —me señala con su dedo.—No es orgullo Mark. —me niego a su caridad.—Y ¿qué es? —cuando iba a responder entra Leyna con Gavrel a su lado.—Lo que me faltaba. —suelto exasperado.—También me da gusto verte idiota. —comenta acercándose a mi encuentro.—Si vienes a regañarme o por lástima te puedes ir. —anuncio de mal humor.—Dereckno seas idiota. —
Leyna—¿Me seguirás esquivando? —pregunto parándome delante de Dereck.—No te esquivo, no quiero decir algo que lamente el resto de mi vida. —se marcha dejándome sola en medio de la cocina.Suelto el aire que llevo conteniendo desde que llegamos a la casa hace más de dos horas, tomo asiento en uno de los bancos de la cocina, ¿cómo le explico a Dereck que solo quiero aclarar las cosas con Cecilio? ¿Cómo hago para que entienda que solo me importa él? Las palabras nunca han sido mi fuerte, solo las uso par defenderme cuando me siento vulnerable no para demostrar amor, no es algo que esté en mi diccionario los sentimientos, es más fuerte que yo.Decido hablar con ese idiota, no puede estar celoso de Cecilio, ¡Dios hombres!. Salgo de la cocina en busca de mi dolor de cabeza, no lo veo en la sala, así que voy a las escaleras
DereckTrato de tranquilizarme y no armar un escándalo, observo a Leyna que le habla a Cecilio en italiano, muero por saber que le dijo, maldigo la hora que no aprendí idiomas, corta la llamada de mala gana y tira el teléfono sobre la mesita de noche, se acerca a mi cuerpo y me abraza, respondo por instinto aunque estoy molesto.—Mañana hablaré con Cecilio, —susurra sobre mi pecho. —Le dejaré en claro la situación—acaricio sus cabellos negros.—¿Situación? —pregunto desconcertado. —Y ¿Cuál sería? —detengo mis caricias.—Que estamos juntos, —sonrió por sus palabras. —Que no quiero a nadie más que no sea al idiota que ya tengo. —borro mi sonrisa por sus palabras. —Ahora vamos a dormir Dereck. —pide a acomodándose en mi cuerpo.—Tambi&ea